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Argentina: La lucha contin�a

Desde Mendoza "la casita del puente afectivo" cuenta como le dieron hogar a varios chicos de la calle

  Desde hace cuatro a�os, la "CASITA PUENTE AFECTIVO", seg�n cuentan sus organizadores, constituye en Mendoza una alternativa de inclusi�n para chicos que por diferentes motivos, son empujados a la calle. La mayor�a de los chicos que llegan a la casita, son j�venes que han quedado fuera de su familia, por lo que han terminado instal�ndose en la calle, desarrollando diferentes estrategias para sobrevivir.

Agencia Wash

La casita es un espacio que funciona "a la manera de una gran familia", tratando de crear las condiciones afectivas necesarias para ayudar al chico que fue empujado a la calle, a recuperar un lugar social justo que le devuelva sus valores individuales y sociales, pero fundamentalmente " su dignidad".

En setiembre de 2001, se concret� un sue�o que naci� en la c�rcel; se fund� la casa "Puente Afectivo" para albergar aquellos ni�os y j�venes " empujados a la calle", a la droga, el alcohol, la delincuencia y el desamparo. En abril de 2005 se concreta otro gran sue�o: logramos comprar la casa propia. En s�lo 4 a�os de vida, se asegur� un espacio f�sico, gracias a la ayuda de voluntades solidarias mancomunadas. Constituyendo una base s�lida, "un lugar" para los chicos, que durante un largo tiempo estuvieron "sin lugar".

Desde hace cuatro a�os, la "CASITA PUENTE AFECTIVO" constituye en Mendoza una verdadera alternativa de inclusi�n para chicos que por diferentes motivos, son empujados a la calle. La mayor�a de los chicos que llegan a la casita, son j�venes que han quedado fuera de su familia, por lo que han terminado instal�ndose en la calle, desarrollando diferentes estrategias para sobrevivir.

A trav�s de la casita es posible ofrecer una respuesta acorde a la realidad que viven a diario (robar para comer, drogarse para escaparse de los problemas). En su lugar, encuentran un espacio que les permite "probarse y mirarse" a s� mismos de otra manera: como sujetos que tienen derechos que pueden ejercer con dignidad.

Historia de los chicos que se encuentran en la casita

En la casita se encuentran viviendo 12 chicos entre 13 y 20 a�os, 4 mujeres y 8 hombres. De los 12, s�lo tres est�n judicializados, derivados por juzgado de familia de Tunuy�n y por Juzgado Penal de Ciudad. El resto es coordinado con sus familias cuando se puede o con alg�n adulto referente. La mayor�a provienen de Barrios conflictivos como el B� La Gloria, San Mart�n, Lihu�, Olivares, 26 de Enero, Medialuna, Campo Papa y Sarmiento.
Los chicos ingresan en forma voluntaria. Como no hay encierro tampoco existen "las fugas". Ellos poseen una "fortuna" en libertad, que deben "aprender a administrarla".
En todos los casos se intenta reconstruir el puente con la familia. Parte de este proceso es tambi�n darse cuenta cuando no hay referentes familiares "sanos" que apoyen el trabajo iniciado con el chico o cuando hay que protegerlo aisl�ndolo del barrio.
Cada chico tiene una historia familiar y barrial diferente que hay que comprender y evaluar para elaborar una estrategia adecuada. No es lo mismo trabajar con mujeres que con hombres. En la mayor�a de los casos, la mujer en riesgo es empujada a transitar los caminos de la prostituci�n. Las 4 chicas que est�n en la casita han vivido experiencias de abuso y maltrato, con todas "las marcas" que las mismas dejan en sus vidas. Las sucesivas p�rdidas y vivencias de maltrato, van creando en el j�ven la idea de que "no vale" o "no sirve" y que de alguna manera "son merecedores" de lo que les pasa. As� se va deteriorando su propia autoestima, lo que no s�lo afecta la forma de "mirarse a s� mismos" sino tambi�n la forma de vincularse con los dem�s.

Noem�, Anita y Estefan�a, 15, 14 y 18 a�os. Son tres hermanas de un grupo familiar enfermo. Desde ni�as fueron empujadas a la calle, al principio para trabajar: vender cosas y traer la plata a la casa. El d�a a d�a en la calle las fue "endureciendo" cada vez m�s y les confirm� que la calle pod�a a ser "un lugar alternativo" a su familia. A medida que crecieron fueron cambiando y aumentando los riesgos. A los 12 a�os las tres hab�an vivido m�s como adultas que como ni�as. Hab�an transitado por el horror de la droga, el alcohol, los"chalecos qu�micos" y sus consecuentes paso por institutos y hospitales psiqui�tricos, que daban cada vez mas fuerza al sello del "no se puede".

En los tres casos se realiz� un verdadero trabajo de "prevenci�n y restituci�n de derechos". Lo que antes era una postal del abandono y la desidia, hoy es una apuesta a la vida, a que se puede. Tanto Anita como Estefania ten�an diagn�sticos o "r�tulos" de irrecuperables, ellas se encargaron de mostrar que pod�an dar lo mejor para comenzar a "cerrar esas heridas abiertas que sangraban y que a�n no dejan de doler".

Las tres retomaron sus estudios y terminaron el a�o con buenos resultados.
Hoy Estefan�a trabaja en el Sindicato de Prensa y ha recuperado un lugar social m�s justo y digno, que le ha devuelto una imagen diferente de s� misma al mismo tiempo que le permite construir un proyecto de vida s�lido y lleno de sue�os. Los mismos que antes la ve�an deambulando en "las calles del horror", hoy la ven con su bolso tom�ndose el micro para irse a trabajar...

Pamela, 16 a�os, vive en la casita desde febrero del 2004, con su pareja y sus dos hijos; Nicol�s de 2 a�os y Lautaro de 4 meses. Viene de un barrio muy conflictivo y de una familia con serias dificultades para funcionar con l�mites claros y sanos. En la casita ha podido elaborar un proyecto de familia diferente . Antes andaba en la calle y se drogaba. Hab�a comenzado a "caminar por las cornisas". Ahora es una buena madre y una excelente alumna. En el 2004 en reconocimiento a su esfuerzo personal obtuvo el puesto de "segunda escolta de la bandera nacional", lo que signific� una gran alegr�a para ella y su familia. En julio de este a�o planea casarse y conseguir concretar su proyecto de familia.

Los 8 chicos que viven en la casita tambi�n tienen sus historias no menos conflictiva que la de las mujeres. La mayor�a de ellos vienen cargados de experiencias de maltrato y abandono, de vivir en la calle "intentando sobrevivir", desarrollando estrategias para hacerlo. En esta "adaptaci�n" adquieren un "c�ctel de herramientas" que no s�lo no los favorece sino que deteriora cada vez m�s sus v�nculos familiares, sus afectos.

Luis, 20 a�os. Se encuentra en la casita desde su inicio y conoci� a Marcelino (fundador del proyecto junto al Padre Jorge Contreras) antes de que se creara la misma. Cuando la casita no funcionaba todav�a como tal, Marcelino lo invitaba a comer y a ba�arse a su casa; a cambio el ten�a que "dejar la droga en la puerta". De a poco se fue construyendo el v�nculo necesario para comenzar a "dejar las cornisas". Despu�s de un largo camino de avances y retrocesos, hoy es padre de familia y trabaja en YPF desde hacen dos a�os. Antes de ingresar a la casita ten�a causas por robo y se drogaba con diferentes sustancias. Fue abandonado por su mam� de beb� y lo cri� como pudo su abuela. Formaba parte de una "banda" en Guaymall�n. A partir del trabajo realizado se evit� que terminara preso, primero en el COSE y luego en la c�rcel. Dej� la droga, curs� hasta el 9� a�o, el cual abandon� cuando comenz� a trabajar para mantener a su familia. Este a�o tiene planes de retomar los estudios y concretar junto a Pamela el sue�o de casarse y consolidar su familia".

Franco, Gast�n y Alejandro, 13, 16 y 15 a�os. Son hermanos. Ingresaron a la casita en diferentes momentos pero por los mismos motivos. La escasa contenci�n familiar sumada a la dif�cil situaci�n que se vive a diario en el barrio hicieron que aumentara cada vez mas su situaci�n de riesgo. Franco era utilizado por "adultos" para robar. Gast�n y Alejandro por sus carencias afectivas eran "terreno f�rtil" para formar parte de alguna "patota" y terminar muertos en alg�n robo o "ajuste de cuentas".

Hoy los tres asisten a la escuela, pasaron de a�o y tienen ganas de continuar luchando por ellos y su familia. Este a�o, Gast�n en premio a su esfuerzo gan� el puesto de "abanderado provincial", momento que comparti� con sus pares y con su familia. Este a�o comenzar� a trabajar en la empresa de reparaci�n "Mario Breccia", lo que le permitir� aprender el oficio de t�cnico en electromec�nica.

Jorge, 21 a�os se encuentra en la casita desde hacen dos a�os. Se hab�a ido de su casa y no quer�a estar en la calle. Se present� voluntariamente en la casita escapando del barrio. Retom� sus estudios, termin� la secundaria y este a�o ingresar� a la facultad de abogac�a. Su lugar en la casita es de suma importancia en tanto representa "un espejo" o modelo a seguir por el resto de los chicos. Se capacit� todo el a�o en soldadura y hoy trabaja en REPSOL, gracias a lo que podr� armar un proyecto para su futuro.

Gast�n C. 19 a�os, tiene una historia de institutos, hogares y familias cuidadoras, que han ido sumando fracasos afectivos a su vida. Desde chico fue institucionalizado por su mam�. Viene de una familia muy humilde y con dificultades para hacerse cargo de sus hijos, en especial de �l. Ingresa a la casita hacen dos a�os. Despu�s de avances y retrocesos ha retomado sus estudios. Este a�o ternin� la secundaria y comenzar� a participar del proyecto de capacitaci�n en soldadura que tiene a su cargo el Padre Contreras, en el B� La Gloria. Aprender este oficio puede abrirle las puertas para ingresar a trabajar a Repsol YPF. Tambi�n comenzar� a trabajar en la empresa de "Mario Breccia"que al igual que Gast�n, le permitir� aprender el oficio de t�cnico electromec�nico.

"Jes�s", tiene 15 a�os y es hermano de Pamela. Lleg� a la casita huyendo del barrio ya que estaba "amenazado de muerte", no por problemas directamente relacionados con �l, sino con sus t�os y primos, algunos de ellos ejecutados en un "ajuste de cuentas". Tambi�n tuvo su paso por la droga y el delito, pero ver a su hermana, sirvi� de espejo para darse la oportunidad de continuar viviendo ya de otra forma. Este a�o retom� sus estudios y comenz� a aprender el oficio de mec�nica del automotor, en un taller vecino que abri� sus puertas para tal fin. De esta manera se est� preparando para volver a convivir con su familia pero con m�s recursos es decir, "aprendiendo a diferenciarse".

Nicol�s es uno de los beb�s de la casita, tiene 1 a�o y es hijo de Pamela y Luis. Con �l ambos est�n aprendiendo a ser responsables, de la mano de los adultos que acompa�an este proceso diariamente. Esta experiencia es altamente positiva, no s�lo para ellos como padres, sino tambien para el resto de los chicos que han carecido de la posibilidad de crecer con un pap� y una mam�, que los cuide y trabaje para ellos.

En todos los caso se intenta inocular la idea de que el trabajo y el estudio son el "equipaje" con el que finalmente, contar�n para hacer posible sus sue�os, sus proyectos.

Adem�s de los chicos que viven en la casita, se trabaja tambien con casos puntuales que exigen un compromiso y que demanda un trabajo extra de seguimiento, tratando de recomponer los v�nculos familiares existentes, posibles de ser reparados.

Lorena es un ejemplo de ello. A los 16 a�os se encontraba "en la antesala de la prostituci�n" y llego a la casita de la mano del padre Jorge Contreras. Su problem�tica particular dificult� su adaptaci�n a la casita, por lo que fue imposible la convivencia con el resto de los pares. Si bien abandon� la escuela y ya no se encuentra "para el Juzgado" en la casita, el v�nculo que sostuvo con Marcelino, permiti� dar continuidad al proceso iniciado y apoyarla con la esperanza de que encuentre finalmente el lugar que le permita estabilizarse emocionalmente. Desde la casita se la asiste con ropa, medicamentos, alimentos y acompa�amiento hasta tanto logre "anclarse a la vida".

Dar�o es un joven de 18 a�os que se encuentra en el COSE desde hace un a�o y medio por un delito que cometi� cuando se encontraba en su barrio de origen. El compromiso se adquiri� a traves de un sobrino que en ese momento se encontraba en la casita, y que vio en la misma una posibilidad para su t�o. Despu�s de un tiempo se lo incluy� en la escuela y en el proyecto de churros, que los chicos venden en la Casa de Gobierno y en la Municipalidad de la Capital. Desde la casita se apost� a recuperarlo en ese corto periodo y por ello, se present� la propuesta a la C�mara Penal de Menores, lo que implic� un fuerte compromiso a favor de la vida: el desafio de poder mostrar que se puede trabajar desde la libertad plena, sin rejas, cadenas, ni candados. Simplemente apostando al v�nculo y a la certeza de que la carcel no rehabilita, sino que deshumaniza. Con Dario se est� haciendo un trabajo distinto que abre un camino para el resto de los chicos que est�n en su situaci�n. Si bien no ha sido f�cil lo transitado hasta el momento, se han obtenido peque�os avances, por ejemplo, que lo dejaran pasar Navidad en la casita.
LUCHEMOS POR LA VIDA Y LOS DERECHOS DEL NI�O
   
LA CASITA EST� SITUADA EN PADRE VERA Y 60 GRANADEROS de MAIP� Provincia de Mendoza (entrar por Rivadavia hasta Padre Vera y doblar a la derecha). Tel�fonos de consulta: - 4812939 - 155557614 - 154728826 - 154675559 -

OPCIONAL: LLEVAR UN ALIMENTO NO PERECEDERO O ROPA PARA NI�OS Y ADOLESCENTES.

GRACIAS POR TU PARTICIPACI�N EN ESTE PROYECTO SOLIDARIO

TE INVITAMOS A SO�AR CON UN PA�S EN EL QUE...

-LOS ANCIANOS SEAN SABIOS
-LOS NI�OS NO PIERDAN LA SONRISA, NI LA CAPACIDAD DE SORPRENDERSE
-QUE EL DOCENTE SEA UN MAESTRO DE VIDA
Y EL GUARDAPORLVO INSPIRE NUEVAMENTE RESPETO
-LOS HOMBRES VUELVAN A LLORAR
-EL PADRE RECUPERE SU LUGAR EN LA FAMILIA
-LA MADRE SEA UN PILAR
-LOS POL�TICOS SEAN HUMANOS
-LOS RICOS SEAN HUMILDES
-LOS POBRES NO PIERDADN LA DIGNIDAD
-LOS ADULTOS NO COMPREN COSAS ROBADAS Y SEAN MAGOS ENCARGADOS DE PRESERVAR LA HONESTIDAD

  PROYECTO CASA PUENTE AFECTIVO

"POR UN FUTURO MAS JUSTO QUE LA CALLE"

"Nuestra sociedad, con o sin culpa, est� fabricando delincuentes . Y los jueces lo saben. No pueden ignorarlo, est�n en la obligaci�n de no ignorarlo. El dep�sito de menores es un antro de corrupci�n, se encierra en �l a criaturas cuyas travesuras interpretadas maliciosamente pueden ser clasificadas como delictuosas. Se toma como pretexto para fabricar menores delincuentes el hecho de que sus padres no pueden atender sus necesidades en una forma correcta. Y para corregir un peque�o mal, se crea un mal mayor. Infinitamente mayor" Roberto Arlt - 29 de setiembre de 1932.

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Espacio exclusivo para la coordinaci�n de acciones solidarias.
 

Fuente: lafogata.org

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