Medio Oriente - Asia - Africa
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Sáhara: un referéndum para un pueblo
Francisco Morote Costa
Rebelión
Hace treinta años, en el más puro estilo de la diplomacia imperialista, tres
estados, España, como potencia colonizadora, y Marruecos y Mauritania, antiguas
colonias a su vez y entonces aprendices de colonizadores, acordaron la cesión,
española, y la partición, marroquí y mauritana, del Sahara Occidental en dos
mitades.
Como en la tristemente célebre Conferencia de Munich de septiembre de 1938, en
la que intervinieron Alemania, Italia, Francia y Reino Unido, pero no el
principal interesado, el gobierno checoslovaco, en el Acuerdo Tripartito de
Madrid de noviembre de 1975 estuvieron presentes, España, Marruecos y
Mauritania, pero no el principal afectado, el pueblo saharaui y su indiscutible
representante, el Frente Polisario. En ambos casos en aras a salvaguardar
determinados intereses y, según las versiones oficiales u oficiosas, para
preservar la paz, se optó, en los casos de Francia y Reino Unido, por un lado, y
de España, por el otro, por ignorar los derechos del pueblo cuyo territorio y
recursos se codiciaban.
¿ Por qué sucedieron las cosas así?
La historia de la descolonización inacabada del Sahara Occidental es la historia
de una cadena ininterrumpida de injusticias y atropellos. Desde el Acuerdo
Tripartito de Madrid, que envileció a los países firmantes, hasta las actitudes
de los sucesivos gobiernos que, a excepción de Mauritania, perseveraron en la
ocupación, Marruecos, o en la dejación de responsabilidades, España. Pero
tampoco se libran de la vergüenza las potencias, Estados Unidos y Francia, que
respaldaron y respaldan, alentaron y alientan a Marruecos a perpetuar la infame
ocupación de un país que no es suyo. Ni queda bien parada, tampoco, la ONU, que
desde 1991 permite que los sucesivos monarcas marroquíes se burlen del derecho
internacional y boicoteen, descaradamente, la celebración del referéndum de
autodeterminación previsto, pese a todo, en el ominoso Acuerdo Tripartito de
1975.
¿ No merece ya el sufrido y heroico pueblo saharaui una reparación histórica?
¿Hasta cuando seguirá consintiendo, la llamada comunidad internacional, la
perpetración de un atropello tan flagrante?
Se dice, como si fuera una verdad irrefutable, que el tiempo juega a favor de
Marruecos. No es cierto. Quién espere que el pueblo saharaui acepte
resignadamente la anexión de su patria a Marruecos se equivoca. Ha bastado que
la minoría saharaui que permanece en el territorio ocupado por Marruecos se
rebele contra la ocupación, arrostrando la presumible represión policial del
régimen marroquí, para que la seguridad de esa suposición se tambalee. El
conflicto saharaui no es una cuestión pasada u olvidada que se pueda archivar.
No, es un problema real que reclama una solución. La actuación del gobierno
marroquí en esta, como en otras cuestiones, por ejemplo, al disparar y matar a
inmigrantes subsaharianos en la frontera de Melilla, o al abandonarlos luego en
el desierto, ha puesto en evidencia a un régimen que se enfrenta a los problemas
con soluciones brutales, y que no respeta, si es sin testigos mejor, los
derechos, bien sea del pueblo saharaui o de los inocentes inmigrantes.
Si las autoridades marroquíes esperaban llegar a este treinta aniversario
pudiendo ofrecer la imagen feliz de una supuesta incorporación de la población
saharaui al reino alauita, los hechos, la lucha de esos mismos saharauis,
rompiendo el silencio impuesto por el miedo, lo desmienten.
Hoy, como hace treinta años, sólo hay una solución justa para la resolución del
contencioso del Sahara: la celebración de un referéndum de autodeterminación en
el que únicamente pueda decidir su futuro el pueblo saharaui