Dentro de los nuevos escenarios de confrontación con el imperialismo y las
oligarquías nativas, las fuerzas nacionales y populares latinoamericanas
caribeñas deberán considerar, en el corto plazo y entre otros frentes de
batalla, por lo menos cinco (5) que tienen como común denominador la entrada
en escena de diferentes ONGs, la acción de los organismos internacionales del
poder mundial y la directiva desde los Estados Unidos de Norteamérica.
Estos frentes de batalla los denominaremos por la temática que abordarán:
Medio Ambiente y Ecología.
Derechos Humanos.
Corrupción Gobernabilidad.
Antimilitarismo.
Seguridad.
Si bien ninguno de estos frentes por sí mismo define la guerra, es claro
ubicar la intencionalidad del enemigo: desgastar, debilitar, desmoralizar,
desorientar y carcomer a los gobiernos populares de la región.
Entendemos como gobiernos populares de la región a la Cuba Socialista, a la
Venezuela Bolivariana y al bloque sureño compuesto por Argentina, Uruguay y
Brasil; siendo estos tres últimos, gobiernos con severas contradicciones, pero
con claras intenciones también, en diferentes áreas, de apartarse de las
tradicionales fórmulas neoliberales.
El trabajo de ³tenaza² Una línea dura e intransigente se ha presentado hasta
hora a través de los principales voceros del Pentágono. El ejército
estadounidense, la CIA, los organismos internacionales (FBI, OMC, BM, etc),
los medios de comunicación al servicio del gran capital y las fuerzas
oligárquicas y cipayas nativa, integran esta tendencia fascista y elitista.
La línea dura, aquella que enfrenta los problemas desde la extrema derecha, ha
fracasado en Venezuela y Cuba (Golpe de Estado, terrorismo mediático, sabotaje
petrolero, fraude, etcétera, en el primer país; bloqueo, sabotaje, atentados,
sansiones, etcétera, en el segundo); se encuentra con serias dificultades en
Argentina (negociación del pago de la deuda externa con firmeza por parte de
Kirchner, negación a otorgar inmunidad a tropas norteamericanas, etcétera) y,
si bien con algunos avances significativos, no con todos los que hubiera
deseado para el Brasil de Lula. Esta línea entonces, ha tenido resultados poco
positivos para los intereses de la Casa Blanca. Si a esto le sumamos el muy
probable desastre en Irak y Afganistán, queda demostrado que esta táctica no
le ha dado a la administración Bush los resultados esperados.
La tradicional metodología de la fuerza y la presión, debe ser matizada con
otras prácticas más sutiles -sostienen los ³tanques de ideas²
estadounidenses-, que contemple el mediano plazo y que neutralice la opinión
pública mundial, que actualmente cuestiona profundamente los procedimientos
empleados por el gobierno de Bush.
Es entonces cuando una linea blanda , aparentemente ³progresista² aparece en
escena. Aquella que se estimula, a través de las ONGs, montándose sobre un
discurso ³democrático² en nombre de la ³sociedad civil² y aprovechando la
desidiologización del conjunto de los pueblos tras tres décadas de
neoliberalismo y dictaduras sanguinarias. Avanzar contra los gobiernos
progresistas con una máscara ³democrática y popular², es la recomendación que
proponen los asesores del presidente estadounidense.
ONGs: ¿al servicio de los pueblos o al servicio del imperialismo? Sin
desmerecer a muchas ONGs que han aportado una valiosa cuota de esfuerzo por
combatir los males que aquejan a la humanidad, hay que plantear también, que
existe una cantidad significativa de estas organizaciones que son funcionales
al sistema. El gobierno estadounidense lo sabe, y aprovecha esa circunstancia
para utilizarlas como ariete contra los gobiernos progresistas de la región.
El papel que están cumpliendo muchas ONGs, vinculadas a la defensa del medio
ambiente, en esa extraña figura de ³cambio de deuda externa por espacios
naturales², es un ejemplo cabal de cómo, estas organizaciones, colaboran en la
violación de la soberanía territorial. Amplias zonas estratégicas de Colombia,
Panamá, Perú y Belice, entre otros países de la perisferia, ya han firmado
acuerdos, en el marco de la Ley para la Conservación de los Bosques Tropicales
(TFCA) por los cuales World Wildlife Fund, WWF; The Nature Conservancy y
Conservation Internacional se han convertido en administradoras leasé dueñas-,
de estos espacios ahora privatizados o extranjerizados.
Otro ejemplo de cómo el imperialismo pretende avanzar camufladamente, lo
representa la United States Agency for International Developpment (USAID), una
agencia gubernamental estadounidense, dependiente del Departamento de Estado,
dedicada a ³apoya el crecimiento económico equitativo a largo plazo y promover
la política exterior estadounidense apoyando: el crecimiento económico, la
agricultura y el comercio, la salud, la democracia, la prevención de
conflictos y la ayuda humanitaria² . La USAID es financiada por fondos
públicos estadounidenses, redistribuyéndolos en los países en que Washington
considere de ³interés², a través de organizaciones no gubernamentales, ONGs.
A partir de sus ultimos documentos, y de acuerdo al impulso de la táctica de
líneas blanda imperialista, esta agencia ha manifestado que su apoyo no tendrá
como único fin la ³ayuda humanitaria², sino que se volcará, fundamentalmente,
a ³estimular reformas democráticas². Los cañones afinan la puntería.
¿Quién financia a muchas de estas ONGs? En principio financian los estados
imperialistas y fundaciones con casa matríz en las metrópolis. En segundo
lugar los donantes de los países ricos y tercero una considerable cantidad de
empresas multinacionales que ³han comprendido² la necesidad de sumarse a las
³causas justas². La prédica de la ³etica en los negocios² ha sido introducida
por las grandes firmas para ganar a una franja más de consumidores, que sólo
comprarán sus productos en tanto y en cuanto sean convencidos que la marca de
referencia colabora con el medio ambiente, los pobres del Tercer Mundo, la
protección de las especies en extinción o cualquier otra causa noble.
Si observamos que en estos momentos más de dos mil ONGs tienen una posición
consultiva en el Consejo Económico y Social de las Naciones Unidas,
comprenderemos el lugar que ocupan estas instituciones en los organismos
internacionales del poder capitalista mundial.
Los Estados Nacionales en la mira imperialista.
Ahora ¿A quién se pretende atacar a través de la acción de estas ONGs? Al
Estado es la respuesta. Al igual que el neoliberalismo, la tarea de estas ONGs
al servicio de la táctica imperial, es debilitar el Estado. Entonces, las ONG
lo critican desde una perspectiva de "izquierda" y en defensa de la "sociedad
civil", mientras que el Banco Mundial, el Pentágono, el FMI y el Consenso
Washington lo hacen ³por derecha² y en nombre de las leyes del mercado y la
modernidad. El trabajo de tenaza nuevamente aparece, como cuando se combatió a
anteriores gobiernos populares latinoamericanos caribeños (Perón, Vargas,
Velasco Alvarado, Torres). La novedad es que la izquierda colonizada carece
hoy de toda envergadura para cumplir el papel de antaño y es por eso que el
ala ³progresista² de la contrarrevolución encuentra en las ONGs a su expresión
más efec tiva.
¿Defensa del medio ambiente versus industrialización? Sin duda que el sistema
capitalista es el mayor peligro para la existencia de la humanidad. La misma
especie humana corre riesgo de desaparecer si no se pone término a la
irracionalidad de este sistema. Y precisamente, tomando estos parámetros, es
que el tema no se puede abordar superficialmente.
Así también lo han entendido muchas ONGs, que han prosperado en todo el mundo
y que contienen a una infinidad de tendencias de todo tipo. No hay dudas que
no son todas, pero muchas han sido ganadas, lamentablemente, para la utilidad
de los intereses imperialistas. Se aupan sobre esa real alarma mundial, pero
por detrás alimentan el poder del capitalismo internacional, haciéndole el
juego, conciente o inconcientemente.
¿Hacia dónde apuntan los cañones de las ONGs ecológicas funcionales al
imperialismo? A generar la matriz de opinión de que los Estados Nacionales no
tienen capacidad ni responsabilidad para proteger zonas y regiones de recursos
naturales estratégicos. Bajo la figura de territorios considerados de
³Patrimonio de la Humanidad², extensas regiones, riquísimas en recursos de
vida (biodiversidad, agua y oxígeno), pasan a ser administradas por ONGs
especializadas en la materia desvinculando así a los Estados de su
responsabilidad.
A facilitar a las empresas multinacionales y a los gobiernos imperialistas a
adueñarse de territorios con el pretexto antes señalado. Las ONGs,
supuestamente ³independientes² de los Estados y los gobiernos, actuan como
intermediarios de un proceso ³no traumático² de traspaso de territorio de un
país dependiente a un país capitalista desarrollado.
A impedir el desarrollo industrial soberano de los países periféricos. Ante
cualquier interés en instalar plantas industriales, empresas de alta
complejidad, industrias básicas o industrias pesadas, aparecen miles de
argumentos en su contra bajo el discurso ecológico, el posible daño al medio
ambiente, las posibles enfermedades que produciría la contaminación, los
pelidros de los residuos tóxicos, etcétera. Es cierto que en la mayoría de los
casos existen razones fundadas que justifican la alarma, pero el extremismo
con que actúan las ONGs en estos casos, impide que se llegue a entendimientos
racionales, a tomar medidas preventivas concretas con el aporte de la
comunidad, el Estado, las universidades, las organizaciones sociales y toda
aquellas instituciones involucrada en el tema.
A dificultar a los Estados periféricos que, ejerciendo su soberanía, exploten
sus recursos naturales de la manera que consideren más conveniente, sin
injerencias extranjeras y atendiendo a la estrategia trazada en el camino de
la liberación nacional y la independencia económica.
A reintalar la idea de que los países del Tercer Mundo no deben
industrializarse, que la división internacional del trabajo debe ser sostenida
a toda costa y que nuestro futuro radica en una suerte de regiones provedoras
de materias primas y bajo la tutela de organizaciones internacionales que
custodiarán responsablemente el ³uso racional² de los recursos naturales. La
alternativa para los países perisféricos no sería otra que la solicitud a los
países capitalistas centrales para que contemplen la figura de ³comercio
justo² ante el deterioro masivo de los términos de intercambio. La
industrialización, prerrequisito para cualquier política que pretenda llegar a
la independencia económica, es un objetivo estratégico que será bombardeado
por el imperislismo y sus cómplices.
Con legítima preocupación debemos señalar el avance que han tenido los
capitalistas metropolitanos con respecto a la apropiación de tierras en el sur
del continente a través de argumentos ³ecológicos². La Patagonia, tanto
chilena como argentina, palmo a palmo, está siendo enajenada. La Amazonía ya
se presenta en los mapas de los libros de geografía estadounidenses como
³Patrimonio de la Humanidad², la Antártida pretende ser repartida próximamente
entre los grandes países capitalistas desarrollados. El corredor biológico
mesoamericano está en la mira de las multinacionales que avanzan a través de
la firma de los TLC. El acuífero Guaraní ya fue ocupado por tropas militares
norteamericanasS Los derechos humanos y los derechos sociales.
Estas ONGs han trabajado meritoriamente contra las diferentes dictaduras que
azotaron a muchos pueblos del mundo. Contra el flagelo de la violación de los
Derechos Humanos hay que destacar la labor de varias organizaciones
humanitarias que denunciaron los crímenes cometidos desde el poder. Esto es
real y no se puede obviar.
Pero también hay que decir que el imperialismo, a través del argumento de la
³defensa de los derechos humanos², ha cometido y comete atropellos en todos
los confines del planeta. El caso de Yugoslavia y actualmente Irak y
Afganistán son casos concretos, y la acción de algunas ONGs ha contribuido
para que esto suceda. Lo mismo pasa con Cuba, que año tras año es sancionada
en las Naciones Unidas por su ³aparente² violación de los Derechos Humanos.
Sabemos que atrás de esto, está la presión que ejerce el gobierno
estadounidense.
Manejando algunas metodologías vinculadas exclusivamente a la defensa
individual de los Derechos Humanos, muchas ONGs especializadas en el tema, han
obviado intencionalmente lo que muchos gobiernos han avanzado con respecto a
la defensa de esos derechos humanos de manera integral: salud, vivienda,
educación, calidad de vida. ³Los derechos económicos, sociales y culturales
continúan siendo la parte realmente "invisible" de los mecanismos de derechos
humanos de las Naciones Unidas. Siguen relegados a una categoría inferior,
considerados como derechos poco tangibles y un "sueño" de futuro², ha señalado
con justeza un documento emitido desde Cuba.
Pero el ataque de estas ONGs se dirige principalmente contra el Estado e
instituciones vinculadas a él. Observen por ejemplo lo que dice una importante
organización de derechos humanos de Venezuela, Provea, refiriéndose a la
Constitución de la República Bolivariana de Venezuela: ³Al lado de los
avances, que por su cantidad y calidad podrían deslumbrarnos, está una
estructura estatal que constituye una amenaza a los DDHH . En particular y
fundamentalmente, esa amenaza viene dada por la condición no explicitada de
sexto Poder que adquieren las Fuerzas Armadas Nacionales. Los militares se
constituyen en un poder que podría atravesar el cuerpo socialS². Y sigue: ³S
la Constitución le cambia el nombre a Venezuela por República Bolivariana de
Venezuela, en un claro intento por ideologizar a Bolívar a favor del partido
de gobierno (de composición cívico-militar) que se asume como bolivariano,
tenemos que la nueva Constitución establece la posibilidad de un protagonismo
militar en la conducción de lo público².
Quitar poder al Estado aprovechando la pésima imagen que tienen las Fuerzas
Armadas tras varias décadas de dictaduras y represión, es un manipuleo ³por
izquierda² que pretende debilitar la alianza Pueblo-Ejército que en Venezuela
ha sido la principal fórmula para derrotar el golpe fascista de 2002 y avanzar
en el proceso revolucionario.
La debilidad entonces, de ciertas ONGs de derechos humanos radica en: Ubicarse
arbitrariamente como representantes de la ³sociedad civil².
Despolitizar la situación manejando una suerte de ³objetividad² que no es nada
más que la visión del mundo y del país que tienen los componentes de esas ONGs.
Subestimar los logros alcanzados, por diferentes gobiernos populares, a través
de las políticas sociales: educación, trabajo, salud, vivienda, etc.
Colocarse en arbitros incuestionables, jueces que dan su veredicto sin
apelación alguna.
Supeditarse a las normas de las organizaciones internacionales, hoy más que
nunca cuestionadas por su demostrada ineficiencia, supeditación a los
gobiernos imperialistas de turno.
Enfatizar aspectos cuantitativos a aspectos cualitativos de relevante
importancia. Para muchas organizaciones de Derechos Humanos es lo mismo una
agresión causada por una provocación contundente que una agresión producto de
la intolerancia y la arbitrariedad. La descontextualización de las
situaciones, bajo el pretexto de ³no tomar partido², genera de hecho una
ubicación de desequilibrio entre el débil y el poderoso.
Utilizar la ³teoría de los dos demonios², como estudio sobre la base de las
consecuencias y no de las causas que motivan determinadas acciones. Así se
llega a conclusiones ligeras de ³meter en una misma bolsa² la violencia de
³arriba² con la violencia de ³abajo²; la resistencia ante la defensa de la
vida con la resistencia para mantener privilegios; etc.
La corrupción y la transparencia.
Sin lugar a dudas la corrpción es un mal que viene de larga data y que se
acentúa gravemente en diferentes los estamentos de los gobierno populares.
Importante por lo tanto es combatir este flagelo de la manera más contundente
posible.
Ahora, se observa con gran preocupación que las ONGs vinculadas al tema, están
haciendo hincapié unilateralmente en los estamentos gubernamentales, sin
llevar su práctica hacia otros factores donde la corrupción alcanza grados
mayúsculos. Por ejemplo, cabe mencionar que la acción de las ONGs, salvo
contados casos, pocas veces alcanza a las empresas privadas, y mucho menos a
las multinacionales. El caso de la deuda externa de los países perisféricos es
un tema donde la corrupción ha impregnado a todos los actores involucrados:
funcionarios de gobierno, empresas, bancos, organismos internacionales,
etcétera. Ahí se percibe una escasa y a veces sospechosa participación de las
ONGs.
El neoliberalismo, como ideología que fomentó y fomenta los peores valores del
individualismo, ha calado hondo en nuestras sociedades. Sería ingenuo pensar
que los movimientos de liberación nacional y los gobiernos populares
progresistas no contienen en su seno elementos procrives a la corrupción.
Pero estos focos de corrupción deben de ser extirpados sin contaminar al resto
del cuerpo sano que pretende llevar adelante una política transformadora en
beneficio de los sectores populares: que existan individuos o hasta grupos de
funcionarios corruptos no quiere decir que la totalidad de un gobierno sea
corrupto.
Asimismo hay que señalar que pocas veces las ONGs combaten a la corrupción de
³guantes blancos², aquella que estafa naciones enteras, se adueña
ilegítimamente de empresas y recursos naturales; explota a los pueblos;
chantajea a los gobernantes, etcétera. Todo esto hace pensar, que la acción de
muchas ONGs en esta materia, está más dirigida a socavar el poder de los
gobiernos populares que ha combatir el flagelo de la corrupción en sus puntos
más neurálgicos.
Es responsabilidad de los gobiernos progresistas y sus instituciones, generar
severas campañas contra la corrupción; castigar con sumo rigor a aquellos
individuos involucrados en actos de esa naturaleza y someter a extricto
control a todos los funcionarios y gobernantes de turno.
¿Voceros de la sociedad civil? Es tendencia actualmente denominar a las ONGs
como OSC, Organizaciones de la Sociedad Civil. Esto tiene una intencionalidad.
Ante la crisis de las democracias representativas aparecieron, en todas
partes, diferentes formas de organizaciones populares exigiendo un nuevo
modelo de democracia: Asambleas Populares en Argentina, Cabildos Abiertos en
Ecuador, organizaciones de defensa de los recursos naturales, espacios
participativos de diferentes características, movimientos reivindicativos de
estructura horizontal, etcétera. Los partidos políticos tradicionales
sufrieron un duro golpe que llego a cuestionar su propia existencia. La
consigna ³que se vayan todos², se extendió en toda la región latinoamericana.
Esta situación fue aprovechada por diferentes ONGs que, ante el descrédito de
los partidos políticos tradicionales y ante la falta de instancias
organizativas que vehiculizaran los reclamos populares, ofrecieron sus
espacios como medios de instrumentalizar las protestas. Así, organizaciones
ecologistas, de derechos humanos, de género, pacifistas, académicas, etcétera,
se instalaron junto a los movimientos populares como una alternativa a las
organizaciones políticas revolucionarias. La izquierda, en parte, sin reflejos
y salpicada también por prácticas que la ubicaban dentro de las fuerzas
tradicionales, no acompañó, como correspondía hacerlo, al movimiento popular
de resistencia a las medidas neoliberales.
En esa etapa de la lucha antineoliberal, es cuando aparecen con gran fuerza
las ONGs latinoamericanas caribeñas, imponiendo el debate sobre una forzada
discusión entre ³movimientos sociales versus movimientos políticos². Las
organizaciones sociales eran consideradas y aceptadas en tanto y en cuanto se
mantuvieran alejadas y desvinculadas de los partidos políticos. Si bien
sabemos que esa artificial separación alcanzó sólo un período determinado, al
reconstruirse las fuerzas políticas progresistas y revolucionarias de las
derrotas sufridas por diferentes dictaduras militares o partidocráticas, se
volvió a dimensionar la tarea político militante como vehículo fundamental a
la hora de la lucha por el poder.
No obstante, hoy día, muchas ONGs siguen predicando la necesidad de minimizar
la lucha política partidaria, ubicandose como representantes de la ³sociedad
civil² y generando una discusión diversionista entre las fuerzas populares.
Esta audodesignación de determinadas ONGs, ahora transformadas en OSC
(Organizaciones de la Sociedad Civil), esta siendo aprovechada por la política
imperialista estadounidense. La Carta Democrática de la OEA es el instrumento
que ha elegido el gobierno nortamericano para imponer sanciones o ³beneficiar²
con elogios a los gobiernos, de acuerdo a los grados de sumisión que mantengan
con el Pentágono. Mientras más lacayo sea el gobierno con los intereses
imperialistas, conservando las formas de democracia representativa, más
felicitaciones recibirá por parte de la administración Bush. Mientras más se
ejerza la soberanía nacional y la independencia económica, por más que se
apliquen formas democráticas transparentes y profundas, ese gobierno recibirá
todos los ataques imperialistas y se considerará como un gobierno totalitario
e intolerante. Este es el caso de Venezuela, donde tras 6 años de gobierno,
sustentado en 9 elecciones democráticas, el gobierno de Hugo Chávez sigue
siendo agredido por los voceros de la Casa Blanca bajo el pretexto de ser un
gobierno autoritario.
¿Y cuál es el argumento de los Estados Unidos para querer esgrimir la Carta
Democrática contra gobiernos que han demostrado su intransigente vocación
democrática y participativa? La opinión de ³la sociedad civil²; los puntos de
vista de minorías reagrupadas en ONGs que se atribuyen la representación y
vocería de todas y todos los ciudadanos.
Es por lo tanto que se impone una denuncia categórica a todas estas ONGs que
se pronuncian en nombre de una sociedad civil que realmente no representan.
El terrorismo mediático, la influencia de estas ONGs en los foros
internacionales, las acciones desestabilizadoras y otras prácticas
antidemocráticas generan tensiones que pretenden presentarlas luego como
³estado de ingobernabilidad², caballito de batalla actual para atacar a los
gobiernos populares y progresistas. El autoritarismo de Chávez pone en peligro
la democracia venezolana; la corrupción del partido oficialista de Lula hace
crecer los grados de ingobernabilidad; los problemas de seguridad y falta de
políticas represivas pone en duda la gobernabilidad argentina del presidente
KirchnerSy una infinidad de argumentos que cuentan, para su respaldo, con la
posición cómplice de algunas ONGs al servicio de los intereses imperialistas.
Desarmar a los desarmados.
El divorcio entre pueblo y Fuerzas Armadas es un tema que ha afectado
superlativamente a los pueblos del Tercer Mundo y a los latinoamericanos
caribeños en particular.
Pero solo un análisis superficial de nuestro pasado ubicará a los militares
como enemigos históricos de nuestros pueblos. Al contrario, desde las guerras
de la independencia hasta nuestros días son muchos los ejemplos de militares
patriotas que supieron enfrentarse con el imperialismo y las oligarquías
nativas en pos de la soberanía nacional, la democracia y la justicia social.
Un antimilitarismo abstracto es enemigo inmediato de cualquier proyecto de
liberación nacional e independencia económica. Ahí una coincidencia peligrosa,
entre las ONGs ³pacifistas² y antimilitaristas y la posición neoliberal
globalizadora con respecto a nuestras Fuerzas Armadas. Ambas coinciden en que
los ejércitos nacionales deben reducirse a su mínima expresión, limitar sus
presupuestos, separarse de toda acción que no sea la específica, desmantelar
sus proyectos tecnológicos-científicos, etcétera.
En esta etapa se nota una importante ofensiva por parte de muchas ONGs
denunciando la implantación de bases militares estadounidenses en
latinoamérica y el caribe. Esa posición es meritoria y debe ser apoyada.
Pero también existe una tendencia bien definida a poner en un mismo plano de
igualdad a los ejércitos de un país opresor al de un país oprimido.
Las fuerzas armadas latinoamericanas pretender ser, una vez más, manejadas por
las fuerzas imperialistas, asignarles un rol de meras instituciones al
servicio de la seguridad interna, sin poder de fuego más no sea para reprimir
a los ciudadanos, inermes ante agresiones extranjeras, serviles a los dictados
del Pentágono en sus políticas antinarcóticos o antiterroristas.
Es necesario, cada vez más, que las Fuerzas Armadas latinoamericanas caribeñas
tomen una dimensión y coordinación acorde a los desafíos actuales, que las
posicione en la defensa nacional como un único bloque independiente, vinculada
estrechamente al pueblo y al proyecto regional de unidad y soberanía. Unas
Fuerzas Armadas despolitizadas, descomprometidas con los destinos de la Patria
y el pueblo es un error que caro se paga a la hora de las definiciones.
Despolitizar al ejército, convertirlo en un brazo armado al servicio de la
política imperialista, es el objetivo de las organizaciones pacifistas que
actuan en diferentes países de Nuestra América. En Argentina, tras la derrota
de la Batalla del Atlántico Sur más allá de la conducción militar entreguista-,
las ONGs antimilitaristas, se sumaron junto a la partidocracia de turno, a una
feroz campaña de ³desmalvinización², antesala de la implementación más salvaje
del modelo neoliberal. ³Contra el poder de fuego de las grandes potencias no
se puede², fue el argumento esgrimido por los pacifistas. El servicio militar
obligatorio, fue abolido; las empresas estatales conducidas por las Fuerzas
Armadas privatizadas (extranjerizadas); el Proyecto Cóndor -un misil de gran
alcance-, desmantelado; el presupuesto militar achicado a su mínima expresión;
etc étera. Cabe aclarar que la sanguinaria dictadura militar argentina
colaboró para esto, ya que el odio del pueblo hacia los represores impidió
abrir un espacio de discusión sobre ejes nacionales que hubiera llevado a
depurar las filas militares y reubicar a las Fuerzas Armadas en la misión para
la cual fueron constituídas.
Desarmar a los desarmados es la consigna del Imperio. Todo lo que apunta en
esa dirección atenta contra la defensa nacional, aisla a las Fuerzas Armadas
del pueblo y debilita a la Nación a nivel internacional.
La hora de los pueblos.
La violenta ofensiva neoliberal de los años 90 se ha debilitado. El Consenso
Washington atraviesa una etapa de severos cuestionamientos. Desde fines de
este año, hasta fines del 2006, el 87 por ciento de los habitantes de América
Latina y el Caribe votarán en elecciones presidenciales. El mapa político de
la región, para bien o para mal, se modificará.
Ante esta situación la Casa Blanca está preocupada. Gobiernos populares, que
no siguen a pie juntilla sus recomendaciones aparecen en la región: Argentina,
Brasil y Uruguay. En Bolivia Evo Morales y el Movimiento al Socialismo están
en condiciones de ganar las elecciones presidenciales de diciembre. Chávez y
Fidel reciben el apoyo de todo el pueblo de sus respectivos países. Los
sandinistas podrían alcanzar nuevamente el poder en el 2006. López Obrador y
el PRD de México aparecen con serias posibilidades ante el descrédito de Fox y
el tradicional PRI. La candidatura de Carlos Gaviria en Colombia no deja de
inquietar a Uribe, como asimismo la situación de Ecuador sigue preocupando a
los Estados Unidos. Fuerzas renovadas aparecen tambien en Chile, Perú y
Honduras, el Podemos y el Frente Amplio de Izquierda y el Partido Unificación
Democrática. De Guyana no se habla, pero las fuerzas progresistas avanzan
considerablemente.
Es en este marco que la hegemonía imperialista se comienza a deteriorar y de
allí su necesidad de mover piezas en el tablero que den otra imagen de la
política exterior estadounidense: una imagen ³progresista², ³solidaria² y
³democrática². Para esto le viene como anillo al dedo la presencia de estas
ONGs funcionales a sus intereses, suministrándolas de recursos y apoyo
mediático.
Las fuerzas populares latinoamericanas caribeñas tendrán que estar alertas
ante este ³caballo de Troya² que pretende desviar la discusión central y los
objetivos estratégicos del proceso revolucionario.
Es responsabilidad de las organizaciones patrióticas, progresistas y
revolucionarias no dejarse tentar por ³cantos de sirenas², profundizar la
democracia participativa y protagónica, condenar y ser inflexibles con la
corrupción, incorporar a las Fuerzas Armadas al proyecto de liberación y
avanzar hacia la construcción de una América Latina y Caribeña confederada,
independiente y con justicia social.
La ³Hora de los Pueblos² se viene anunciando. Un poderoso movimiento popular
latinoamericano caribeño, que reuna y coordine a las fuerzas transformadoras
será un avance significativo en esa dirección.