Nuestro Planeta
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Un Proyecto petroquímico en Ecuador
Jose Proaño
Acción Ecológica
Más sabe el diablo por viejo que por diablo...
Hace 4 años el gobierno ecuatoriano cedió ante las presiones de las
transnacionales petroleras para concretar la construcción de un nuevo oleoducto
de crudos pesados. De nada sirvieron ante las autoridades encargadas los
argumentos hechos por diferentes sectores sociales que alertaban de los riesgos
ambientales y sociales que implicaba y de que no era una obra necesaria para el
país. LOS INDICIOS DE corrupción en el contrato, la violación a los derechos
humanos de las poblaciones, los paros realizados por los trabajadores POR los
bajos salarios e incumplimientos del contrato, fueron algunos elementos
CONSTATADOS EN LA fase de construcción.
Actualmente los GRUPOS DE PODER INTERESADOS en feriar los recursos de los
ecuatorianos, AQUELLOS que anteponen los intereses económicos privados sobre los
derechos de los pueblos, están nuevamente empecinados en desarrollar un proyecto
Petroquímico en la provincia de Manabí, DESCONOCIENDO LA NORMATIVA AMBIENTAL
VIGENTE, LOS DERECHOS HUMANOS Y LA SOBERANIA NACIONAL. EL DISCURSO DE que
tendríamos capacidad de refinar hasta 300 mil barriles diarios de crudo pesado
se lanza y usa de manera irresponsable desconociendo que el petróleo no ha sido
una alternativa real para el país, sino todo lo contrario, el Ecuador está más
endeudado y más empobrecido ahora que antes de ser petroleros.
Los famosos argumentos económicos que se utilizaron para justificar la
construcción del OCP, el mismo que actualmente transporta .menos de la mitad de
su capacidad, se vuelven a usar ahora para convencer a la opinión pública de la
necesidad de construir la planta de Jaramijó, es así como ofrecen a la población
cero impactos y más de treinta mil puestos de trabajo. No finjamos amnesia,
recordemos que el OCP ofrecía tecnología de punta y 52.000 puestos de trabajo y
lo que no dio fue: cinco derrames de crudo sólo en la etapa de construcción y
únicamente 7.000 puestos de trabajo durante la construcción de los cuales ahora
sólo quedan 800 puestos indirectos.
La explotación de crudo pesado perjudica al Estado, ya que debemos subvencionar
con nuestro petróleo liviano las supuestas pérdidas económicas que genera la
extracción de crudo. Esto significa sobre explotar nuestras reservas y agravar
la contaminación ambiental resultado de esta industria. Sobre todo atentamos
contra nuestro patrimonio común y contra los derechos de las generaciones
futuras. No hay actividad petrolera ni petroquímica segura y libre de accidentes
graves que ponen en riesgo la pesca, el capital turístico de playas y de
ecosistemas marinos.
¿De donde saldrá esta cantidad de crudo para refinarlo? El ministro de Energía y
Minas ha mencionado la factibilidad del Bloque ITT, que se encuentra dentro del
área protegida más grande y más sensible de la amazonía, el Parque Nacional
Yasuni. Y también se refirió a los campos del suroriente ecuatoriano
desconociendo plenamente la posición de los pueblos indígenas Kichwa, Achuar y
Shuar de los Bloques 23 y 24, para defender sus territorios que son la base de
su vida, de su cultura y la de sus hijos. Los bosques amazónicos no pueden
seguir siendo objeto de desastres como el que ocasionó la Texaco que es el peor
que ha conocido la humanidad.
La posibilidad de tener una nueva industria petrolera en Manabí, significaría
repetir la intolerable tragedia ambiental y humana que significa la refinería de
Esmeraldas, sobre la cual hay informes de salud y de medio ambiente
extremadamente graves. El noble pueblo Manabita no debe ni puede aceptarlo.
Se ha afirmado que se piensa refinar combustible para aviones. Nos preguntamos
si la demanda de la base aérea de Manta lo justifica o si lo que se pretende es
dotar de combustible al resto de bases militares norteamericanas impuestas en
los países vecinos ?
Hacemos un llamado a rechazar este nuevo proyecto, debido a la corrupción
demostrada por las empresas petroleras transnacionales (como es el caso de la
Occidental), por la ilegalidad ambiental con la que operan, por la permanente
violación de los derechos de las poblaciones afectadas y por la soberanía
ecuatoriana.
Pues, como más sabe el diablo por viejo que por diablo, los negociantes de
petróleo con ardua experiencia en saquear nuestra economía, saben que, al igual
que el OCP, el negociado está en la construcción de la infraestructura, y la
deuda la tendremos que pagar entre tod@s l@s ecutorian@s.