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Latinoamérica

El Alto: "Aquí los pobres están luchando, no hay paso"


La intensa humareda es señal de que las avenidas y calles están bloqueadas Pese al paro del transporte público que plantea demandas sectoriales, este jueves los lienzos de la Federación de Juntas Vecinales (Fejuve) y la Central Obrera Regional (COR) de El Alto encabezaron las cotidianas marchas iniciadas hace más de un mes en demanda de la nacionalización y de las recuperación de los hidrocarburos.
Como hace más de una semana, la mitad de los vecinos quedan en las zonas para bloquear con piedras, cascajo y chatarras de vehículos las principales vías de acceso y encienden una fogata, símbolo de que la zona se encuentra en la lucha por los recursos naturales.
Las personas mayores y vecinas se sientan alrededor para iniciar su vigilancia mientras sus diestras manos recorren ágilmente de un extremo a otros sus tejidos.
Los chóferes que osan trabajar son silbados y los gritos les dicen "aquí los pobres están luchando, no hay paso" le sigue una carrera y concluye con la huida ruidosa de un transportista que se animó a pasar por las piedras que pusieron los vecinos para bloquear el acceso.
La otra mitad, se aprovisiona de petardos y con el estandarte a cuestas parten rumbo a La Ceja de El Alto, donde se sumarán a las masas de marchistas de más de 420 zonas, en medio de estribillos "Pueblo que escuchas únete a la lucha".
"Chicotazos" En el trayecto, el encargado de dar chicotazos a los "rompe paros" agita con fuerza su chicote mientras sus compañeros silban y piden a los chóferes que guarden sus autos y se sumen a la marcha.
Los episodios de ayudantes que presurosos levantan las piedras del camino y que con una pequeña escoba barren los pedazos de vidrios, se repetían en varios sectores y fueron castigados con rechiflas.
A su paso las montañas de basura esparcidas por plazas, avenidas y calles fue también una de las imágenes que pasó varias veces por la vista de los marchistas.
El encuentro con dirigentes vecinales, fue otra de las facetas del recorrido al igual que las escenas de los chóferes que daban tres chicotazos a quienes no cumplían con la determinación de su ente matriz. Al "tupac" y luego el consabido grito de dolor, aunque algunos como una forma de protesta, molestos vociferaban.
Las bicicletas, se adueñaron de las vías así como los partidos de fútbol, los heladeros, fresqueros y pasankalleros que avanzaban trasteando sus productos junto a los marchistas, saciaban la sed y el hambre.
Esta misma táctica, rige la participación de casi todos los sectores de la ciudad de El Alto, para lograr que: la lucha sea de todos y no de pocos, todos nos sacrificamos para que todos disfruten de los logros, es la filosofía que los guía.
En el caso de los gremialistas, una mitad vigila los "qhatos" (puestos de venta) y la otra mitad va a marchar a La Ceja, en su trayecto detectan ferias francas zonales y mercados, que son cerrados tras un diálogo corto con los secretarios generales o maestras mayores, a quienes les piden que se sumen a la lucha por el futuro de su hijos.
Las marchas encabezadas por estandartes whipalas y banderas nacionales y seguida por centenares de vecinos y vecinas enfundadas en gorras y sombreros, se abren paso entre las polvorientas calles, que se unen con voluntad inquebrantable en las Av. Juan Pablo II, 6 de Marzo, Bolivia, Cívica, Satélite, arriban a la sede de su ente matriz.
Este fue un día más, en la historia de las movilizaciones de esta ciudad denominada rebelde por su alto compromiso con la justicia, defensor de los recursos naturales y centinela de la unidad nacional.