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Latinoamérica

Crónica de una muerte anunciada. A propósito del MIR boliviano

Runa Masi
Rebelión

En la década de los años setenta el Movimiento de Izquierda Revolucionario (MIR) de Bolivia, era uno de los bastiones y referentes políticos de la izquierda nacional. En ese entonces, este partido contaba con una camada de cuadros políticos de estatura combativa, que contribuían a la resistencia contra la dictadura de Banzer. No en vano la génesis de este partido había sido la lucha clandestina urbana y minera. Prácticamente, los fundadores de este partido habían tenido el roce y la afinidad con la lucha guerrillera del ELN, con la amarga experiencia de Teoponte.

Entre aquel periodo de gestación, la travesía democrática, el comienzo de los ciclos de claudicaciones y los pragmatismos de derechización con el Gobierno de la Unidad Democrática Popular (1982), hasta las sucesivas alianzas con los partidos conservadores, en especial del ex-dictador Hugo Banzer Zuáres, mediante cuyas alianzas incluso llegó a ser gobierno, la vida política del MIR tuvo un cauce vertiginoso de servicio incondicional a los intereses de la burguesía criolla y transnacional.

En la actualidad, este partido ya se encuentra en vías de desaparecer del escenario político boliviano. Este fenómeno se viene observando tras los acontecimientos de octubre del año 2003. Varias organizaciones políticas que expresan los intereses de los grupos de poder económico están pagando el costo de aquellos conflictos en los cuales el pueblo dijo su palabra. Al MIR le toca correr el camino por el cual ya están pasando esos partidos, tales como la ADN, la UCS y, tras las elecciones que se avecinan en diciembre de este año, el MNR y la NFR.

El MIR deja de existir porque asi lo quisieron sus principales líderes, como Jaime Paz Zamora. Para las elecciones generales que se avecinan, este partido acaba de retirar su participación y muchos de la cúpula dirigencial se encuentran en las listas como candidatos de otras organizaciones políticas y sociales denominadas "agrupaciones ciudadadanas".

La ambición por el Poder a cualquier precio, sin importar los principios ideológicos y políticos de este partido, ha llevado a demostrar un pragmatismo, similar al oportunismo y el transfugio. La lucha política, los movimientos sociales, expresión manifiesta e histórica de la lucha de clases, parece dictaminar sentencias de muerte para partidos que no están a la altura de los cambios que demanda la coyuntura internacional. Y este parece ser fin de un partido más que no supo reponder, ni encausar, los intereses de los sectores populares, de la clase obrera, de la clase media empobrecida y de los sectores indígenas que son la viva expresión de la mayoría nacional.