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Latinoamérica

Uribe y Yanovich continúan ofensiva contra Ecopetrol y la uso

Por Gustavo Triana 

El acuerdo firmado entre el Gobierno Nacional, Ecopetrol y la USO, con la participación como garantes de la Iglesia Católica, la CUT y el Concejo de Barrancabermeja,  puso fin a la patriótica huelga de 35 días que culminó en mayo de 2004. Las partes acordaron no privatizar a Ecopetrol, dotarla de autonomía financiera y adelantar el Plan Maestro de Cartagena, nombre con el que se conoce la ampliación y modernización de la refinería de dicha ciudad. 
Alegando que deben dar cumplimiento a las metas fiscales impuestas por el FMI, y muy a pesar de contar con distintas fuentes para financiar ese estratégico proyecto tan importante para Cartagena y para todo el país, Uribe, Carrasquilla, Mejía y Yanovich han notificado que la Refinería de Cartagena se privatizará y, en consecuencia, la nueva empresa será operada por inversionistas privados pues tendrá sólo 49% de participación estatal. 
El proyecto es estratégico por varias razones: el inminente déficit de combustibles líquidos que enfrentaremos al perder la autosuficiencia en crudo; los elevados precios internacionales; la importancia del desarrollo de la petroquímica, principalmente en la Costa Caribe, y la rentabilidad del proyecto. La refinería pasará de cargar 78 mil barriles diarios a 140 mil y se adecuará para la producción de materia prima con destino a la industria petroquímica. El costo se estima en 800 millones de dólares, con una alta taza de retorno de la inversión, si tenemos como referencia que el margen neto de refinación actual es de 2.35 dólares por barril, margen que aumentará con la modernización. 
Ecopetrol puede perfectamente desarrollar el proyecto con asignaciones precisas en el presupuesto nacional, como ya había sido aprobado en el gobierno de Andrés Pastrana. Ecopetrol tiene en el Fondo de Estabilización Petrolera, FAEP, más de 1.100 millones de dólares y 1.1 billones de pesos en un portafolio de inversiones temporales no estratégicas que puede recoger y dedicarlo al Plan Maestro de Cartagena. La estatal petrolera tiene además la capacidad de endeudamiento que requiere un proyecto de semejante magnitud. Si no se le confía a ella, es por las imposiciones del FMI y por favorecer a las trasnacionales del petróleo, en claro detrimento de los intereses nacionales y de nuestra soberanía. 
Como no es posible adelantar esa política antinacional sin antes golpear la valerosa resistencia de la USO, Yanovich y el ministro de «Desprotección Social» continúan desconociendo las recomendaciones de la OIT, que no encontró fundamento en la ilegalización de la huelga del año pasado. Ese organismo de las Naciones Unidas exigió reconsiderar las sanciones tomadas contra los dirigentes y huelguistas y cesar todos los procedimientos. En contravía de la OIT, Yanovich y los demás apátridas ejecutivos de Ecopetrol siguen dedicados a sancionar con suspensiones de hasta noventa días a los dirigentes, imponerles cobros pecuniarios de hasta cinco millones de pesos por las protestas y tratan de volver a despedir a los ciento seis compañeros reintegrados por el tribunal ad hoc. 
La USO, aun en proceso de recuperación después de la intensa batalla librada y con los fondos económicos completamente diezmados, sabrá sobreponerse y sacar adelante las tareas que se ha propuesto para defender a Ecopetrol, hacer respetar los acuerdos y obligar al gobierno y a la administración a cumplir las recomendaciones de la OIT.  
Afiliando al ya mayoritario contingente de obreros vinculados por el sistema de contratistas, acercando a los trabajadores de la mal llamada nómina directiva y granjeándose de nuevo la simpatía de las poblaciones petroleras, la USO cumplirá con su histórico papel, como defensora de la riqueza nacional.