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Latinoamérica

Concede, por primera vez, una extensa entrevista a la revista Semana
El líder paramilitar Vicente Castaño expresa su apoyo a la candidatura de Alvaro Uribe a la presidencia de Colombia, su simpatía por Estados Unidos y sus estrechas relaciones con el ejército


Adolfo Mena

José Vicente Castaño Gil fue quien hace más de 10 años consolidó los primeros bloques de autodefensa y se encargó de diseñar y expandir el fenómeno paramilitar a todos los rincones del territorio, según la revista Semana. Jamás había hablado en público y dejó que sus hermanos, Carlos y Fidel, fueran los protagonistas públicos de la historia reciente del paramilitarismo en Colombia.
Vicente Castaño, según la publicación colombiana, ha estado relacionado con muchos episodios criminales y varias investigaciones penales. Una de ellas lo señala de haber ordenado el atentado del dirigente sindical Wilson Borja en diciembre de 2000. También está relacionado en los procesos que se abrieron tras los asesinatos de los ex congresistas araucanos Alfredo Colmenares Chía y Octavio Sarmiento. Su nombre también ha sido vinculado con el mundo del narcotráfico. El año pasado el fiscal David Kelly del Distrito Sur de Nueva York lo acusó, junto con Diego Fernando Murillo, alias 'Don Berna', de haber exportado "miles de kilos de cocaína a Estados Unidos, y es responsable de haber proporcionado cómplices con rutas para la importación de miles de kilos de cocaína desde Colombia hasta Estados Unidos", según el indictment.

La semana pasada el gobierno anunció la próxima desmovilización de Vicente Castaño. La revista Semana ha presentado en exclusiva la única entrevista que ha dado el verdadero hombre fuerte de los paramilitares donde aporta claves de su funcionamiento y confirma la gran mayoría de las acusaciones que los sectores populares colombianos esgrimen frente al presidente del país.

El líder paramilitar reconoce que sus filas se nutren del ejército: "Al comienzo fue muy difícil reclutar gente del común. Entonces se empezó a reclutar a miembros y ex miembros de las Fuerzas Armadas pero casi ninguno servía porque la instrucción inicial de las autodefensas era muy drástica y ellos veían que la cosa iba a ser muy complicada y con mucha disciplina."

Aunque afirma que no cuentan con asesores militares extranjeros, sí reconoce que su hermano Carlos "recibió instrucción de los israelíes, de Yair Klein y compañía".

También señala que su organización se expandió "por toda la Costa Atlántica hasta llegar a la frontera con Venezuela". Ha sido desde este país, donde se ha denunciado el acoso de los paramilitares colombianos.

En cuanto a la financiación reconoce que procede de "ganaderos y los industriales que hacían aportes directos", incluso afirma que el crecimiento paramilitar era difícil donde "no había esas personas pudientes que aportaran dinero". Todo ello confirma que detrás de las sangrientas masacres están los sectores adinerados colombianos, quienes nunca han sido procesados ni han sufrido ninguna acción judicial ni gubernamental por esa financiación.
Los líderes paramilitares son conscientes del carácter criminal y genocidio de sus acciones, hasta el punto de que el entrevistado afirma que el anterior líder, su hermano Carlos Castaño, se retiró de la dirección para evitar ser juzgado por la Corte Penal Internacional que juzgará delitos de lesa humanidad.
Sobre la sombra de duda ante la muerte de Carlos Castaño, no se pronuncia: "Está desaparecido porque ninguno de nosotros lo ha visto muerto. Hasta que no aparezca o lo vea muerto no diré nada", pero reconoce que el sueño de Carlos era negociar su entrega a Estados Unidos y no descarta que colaborara con la "justicia" norteamericana. De hecho afirma que "mantenía buenas relaciones con algunos americanos" y tanto su primera como se segunda esposa están refugiadas en EEUU.
De algún modo Vicente Castaño reconoce cuál es la política de seguridad democrática del presidente Uribe al afirmar que "termina con la razón de existir de los paramilitares" que se encargaban de masacrar a líderes sindicales y campesinos.
Pero lo más impresionante es su apuesta por Uribe como candidato adecuado a la presidencia de Colombia: "El ambiente ahora es de preocupación e incertidumbre debido al cambio de presidente. Nosotros tenemos la palabra de un presidente comprometido con el país pero eso nos dura un año. A los comandantes les preocupa saber cuándo y en qué condiciones les va a tocar desmovilizarse. Cuáles van a ser las condiciones de la ley de justicia y paz. Y cuál va a ser la posición del próximo presidente frente a las autodefensas. Porque con Uribe uno ya sabe a qué atenerse".

Cuando afirma "a qué atenerse" se refiere a la impunidad que les garantiza Uribe: "Cuando hablo de un blindaje jurídico incluyo la extradición". "Nosotros siempre hemos visto el tema de la extradición como un tema político que depende de las buenas relaciones que Colombia tenga con Estados Unidos. Creemos mucho en el Presidente y en el aval que le han dado los americanos al apoyar el proceso. Los americanos nunca incumplen", añadió para confirmar el apoyo norteamericano a la impunidad paramilitar en Colombia.

Con absoluta frivolidad descarta cualquier reparación a las víctimas de sus crímenes al ser preguntado por el periodista: "La reparación es más simbólica. No entendemos cómo le podemos reponer a una persona un familiar perdido. Nosotros también hemos sido víctimas".
También confirma las acusaciones de quienes han denunciado que el objetivo de los paramilitares es legalizarse y quedarse con todas las tierras que han usurpado a los campesinos: "ya lo venimos haciendo con proyectos productivos en varias zonas del país. Queremos que nos dejen hacer nuevos modelos de empresas que ya hemos venido desarrollando a nivel nacional".

Tampoco ocultan que su proyecto es de apoyo a los sectores más enriquecidos de la desigual sociedad colombiana: "En Urabá tenemos cultivos de palma. Yo mismo conseguí los empresarios para invertir en esos proyectos que son duraderos y productivos. La idea es llevar a los ricos a invertir en ese tipo de proyectos en diferentes zonas del país. Al llevar a los ricos a esas zonas llegan las instituciones del Estado. Desafortunadamente las instituciones del Estado sólo le caminan a esas cosas cuando están los ricos. Hay que llevar ricos a todas las regiones del país y esa es una de las misiones que tienen todos los comandantes".

Del mismo modo, confirma que los políticos en las zonas bajo su control son títeres del paramilitarismo y sus crímenes: "Hay una amistad con los políticos en las zonas en donde operamos. Hay relaciones directas entre los comandantes y los políticos y se forman alianzas que son innegables. Las autodefensas les dan consejos a muchos de ellos y hay comandantes que tienen sus amigos candidatos a las corporaciones y a las alcaldías". De ahí que esos políticos se conviertan en objetivo de la guerrilla en el conflicto colombiano, no son meros civiles como afirma el gobierno.
Por eso no niega el comentario del periodista de que "son varias las regiones del país dominadas por ustedes donde sólo se presenta a elecciones un candidato".
La complicidad de los políticos colombianos con el paramilitarismo llega, según sus palabras, a más de la tercera parte: "podemos afirmar que tenemos más del 35 por ciento de amigos en el Congreso".
También revela la existencia de un acuerdo entre el gobierno y el paramilitar 'Berna', prácticamente liberado tras su detención.
Reconoce su relación con los narcotraficantes y la incorporación de ellos para integrar bloques paramilitares: "Nosotros sólo pensábamos en la libertad del país de la opresión guerrillera. (...) El tema del narcotráfico nunca nos ha dividido".

Otra estrategia denunciada por los sectores populares que reconoce el líder paramilitar es su objetivo de involucrar a los paramilitares "en departamentos de seguridad, en seguridad privada o con el Estado. Son muchachos que son profesionales en un campo, que es la seguridad, y si se les pone a hacer cosas que ellos no saben hacer van a estar inconformes".

También revela la presencia de ex miembros de la Fuerza Pública en sus filas, aunque no tiene buen concepto de ellos: "Los ex militares que tenemos en nuestras tropas son muy buenos en la parte administrativa pero malos para combatir. Algunos de estos soldados son buenos es en táctica de defensa, especialmente cuando hay que salir corriendo, porque hasta para correr se necesita táctica".

Para finalizar, y por lo que pueda pasar ante un tribunal, afirma que nunca ha estado en un combate.