Medio Oriente - Asia - Africa
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Mahmoud Abas, agente encubierto de Israel y EEUU, y presidente
de la ANP.
Luis Mesa y Rodobaldo Isasi*
IAR-Noticias
Los contactos de la CIA con al-Fatah y los servicios de inteligencia
palestinos. Como fueron infiltrados Arafat y la OLP. La cooperación de Israel y
el estado palestino contra Hamas y la Jihad islámica. el papel de EEUU en esa
relación. El intercambio de información entre el servicio secreto israelí, los
militares palestinos y la inteligencia americana. Los planes comunes de
Washington-Tel Aviv-ANP contra las organizaciones de liberación palestinas.
Las relaciones de la CIA) con el Mossad se remontan a 1951, como instrumento
clave de la política norteamericana hacia el Medio Oriente de la guerra fría. A
partir de 1962 la CIA y el Mossad profundizaron su trabajo de seguimiento de la
OLP.
Por otra parte los contactos de la CIA con Arafat y al-Fatah datan desde inicios
de los 70, cuando la Agencia fue utilizada como un canal diplomático oculto que
tenía el visto bueno de la Casa Blanca.[29].
Importantes contactos secretos entre la CIA y la OLP tuvieron lugar en Marruecos
en 1976, y a partir de entonces la OLP y la unidad Fuerza 17 sostuvieron
contactos con las estructuras de seguridad norteamericanas en Beirut.
Según un ex oficial de la CIA, los palestinos contribuyeron a frustrar algunos
planes y ataques contra instalaciones y funcionarios estadounidenses, y
"realmente brindaron la protección más importante" [30].
Pero también la CIA tuvo el papel de facilitador a comienzos de los 80, cuando
posibilitó la evacuación de la OLP del Líbano hacia Túnez. Aunque estos
contactos se mantuvieron, disminuyeron notablemente luego de los atentados en el
Líbano durante los años de Reagan.
Sólo en los últimos meses de esta Administración, en 1988, fue que el entonces
secretario de Estado, George Shultz, autorizó al ex funcionario de la
Administración Carter, William Quandt, a que se encargara de la reapertura de un
canal secreto con la OLP.
No obstante, fue el presidente Clinton quien revitalizó e incrementó
notablemente el papel de la CIA en el diferendo palestino-israelí, a partir de
la firma de los Acuerdos de Oslo en 1993. Con ello intentó garantizar el éxito
del proceso.
A partir de entonces, la CIA estableció un oficial permanente en Tel Aviv para
facilitar la cooperación en materia de seguridad entre israelíes y palestinos.
La Agencia retomó el contacto directo con los servicios de seguridad palestinos
desde 1996 cuando Tenet, entonces subdirector de la CIA, estableció relaciones
de trabajo con sus contrapartes, y la Administración Clinton aumentó la ayuda
encubierta a los palestinos para perfeccionar sus operaciones de seguridad.
A comienzos de 1997, y después de que Arafat interrumpiera la cooperación en
materia de seguridad con Israel, en protesta por la expansión de un asentamiento
judío en Jersualém oriental, Israel solicitó a la CIA que actuara como
intermediario.
La Agencia entonces transfirió a los oficiales palestinos una buena cantidad de
informes de inteligencia respecto a las actividades de los militantes islámicos.
En algunos casos se les pidió a los palestinos que tomaran acciones preventivas,
pero el objetivo más frecuente fue garantizar que los oficiales de Arafat no
fueran afectados por actividades extremistas.
La misión de la CIA en Tel Aviv fue expandida y formalizada durante las
negociaciones de 1998 en Wye Plantation, bajo inspiración del asesor de
seguridad nacional Sandy Berger y el enviado especial para el Medio Oriente
Dennis Ross. Ambas partes acogieron la iniciativa, a partir de sus mutuas
desconfianzas y del compartido interés en que en el proceso de diálogo
participen terceros [32].
Es bueno recordar que el memorándum de Wye Plantation de octubre de 1998,
acordado entre Clinton, Arafat y Netanyahu, estableció que Israel devolvería
territorios a cambio de que la ANP tomara acciones más fuertes para desmantelar
la infraestructura de grupos violentos, confiscara armamentos y detuviera a las
figuras más activas; así se evitarían el mayor número de ataques contra los
israelíes, lo que posibilitaba un lugar predilecto para el trabajo de
supervisión de ambos actores por parte de la CIA.
Esta se incorporaría inmediatamente a la identificación de determinadas células
militantes palestinas, al control del tráfico de armas y a la recopilación
informativa sobre algunos sospechosos.
"Cuando el primer ministro israelí Benjamín Netanyahu rechazó ceder territorios
sin un mecanismo que garantizara la neutralización de los terroristas a manos de
los palestinos, Tenet ofreció que sus agentes monitorearan el esfuerzo de Arafat
en materia de seguridad. Netanyahu montó en cólera, pero Arafat apoyó la idea,
reconociendo que para la OLP la CIA era un socio confiable" [33].
Uno de los principales hechos derivados de estos compromisos en materia de
seguridad, fue la arremetida de la ANP contra el grupo Hamas y el arresto
domiciliario de su líder, el Jeque Ahmed Yassin.
Yassin había permanecido encarcelado por los israelíes, pero había sido
excarcelado en 1997, a cambio de dos agentes del
Mossad arrestados en Amman, luego de una frustrada operación para asesinar a
Khalid Mashaal, líder de Hamas en Jordania.
Posteriormente, y sobre la base de este mismo texto, se firmaron los acuerdos de
Sharm el-Sheikh (17 de octubre de 2000), cuyos compromisos en materia de
seguridad se mantuvieron en secreto, pero se supone reactivaron la misma
filosofía central.
Según asegura Dean Klovens, experto en temas de inteligencia:"Durante los dos
últimos años, agentes bajo el mando del Jefe de la estación CIA en Tel Aviv,
hanmonitoreado activamente las actividades de seguridad de Arafat, supervisado
el desplazamiento de efectivos israelíes y palestinos, verificado la reducción
numérica de la fuerza policial palestina, han seguido los esfuerzos palestinos
para arrestar a sospechosos terroristas, asegurando además que ningún presunto
terrorista sea contratado como oficial de seguridad.
La Agencia también ha sido oficialmente encargada de monitorear los esfuerzos
israelíes por controlar las provocaciones de los habitantes de los asentamientos
en Gaza y Cisjordania, así como prevenir actos de terrorismo, crimen y
hostilidad dirigidos contra los palestinos.
Además, los oficiales de la CIA estacionados en Tel Aviv se reúnen regularmente
con los representantes palestinos e israelíes para tratar de resolver las
disputas,ayudar en el control de los puntos fronterizos y revisar otros asuntos
de seguridad.
Para estas tareas la CIA ha establecido estrechas coordinaciones con la
Inteligencia General Palestina(Mukhabbarat al-Amma), el Servicio de Seguridad
Preventiva, y con varios departamentos de inteligencia israelí (Mossad, Shin Bet).
Hasta muy recientemente se realizaban reuniones quincenales para revisar los
pasos dados por la ANP para eliminar las células terroristas y estructuras de
apoyo para losgrupos terroristas." [34]
Algunos expertos han opinado que, a pesar de los fuertes lazos históricos entre
la CIA e Israel, la agencia ha logrado profundizar sus niveles de comunicación y
confianza con los palestinos, a partir de la asesoría en diversas áreas claves,
tales como: la infiltración de grupos terroristas, las comunicaciones
clandestinas, los métodos de interrogación, la tecnología computarizada y el
procesamiento de información de inteligencia.
También la CIA ha financiado instalaciones de inteligencia palestina en Jericó y
Ramala.Para la OLP, esta relación fortalece la legitimidad de sus canales de
comunicación con EEUU y además le permite lidiar con organizaciones rivales como
Hamas y Jihad islámica.
Estos grupos de base islámica constantemente han criticado la relación de la ANP
con la CIA, su estrecha colaboración e intercambio de informaciones y afirman
que la opción es la resistencia y las operaciones militares, no las
negociaciones ni el diálogo de seguridad.
En opinión de Stratfor:
"La cooperación en materia de seguridad entre israelíes y palestinos es un tema
clave en la actual crisis.En medio de la cooperación, a los islámicos radicales
tales como Hamas o la Jihad islámica, seles hará extremadamente difícil lanzar
acciones terroristas dentro del territorio de Israel [...] Hamas,sin embargo, no
es el problema, sino las fracturas que la crisis parece estar provocando dentro
de lafacción Fatah de Arafat.
Mediante la cooperación establecida, las fuerzas de seguridad israelíes y
palestinas tienen buena información sobre Hamas y pueden encerrarlos con la
misma rapidez que los dejan en libertad. Pero los extremistas palestinos dentro
del propio campo de Arafat, estimulados porel incremento de la violencia, se han
convertido en un serio problema." [35]
Según este mismo grupo de analistas procedentes de la comunidad de inteligencia
norteamericana, y con baseen Austin, Texas, los militares israelíes han
desarrollado incluso algunas acciones contra elementos de Fatah que ya no son
leales a Arafat, y que han sido los principales instigadores de las acciones de
las milicias Tanzimde Fatah [36].
Sería útil recordar que a fines de 2000 informes de inteligencia europeos,
citados por medios de prensa árabes e israelíes, especularon respecto a la
posibilidad de que se estaba preparando un golpe contra Arafat [37].
Pero la cooperación palestina con la CIA tiene también aspectos desventajosos.
Recordemos por ejemplo que,durante las conversaciones de Camp David en julio de
2000, la CIA y Tenet fueron también elementos de fuerte presión sobre Arafat
para que aceptara en aquel entonces, las variantes ofrecidas por Clinton y Barak.
Además, en la medida en que una buena parte de los datos de seguridad palestina
son conocidos no sólo por la agencia sino también por los servicios de
inteligencia israelí, resultan de enorme utilidad a la hora de presionar y
golpear militarmente a las estructuras elites de seguridad de la ANP.
Sin embargo, en medio de la actual crisis, muchos opinan que la CIA puede seguir
desempeñando un papel importante al haber logrado un alto nivel de comunicación
con las dos partes, y que ambos la consideran, en buena medida, como un
instrumento decisivo de la mediación estadounidense, un factor altamente
informado que podría desempeñar un papel equilibrado a la hora de señalar las
responsabilidades respectivas y exigir compromisos.
Por ello, el primer canal que se reactiva en medio de la fuerte crisis y los
enfrentamientos es precisamente el del diálogo de seguridad con participación
CIA.
Según el Washington Post, los palestinos han continuado solicitando el
involucramiento de la agencia. "Ellos ven esto en parte como una forma de
mejorar sus vínculos con EEUU y asegurar un contrapeso para las demandas de
seguridad israelíes.
Algunos funcionarios palestinos también lo ven como una forma de evitar la
cooperación de seguridad directa con Israel, que sigue siendo impopular en las
poblaciones de Gaza y Cisjordania" [38].
Igualmente, la comunicación con la CIA permite a la parte palestina dar la
visión "de la otra cara de la moneda", respecto a las acciones israelíes.
Por ejemplo, Robert Fisk, corresponsal del Independent cita a uno de los
responsables de seguridad palestina cuando dice: "La CIA supo que los israelíes
estaban disparando deliberadamente para asesinar a algunos de los que lanzan
piedras.
Les hemos mostrado las estadísticas y los hemos llevado para que presencien
estas batallas desiguales. Personalmente, ellos concuerdan con nosotros en que
los israelíes están disparando a la parte superior del cuerpo" [39].
El informe anual del Departamento de Estado "Patterns of Global Terrorism- 2000"
opinó que la espiral de la violencia experimentada a partir del último trimestre
de 2000 se debió, en gran medida, al colapso de las negociaciones y de la
cooperación antiterrorista entre Israel y la ANP.
Dicho informe [40], hizo hincapié en las acciones violentas desarrolladas por
los grupos Jihad Islámica y Hamas, mencionando además otras agrupaciones menores
tales como Hezbollah Palestina, las Fuerzas Umar al-Mukhtar, los Mártires de
al-Aqsa y los Batallones de Salah al-Din; y cita a la colaboración desarrollada
entre la ANP y las fuerzas de seguridad israelíes, como un elemento positivo en
la desactivación de redes y planes terroristas.
Y reconoció que: "A pesar de los esfuerzos demostrados por los palestinos para
destruir la infraestructura terrorista [...],los funcionarios israelíes
expresaron públicamente su insatisfacción con las medidas antiterroristas dela
ANP durante la crisis.
Acusaron a oficiales de seguridad palestina y a miembros de Fatah de facilitar y
tomar parte en los disparos y atentados contra objetivos israelíes [...] Los
israelíes argumentaron que la liberación de prisioneros durante la crisis
facilitó los planes terroristas de varios grupos, y que los oficiales de
seguridad palestinos no han sido receptivos ante los llamados para adoptar
medidas más decisivas frente a la violencia." [41]
En su momento, el rey Abdullah de Jordania reconoció: "Las partes en pugna en
Oriente Medio se encuentran en una Caja de Pandora y saben que toda la región
podría incendiarse [...] En esta fase ya no estamos hablando de negociaciones o
proceso de paz, sino que estamos buscando un mecanismo para redimensionar la
violencia. Los aparatos de seguridad de las dos partes deben sentarse en torno a
una mesa para buscar disminuir la violencia". [42]
En medio de la aguda crisis, y a pesar del asedio de Ramala, el intercambio
informativo entre ambas estructuras de seguridad no dejó de funcionar. De esta
manera las autoridades de la ANP fueron capaces de proceder al encarcelamiento
de los cuatro palestinos que asesinaron al ministro de turismo israelí, Rehavam
Zeevi, y a la detención del propio líder del FPLP, Ahmed Saadat, por haber
ordenado dicho asesinato; igualmente las fuerzas de seguridad palestina
detuvieron a Fuad Shubaki, estrecho colaborador de Arafat, por haber financiado
una operación de contrabando de armas en enero de 2002. [43]
Las numerosas contradicciones entre Arafat y un segmento no menos importante de
organizaciones político-militares palestinas, se hicieron ocasionalmente agudas
con el inicio de la segunda Intifada, cuyo agravamiento y contradicciones de
carácter político se reflejaron incluso dentro de toda la estructura de
seguridad de la ANP.
Ejemplo ilustrativo de tal afirmación lo constituyó la orden de disolución de
los Comités de Resistencia Popular (Tanzim) por parte del Alto Consejo de
Seguridad Nacional palestino [44], así como las ocasionales acciones en contra
de elementos y dirigentes de organizaciones como Hamas, Jihad Islámica, y Frente
Popular para la Liberación de Palestina entre otras.
Durante todos estos meses de crisis, las presiones y acusaciones contra Arafat y
la ANP fueron una regularidad por parte de los gobiernos de Barak y de Sharon,
los que en buena medida han respaldado su accionar en la fuerte relación
estratégica con EEUU.
Si bien es cierto que Washington ha ejercido durante el año 2002 algunas leves
presiones sobre Israel, criticando verbalmente sus desmedidas acciones de
fuerza, exhortando a la retirada militar de los territorios reocupados, o
expresando oficialmente su acuerdo con la creación de un Estado Palestino, ello
no ha sido acompañado en la práctica con ningún tipo de medida concreta que
presione a Israel en esta coyuntura. [45]
El nivel de crítica sobre las acciones israelíes ha estado todo el tiempo bajo
control, e incluso se ha frustrado el intento por investigar y condenar hasta la
propia masacre de Jenin.
El síndrome del 11 de septiembre ha sido perfectamente utilizado en la línea
argumental israelí. Si por una parte las giras de Powell y la casi constante
presencia del General Anthony Zinni en el área no han podido alterar el tempo de
la estrategia israelí, el notable rechazo regional expresado a Cheney ante la
intención de tomar de nuevo a Iraq como centro de la lucha contra el terror
internacional, obliga a Washington a conservar un cierto equilibrio en su
proyección regional, y a seguir mediando, aunque sea de forma parcializada en el
principal conflicto regional, el israelo-palestino.
La acción concreta estadounidense ha sido reclamada tanto internacional como
regionalmente, la que puede ser notablemente favorecida con iniciativas
semejantes a la del Plan de paz saudí del príncipe Abdullah [46], aprobado
especialmente por el concierto árabe, y considerado plenamente dentro de la
plataforma negociadora del ya mencionado "Grupo de los Cuatro".
Por otra parte, Washington conservará su relación especial con Israel, pero
propiciando las tendencias políticas más favorables a la recuperación del
diálogo y a la proclamación estatal palestina, en detrimento de la aún vigente
ultraortodoxia opositora del Likud [47].
Igualmente EEUU tendrá que seguir defendiendo la legitimidad del liderazgo
palestino tradicional, como pieza fundamental para la recuperación de la
capacidad negociadora y ejecutiva a corto plazo, neutralizando consecuentemente
las exhortaciones a descartar la figura de Arafat enunciadas por Sharon y otros
líderes israelíes, quienes lo han considerado como "enemigo a la cabeza de una
coalición terrorista".
Esta prolongada campaña en contra del liderazgo palestino ha estado sustentada
principalmente en el rechazo a las acciones suicidas, y ha tenido un gran
espacio en medios de información internacionales y de EEUU en particular,
impactando notablemente en sus respectivas opiniones públicas [48].
Tal tendencia necesitará ser rectificada a corto plazo, recuperando la real
capacidad de interlocución palestina, para abordar los múltiples temas complejos
que se encuentran en la base del conflicto.
En tales encomiendas y retos futuros, las coordinaciones y compromisos entre las
estructuras de seguridad, con mediación CIA, seguirán teniendo un papel central.
(IAR-Noticias) 24-En-05)
·Extractado del informe titulado: La CIA en Palestina, de Luis Mesa y Rodobaldo
Isasi, investigador y colaborador respectivamente del Centro de Estudios sobre
Africa y Medio Oriente (CEAMO), La Habana, Cuba.