Latinoamérica
|
Bolivia: cronica de un despojo
Andrés Soliz Rada
El Presidente de la República y ex Presidente de la Corte Suprema, Eduardo
Rodríguez Veltzé (ERV), ha declarado que las empresas estratégicas del Estado,
"capitalizadas" por Gonzalo Sánchez de Lozada (GSL), son ahora sociedades
anónimas, totalmente privadas. Tal afirmación no tiene fundamento. En efecto, si
las "capitalizadas" son privadas, ¿por qué Hugo Banzer (1997-2001) convirtió los
paquetes accionarios de estas sociedades en "acciones populares"? ¿Por qué
Carlos Mesa (2003-2005) consultó al país, mediante referéndum, el traspaso de
las acciones de Transredes, Chaco y Andina al ente petrolero estatal? ¿Por qué
el Parlamento determina el monto del Bonosol, que se paga con la rentabilidad de
las acciones? ¿Por qué las "capitalizadas" no cotizan en bolsa? ¿Es concebible
semejante ingerencia en verdaderas sociedades anónimas como la Maxus o la
Cervecería Boliviana Nacional? Lo cierto es que las "capitalizadas" , debido a
los vacíos jurídicos existentes, son "sociedades irregulares", como prevé el
artículo 134 del Código de Comercio.
En el contrato de administración y de suscripción de acciones suscrito entre el
Estado y la Euro Telecom. Internacional (ETI), que "capitalizó" la Empresa
Nacional de Telecomunicaciones (ENTEL), se indica que el "capitalizador" debe
demostrar, mediante auditoria, el monto de las inversiones comprometidas, las
que debían llegar a 610 millones de dólares, lo que elevó el patrimonio de la
empresa a 1.220 millones de dólares. Sin embargo, no se especificó qué entidad
estatal debía evaluar ese informe, en el que, a modo de ejemplo, figura la
compra de fibra óptica a 25 dólares el metro, en tanto su precio es de 5
dólares en el mercado internacional. Mesa, mediante Decreto Supremo, 28172, de
19/05/05, determinó que su Ministro de Desarrollo Económico, Walter
Kreidler, cumpla esa tarea, quien es dirigente de los empresarios privados,
hermano de Alfonso Kreidler, ex Ministro de GSL y miembro del directorio de la
Cooperativa de Teléfonos de Santa Cruz (COTAS), interesada en adquirir ENTEL, y
hermano también de José Kreidler, Vicepresidente de YPFB y gerente de la empresa
de Servicios Petroleros (Serpetrol).
El decreto de Mesa es un abuso contra el país y un absurdo legal. No se entiende
cómo un Ministro puede determinar la validez de una auditoria en que se hallan
en juego 1.200 millones de dólares, prescindiendo del Parlamento, la
Contraloría, el Servicio de Impuestos Internos y la Superintendencia del sector.
Tal disposición fue ejecutada por el actual Ministro de Desarrollo Económico,
Carlos Melchor Díaz Villavicencio, gerente de la poderosa empresa de servicios
petroleros Helmerich & Payne Rasco, quien aprobó la auditoria de ETI sin
observación alguna. La aprobación implica que el contrato de ETI con el Estado
ha terminado, de manera que el consorcio italiano puede disponer de sus acciones
sin restricción alguna. La auditoria nunca fue publicada.
El directorio de ENTEL "capitalizada· está integrado por 4 directores designados
por ETI y 3 por las AFPs, en representación de los ciudadanos bolivianos.
Las AFPs han nombrado, como representante de los ciudadanos bolivianos en ENTEL,
a Carlos Alberto López, quien es, al mismo tiempo, vocero de las petroleras que
operan en Bolivia. Otro representante es Walter Núñez Rodríguez, ex Presidente
de la Cámara Agropecuaria del Oriente (CAO) y ex Ministro de Jorge Quiroga
Ramírez (2001-2002). Las AFPs fueron representadas, al iniciar sus gestiones,
por Gonzalo Bedoya, de la Compañía aseguradora, CIA Cruz, que vendió seguros al
Lloyd Aéreo Boliviano (LAB), entidad que aporta acciones para el mismo sistema
de pensiones, y por Raúl Garafulic, quien también cometió el delito de tráfico
de influencias al comprar acciones del LAB en su propio beneficio. Las AFPs
están controladas por Bancos españoles y suizos.
Después de la aprobación clandestina de la auditoria, los accionistas de ENTEL
(50 % de ETI, 47 % de las AFPs que se apropiaron ilegalmente de las acciones de
los bolivianos) procedieron a distribuir entre los accionistas un tercio del
paquete accionario, que disminuyó de 1200 millones de dólares a 800 millones de
dólares. ETI, luego de recuperar sus inversiones, gracias a que gozó de un
mercado monopólico, anunció que abandonará el país, ya que venderá las acciones
de su propiedad. Entre los interesados en comprarlas se halla COTAS, que, con el
respaldo de las petroleras, ofrecerá pagar por las acciones sólo parte de su
valor, dentro de una operación financiera que también es "confidencial".