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Latinoamérica

CNN "pide" la renuncia de Evo Morales

José Pinto
Alai-Amlatina

El día de ayer 6 de junio por la noche, inmediatamente después que el Presidente Carlos Mesa presentara, por segunda vez, su renuncia a la presidencia de Bolivia, la cadena internacional CNN estableció contacto con el diputado y líder del Movimiento al Socialismo, Evo Morales, y le realizó una entrevista "en vivo".
Pocas veces la audiencia de dicha cadena ha tenido la oportunidad de observar, no sólo el interés por cuestionar opiniones de un entrevistado -a lo cual se puede tener derecho- sino el de plantearle una exigencia que supuestamente provendría de Bolivia: "señor Morales (dijo la entrevistadora), usted estaría dispuesto -tal como muchos sectores de Bolivia lo están planteando- a renunciar a su condición de presidente del Movimiento al Socialismo y a su diputación".
Morales no perdió el aplomo y respondió que él se debe a las bases del MAS; pero, como era de esperar, también aludió a un interés mediático por distorsionar a los movimientos sociales bolivianos y hacerlos aparecer como los causantes de la actual situación por la que atraviesa su país.
Esta vez la entrevistadora no cumplió aquella máxima de que "cuando nos acercamos sabemos tomar distancia", que ella misma reitera cuando su empresa la presenta como una de las periodistas más serias y exitosas en Latinoamérica. Lo de anoche, incluidos sus gestos de molestia, quedará en los registros de su empresa como un tiro al aire; esta vez fue más bien un líder boliviano quien marcó distancia con sus pretensiones de manipular la información.
Pero más allá de lo que este hecho pudiera tener de anecdótico -lo cual no nos parece- es necesario que la opinión pública latinoamericana y todas las organizaciones que respaldan el derecho de los pueblos a exigir participación en las decisiones de sus estados, rechacen la campaña internacional en contra de Bolivia, encabezada por la Secretaria de Estado de los EEUU y que ciertamente encuentra muchas cajas de resonancia en los medios de comunicación y el pequeño ejército de profesionales de la desinformación en nuestros países.
Probablemente arrecien los "análisis" y las acusaciones de "ingobernabilidad, agonía, narcoestado, país enfermo", etc. Por ello este es el momento de generar una amplia cadena de solidaridad que respalde el derecho de los bolivianos más pobres a la exigibilidad de sus derechos. En Bolivia se está jugando un derecho universal y las soluciones finales, con toda seguridad, serán de mucha mayor utilidad que todas las recetas que las políticas de ajustes neoliberal impusieron a este país y que ahora están mostrando sus lamentables resultados.