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Posiciones de dignidad y soberanía en la política exterior ecuatoriana
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Un baño de dignidad y soberanía cayó sobre Ecuador. La semana pasada fue el
Embajador del país ante la OEA, el que puso las reglas del juego en las
relaciones de la comunidad internacional frente al país: «El Ecuador no es el
hermano menor» y no acepta tutelaje para llevar adelante su proceso de
fortalecimiento institucional y democrático, dijo Mario Alemán, y apuntó que la
recomendación de Luigi Enaudi y sus chicos interviene en un asunto que es
«netamente de la soberanía de Ecuador». Rompió así las intenciones del delegado
estadounidense de aprovechar la situación ecuatoriana para, en el futuro,
aplicar la Carta Democrática a otros países que no respondan a sus intereses.
Todavía más allá fue el ex canciller Alfonso Barrera, quien señaló que «puede
ser que en este caso nos estén usando como campo de prueba que, posteriormente,
puede servir para golpear a un tercero, Venezuela, lo cual sería antiético».
Hoy, el Ministro de Relaciones Exteriores, Antonio Parra Gil, descartó que el
nuevo gobierno vaya a intervenir en el conflicto interno de Colombia, a la vez
que anunció que exigirá que en una franja de 10 Km., las avionetas
estadounidenses se abstengan de fumigar, hasta que, una comisión científico
técnica tripartita analice, con objetividad, los efectos que sobre la salud
humana y el ambiente causan las aspersiones químicas.
La posición fue impulsada por el Ministro de Gobierno, Mauricio Gándara, quien
señaló que las fumigaciones «deben suspenderse hasta comprobar fehacientemente
que no haya daños como consecuencia». El alto funcionario anunció que el pasado
jueves se conformó un Comité Interministerial para analizar los efectos de las
fumigaciones en la zona de frontera común con Colombia y confirmó que el Ecuador
solicitará oficialmente la suspensión de las fumigaciones. Éstas han causado
graves daños sobre infantes, adultos, animales, sembríos, y especialmente sobre
la rica biodiversidad genética del área, como han denunciado pobladores,
organizaciones y medios, de manera insistente.
El Presidente de la República por su parte nombró una nueva comisión negociadora
del Tratado de Libre Comercio, despejando las dudas que tenía al respecto un
mayoritario sector de la población. El paso, al decir de los ex representantes
de la ex ministra gutierrista Ivonne Baki, es desestabilizador de los «acuerdos»
desconocidos para el Ecuador, a los que habrían llegado con la administración
Bush. Algunos de los nuevos delegados se han pronunciado claramente sobre la
necesidad de «desclasificar» la información sobre las negociaciones y la
urgencia de que sea el pueblo el que defina si el TLC va. Preocupación sobre
temas tan delicados como Propiedad Intelectual y Agricultura, que fueron
manejados de forma irresponsable y antipatriótica por la misión anterior, son
ahora motivo de discusión pública.
Cuatro temas básicos en relación a la soberanía: respeto al principio de
Autodeterminación, no intervención en el conflicto colombiano, rechazo a las
fumigaciones y participación y decisión de la población en relación al TLC, han
sido abordados en este primer mes de nuevo gobierno.
Las referidas acciones dan cuenta clara de la intención de marcar un nuevo rumbo
en la política exterior del país, acorde con la exigencia de la población
levantada en la Rebelión de Abril y en jornadas anteriores. Es en este sendero,
el de las relaciones internacionales, donde el pueblo está encontrando algunas
respuestas que diferencian al nuevo período del entreguismo antipatria del
anterior.
Dejar de ser el «mejor aliado», es una reivindicación nacional y una necesidad
de sobrevivencia del Estado. El gobierno nos está dando muestras que hay interés
por recobrar la Patria para los ecuatorianos. Esperamos que igual derrotero se
siga en el resto de áreas como Energía, Educación y Ambiente, en las cuales se
generan dudas y recelos.
La soberanía debe ser un principio rector en todas las actuaciones, el rasero
para evaluar las decisiones y el objetivo de vida y futuro del país.
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