Argentina: La lucha continúa
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¿Que pasará con la pobreza que sufren los trabajadores?
La pobreza en el año 2007 será mayor que antes de la crisis
La Argentina creció un 9%, pero la pobreza sigue siendo alta. El tema
preocupa porque el crecimiento estimado para el 2006 es mucho menor, en un
contexto internacional que no sería el mismo. Mas aún si el gobierno sigue sin
tomar medidas puntuales de inclusión social y disminución de la brecha entre
ricos y pobres.
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Argentina disfruta de un contexto internacional inéditamente favorable. Aun así,
la pobreza es muy alta, afectando a 2 de cada 5 personas. Cabe prever una
normalización de la situación internacional con tasas de crecimiento económico
más moderadas. Bajo estas condiciones, de no mediar transformaciones profundas
en las instituciones laborales y sociales, el gobierno terminará su mandato con
niveles de pobreza superiores a los prevalecientes a fines de los ´90.
Pasadas las elecciones legislativas e iniciando la segunda etapa de la gestión
actual, resulta pertinente analizar en retrospectiva las características de la
recuperación económica, la incidencia del contexto internacional y, en función
de ello, deducir las perspectivas que se avizoran para los próximos años. En
términos sintéticos, es útil observar los siguientes hechos:
• La economía mundial creció en el 2004 un 5,1%, el crecimiento más alto de los
últimos 30 años.
• América Latina creció en el mismo período un 5,6%, el crecimiento más alto de
los últimos 24 años. El crecimiento fue aun más intenso en Sudamérica con un
6,3%.
• Argentina creció un 9%, y países que también disponían de holgada capacidad
ociosa experimentaron variaciones aun más altas, como es el caso de Venezuela
(17,9%) y Uruguay (12,3%).
El muy buen momento para Latinoamérica esta asociado a la expansión del comercio
internacional y al vigoroso crecimiento de la demanda (y, por lo tanto, los
precios) de los principales productos que exporta la región. A esto se suma un
entorno financiero internacional donde las tasas de interés se ubican en sus
mínimos históricos.
Lo mas probable es que el final de este excepcional momento no sea abrupto sino
a través de una convergencia gradual hacia tasas de crecimiento más moderadas.
Esto se está insinuando durante el 2005 y se proyecta para los próximos años. En
el caso de Argentina, el 2005 repetirá un crecimiento muy alto pero, agotada la
capacidad instalada ociosa y ya con un contexto internacional menos favorable,
el crecimiento comenzará a disminuir. En esto coinciden fuentes tan dispares
como la CEPAL, que pronostica 4,4% de crecimiento para el 2006, el FMI un 4,2% y
el propio gobierno argentino, un 4% según el Presupuesto.
También es posible, aunque menos probable, una reversión rápida del contexto
internacional como consecuencia, por ejemplo, de las oscilaciones del precio del
petróleo, de los desajustes comerciales y fiscales de EEUU o de presiones
proteccionistas. En ese caso las proyecciones deberían ser corregidas a la baja.
De todas formas, aún en el escenario de reversión suave, los pronósticos de
mejoras en la situación social son muy desalentadores. La incidencia de la
pobreza a finales de 1998 era del 30%, en el 2001 había alcanzado el 38% y en la
segunda mitad del 2002 explotó hasta llegar al 57%. El buen momento actual
apenas alcanzó para reducir la pobreza al nivel de finales del 2001.
La devaluación ayudó a que la recuperación económica fuera más rápida, ya que
permitió acompañar el contexto internacional favorable con superávit fiscal y
aumentos en la rentabilidad de las empresas. Sin embargo, condicionó la
recuperación social ya que motorizó una redistribución regresiva del ingreso muy
fuerte. El dato más preocupante es que si con tasas de crecimiento elevadas la
recomposición del tejido social ha sido lenta, con tasas de crecimiento
moderadas la recuperación social será aún mucho más lenta. Con variaciones en el
PBI menores al 5% como se pronostican para los próximos años, en el 2007 la
incidencia de la pobreza seguirá afectando a más del 30% de la población.
Un proceso de inclusión social acorde con las aspiraciones de la sociedad es
posible, como lo demuestra la experiencia chilena, pero depende de muchos
factores. El punto clave es la organización del mercado de trabajo porque allí
opera el principal vínculo entre crecimiento y progreso social. Esto lleva a
enfatizar la importancia estratégica que tendrá encauzar el nuevo mapa político
en favor de replantear la legislación laboral y varios aspectos de la seguridad
social, tomando como eje prioritario la inclusión en la formalidad de las
millones de personas que trabajan en pequeñas empresas.