Latinoamérica
|
En el país de "La Cumparsita", la justicia social
Hugo Cores
Entorno
Los resultados de las elecciones municipales (Intendencias) celebradas
recientemente indican con claridad que tiende a consolidarse la presencia
electoral de la izquierda en el Interior del país y que, a diferencia de las
elecciones anteriores, esto ocurre también cuando lo que se eligen son
autoridades locales.
El gran respaldo electoral recibido en un indicador del rotundo fracaso de los
partidos tradicionales en la conducción de los asuntos departamentales, y marca
otro escalón en el proceso de descaecimiento del clientelismo y la corrupción
como mecanismos de cazar votos de incautos. A la vez, está indicando el reflejo
hacia todo el país de la impronta que el gobierno nacional está dando a su
gestión.
Para la fuerza política es otro acrecentamiento del desafío de conducir
políticamente el cambio y por tanto de dar señales de vida y ser capaz de
producir un pensamiento orientador para todo el país. Un desafío que el estado
actual de la organización interna del Frente Amplio(FA) difícilmente será capaz
de asumir. Los cambios propios, la adecuación del instrumento FA a las nuevas
responsabilidades políticas se impone con más rigor que nunca.
En el plano nacional, el gobierno sigue mostrando dinamismo e iniciativas en
varios terrenos. En otros, el peso muerto de las malas administraciones
anteriores sigue operando como una traba más importante que lo esperado.
Cuando las palancas están engripadas
La derecha se empeña en seguir atacando al Estado en forma genérica. Siempre
como sinónimo de burocratización y despilfarro. Pero el Estado que la izquierda
ha heredado no es el "concepto Estado", una abstracción válida para cualquier
período o para cualquier lugar. No. Es una realización específica, resultado de
un proceso histórico y fruto de determinadas políticas, que respondían a los
intereses políticos y materiales de los grupos dominantes.
En el fondo, el Estado uruguayo es el resultado del fracaso del capitalismo
dependiente, cuya aceptación fue un dogma intocado durante decenios por los
partidos conservadores y los intereses hegemónicos.
Este aparato no fue organizado para servir a la mayoría de la población animado
con criterios republicanos y democráticos. Estas son constataciones simples pero
que conviene no olvidar.
Ahora que empieza a verse por dentro, el Estado muestra hasta qué punto es
inepto para cumplir las funciones socialmente justas que se enuncian en la
Constitución y las leyes orgánicas de las empresas públicas.
Ahora, cuando por la decisión soberana del pueblo se intenta cambiar el rumbo al
país, buena parte de los instrumentos no funcionan. Una porción de los jerarcas
más antiguos son poco confiables, lo que agrava el hecho que la izquierda llega
con poca experiencia de administración nacional a lugares claves, en medio de
equipos gerenciales que han sido ingresados o ascendidos con los criterios de
los partidos dispensadores de privilegios y regalías.
La miseria no es "un hecho de la naturaleza"
Los logros económicos y sociales del gobierno de izquierda, como siempre lo
supimos, y se anunció, serán lentos, poco espectaculares. El país no cuenta con
las reservas y los recursos naturales de Argentina ni de Venezuela
Esa lentitud es perversa. Esa tardanza -que no es despreocupación- dilata la
situación de injusticia y exclusión social en la que viven cientos de miles de
uruguayos que constituyen la preocupación central del programa y la voluntad del
partido que ha accedido al gobierno el 1º de marzo.
Ahora bien, esta demora en lograr la mejoría social debiera ser explicitada:
mostrar ante el pueblo las razones externas e internas de nuestro descalabro
económico.
La dependencia, el daño que nos infligieron las políticas del FMI, las leyes
leoninas que regulan el comercio internacional en beneficio de los países ricos,
el papel de los banqueros, los especuladores y los usureros en el estancamiento
económico del país.
La responsabilidad de los dirigentes políticos que dieron cobertura a las
deformaciones y amputaciones que nos impuso el modelo neoliberal. Y las trenzas
mafiosas que se han ido tejiendo en estos últimos años.
La izquierda debe hacerlo como un elemento de educación cívica, de comprensión
pública, de toma de conciencia ciudadana.
Y junto con la explicitación, se hace necesaria la adopción de medidas drásticas
con los responsables de delitos contra el patrimonio nacional, contra los bienes
de todo el pueblo.
Sería funesto que los grandes expoliadores del Estado quedaran impunes.
Desde el punto de vista simbólico tendría un efecto éticamente negativo. Una
especie de todo da igual, que es incompatible con la identidad y las tradiciones
republicanas del país y con los valores que la izquierda ha realzado.
Si el "público señalamiento" de los corruptos se demora. Si también la justicia
tarda, estaremos perdiendo uno de los factores principales por los que la gente
ha dado su apoyo a la izquierda.
El gobierno y los conflictos de clase
En otro orden de temas, en estos días ha cobrado gran importancia el conflicto
que mantienen los trabajadores con la empresa francesa del gas (GASEBA)
Por el momento en que ocurre, durante las primeras semanas de un gobierno de
izquierda y por los reclamos que dan origen a la acción gremial, el conflicto
reviste una enorme significación como anticipo, como prueba y condensación.
El gremio ha desenvuelto una línea de acción caracterizada por su tenacidad en
la defensa de ciertos valores propios de los trabajadores. Para empezar el
rechazo al despido de los dirigentes sindicales elegidos por los operarios.
La empresa actuó con un olímpico desprecio por las normas existentes en el país
y se mantuvo arrogante en la defensa de los despidos. Pese a los años
transcurridos, el gremio no abandonó el reclamo de la reposición de sus
compañeros.
Al mismo tiempo, la organización obrera asumió la actitud que el Estado, con los
gobiernos anteriores, no quiso cumplir: denunciar las irregularidades
operativas, comerciales y la falta de seguridad de los servicios prestados por
la trasnacional francesa. El sindicato no confundió gremialismo con
corporativismo.
Junto con los intereses solidarios con sus compañeros, el gremio supo actuar
como un fiscal público denunciando los perjuicios que para el país aparejaba el
incumplimiento de sus obligaciones por parte de la concesionaria francesa.
Un servicio caro y malo. Ausencia de inversiones e incumplimiento en la mejoría
de las instalaciones, la conducta de GASEBA tiene grandes analogías con otras
empresas, privadas y extranjeras, a las que se les otorgó determinados servicios
públicos. Su negligencia ha contribuido a colocar al país en los umbrales de una
crisis energética importante.
Pero la lógica de la empresa es enriquecerse lo antes posible, despreocupándose
de las implicancias que su conducta tiene para los intereses del país. Y el
sindicato obrero denunciando, reuniendo documentación, proponiendo otros
caminos. Para defender lo suyo y lo de todos.
<Exigiendo el cumplimiento de la ley, la reposición de los despedidos a través
del Ministerio de Trabajo y de la Dirección Nacional de Trabajo. Con mucha
claridad y mucha firmeza en defensa de los derechos de los trabajadores y de las
leyes del país.
También la intervención del Ministerio de Industria ha sido de una defensa neta
de los intereses del país en una zona tan delicada como es la disponibilidad
energética.
Si alguien pretendió echar leña a la hoguera para hacer de este conflicto
gremial un factor de rozamiento del gobierno con las organizaciones sindicales,
se equivocó feo. Tanto el sindicato del gas como el PIT-CNT ( Organización que
recoge a todas las filiales sindicales y las centraliza con un Secretariado
General) actuaron con firmeza y con claridad política, sabiendo y haciendo saber
que en el país hay cosas que cambiaron decisivamente y que las relaciones del
sindicalismo con este elenco no son las mismas que cuando los Ministros de
Trabajo, o sus cuadros dependientes, eran un brazo más del poder de las
patronales.
Del lado de la justicia social
En momentos que crece la agremiación, y el sindicalismo tiende a recuperar su
peso histórico en la vida del país, cuando se abren nuevas perspectivas a partir
de la convocatoria a los Consejos de Salarios, es importante que todos tomemos
conciencia de la situación en la que estamos.
Podrá haber hasta ahora insuficiencias y errores en el accionar del gobierno.
Declaraciones que no satisfacen y gestos que desconciertan. Pero estos
episodios, que hacen a la cuestión medular de las relaciones del capital con el
trabajo, muestran el signo principal que se propone lograr esta administración:
que se la identifique como un gobierno consustanciado con el valor de la
justicia social, de la mejora de la situación de los humildes y de la gente de
trabajo. Y eso ha quedado completamente claro en los hechos que comentamos.