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Paraguay niega rumores sobre instalación base militar de EE.UU.
Sin embargo, se sospecha que el puesto de avanzada en la Triple Frontera estaría en Mariscal Estigarribia, a 200 kilómetros de Bolivia
Prensa Latina
Paraguay negó hoy insistentes rumores sobre la posible instalación de una base
militar de Estados Unidos en su territorio en coincidencia con el arribo de
medio millar de soldados norteamericanos para maniobras conjuntas. En una nota
del Ministerio de Defensa y la cancillería paraguayos se rechaza la versión
tomada con preocupación por Bolivia, Argentina y Brasil esta semana ante la
llegada de los uniformados del país del Norte y en medio de un debate sobre la
inmunidad otorgada por el Congreso a esos efectivos.
El comunicado
dijo que Paraguay "no suscribió acuerdo alguno con Estados Unidos para el
establecimiento de una base militar norteamericana en el territorio de la
República". La nota agregó que el país tampoco firmó acuerdos que impliquen
ninguna excepción a la jurisdicción establecida en el Estatuto de Roma, que
actúa sobre crímenes de lesa humanidad.
El Congreso
paraguayo autorizó a finales de junio el ingreso y libre tránsito de los marines
hasta diciembre de 2006 y les otorgó un trato similar al de los funcionarios
diplomáticos administrativos. Las tropas estadounidenses también tienen
permitido movilizar armas y medicamentos en toda la nación conosureña.
Por las
concesiones otorgadas a esas tropas -que pueden actuar libremente dentro del
territorio-, no es difícil suponer que Washington consiguió finalmente colocar
un peón adelantado de cara a la Triple Frontera, y muy cercano a gobiernos que
le molestan. El sitio escogido sería el aeropuerto semiclandestino que existe
desde hace algunos años en el Chaco paraguayo, con posibilidades para albergar
hasta 16 mil militares, aterrizar aviones B-52 y Galaxy, y desembarcar material
bélico pesado. La pista, de tres mil 800 metros de largo -suficientes para
misiones de ese tipo-, está situada en Mariscal Estigarribia, a unos 200
kilómetros de la frontera con Bolivia.
Allí irían a
parar los contingentes militares, cuya entrada aprobó el Congreso Nacional justo
cuando el embajador estadounidense, Francis Keane, anunció una asistencia
financiera para fortalecer la lucha contra la corrupción, lavado de dinero y
terrorismo. Los soldados norteamericanos poseen ahora las mismas prerrogativas
de un funcionario diplomático, no tienen que responder por los daños que causen
a la salud o al medio ambiente, ni tampoco a los recursos de la población.
Los
privilegios (que tanto Brasil como Argentina se negaron a otorgar) incluyen la
liberación aduanera y la exención de inspecciones e impuestos para los productos
y propiedades. Con vigencia hasta diciembre de 2006 y prorrogables
automáticamente, las franquicias incluyen el reconocimiento de las matrículas
médicas y las licencias de conducción de vehículos que traigan de su país.
Algunas
organizaciones advirtieron que la presencia estadounidense en Paraguay tendría
como objetivo controlar las reservas energéticas de Bolivia y la zona denominada
Triple Frontera, limítrofe con Brasil y Argentina, donde Estados Unidos sospecha
que se financian actividades terroristas.
La aclaración
se hizo pública el mismo día en que legisladores de Brasil y Bolivia
manifestaron preocupación por el posible establecimiento de una base
estadounidense en un alejado poblado en el noroeste del país. En el lugar existe
actualmente un cuartel de las Fuerzas Armadas paraguayas.