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El fantasma de agosto

La tensión política en Brasil tuvo su punto álgido la semana pasada cuando el publicista Duda Mendonça reveló en la comisión de investigación parlamentaria que abrió una cuenta en el paraíso fiscal de las Bahamas para recibir dinero del Partido de los Trabajadores (PT).

Mário Augusto Jakobskind
Brecha

Mendonça es considerado el principal exponente del marketing político y ha prestado sus servicios a varios políticos, incluyendo al ex alcalde de San Pablo Paulo Maluf, que hasta hace poco tiempo era citado como sinónimo de corrupción. Sin que nadie se lo pidiera, reveló que recibió 10 millones de reales (4 millones de dólares) en el exterior, lo que implica que se trata de dinero salido de forma ilegal del país, de la llamada "caja dos", a través de empresas del publicista Marcos Valério. Después de sus declaraciones, la palabra impeachment (destitución por prevaricación) volvió a aparecer en los análisis y las declaraciones de dirigentes de la oposición. Sin embargo, con el correr de los días la destitución de Lula fue descartada hasta por sus más radicales opositores.
Varios factores contribuyeron a ese cambio. El primero es que la popularidad de Lula, aun si ha bajado, se mantiene en niveles elevados, por lo que pedir su destitución podría provocar inestabilidad social y colocaría al presidente en posición de víctima, según entiende la oposición. El segundo es el llamado "efecto Severino", que podría llevar al presidente de la Cámara de diputados, el polémico conservador Severino Cavalcanti, a ocupar la presidencia de la República por un plazo mínimo de 30 días, hasta la elección por el Congreso de un nuevo presidente hasta el 31 de diciembre de 2006.
Tanto la denuncia de Duda Mendonça como la del ex diputado Valdemar Costa Neto, según quien Lula y el vicepresidente José Alencar sabían que el PT pagaría una alta suma al Partido Liberal –de Costa Neto y Alencar– en la campaña electoral de 2002, elevaron la temperatura política. Si las denuncias fueran investigadas hasta las últimas consecuencias y se pudieran confirmar, Lula y Alencar podrían perder sus cargos. Todos los acusados, incluyendo al diputado José Dirceu, que habría cancelado el acuerdo, desmintieron las acusaciones de Costa Neto. Las cuentas de Mendonça en el exterior están siendo investigadas por la Policía Federal, y no se descarta la hipótesis de que el hombre del marketing esté trabajando con cuentas en el exterior desde 1989.
SEVERINO PREPARADO. Entusiasmado con la idea de ser presidente, Cavalcanti hizo declaraciones en las que dijo estar preparado para asumir el cargo, pero pidió que no hubiera prisa en el proceso de destitución de Lula y Alencar. "Debemos esperar alguna prueba real contra el presidente. Si participó, debemos castigarlo. Y el castigo es la destitución."
A través de la ministra de la Casa Civil, Dilma Roussef, el gobierno respondió considerando sus declaraciones como "irresponsables".
La propia oposición, en una reunión de líderes en el Congreso, descartó el proceso de destitución. Representantes del pfl (derecha tradicional), del psdb (socialdemócratas), PPS (ex comunistas), PDT (laboristas) y PV (partido al que adhiere el ministro de Cultura, Gilberto Gil) decidieron que a partir de ahora tendrán reuniones frecuentes para trazar acciones comunes en el Congreso y especialmente en las comisiones de investigación de la corrupción.
La propuesta de la senadora del PSOL (disidentes del PT) Heloisa Helena para convocar una consulta sobre la realización de un referéndum derogatorio del mandato de Lula, no tuvo respaldo en el mundo político.
PEDIDO DE DISCULPAS. En medio de este clima de tensión, Lula pidió disculpas, dividiendo aun más el escenario político, dejando dudas incluso en los sectores de izquierda del PT. "No tengo ninguna vergüenza de decirle al pueblo brasileño que tenemos que pedir disculpas. El PT tiene que pedir disculpas, el gobierno, donde se equivocó, debe disculparse", afirmó Lula poco antes del comienzo de una reunión ministerial. Añadió que se sentía "traicionado por prácticas inaceptables, de las cuales nunca tuve conocimiento".
La crisis política hizo que el movimiento social realizara una manifestación el martes 16 en Brasilia, a la que acudieron unas 20 mil personas. Los sin tierra (mst) y la central sindical de izquierda (cut), que más de una vez pidieron cambios en la política económica del gobierno, se posicionaron contra un golpe que, según creen, los sectores conservadores están ejecutando contra Lula.
Lo que más temen los conservadores de Brasil, de acuerdo a algunos analistas, es que la inestabilidad política que atraviesa el país sirva de pretexto para que el movimiento social y popular aumente su participación en el escenario político. Bastó que Lula interviniera en actos con amplia participación popular para que los medios conservadores destaquen "el peligro de chavización del actual gobierno". En otros términos: Lula puede hacer lo que quiera, menos alianzas con los sectores populares y sacarlos a la calle.
¿LULA FUERA DEL PT? Uno de los rumores que ganó estado público es la posibilidad de que Lula abandone el PT, aunque para varios analistas se trata apenas de especulaciones. Parece difícil que el presidente continúe haciendo actividad política por fuera del ámbito partidario en el que actúa desde que dejó la vida sindical. Sería como si Ronaldinho pasara a jugar con la camiseta de la selección de otro país.
Otros políticos, como el senador petista Cristovam Buarque, de Brasilia, y el senador de Rio de Janeiro, Roberto Saturnino Braga, estarían a un paso de dejar el PT, mientras no se excluye la posibilidad de que sectores de izquierda sigan ese camino. El tiempo límite para tomar esta decisión sería la segunda quincena de setiembre, cuando el PT elija su nueva dirección. Dos corrientes de izquierda, la de Plínio de Arruda Sampaio, un veterano militante socialista, y la de Raul Pont, ex alcalde de Porto Alegre, compiten en la elección interna, mientras sus bases estarían dispuestas a salir del partido en caso de que la corriente vinculada a José Dirceu, el Campo Mayoritario, mantenga la hegemonía en la dirección.
Sin embargo, un evidente desasosiego atraviesa al conjunto de la miliancia petista y de los movimientos sociales. Muchos se preguntan si a esta altura el PT es "recuperable", mientras las páginas y sitios web de la izquierda reflejan un pofundo desconcierto, y no pocas desavenencias. Incluso el dirigente de los sin tierra, João Pedro Stédile, reconocido como uno de los más capaces políticos de la izquierda brasileña, admitió en un reciente debate que carece de alternativas a la crisis actual.
Un sector del partido, que incluiría hasta 20 de los 90 diputados, analiza la posibilidad de abandonar la sigla en función del resultado de las internas de setiembre. En paralelo, los movimientos sociales apuntan a intensificar la movilización social para modificar la relación de fuerzas con la derecha, a la que acusan con razón de estar detrás de todas las denuncias creando un clima que puede forzar la renuncia del presidente. Pero unos y otros encuentran grandes dificultades para ir más allá de la declaración de intenciones y la denuncia.
En la historia de Brasil el mes de agosto ha estado signado por graves sucesos políticos: el suicidio del presidente Getúlio Vargas, en 1954, la renuncia de Janio Quadros, en 1961, y la renuncia de Fernando Collor, en 1992, para evitar su destitución. No es casualidad que algunos diarios y revistas hayan encabezado sus ediciones con titulares como "El fantasma de agosto ronda al gobierno de Lula".