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Latinoam�rica

Jefferson, el hombre-bomba de la pol�tica brasile�a
Gobierno Lula y Partido de los Trabajadores naufragan

Pep Valenzuela
Rebeli�n

En dos meses a penas, el diputado y expresidente del centroderechista Partido Trabalhista Brasileiro (PTB) ha descabezado, en parte, el gobierno de Lula, y amenaza con no dejar t�tere con cabeza en el Partido de los Trabajadores del presidente de la rep�blica.
Aliado del gobierno, Jefferson fue denunciado como responsable de un esquema de cobro de propinas a trav�s del favorecimiento de empresas suministradoras de la empresa federal de correos. Dispuesto a no vender barata su piel, el que fuera miembro de la "tropa de choque" del depuesto presidente Collor de Mello (en 1992), decidi� arrastrar en su ca�da a cuantos fuera posible.
Convencido, posiblemente, de la dificultad de atacar con �xito directamente al presidente Lula, el diputado petebista apunt� directo al segundo en importancia del Gobierno y hombre de absoluta confianza de Lula, hasta ayer, por lo menos, Jos� Dirceu. Y junto con �l, a la c�pula del PT, tesorero y secretario general primero,
Del�bio Soares y Silvio Pereira-Silvinho, que ya han dimitido, y al propio presidente despu�s, el ex-guerrillero Jos� Genoino, de quien ni �l mismo sabe el futuro. Seg�n todos los indicios, aunque se mantuviese en el cargo, ser�a sin autoridad moral para ejercerlo cabalmente.
Autoinculpado de recibir 4 millones de reales y tr�fico de influencias para la designaci�n de cargos en ministerios y empresas estatales, Jefferson pretende que los responsables de todo ese esquema son los mencionados dirigentes del PT. A�ade, adem�s, un caso de pago de "mensualidades" extras para que diputados de la base aliada, especialmente del PTB, del PL y tambi�n del PP, votasen a favor del Gobierno.
Las mensualidades estar�an entre los 15.000 y los 30.000 reales, equivalente a 5.000 o 10.000 euros.
A falta de pruebas, de las que hasta hoy s�lo hay indicios que envuelven al �ltimo y gran protagonista del caso, el publicitario Marcos Valerio de Souza, relacion�ndolo con los dirigentes petistas, el �xito del expresidente del PTB ha sido rotundo por el momento. En primer lugar, el PT est� viviendo la que es la peor crisis de sus 25 a�os de existencia y de la saldr� gravemente tocado para bastante tiempo sea cual sea el desenlace.
El gobierno, al que se viene acusando de par�lisis ante las denuncias, realmente no parece encontrar v�a de salida. Sin poder contar con PTB, PL y PP, incapaces de asegurar firmeza al gobierno, adem�s de acusados de participaci�n en los casos de corrupci�n, Lula volvi� sus ojos para el tradicional y segunda mayor bancada federal, el PMDB (Partido Movimiento Democr�tico Brasile�o), que ya estaba en el gobierno, ofreci�ndole una participaci�n mayor, o sea m�s ministerios. Despu�s de un dif�cil acuerdo, que no consigui� comprometer a todo el PMDB, el d�a que Lula ten�a que anunciar esa reforma ministerial, mi�rcoles 6 de junio, se hizo p�blica una carta del jefe del grupo parlamentario de ese partido en el que reconoce la implicaci�n tambi�n de esa fuerza en el esquema de corruptelas.
Falto de osad�a y prisionero de una intrincada mara�a de tr�fico de influencias y pagamiento de propinas, que, como el mismo Jefferson sentenci�, forma parte de la estructura pol�tico-institucional del pa�s, el PT, cuya Direcci�n Nacional se re�ne el pr�ximo s�bado para recomponer la c�pula, corre un grande riesgo de colapso e inhabilitaci�n para la acci�n pol�tica por mucho tiempo. Mientras, sin saber todav�a si podr� salvar hoy por hoy su gobierno, a cada minuto que pasa Lula tiene m�s claro que puede olvidarse de la reelecci�n el pr�ximo a�o. Con ellos, si no se produjese alg�n acontecimiento extraordinario, se hunde la esperanza del "otro Brasil posible".


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