Latinoamérica
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Fracasó totalmente en Colombia el combate a las drogas ¿o no?
Emir Sader
Alai-amlatina
Después de invertir 3 mil millones de dólares en la mayor operación jamás
realizada contra las drogas en Colombia, Estados Unidos no logró disminuir la
oferta de drogas en su país. En el 2001, el área de plantaciones que los
gobiernos de Colombia y de Estados Unidos consideraron haber erradicado sería
casi el doble, sin embargo el área de cosecha restante continúa prácticamente
igual.
Colombia continúa abasteciendo el 90% del mercado estadounidense. "Los
indicadores de disponibilidad de cocaína están estables o ligeramente mayores en
el mercado de drogas del país", confesó la agencia de la política antidrogas de
la Casa Blanca. Los precios permanecen estables y la pureza de la droga habría
aumentado, según las mismas fuentes. En suma, fracasó totalmente la operación de
combate a las drogas. ¿O no? Si imaginamos que el objetivo es el combate a las
drogas, evidentemente la operación -llamada Plan Colombia- fracasó. El uso de 82
aviones para lanzar herbicidas en plantaciones -en principio de coca, pero
afectando en forma indiscriminada a la agricultura en general-, la
militarización del país, la masacre de la población civil, no tuvieron efecto
sobre el abastecimiento de cocaína a Estados Unidos.
A pesar de esto, el gobierno colombiano pidió a la secretaria de Estado,
Condolezza Rice, a su paso por el país el mes pasado, recursos para construir
una base aérea supuestamente para avanzar en la lucha contra las drogas,
argumentando la disposición del nuevo gobierno de Ecuador de desactivar la base
de Manta (1) y su decisión de no conceder inmunidad a las tropas estadounidenses
presentes en el país. El presidente estadounidense, por su lado, solicitó otros
734 millones de dólares para el Plan Colombia al Congreso de Estados Unidos.
Las razones del fracaso son claras: se desplaza hacia el exterior el combate a
las drogas, sin combatirlas dentro del país. Siguiendo el mismo procedimiento
que históricamente adoptó, exorciza sus problemas, buscando chivos expiatorios
en el exterior. En este caso, los campesinos andinos, los gobiernos y los
movimientos sociales de la región. Basta preguntarse, cuántos jefes del
narcotráfico están presos en Estados Unidos, para darnos cuenta de cómo no son
combatidos dentro de ese país, lo que probablemente implicaría el enfrentamiento
a las enormes mafias -que cruzan el sistema financiero- que trafican en el país,
que, de lejos, es el mayor mercado consumidor de drogas en el mundo. Mientras no
combate a sus traficantes, exige a los otros gobiernos que extraditen a los
suyos hacia Estados Unidos para que sean acusados y juzgados por la Justicia de
este país, en lugar de sus jefes, dentro de sus fronteras.
Sin ningún efecto en el combate a las drogas, la Operación Colombia continúa,
porque su objetivo es el combate a las guerrillas en Colombia. Es esa la
finalidad real de las inversiones millonarias realizadas por Washington en ese
país, intensificando el foco de los enfrentamientos violentos y haciendo de
Colombia el país más violento y alterado del continente. Y, sin embargo, el
diagnóstico del gobierno Bush -y de sus portavoces locales- es que Venezuela
sería el factor de mayor inestabilidad en la región.
Una encuesta de opinión hecha por el Instituto Dataanálisis, indica que el
presidente venezolano tiene el apoyo de más del 70% de la población. Y no porque
intensifique los conflictos armados en el país -como hace su vecino, Alvaro
Uribe- sino por las políticas sociales que lleva a cabo y por la derrota
institucional y pacífica que propinó a la oposición en el referendo y en las
elecciones del año pasado. Con eso, Estados Unidos vio debilitarse
definitivamente las fuerzas golpistas que infructuosamente promovió y apoyó en
los últimos años.
Inestable se encuentra Colombia, con la Operación llevada a cabo por los
gobiernos estadounidense y colombiano, inestables son las situaciones internas
en Ecuador, Bolivia y Nicaragua, por las políticas llevadas a cabo por sus
gobiernos, siguiendo las directrices de los organismos internacionales apoyados
por Washington. Pero las pésimas noticias de los últimos días para el gobierno
de Bush -derrota en las elecciones de secretario general de la OEA, pérdida del
gobierno aliado en Ecuador y sustitución por un gobierno que se distancia de
Estados Unidos y derrota de la operación para impedir la candidatura favorita de
López Obrador a la Presidencia de México- hacen que el gobierno Bush tenga que
consolarse con Colombia y Alvaro Uribe, como su principal aliado en el
continente. Aislados y debilitados, tenderá a intensificar las hostilidades en
Colombia, contra Venezuela y contra Cuba. Y manda representantes para fingir que
todo anda bien para ellos en el continente. Al mal tiempo, buena cara, como la
de su secretaria de Estado que volvió con las manos vacías de su fracasado viaje
por el continente.
(Traducción ALAI)
1) Luego del derrocamiento del coronel Lucio Gutiérrez el 20 de abril, el nuevo
ministro de Gobierno, Mauricio Gándara, manifestó la intención de revisar el
convenio sobre la base de Manta. Pocos días después, el presidente Alfredo
Palacio, tras reunirse con la embajadora de EE.UU. Kristie Kenny, señaló que
éste continuará hasta el 2009 (NDLR)