Estados Unidos incrementa la tensión en las relaciones con
irán
Pyotr Goncharov
RIA NOVOSTI
Las últimas declaraciones de los cargos oficiales de Washington en relación con
Irán testimonian, probablemente, que EEUU ha decidido seguir un guión propio en
la solución del problema relacionado con el programa nuclear iraní, es decir,
traspasar el 'dossier nuclear' de Teherán al Consejo de Seguridad de la ONU y
abogar por la introducción de sanciones que refuercen el aislamiento económico y
político de este país.
Washington no oculta sus verdaderas intenciones con respecto a Irán. El
presidente George W.Bush, en su alocución a la nación, calificó Irán como
'principal patrocinador de los terroristas' y afirmó que la Casa Blanca
respaldaría al pueblo iraní en todos sus intentos de cambiar el régimen. La
secretaria de Estado norteamericano, Condoleezza Rice, detalló estas promesas.
'Nadie cree que los Mullahs al frente del régimen, quienes no han sido elegidos,
sean buenos para el pueblo iraní y para toda la región - dijo ella -. El pueblo
iraní ha de tener una oportunidad para decidir su propio futuro'. De manera que
el aislamiento de Irán, caso de que se produzca, contribuiría mejor que nada, en
opinión de Washington, a debilitar un régimen 'precario' de 'Mullahs no
electos'.
No es que la Casa Blanca haya construido sobre la arena su plan de encauzar la
solución del asunto nuclear iraní hacia la dirección que le parece conveniente.
Más bien al contrario. Y no es imprescindible que la Agencia Internacional de
Energía Atómica (AIEA) encuentre una componente militar en el programa nuclear
iraní. Teherán lo tiene todo limpio. Al menos por ahora, a pesar de que expertos
de la Agencia han realizado en estos últimos dos años y medio tantas
inspecciones en las instalaciones nucleares de Irán que el país ostenta todo un
récord en esta materia. Tampoco podemos descartar otra variante, derivada del
eventual fracaso de las negociaciones entre Teherán y la Unión Europea,
representada por Alemania, Francia y Gran Bretaña. Nadie cuestiona que este
proceso negociador, centrado en torno al programa iraní de enriquecimiento del
uranio, pueda verse abortado. Washington atribuye la existencia de tal programa
a la intención de desarrollar tecnologías para la producción de armamento
nuclear. Teherán, a su vez, sostiene que es un programa exclusivamente pacífico
pero se declara dispuesto a someterlo bajo el control de la AIEA siempre y
cuando Occidente le proporcione las garantías de seguridad necesarias y el
acceso a las tecnologías de punta.
La 'gran troika europea', que actúa como representante de la UE y mediadora
entre Washington y Teherán, tiene una visión propia del problema iraní,
diferente a la de EEUU, pero no es capaz de garantizarle a Irán la seguridad ni
el acceso a las tecnologías de vanguardia. Hace tiempo ya que EEUU monopolizó el
derecho a ofrecer tales garantías, y es evidente que no va a extenderlas a Irán,
cualesquiera que sean sus promesas.
Hay otra circunstancia que complica en grado considerable las negociaciones.
Teherán cree que en el futuro, después de que en junio de 2005 se haya firmado
un acuerdo global con todas las garantías necesarias acerca del carácter
pacífico de su programa nuclear, va a poder reanudar las actividades suspendidas
del programa sin suscitar la preocupación de la comunidad internacional. A esta
interpretación se opone enérgicamente la 'troika' europea, consciente de la
postura que EEUU mantiene con respecto a Irán. En esta situación, que casi no
tiene salida, Teherán ha anunciado que se reserva el derecho de evaluar el
avance de las negociaciones ya en marzo próximo y, caso de que la consecución de
resultados positivos sea poco factible, suspender el proceso negociador y la
moratoria sobre el enriquecimiento del uranio.
Sería justamente lo que EEUU espera con tanta impaciencia por parte de Irán. Si
Teherán aborta las negociaciones, Washington tendrá en sus manos una carta de
triunfo para exigir el traspaso del 'dossier nuclear' al examen del Consejo de
Seguridad de las Naciones Unidas y la introducción de sanciones contra Irán, las
cuales serían un preludio para su aislamiento total.
No cabe duda de que EEUU intentará aprovechar esos puntos flojos de la
negociación europea con Irán. Condoleezza Rice, quien realizó una visita a
Londres, París y Berlín poco antes de la reapertura del diálogo entre la 'troika'
e Irán, dio a entender que EEUU 'no dejará que los iraníes sigan presentando
cada vez nuevas condiciones en torno al cumplimiento de las obligaciones
internacionales' derivadas del programa nuclear.
Representantes de la 'troika' europea señalaron a su vez, durante las
entrevistas con la secretaria de Estado norteamericano, que la continuación del
proceso negociador es 'la mejor manera' de obligar a Teherán a que ofrezca
garantías sobre el carácter exclusivamente pacífico de su programa nuclear y
renuncie a la idea de crear armas nucleares propias. Con todo, sería ingenuo
suponer que ello podría frenar a Washington en su plan de resolver el asunto
nuclear iraní en el marco de un guión propio.