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Latinoamérica

El Plan Patriota y las leyes de la guerra.

                               

Análisis del fracaso del Plan Patriota a la luz de las leyes de la guerra.
 

Horacio Duque.

Estamos en épocas de balance del gobierno del señor Uribe Vélez. Tres años de gestión ultraderechista han dado forma a un régimen fascista de violencia, arbitrariedad y politiquería neopopulista en Colombia.

No obstante que a los colombianos se nos quiere hacer creer, mediante fraudulentas encuestas contratadas por los monopolios financieros y empresariales, que vivimos en el mejor de los mundos, la cruel realidad social de millones de colombianos es otra bien distinta. Hambre, miseria, desempleo, cierre de hospitales, enfermedades, analfabetismo, ignorancia, contaminación, malos salarios, desplazamiento, discriminación, despidos, violencia, narcotráfico, corrupción, detenciones arbitrarias, impunidad y politiquería, son la nota común en la vida cotidiana de las mayorías nacionales.

Los medios y las encuestas enmascaran la realidad de la nación, que los hechos mismos se encargan de contradecir como lo vimos recientemente con las protestas en la Guajira y en el paro del Putumayo.

Como la prioridad de esta administración ha sido la guerra contrainsurgente y el gasto presupuestal para financiar los planes bélicos, es apenas obvio que los colombianos concentremos la atención en el análisis de las estrategias y los planes gubernamentales correspondientes.

El Plan Patriota es tal vez el más llamativo programa estatal en lo concerniente a la guerra en los actuales momentos contra el movimiento guerrillero de las FARC-EP y el ELN.

Hay variados aspectos de dicho Plan que pueden ser objeto de una minuciosa reflexión. Es muy probable que así ocurra en el futuro dada la envergadura estratégica, política, presupuestal y militar asignada a este programa, en que esta fuertemente involucrada la administración imperialista de George W. Bush.

En el ámbito de este articulo, nuestro interés se orienta a mostrar un balance del Plan Patriota desde la perspectiva de lo que son los principios o leyes de la guerra. Para tal efecto hemos seleccionado un conjunto de principios que tienen validez tanto en conflictos convencionales como en confrontaciones no ortodoxas como la Colombiana.

En la guerra convencional son frecuentes leyes como el objetivo, la ofensiva, la masa, la economía de fuerza, la maniobra, la unidad de mando, la seguridad, la sorpresa y la sencillez. Por supuesto la guerra de guerrillas no es ajena a tales principios. No obstante se condición no ortodoxa descubre otras regularidades como las siguientes: el objetivo de la guerra es conservar las propias fuerzas y aniquilar las del enemigo; en toda guerra es necesario ocupar y dominar el territorio; toda guerra se decide en enfrentamientos cuerpo a cuerpo; la estrategia define la dirección del golpe principal y las reservas; concentrar una fuerza superior para aniquilar el enemigo; descubrir los errores del enemigo o inducirlo a cometer errores; mantener la iniciativa a toda costa; centralizar la dirección estratégica de la guerra y prevenir la derrota y estar preparado para un repliegue ordenado.

Aplicando la ley del objetivo –que concentra la atención hacia lo que se quiere lograr- el gobierno de Uribe y el Plan Patriota están inmersos en objetivos contradictorios al pretender derrotar a la guerrilla cuestionando sus banderas sociales, agrarias y de cambios profundos de una sociedad oligárquica, y al mismo tiempo implementar políticas que favorecen una minoría voraz de banqueros, terratenientes, generales corruptos, politiqueros, narcoparamilitares y multinacionales explotadoras de la riqueza nacional.

No obstante que Uribe y sus generales se empeñan en invalidar el soporte popular de la guerrilla, las políticas estatales, particularmente en las zonas de combate como el Guaviare, Caquetá, Meta, Putumayo, Arauca, Cauca y Nariño, profundizan la miseria, el hambre, la arbitrariedad y la impunidad. Los acuerdos del gobierno con las bandas criminales de los paramilitares que han despojado y desplazado millones de campesinos, desenmascaran la naturaleza del gobierno como un aparato inmoral de violencia contra los más pobres de la sociedad. Esto explica el regreso y la generalización de la guerra de guerrillas como forma principal de combate de los campesinos que acuden a esta forma de resistencia. Frente a lo cual el Ejercito recurre a modos convencionales de guerra que implican grandes desplazamientos de tropas con enormes costos humanos, presupuéstales, logísticos y políticos.

El objetivo político del Plan Patriota es contradictorio y ambiguo. Endeble y difuso. Mientras tanto el de la guerrilla es claro y preciso en su persistente tarea de desenmascarar un régimen de dominación carcomido por la podredumbre y la politiquería, como lo esta demostrando el ingreso de un expresidente al gobierno, como Embajador en Usa.

El objetivo político del Plan Patriota se desdibujo y termino convertido en un objetivo puramente militar, con abultados costos materiales, financieros, morales y políticos.

Lo cierto es que la guerrilla ha logrado el objetivo de conservar sus propias fuerzas afectando duramente las del enemigo, como esta ocurriendo desde principios del año 2005 con los sistemáticos golpes a unidades militares y policiales.

El principio de la ofensiva se refiere en general a como lograr el objetivo.

Es bien sabido que en toda guerra, las partes en conflicto se disputan la iniciativa en un campo de batalla, en un teatro de operaciones, en una zona de guerra e incluso a lo largo de toda la guerra, ya que la iniciativa significa libertad de acción para un ejército.

Todos los jefes militares saben esto y buscan mantener la iniciativa a toda costa; cuando la han perdido buscan sobreponerse rápidamente porque saben que una vez se pierde la iniciativa se esta a un paso de ser derrotado, se pierde la libertad de acción y se convierte en presa fácil del adversario.

Mantener la iniciativa en la guerra significa mantenerse a la ofensiva estratégica y aunque en las guerras defensivas, las guerras contra una fuerza superior, generalmente la ofensiva estratégica la mantiene la fuerza superior, no es menos cierto que la fuerza mas débil puede asegurarla no presentando combates donde el adversario quiere y cuando quiere sino cuando la fuerza mas débil puede asegurarse la victoria. Es decir, aunque en el plano estratégico la fuerza mas débil este a la defensiva, debe actuar a la ofensiva en el terreno táctico y operacional.

Para alcanzar su objetivo las FARC-EP ha buscado la ofensiva estratégica, cambiando de la ofensiva táctica a la defensiva táctica y a la inversa. Por lo contrario, el gobierno y el Plan Patriota han confundido la ofensiva táctica con la ofensiva estratégica y conducen la guerra sobre la defensa estratégica, persiguiendo un fin negativo como es la contrainsurgencia.

El fin negativo esta relacionado con el desgaste de la guerrilla, para lo cual es necesario que el tiempo este a favor del que persigue el fin negativo. Conforme pasa el tiempo, la voluntad que se erosiona es la del gobierno, no la del movimiento insurgente revolucionario.

El Plan Patriota y el gobierno actúan sobre la base de la defensa estratégica.

16,5 billones de pesos han sido gastados en los últimos 15 meses de vigencia del Plan Patriota. La economía de fuerza en el gasto civil y social del Estado lo único que ha conseguido es erosionar aun mas las bases políticas del sistema de gobierno actual.

El movimiento guerrillero ha encontrado el "centro de gravedad del conflicto". Basado en su larga experiencia de más de 40 años, el centro de gravedad que las FARC ha identificado es la alianza entre el gobierno fascista de Uribe Vélez y el régimen imperialista de Bush.

La actual ofensiva de las FARC hace un uso adecuado de los principios de masa, economía de fuerza y maniobra. Esto permite la superioridad en el campo de batalla. La historia de la guerra conoce de muchas experiencia en que tropas numéricamente inferiores derrotaron en el campo de batalla fuerzas hasta dos veces superiores, lo que aparentemente negaría el principio de masa; la verdad es que los jefes de las tropas numéricamente inferiores supieron disponer sus fuerzas, aprovechar los errores en la organización de las tropas enemigas, la moral de sus propias tropas y las del enemigo, atacar con acierto sus flancos, y concentrar el golpe principal en el punto decisivo, derrotando sus columnas por separado, en ese caso, los vencedores supieron concentrar una fuerza superior relativa en el campo de batalla. Clausewitz señalo que: "si puedes vencer a todos tus enemigos derrotando a uno de ellos, esa derrota debe ser el objetivo principal de la guerra. En este enemigo golpeamos el centro de gravedad del conflicto entero". Es bajo la luz de este centro de gravedad como la guerrilla esta aplicando masa, economía de fuerza y maniobra.

Ya los expertos han aportado abundantes pruebas sobre el tremendo error del Plan Patriota al concentrar una abultada cifra de soldados en el Caquetá, mientras el resto del país quedo sin protección, lo que, desde luego, ha sabido aprovechar la guerrilla dando muestras de una enorme flexibilidad, movilidad y capacidad para descubrir los errores de su ejercito enemigo e inducirlo a cometer errores.

Las FARC están mostrando que saben que en la guerra los errores son mucho mas frecuentes que en cualquier otra actividad humana, dado que se trata de voluntades opuestas que maniobran con el mismo objetivo de aniquilar a su adversario y donde cada uno de los bandos esconde su objetivo inmediato.

La actividad consciente en la guerra es una exigencia de quien quiera vencer, y eso lo tiene claro la guerrilla; lo cual a su vez requiere del conocimiento detallado del enemigo y de las propias fuerzas: los planes, maniobras, la capacidad de los mandos, la moral de las tropas, el aprovisionamiento, la retaguardia, la simpatía con que cada uno cuente entre las masas en el teatro de operaciones. Una vez conocido al enemigo y a las propias fuerzas, se puede hacer un balance aproximado de los encuentros, aprovechar las debilidades y errores del enemigo aumentándoselos conscientemente, e induciéndolo a cometer errores; normalmente, los ejércitos hacen movimientos que aparentan la dirección del golpe principal para golpear donde el adversario no lo esperaba, se le atrae a dar batallas en terrenos desfavorables para el, se le cortan las líneas de comunicaciones y abastecimientos para aislarlo y obligarlo a actuar a ciegas y desesperado.

El despliegue de las FARC en el Cauca y el Putumayo, es maniobra estratégica de línea exterior al Plan Patriota que lo desbarajusta en su concepción y organización. Pone en evidencia todas sus fallas estructurales, como lo acaba de registrar con agudeza el General Valencia Tovar, quien ha señalado que "varias veces se ha hecho mención en esta columna de la región Putumayo - Nariño como área de gravitación estratégica decisiva en el conflicto armado colombiano. La intensa actividad terrorista que se viene desarrollando desde el comienzo del presente año, indica a las claras la importancia que le asignan las FARC. Terrorismo combinado con acciones guerrilleras de alcance táctico, pero que, sumadas a las anteriores, constituyen innegable amenaza estratégica. En estas circunstancias, la región descrita y su protección avanzada en las montañas del Cauca con su población indígena que pretende una neutralidad imposible, configura el Teatro de Operaciones más importane del momento actual y, por lo tanto, demanda la variación del eje de esfuerzo estratégico del Estado, de la persecución contra la cúpula de las FARC hacia la recuperación de la zona de máxima gravitación. Es imperativo aceptar que allí se desarrolla un episodio decisivo de la confrontación con un adversario que puede ser terrorista en esencia, pero cuyo poder militar imprime a sus acciones carácter inequívoco de guerra". (El País, El valor estratégico del Putumayo, 1 de agosto de 2005).

La razón del principio unidad de mando es facilitar el logro del objetivo. Mientras en el nivel táctico esto es mejor conseguirlo confiriendo autoridad a un solo comandante, en el nivel estratégico implica una coordinación política y militar.

Toda la historia de la guerra confirma que esta debe tener un mando estratégico a fin de poder garantizar la actuación de las tropas en una sola dirección, coordinar las diferentes campañas e incluso los combates en el mismo campo de batalla. En la guerra no puede haber dos direcciones o se esta condenado a la derrota.

La guerra necesita, además, mantener un rumbo firme a pesar de las dificultades y complicaciones que puedan presentarse en el transcurso del objetivo que se persiga; no se podrá alcanzar la victoria si una vez tomado el rumbo este es desviado frecuentemente con los vaivenes, victorias o reveses que se presenten.

La dirección centralizada de la guerra no significa sin embargo, centralización absoluta de las operaciones, todo buen jefe militar sabe que debe permitir la iniciativa de los mandos inferiores e incluso de los combatientes con ajuste al plan general, pero nunca permitirá dos planes estratégicos de guerra y de campañas estratégicas.

En la conducción del Plan Patriota son evidentes los desencuentros entre lo político y lo militar. Así se desprende del hecho de haber nombrado dos ministros de defensa en los últimos treinta y seis meses como resultado de los conflictos con los generales de la cúpula militar; también se desprende del hecho de la renuncia de tres generales por discrepancias con la creación de comandos unificados, y del hecho de las destituciones de oficiales sin que medie un criterio profesional sino las intrigas de los políticos cercanos a la Presidencia.

La sencillez de la unidad de mando de la guerrilla comparada con el enredado y burocratizado sistema a través del cual el gobierno conduce el Plan Patriota y la guerra, casi habla por si mismo.

En lo que se refiere a seguridad y sorpresa, es notable que no obstante que esta ultima es muy difícil de obtener en las guerras moderna, en nuestro caso son cada vez mas recurrentes los golpes sorpresivos de la guerrilla a unidades del ejercito y la policía. Los golpes sorpresivos del movimiento insurgente son el indicador mas claro de la falta de estrategia en el Plan Patriota.

En cuanto al principio de seguridad que impide que el enemigo adquiera una ventaja inesperada, lo que se observa es que las fortalezas del ejercito de que tanto se hace alarde en las esferas oficiales, son muy frágiles porque la insurgencia ha sido capaz de revertir temporales situaciones adversas en las áreas de operaciones del Plan Patriota, mediante el sembrado de minas y la presencia de expertos francotiradores.

Aunque el principio de la sencillez no es fácilmente alcanzable ya que, como Clausewitz dice, en la guerra todo parece simple pero no es así, la guerrilla ha dado abundantes muestras de manejo descomplicado de sus operaciones y estrategia de guerra de guerrillas, en la nueva etapa.

Por ultimo, digamos que la guerrilla ha sabido prevenir la derrota y ha dado muestras de estar preparada para el repliegue ordenado. La estrategia exige prevenir la derrota y estar preparado para los repliegues ordenados. En la guerra más que en ninguna otra actividad el error y la derrota son los maestros de la victoria. No hay jefe militar que no se equivoque ni ejercito que no haya sufrido derrotas. No se trata por supuesto de cometer errores, quien menos errores cometa en la guerra mayores posibilidades de victoria tendrá, pero todo buen jefe militar sabe que puede ser derrotado, su éxito consiste en que a pesar de las derrotas es capaz de conquistar la victoria y por eso siempre debe tener un plan de retirada.

Una vez se ha comprendido que no es posible la victoria, cuando se ha observado que el enemigo es mas poderoso y la correlación de fuerzas no garantizara el éxito, cuando se sabe que la retirada es el único medio de esquivar el golpe decisivo del adversario y de conservar las propias fuerzas, con miras a las batallas futuras, el buen jefe militar debe tener un plan de retirada, un repliegue ordenado de sus fuerzas a fin de evitar la catástrofe que ocasionaría una desbandada de sus tropas. Es justamente lo que en su momento ha hecho el movimiento insurgente para evitar daños militares de consideración.

Total, el Plan Patriota ha sido un monumento al despilfarro y uno de los mayores desatinos en la historia militar colombiana.


* Bogota, 2 de agosto de 2005.
horacioduque54@hotmail.com