La crisis política en Togo se ha complicado con la retirada del embajador de Nigeria de este país africano el día 14 de febrero, y la convocatoria a una reunión de la Comunidad Económica de Estados de Africa Occidental para aplicar sanciones.
Desde anoche, el presidente nigeriano, Olesegún Obasanjo, dio la orden a su máxima representación diplomática de regresar a Lagos y limitó la entrada de militares y funcionarios togoleses a Nigeria.
La medida se debe al incidente diplomático que envolvió a los dos países este fin de semana, cuando el nuevo presidente, Faure Bnassingbe, no autorizó al avión del gobernante nigeriano a aterrizar en Lomé.
Obasanjo estaba al frente de una delegación presidencial de la Unión Africana (UA), de la cual es su titular, para negociar con el gobernante de Togo a que entregara el poder al líder del Parlamento, Fambare Quatara Natchaba, quien fue sustituido por la fuerza.
Gnassingbe Eyadema, el jefe de Estado que más tiempo llevaba en el poder en Africa (desde 1967), falleció el sábado 5 y su hijo, Faure Gnassingbe, fue inmediatamente nombrado presidente por las Fuerzas Armadas.
Los diputados de Togo, en una sesión extraordinaria de la Asamblea Nacional celebrada al día siguiente, legalizaron el nombramiento tras modificar precipitadamente la Constitución que preveía que el cargo debía recaer en el presidente de la Asamblea Nacional hasta la celebración de nuevas elecciones en un plazo de 60 días.
La Comunidad Económica de Estados de Africa Occidental (CEDEAO) citó para mañana una reunión de emergencia para Lagos, Nigeria, para la aplicación de sanciones contra el nuevo gobernante togolés.
La CEDEAO se pronunció la semana pasada contra ese curso de sucesión y reiteró que no aceptará un cambio contrario a los cauces constitucionales.
Diversas sesiones y resoluciones del Consejo de Seguridad de Naciones Unidas (ONU) han destacado el papel mediador y pacificador de la CEDEAO en diversos conflictos en la subregión, con pronunciamientos de reforzar la cooperación con dicha entidad.
Mientras tanto, la capital se encuentra fuertemente custodiada por militares que protegen los principales edificios gubernamentales, luego de varios enfrentamientos entre fuerzas gubernamentales y opositores en esta capital, en la que murieron seis personas, según distintas versiones.
Los manifestantes protestaban el ascenso a la presidencia togolesa de Gnassingbe y la violación a la constitución.