Latinoamérica
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La degeneración cubre toda la vida política del Perú
Luis Arce Borja
Los ladrones son perdonados, los mafiosos y jefes de bandas armadas son
absueltos y viven cómodamente en lujosas residencias. Criminales y genocidas son
sancionados con penas benignas. El palacio de gobierno se convierte en un antro
de corrupción. La vida política presenta un cuadro nauseabundo integrado por
mercenarios, tránsfugas y personajes caricaturescos. Prófugos de la justicia se
declaran candidatos presidenciales. Los partidos y organizaciones políticas,
escuálidas y en descomposición, realizan pactos mafiosos para seguir traficando
con las necesidades del pueblo. La vida política del país está hundida en la
corrupción general, y su perspectiva es que esta situación seguirá en desarrollo
hasta su crisis total.
La característica principal del Perú oficial es su degeneración en el manejo
político administrativo del país. Más o menos al mismo nivel de todas las
republicas bananeras de América Latina tiene los mismos síntomas de sociedad en
descomposición. Un gobierno despreciado por el pueblo, un parlamento de
pacotilla integrado por bribones y charlatanes, un poder judicial corrupto y
vendido al poder central, partidos políticos oficiales que se llaman
democráticos y de izquierda, pero que son compinches de los grupos de poder, una
prensa coimera y mercenarizada, fuerzas armadas corrompidas, y como de costumbre
una iglesia manipuladora que trafica con la religiosidad de un pueblo
desesperado por el hambre y la miseria creciente.
Vale insistir para el derrotero del lector, que el Perú tomando solamente los
últimos gobernantes, configura sin riesgo a la exageración un país en manos de
delincuentes de la peor catadura moral. Y no hablamos de aquellos descarriados
sociales que roban pollos o asaltan un banco. Nada de eso. Estos, los que se han
apoderado del poder del Estado, para robar y saquear, cometen crímenes y
asesinatos a mansalva. Son extremadamente peligrosos. Hacen alianzas con el
narcotráfico internacional y utilizan el Estado para cometer los peores delitos.
Por ejemplo, solamente en el año 1984, durante el gobierno del 'demócrata'
Fernando Belaúnde se contabilizó 4,428 muertos la mayor parte asesinados por las
fuerzas represivas, y sin embargo Belaúnde fue reconocido como una especie de
héroe de la paz y la democracia peruana. Entre 1985 y 1990, durante el reinado
del reaccionario y aprista Alan García Pérez, las fuerzas represivas cometieron
más de 12 mil asesinatos bajo el pretexto de luchar contra la subversión. Entre
otras de las responsabilidades criminales de García hay que anotar la matanza de
300 prisioneros de guerra en junio de 1986. Pero como si nada hubiera pasado,
ahora García se prepara para ser el candidato presidencial del próximo año. La
misma historia ocurrió con Alberto Fujimori (1990-2000), quien para cometer sus
fechorías arrasó a sangre y fuego la población civil. Sus mayores crímenes
fueron contra los campesinos y pobladores pobres. Sin embargo, este individuo, a
vista y paciencia de los corruptos que ahora gobiernan el Perú (nada hacen para
extraditarlo), amenaza con regresar al país y ser el candidato sorpresa para las
elecciones presidenciales del 2006. Ahora con Toledo, el 'gobierno de todas las
sangres' y que junto a su mujer se presentó como el predestinado de los dioses
incas, la situación es tan igual como en los años de apogeo de Belaúnde, de
García Pérez y de Fujimori. Por ello hemos dicho alguna vez, que el actual
gobierno es una mezcla concentrada de los últimos regimenes peruanos.
Cuando pedimos al lector que contenga el asco para enterarse de lo que pasa en
Perú, tampoco exageramos. ¿Unas muestras?. No hay problemas, y para comprobar
esto solo basta abrir los diarios y revistas del Perú, que han rebajado el
periodismo a una hoja inmunda de crónica roja de los bajos fondos. Por ejemplo,
desde hace más de un año las primeras páginas de los diarios están referidas a
las firmas falsificadas por el grupo político de Alejandro Toledo. Es bueno
recordar que para las elecciones del 2001 el partido de Toledo (Perú Posible)
falsificó miles de firmas para lograr su inscripción en el Jurado nacional de
Elecciones. Lo grave de este hecho, es que la prensa repite y repite esta
información, no para buscar que se aplique la ley a los falsificadores y
estafadores del electorado, sino para agotar la paciencia de la opinión publica,
y que por cansancio abandone una posición critica y objetiva sobre este problema
de corrupción en los que están involucrados los partidos políticos, el
parlamento, el poder judicial y directamente el gobierno. La misma táctica se
utilizó cuando Alan García Pérez estuvo en el extranjero como prófugo de la
justicia peruana. Se dijo tanto de este asunto, que finalmente la opinión
publica se harto del asunto y ahora García ha vuelto a ser un 'ciudadano
respetable'. Lo mismo ocurre con la famosa 'extradición de Fujimori'. Desde el
hace 4 años no hay un solo día que los medios de comunicación no agiten su
paginas al respecto, pero la realidad es que el 'Chino', se pasa la buena vida
en Japón y lo peor es que alista maletas para sus regreso triunfante.
Como parte de la lamentable situación peruana, la prensa ha dado inicio a una
campaña escandalosa para 'denunciar' que el 'Cholo' Toledo tiene una nueva
amante (Lady Bardales Castillo) la que proviene nada menos de la policía
femenina del Perú. Es claro que esta campaña, nada tiene de moralista, su único
propósito es echar una cortina de humo a cuestiones más graves en la que esta
involucrado Toledo y su familia. ¿Cómo no fue esta misma prensa la que decía no
hace mucho tiempo (durante la campaña electoral del 2001), que Toledo amaba
hasta la locura a su 'inteligentísima' y 'bellísima' esposa Eliane Karp, la que
tenía poderes divinos para hablar con los Apus o dioses incas. Como parte de
este mismo cuadro barroco, Alberto Fujimori que vive a todo confort en Tokio
(con los millones de dólares que se llevó en maletas diplomáticas), se presentó
aparatosamente en el consulado peruano en Japón para renovar su carta de
identidad, y como si el problema no fuere con él se tomo fotos y realizó
filmaciones teatrales bajo el propósito de preparar su futura campaña electoral.
De otro lado, el general ex jefe del Comando Conjunto de las Fuerzas Armadas,
Nicolás Hermosa Ríos, responsable de muertes y crímenes masivos y ladrón de una
centena de millones de dólares y otros actos de corrupción durante el
fujimorismo, vive actualmente en su lujosa residencia limeña y desde donde se
acaba de enterar que, gracias a los jueces peruanos (que se venden al peso) ha
sido sentenciado a 8 años de prisión. En los términos de las leyes penales, si
alguien es condenado a 8 años, esa pena se reduce (por simulacro de estudio, de
trabajo y buena conducta) a 8 meses.
En la otra ventana del antro Perú, el poder judicial ordenó la libertad de
Agustín Mantilla, ex ministro del interior del gobierno aprista de Alan García,
quien fue el cabecilla del grupo paramilitar 'Rodrigo Franco', responsable de
varias decenas se asesinatos clandestinos. Mantilla, vestido con ropa militar de
camuflaje, participó directamente en el asesinato de una centena de prisioneros
de guerra en el penal de la Isla San Lorenzo (junio1986), y durante el régimen
fujimorista estuvo ligado a Vladimiro Montesinos. Con estos delitos a cuesta,
ahora se pasea libremente por las 'amplias avenidas de la corrupción peruana'.
En el mismo terreno fangoso, Patria Roja, el APRA de García Pérez, y Javier Diez
Canseco han iniciado conversaciones para 'revitalizar el proceso electoral del
2006'. Y Alan García, que ya olvido su pasado de crímenes, corrupción, grupos
paramilitares, y bandolerismo político, se siente el 'candidato de consenso' y
esta seguro que de la misma forma que en 1985, la izquierda caviar y la derecha
'democrática', serás sus socios de campaña presidencial.