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Huracanes, calentamiento global y la campaña de distorsión
derechista
La batalla por la conciencia pública
David K. Adams
Rebelión
Una serie reciente de encuestas llevadas a cabo por el "Programa sobre las
Actitudes hacia las Políticas Internacionales" (PIPA por sus siglas en inglés,
2005) ha demostrado que la opinión pública en los Estados Unidos se ha venido
informando más acerca de la existencia del "consenso científico" del
calentamiento global. El consenso científico dice, en breve, que el
calentamiento global está siendo inducido por el hombre y que, por lo tanto, es
necesario tomar acciones dirigidas a reducir gases de efecto invernadero. Se le
llama consenso científico porque representa la opinión de la gran mayoría de los
climatólogos. El hecho de que el público se encuentre más informado acerca del
consenso científico debe considerarse como un avance importante. Esto es
especialmente relevante tomando en cuenta el gran esfuerzo de los "escépticos"
del calentamiento global y de sus patrocinadores empresariales para empañar el
asunto en las últimas dos décadas. Los escépticos pertenecen a un
grupo muy reducido, pero escandaloso, de científicos que argumentan que no hay
ninguna evidencia concreta de la existencia del calentamiento global. Su
posición ha sido divulgada muy eficazmente a través de "think tanks"(2)
derechistas y de sus sitios del Internet (por ejemplo, www.junkscience.com
y www.techcentralstation.com). Una serie de artículos que apareció en la
revista Mother Jones en el número de mayo/junio 2005 expuso las relaciones
financieras entre el sector energético, los "think tanks" conservadores, y los
escépticos.
Lo que estas y otras encuestas ponen al descubierto es que si el público
estadounidense creyera que existe un consenso científico, estaría dispuesto a
tomar medidas necesarias para reducir las emisiones de gases de efecto
invernadero. Más aún, las encuestas también indican que la gente estaría
dispuesta a tomar estas medidas aunque esto implicara daños económicos
significativos para EE.UU. Por lo tanto, parecería ser necesario limitar el
conocimiento público acerca de este consenso científico con tal de asegurar que
no se tomen medidas para reducir la emisión de gases de efecto invernadero.
Durante las últimas dos décadas, la industria petrolera, empleando un equipo de
escépticos, ha conseguido precisamente esto. El sector energético parece ser muy
consciente de que un público confundido vacila. Y un público confundido genera
poca presión política, lo cual resulta en falta de acción en cuanto al
calentamiento global.
A pesar de que el conocimiento público acerca del consenso científico ha crecido
en los últimos años, recientes controversias sobre el calentamiento global y los
huracanes amenazan con revertir esta tendencia. Actualmente, los think tanks
derechistas y los escépticos están al ataque, manteniendo que los "alarmistas"
del calentamiento global están utilizando el desastre causado por el huracán
Katrina para promover su agenda ambientalista radical. Dada la amplificación
mediática de las voces de los escépticos, es muy probable que el pueblo
norteamericano se confunda aún más en cuanto al consenso científico, revirtiendo
la tendencia creciente de esta última década. En este artículo se examinan dos
campañas de distorsión con el fin de comprender como evolucionará el ataque
actual. Al estudiar estas campañas, surge un claro patrón de las técnicas de
distorsión utilizadas por los escépticos. Dada la eficacia de los ataques
anteriores para confundir al público, se puede especul
ar que el nivel de conciencia que tiene el público acerca del consenso
científico se va a estancar o, hasta disminuir, conforme pase el tiempo. Como ya
lo indican las encuestas, mientras el pueblo crea que no existe un consenso
científico, la inacción sobre el calentamiento global está garantizada.
La opinión pública norteamericana y el calentamiento global: Tendencias
Para los años 90, el consenso científico acerca del calentamiento global
comienza a surgir. Anteriormente, los estudios climatológicos eran más
especulativos y un consenso científico firme no era posible porque hacía falta
una base de datos a largo plazo. Sin embargo, las preocupaciones del público
acerca del calentamiento global aumentaron. De hecho, este tema incluso llegó a
ser parte del discurso público/nacional (por ejemplo, la campaña presidencial de
Clinton/Gore en 1992). En 1995, cuando se publicó el segundo reporte del "Grupo
Intergubernamental de Expertos sobre el Cambio Climático" (Intergovernmental
Panel on Climate Change, IPCC) un consenso científico ya había aparecido, es
decir, el cambio climático antropogénico está aconteciendo y se requieren
esfuerzos para reducir la emisión de gases de efecto invernadero. Con el sólido
consenso científico ya existente, la gran mayoría de las naciones del mundo se
encontraron en Kioto, Japón en 1997. En esta reunión
se propuso un plan para disminuir la emisión de gases de efecto invernadero: el
protocolo de Kioto.
A pesar del consenso científico y de la opinión pública favorable hacia el
protocolo de Kioto, ningún avance para cumplir con sus requisitos se realizó en
EE.UU. De hecho, el senado en 1997 aprobó una resolución que esencialmente
impedía cualquier posibilidad de ratificar este tratado. Una vez que el
presidente Bush llegó a la casa blanca, el protocolo de Kioto se dio por muerto.
Además, parece ser que desde finales de los años 90, el público estadounidense
ha quedado más confundido en cuanto a la ocurrencia del calentamiento global, el
consenso científico, e incluso de la posición de Bush hacia el protocolo de
Kioto. Actualmente, un porcentaje bastante asombroso (43%) cree que Bush es
partidario de que se implemente el protocolo (PIPA 2005).
En los últimos años, el conocimiento público del consenso científico ha
aumentado en comparación con mediados de los años 90 (solamente el 28% de los
encuestados creía que existía un consenso científico en 1994). Sin embargo, el
porcentaje de estadounidenses que cree que existe un consenso científico sigue
siendo lamentablemente pequeño hoy en día (cerca de 50%, PIPA 2005). Este
porcentaje es notablemente pequeño cuando se considera que ha existido un sólido
consenso científico durante más de una década. El hecho de que el avance en el
entendimiento popular haya sido extremadamente lento se debe en gran parte a los
esfuerzos del sector energético para confudir al público.
Los escépticos haciendo su papel en beneficio de la industria petrolera
En su detallado estudio sobre la derrota del protocolo de Kioto en EE.UU.,
McCright y Dunlap (2003) explicaron los esfuerzos del sector energético en
utilizar los think tanks derechistas como escenarios para los científicos
escépticos. La confusión acerca del calentamiento global sembrada por esta
minoría de científicos ha sido parte integral del proyecto de la industria
petrolera para impedir la reducción de gases de efecto invernadero. Según los
autores, los escépticos convirtieron al cambio climático en algo irrelevante,
atacando directamente la "legitimidad del calentamiento global como problema
social." Es decir, el público no percibiría el calentamiento global como amenaza
siempre y cuando sintieran que los científicos dudaban de la ocurrencia o de las
posibles consecuencias del calentamiento global. Los autores demostraron el
papel clave que jugaron los medios de comunicación en elevar y legitimizar la
posición de los escépticos. Su estudio mostró que los medios de
comunicación, específicamente los periódicos, dieron a los escépticos igual
acceso para exponer sus ideas no comprobadas. Como resultado, con la cobertura
desproporcionada de los escépticos, el clima político (los republicanos tomaron
el congreso en 1994), y un público mal informado, la inacción sobre el protocolo
de Kioto estaba asegurada.
La derrota del protocolo, sin embargo, no ha disminuido el asalto de los
escépticos. Un caso más reciente que revela como los escépticos operan involucra
el estudio paleoclimatológico de Willie Soon y Sallie Baliunas (2003). Los
climatólogos Michael Mann, Ray Bradbury y Malcolm Hughes (1998, 1999) publicaron
estudios en prestigiosas revistas científicas donde revelaron una tendencia de
aumento en la temperatura del aire en el hemisferio norte durante las últimas
décadas del siglo XX. El aumento súbito de temperatura en los últimos 50 años,
precedido por 1000 años de cambios de temperatura relativamente pequeños,
produjo una gráfica que semejaba a un "palo de hockey". Esta tendencia de
temperaturas más altas, sin precedente en el último milenio, no se puede
explicar, según los autores, solamente con la variabilidad natural del clima.
Soon y Baliunas, los dos astrofísicos, quienes reciben fondos de la industria
petrolera, acometieron esta conclusión. El estudio de Soon y
Baliunas, publicado en una revista climatológica de segunda categoría, Climate
Research, sugiere que el calentamiento en el siglo XX no es anormal en relación
con los últimos 1000 años y, por lo tanto, no se le puede atribuir causas
antropogénicas. Dentro de la corriente mayoritaria de climatólogos, el estudio
de Soon y Baliunas fue rotundamente criticado por estar lleno de errores y
llegar a conclusiones insostenibles. De hecho, varios editores de Climate
Research ofrecieron su renuncia como protesta a la extraña manera que permitió
la publicación del trabajo de Soon y Baliunas. Por otra parte, la administración
de Bush, rápidamente citó el articulo de Soon y Baliunas como evidencia de que
no se puede concluir nada de las investigaciones acerca del calentamiento
global. Soon fue invitado a atestiguar ante un comité del senado sobre el cambio
climático donde criticó el "palo de hockey" de Mann, Bradbury y Hughes. La
prensa disfrutó de esta "controversia." Además, hubo u
n coro de condenación del trabajo de Mann, Bradbury y Hughes a través de los
think tanks derechistas y de los sitios web de los escépticos. Este alboroto
condujo al senador Barton (republicano de Texas) a hacer un llamado para
investigar los datos y las técnicas que se utilizaron en la creación del "palo
de hockey." Con base en cientos de estudios climatólogicos, el consenso
científico ya había sido establecido independientemente de que los estudios de
Mann, Bradbury y Hughes fueran correctos o no. Sin embargo, el daño ya estaba
hecho. Dada la cacofonía de "puntos de vista científicos opuestos" acerca de la
tendencia de la temperatura del siglo XX, no es difícil imaginar por qué el
público estadounidense puede concluir, erroneamente, que el consenso científico
aún no existe.
El huracán Katrina y el ataque derechista
La controversia acerca del calentamiento global y la intensidad de los huracanes
había estado aumentando antes del huracán Katrina. Aunque los reportes
anteriores del IPCC no llegaron a ninguna conclusión en cuanto a la frecuencia y
la intensidad de los huracanes en relación con el calentamiento global, los
estudios teóricos y de modelaje sí han sugerido que el calentamiento global
podría producir huracanes más intensos. La activa temporada de huracanes del
2004 en el atlántico norte llamó la atención de los climatólogos. Se notó que
esta actividad era consistente con el calentamiento de los mares tropicales que
se había observado en la última década. Los escépticos se empezaron a agitar,
dudando de estas observaciones. Sin embargo, el estudio de Kerry Emanuel (Nature
2005) que se trataba del aumento en la intensidad de huracanes sobre todo el
planeta fue el que causó un alboroto.
De acuerdo con la teoría de Emanuel (Kerry Emanuel es profesor de meteorología
en M.I.T.) el calentamiento de los océanos tropicales puede aumentar la
intensidad de los huracanes, pero no necesariamente la frecuencia. Según su
estudio más reciente, los mares tropicales se han calentado particularmente en
el atlántico norte en las últimas décadas. Asimismo, su investigación indica una
tendencia de aumento en la intensidad de los huracanes. Él declara que este
aumento en la intensidad durante la última decada "probablemente refleja el
efecto del calentamiento global." Este estudio fue inmediatamente atacado por
los escépticos y, de hecho, varios climatólogos no escepticos, lo atacaron
también. Y luego, unas semanas después, pegó Katrina.
De la noche a la mañana, el tema del calentamiento global volvió a los
encabezados. La prensa le ha dado una cantidad enorme de atención a la posible
relación entre el calentamiento global y la destrucción causada por Katrina.
Incluso, muchos reportes en la prensa han sostenido que Katrina ha sido el
resultado directo del calentamiento global y que representa lo que podemos
esperar en el futuro. Esto de relacionar al huracán Katrina directamente con el
calentamiento global ha dado a los escépticos una arma poderosa para agredir a
los que ellos llaman "alarmistas" del calentamiento global. Los escépticos ahora
pueden decir, quizá falsamente, que los "alarmistas" no se están comportando
científicamente, cuando concluyen algo que no se puede apoyar con los datos
disponibles. A diferencia del enfrentamiento del protocolo de Kioto y los
estudios de Mann, Bradbury y Hughes, varios climatólogos no-escépticos, han
criticado los reportes que relacionan al huracán Katrina con el
calentamiento global. Ellos argumentan que la "señal" del calentamiento global
en los datos de intensidad de huracanes es demasiado débil, y por lo tanto, no
se puede afirmar que exista una relación entre los dos. De igual modo, todos los
climatólogos, incluso el mismo Emanuel, han declarado que sería absurdo vincular
un solo evento meteorológico (huracán Katrina) con el calentamiento global. No
obstante, los escépticos, siendo consistentes con su manera de operar, no han
reconocido que muchos de los expertos en huracanes a quienes citan no ponen en
discusión la existencia del calentamiento global. De hecho, estos expertos sólo
enfatizan que los datos de huracanes que existen actualmente no son suficientes
para sacar conclusiones sólidas. Esto no es lo mismo que negar la existencia del
calentamiento global -- un punto sutil pero crítico en diferenciar. Por lo
tanto, si las acciones pasadas de los escépticos indican algo se puede predecir
que intentarán enturbiar el as
unto. Es decir, ellos insinuarán que la controversia sobre el vínculo entre los
huracanes y el calentamiento global indica la falta de conocimiento científico
acerca del calentamiento global en su totalidad.
La maquinaria de desinformación del sector energético
La campaña de desinformación del sector energético durante muchos años se ha
beneficiado enormemente de la confusión creada por sus escépticos. De hecho,
sería difícil imaginar una campaña de distorsión exitosa de la industria
petrolera sin que hubiera científicos que prestaran sus nombres y credenciales a
su esfuerzo para mantener el estatus quo. Con este breve resumen de las campañas
de distorsión en contra del protocolo, Mann y sus colegas, y el vínculo entre
huracanes y calentamiento global, se descubre el modus operandi de los
escépticos. En primer lugar, los escépticos típicamente se enfocan únicamente en
un estudio (por ejemplo, Mann, Bradbury, Hughes). Los datos y/o metodología
utilizados por los científicos son atacados (por ejemplo, el "palo de hockey").
Es más, errores menores o triviales del estudio son enfatizados. Esto tiene el
efecto de devaluar las conclusiones del estudio. Destruyendo un solo estudio y
aprovechándose de su habilidad de divulgar su p
unto de vista, los escépticos, por extensión, pueden denigrar todos los estudios
que confirman el calentamiento global. Segundo, los escépticos no someten sus
estudios al proceso de revisión tradicionalmente empleado en todas las áreas de
las ciencias. Al contrario, los escépticos publican sus estudios o críticas a
través de: sitios del Internet, think tanks conservadores, y medios masivos de
comunicación. Cuando consiguen publicar en revistas científicas, estas tienden a
ser de segunda clase, como es el caso de Soon y Baliunas. Sin embargo, lo más
importante es que los escépticos son sumamente capaces de conseguir que su punto
de vista sea divulgado en los medios masivos de comunicación. Los medios masivos
les han servido de gran ayuda al darles una cantidad de tiempo igual o mayor de
la que le dan a los climatólogos no-escépticos. De hecho, la cobertura que
reciben los escépticos es desproporcionadamente grande en relación con su
número. En algún sentido, el hecho d
e que el sector energético pueda depender de que los medios masivos den igual
cobertura a los escépticos ha sido la base fundamental de sus campañas de
desinformación. Cuando los medios de comunicación yuxtaponen los argumentos de
los escépticos con los de los climatólogos, da una impresión falsa del peso
científico de cada argumento. Esto crea la ilusión de que existe un furioso
debate dentro de la comunidad científica. La conclusión racional que sacaría el
público es que el asunto del calentamiento global no está todavía resuelto.
¿Qué es lo que debemos esperar en el futuro? El debate sobre huracanes y
calentamiento global seguirá por mucho tiempo. Actualmente, se han publicado más
estudios que vinculan la intensidad de los huracanes con el calentamiento
global. Dado que las conclusiones de estos estudios son tentativas, se puede
esperar que los escépticos sigan lanzando sus ataques. Sus distorsiones
influirán mucho en las percepciones del público acerca del consenso científico.
Cuando el público estadounidense finalmente
esté bien informado, estará dispuesto a actuar para contrarrestar el
calentamiento global, aunque esto implique su propio detrimento económico. Es
exactamente esto lo que nos muestran las encuestas (PIPA 2005). Mientras que el
pueblo estadounidense no esté informado, la confusión sobre el cambio climático
asegurará que en el frente político no se tome ninguna medida para impedirlo.
(1) Este artículo está basado en una charla titulada "Calentamiento Global:
Consenso y Controversias" dada en la Universidad Nacional Agraria, Managua,
Nicaragua en septiembre del 2005.
(2) Instituciones privadas dedicadas a la divulgación de ideas para influir en
la opinión pública.
David Adams hizo su doctorado en ciencias de la atmósfera en el Instituto de
Física Atmosférica de la Universdad de Arizona. Es investigador meteorólogo y
está interesado en América Latina y el idioma español.
Patricia Sánchez Lizardi ayudó con la traducción.
References
Emanuel , K. A., 2005: Increasing destructiveness of tropical cyclones over the
past 30
years. Nature, 436, 686-688.
Mann M. E., Bradley R. S. and Hughes M. K.,1998: Global-scale temperature
patterns
and climate forcing over the past six centuries. Nature, 392, 779-787.
Mann M. E., Bradley R. S. and Hughes M. K.,1999: Northern Hemisphere
temperatures
during the past millennium: inferences, uncertainties, and limitations.
Geophysical Research Letters, 26, 759–762.
McCright, A. and R. Dunlap, 2003: Defeating Kyoto: The Conservative Movement’s
Impact on the U.S. Climate Change Policy, Social Problems, Vol. 50, No. 3, pp
348-373.
El reporte de sobre opinión publica y cambio climático del "Program on
International Policy Attitudes" (2005) puede encontrarse en:
http://www.pipa.org/OnlineReports/ClimateChange/ClimateChange05_Jul05/ClimateChange05_Jul05_rpt.pdf
Soon, W. and Baliunas, S., 2003: Proxy climatic and environmental changes of the
past
1000 years. Climate Research, 23, 89-110.
David K. Adams