Nuestro Planeta
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No queda vida en el mar
Marcel Claude
Ecoportal.net
Así lo determinó un estudio publicado por la revista Science. Según este
documento, la pesca masiva en el mundo ha dejado a los ecosistemas marinos
completamente indefensos ante el peligro del cambio climático.
El poder avasallador y destructivo del hombre no descansa y continua a un ritmo
frenético, dejando tras de sí una "huella ecológica", que se ha incrementado dos
veces y media desde 1961. El feroz impacto de la humanidad sobre la naturaleza
tiene una de sus consecuencias en la crítica situación de los océanos.
De acuerdo con el estudio de Science, las especies de los mares se han agotado
en una cruenta expoliación de la fauna marina. El informe, basado en datos de
agencias estatales de Estados Unidos y Australia, indica además que en las zonas
más afectadas por la sobreexplotación la variedad biológica ha descendido a la
mitad desde 1950.
Pese a que a la investigación enfatiza la dramática situación de países como
Japón, Australia e Indonesia, sus resultados son extensivos para todas las
pesquerías del mundo. De hecho, en Chile se ha reducido la biomasa de la merluza
en un 80% en los últimos años, producto del usufructo irracional de los recursos
pesqueros consagrado por la Ley Corta de Pesca.
Actualmente, se discute en el Parlamento la Ley Larga, que debe necesariamente
considerar un nuevo enfoque ecosistémico, para que la explotación pesquera no
acabe de forma definitiva con la vida en los mares. Se deben prohibir artes
nocivos de pesca, como el arrastre y prácticas devastadoras como el descarte y
el subreporte.
A nivel mundial las pesquerías que presentan el mayor estado de deterioro son el
atún, pez espada y marlin. En nuestro país, el mayor riesgo para la conservación
está relacionado con la merluza del sur, el jurel y el bacalao de profundidad.
El riesgo de extinción de estas especies es altísimo, lo que provocaría un grave
descalabro en el ecosistema de los mares.
El grave trastorno ambiental de los océanos se vincula además con otros
fenómenos que afectan a la naturaleza, pues los ecosistemas con menor cantidad
de especies son más vulnerables a crisis medioambientales, como el calentamiento
global.
El hombre perpetra incansablemente un atentado en serie contra la naturaleza,
sin considerar que su propia existencia depende de la preservación del entorno
natural. Los males del desarrollo económico despiadado de los países ricos se
extienden por el mundo, y los países pequeños, como Chile, reproducen un esquema
que agota los ya escasos recursos naturales.
* Economista, Director de Oceana, Oficina para América del Sur y Antártica
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