Argentina: La lucha continúa
|
Crometal. La experiencia de una empresa recuperada
Esteban Magnani
Página12.
Historia del recorrido que hizo una fábrica metalúrgica de Berazategui que se
dedica a estantería industrial y andamios. Dificultades y desafíos de
trabajadores que manejan la planta.
El cambio silencioso
Hace unos pocos años, las fábricas recuperadas tomaron su porción de atención
mediática con imágenes de trabajadores que enfrentaban a la policía o festejaban
una flamante expropiación. Después fueron desapareciendo de la escena hasta
pasar prácticamente al olvido, salvo por algún caso que no termina de
resolverse. Sin embargo, el proceso siguió adelante y después de sus quince
minutos de fama los trabajadores, con alguna legalidad en el bolsillo, tuvieron
que enfrentarse con el mayor desafío de todos: el mercado. Detrás de esa palabra
se esconde una serie de insospechados desafíos como la falta de capital inicial,
proveedores que intentan cobrar deudas anteriores, empresas de servicios que
"ídem", clientes que ya no los recuerdan, prejuicios contra el cooperativismo o
un proveedor que se niega a entregar pequeñas cantidades de materia prima hasta
que la empresa arranque.
Frente a este panorama hay analistas económicos que consideran que las
recuperadas no tienen ninguna chance y usan ese argumento contra los casos
nuevos. La epistemología enseña que una hipótesis se puede falsear encontrando
un caso que no encaje. Para eso puede servir analizar el recorrido silencioso
que hizo una fábrica metalúrgica de Berazategui.
La prehistoria de Crometal (ex Acrow), una fábrica que se dedica a estantería
industrial y andamios, es muy parecida a la de muchas otras: salarios no pagos
durante meses, vaciamiento, lucha y expropiación final, todo sazonado con su
cuota de violencia (policial y de la otra). Cuando finalmente los 18 miembros de
la cooperativa tuvieron el permiso para producir se encontraron con que, para
hacer dinero, hace falta dinero; más aún en una fábrica de varias hectáreas como
la que tenían. Como la única manera de juntar capital era extraerlo de su propio
trabajo, los primeros tiempos fueron muy difíciles.
"El primer pedido llegó de otra recuperada", cuenta el presidente de la
cooperativa Gustavo Escobar, quien es perito mercantil. Para acumular algo de
capital de giro, los primeros meses retiraron cerca de 400 pesos, lo que si bien
puede parecer poco, resultaba bastante después de 6 meses de salarios retrasados
y 8 meses de lucha. Obviamente costó recuperar clientes, pero la persistencia
resultó: el primer gran encargo lo hizo un laboratorio a principios del 2004.
Eran 140 toneladas de estantes que significaban un mes de trabajo continuo. Los
pedidos que siguieron, salvo por el bajón preelectoral, afianzaron a la
cooperativa.
En los últimos meses, con varios trabajos en carpeta y una reputación que
neutralizó los prejuicios, empezaron a llover pedidos. "Tuvimos que hacer
malabarismos financieros con los adelantos para comprar la chapa, producir,
entregar y cobrar para volver a comprar insumos", explica Escobar, quien
aprendió en la práctica que el capital surge del trabajo. La única mano
financiera que recibieron fue de la ONG La Base, que prestó algo de dinero cada
vez que pudo. "Como el Estado no define cómo se pagan las indemnizaciones por la
expropiación, nosotros no podemos ser los dueños y nadie nos da crédito." La
ventaja económica que tienen es que lo que antes se iba como ganancia personal
del dueño, ahora se acumula poco a poco.
En el 2004 procesaron 260 toneladas de materia prima y 410 en el 2005. Los
pronósticos para el 2006 son inmejorables, ya que en los últimos tres meses
entregaron 70 toneladas promedio y la demanda está asegurada al menos hasta
mediados de marzo. La cooperativa también creció en número: hay 9 personas a
prueba (ex trabajadores y familiares de los socios) y 3 que ya pasaron el
período y se incorporaron a la cooperativa. Todos los socios tienen el mismo
retiro, como se llama al "salario" en las cooperativas, que además supera en un
10 o 20 por ciento lo que se gana en otras empresas del rubro, más aguinaldo y
un extra que se votó para las Fiestas. La idea es comenzar a aumentar los
retiros una vez que tengan suficiente "espalda financiera" y un buen stock de
chapa en el depósito. El caso de Crometal es uno entre los cerca de 200 que
siguen haciendo su camino silenciosamente con más o menos suerte. Hay empresas
que no logran superar los obstáculos y otras que crecen y lo comparten con la
comunidad prestando instalaciones, generando trabajo o haciendo donaciones.
El secreto del éxito es simple. Es el mismo con el que sueña cualquier
empresario: que sus trabajadores se pongan la camiseta en serio y mejoren su
eficiencia. Pero en las recuperadas ese compromiso no es producto de una buena
comunicación interna, que se pincha en cuanto llega la nueva crisis y con ella
los despidos, sino de una gimnasia cotidiana de participación en la que
"pertenecer" no es sólo un slogan.
E-mail: crometal@c3l.com.ar
Por Esteban Magnani
autor del libro El cambio silencioso
(sobre fábricas recuperadas) y miembro de la ONG La Base.