Medio Oriente - Asia - Africa
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Sobre Israel, Irán y la izquierda
Hipócritas (y selectivas) mentiras
Higinio Polo
Un reciente, y penoso, artículo de Joan B. Culla, "Ceguera selectiva", me ha
traído a la memoria al ministro del Interior peruano, en la época del corrupto
presidente Fujimori, quien, explicando la operación lanzada para cazar al
criminal jefe de los servicios secretos, Montesinos, proclamó ante la prensa de
su país: "¡Estamos intentando ubicarle, para saber dónde está!" Algo parecido ha
hecho Culla con esa izquierda fantasmagórica que inventa, para, después, poder
atacarla a placer.
En su afán por defender la política del gobierno israelí (ese es el objetivo de
su artículo), Joan B. Culla incurre en medias verdades y mentiras evidentes. Es
su costumbre. Por el procedimiento de poner a la izquierda junto al repugnante
régimen teocrático iraní, y poniendo la democracia y las buenas intenciones a su
lado y al de Israel, pontifica y condena: una ceguera selectiva, dice, aqueja a
la opinión progresista, a la izquierda, que, según él, ha negado o fingido
ignorar las atrocidades del régimen iraní. Nada más y nada menos. En realidad,
lo que hace Culla es lanzar hipócritas mentiras selectivas.
Porque, además, Culla habla de oídas: tampoco es la primera vez que lo hace. Mal
asunto, porque su falta de rigor, más allá de lo que pueda afectar a su persona,
contribuye a la confusión, al descrédito de la izquierda: tal vez es lo que
pretende. ¿De dónde saca Culla que "la opinión progresista" ha sido indulgente,
o que tiene gran simpatía, con la dictadura teocrática de los ayatolás? ¿Ignora
acaso que ese siniestro régimen ha perseguido, y persigue, con saña a los
comunistas iraníes y a otras fuerzas de izquierda? ¿No sabe que, aquí en nuestro
país, en Cataluña, existen desde hace muchos años activos grupos de solidaridad
con el pueblo iraní, y que militantes del Tudeh (el partido comunista iraní) han
contado con la activa solidaridad de la izquierda catalana? ¿Quiere que le
informe de las iniciativas que a lo largo de los años se han desarrollado? ¿O
acaso cree que sólo existe lo que recogen, interesadamente, los medios de
comunicación? ¿Quiere que le presente a iraníes que viven en Barcelona y que
continúan denunciando al régimen fascista de los ayatolás? ¿Tiene una ligera
idea de lo que, desde las filas de la izquierda, se ha escrito sobre Irán? Le
puedo enviar a Culla alguno de mis libros, por ejemplo, (perdone el lector la
inmodestia), y creo que puedo considerarme parte de la izquierda, puesto que soy
miembro del PSUC desde que era un muchacho.
No tengo ninguna simpatía por el presidente iraní Ahmadineyad, pero conviene ser
rigurosos: utilizar sus palabras para justificar la actual política de Israel es
hacer una burda trampa. Sería conveniente que Culla leyese bien la prensa, y,
puesto que se preocupa por las supuestas cegueras selectivas de los demás, que
se fijase en la suya propia. No puedo entrar aquí en el análisis de la situación
iraní o israelí, y en el estado del Tratado de No Proliferación nuclear,
cuestiones que afectan al fondo del problema, pero decir que la izquierda ha
sido complaciente con Irán es, simplemente, mentira. No suelo escribir artículos
sobre la cuestión palestina e israelí, pero tengo que decir que no puede
olvidarse la existencia de los centenares de miles de palestinos a quienes
expulsaron de sus tierras y de sus casas (¡llevan ya medio siglo viviendo en
campos de refugiados!), ni la ocupación de las tierras palestinas, ni la
represión sistemática de sus organizaciones populares, los asesinatos
selectivos, el robo de propiedades, la segregación, la persecución y humillación
sistemáticas de los palestinos ¿Que existen terroristas entre ellos? Sin duda:
los hay en los dos lados, con la diferencia de que el terrorismo de Estado
ejercido por el gobierno israelí es más repugnante por su propia condición.
Culla nos lanza un sofisma, otra media verdad: una mentira, y, con ese lenguaje
atrabiliario que le caracteriza, se pregunta, con deshonestidad intelectual, si
la teocracia iraní tiene "barra libre" por el hecho de estar enfrentada a
Washington. Por supuesto que no, como tampoco debe tenerla Israel, por mucho que
reciba la protección de los Estados Unidos y sea uno de los principales
instrumentos, en Oriente Medio, de una acción imperial de Washington que está
ensangrentando el mundo. No soy partidario de echar a los israelíes al mar, ni
lo es la izquierda catalana, ni la del resto de España: más bien creo que el
futuro en la vieja Palestina del imperio británico es una federación, un país
unido y democrático, donde convivan israelíes y palestinos, aunque los problemas
para conseguirlo sean muchos. Sin duda, la AIEA hace bien en controlar a Irán:
su régimen es altamente sospechoso de querer conseguir armas atómicas (Pero no
mienta, Culla: Irán no está "en trance de dotarse de armamento nuclear", como si
fuera un peligro inminente.) Sin embargo, no puede olvidarse que el único país
que tiene armamento atómico en la zona es Israel, y que amenaza a sus vecinos:
no sólo ha ocupado tierras: aún las ocupa, palestinas y sirias. No sólo ha
agredido a sus vecinos, sino que ha realizado ataques a países situados fuera
del área: recuerde el bombardeo y destrucción del reactor nuclear, de uso civil,
de Osiraq, en Iraq, o los bombardeos sobre el Líbano, o sobre los propios campos
de refugiados. Israel ha llegado a bombardear la basílica de la Natividad, hecho
que motivó las protestas de la Iglesia católica. ¿No lo sabía, Culla? ¿Quiere
que le recuerde las atrocidades cometidas por los gobiernos israelíes? ¿No sabe
que Israel es el país que más resoluciones de la ONU ha incumplido?
Para justificar las claras amenazas del gobierno de Sharon, Culla se pone la
venda antes de se produzca la herida: "si un día, la democracia israelí actúa
por su cuenta para conjurar la explícita amenaza de Teherán,…", dice. ¿Está
justificando ya, si se produce mañana, el bombardeo israelí de las instalaciones
nucleares iraníes? No es una hipótesis disparatada: los responsables de Tel-Aviv
han sugerido explícitamente esa posibilidad: quieren seguir teniendo el
monopolio del arma atómica en Oriente Medio. Pero, ¿no se pregunta Culla por qué
razón Israel debe tenerlo? ¿No sería más sensato proponerse la desnuclearización
de la zona?
Culla debería controlar sus hipócritas mentiras selectivas. Entre otras cosas,
porque su primera víctima no es la izquierda, como pretende, sino el rigor, y
sobre la falta de rigor es difícil construir un discurso honesto. No me
extenderé en pormenores sobre las consecuencias que tendrá para su crédito
personal. Debería cuidarlo, lo necesita: está empezando a utilizar recursos
semejantes a los de Jiménez Losantos o Pío Moa. Esas mentiras, sirven, sí, para
la propaganda, para la construcción de campañas de agresión y de guerras, como
ha hecho George W. Bush y el propio Sharon. Su papel, Culla, es menor, pero, con
su libelo, ha cumplido dos objetivos: ensuciar a la izquierda y justificar la
criminal acción del gobierno israelí.
Termino. Es conocida la réplica de Arthur Cravan (ya saben, aquel sobrino de
Wilde, boxeador y poeta, y compañero ocasional de Trotski) a Apollinaire: Cravan
llamó judío a Apollinaire en una revistilla que editaba, y, ante la protesta de
éste, le contestó diciendo que retiraba lo de judío porque Apollinaire era
católico romano, y que, para evitar malentendidos futuros, quería añadir que
tenía, además, una gran barriga y que se parecía más a un rinoceronte que a una
jirafa. Anótelo, Culla.