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Colombia: Resistencia e iniciativas de paz de los pueblos indígenas
Luis Evelis Andrade Casama
Alai-Amlatina
Bogotá.- Intervención de la Organización Nacional Indígena de Colombia ONIC
en el: Foro Social y Político ante la emergencia humanitaria en el Cauca En el
análisis por conveniencia que el Presidente Uribe hace de nuestro país, para
ofertarlo en los mercados de la globalización de cara a minimizar los riesgos
para la inversión extranjera y consolidar los escenarios para la
institucionalización del TLC, Colombia es el país de las seguridades jurídicas,
sociales, democráticas y militares; además, el paraíso de la gobernabilidad en
el entendido de la banca multilateral.
Para el presidente Uribe en Colombia no pasa nada en el orden social y son los
enemigos de su reelección, la patria y el desarrollo económico de la nación los
que se han inventado una guerra. Para el Presidente Uribe, las masacres, los
asesinatos, los desplazamientos y las violaciones de los DDHH y al DIH, son
hechos meramente fortuitos, casos aislados que bajo ningún pretexto tienen un
significado político, reflejan una lucha por el poder o son una muestra del
conflicto social que vive Colombia.
Para el presidente Uribe, sus enemigos, los que se inventan la guerra, sólo
buscan deslegitimar ante la comunidad internacional su exitosa y patriótica
gestión de paz y justicia, para someter las fuerzas paramilitares, las mismas
que según él, han cesado sus acciones militares para someterse a la justicia
colombiana en un proceso ejemplarizante que sólo busca la verdad y la reparación
a las víctimas, también casuales, de unos incidentes sin relevancia,
posiblemente relacionados con la producción y comercialización de
estupefacientes.
De acuerdo con el Presidente Uribe, los enemigos de su gobierno y reelección
inmediata, inventan muertes que no existen, como los veinte asesinatos de
indígenas en lo que va corrido de este año, diez de ellos a los comuneros y
líderes de los pueblos Nasa, Koreguaje, Yanacona y Pasto. Así mismo las mentes
de los detractores del Presidente Uribe, se imaginaron para desprestigiarlo que
entre los meses de enero y abril de 2005 fueron obligados a desplazarse de sus
territorios como consecuencia de la guerra 5.052 indígenas de los pueblos Inga,
Yanacona, Nasa, Pasto, Wiwa, Koreguaje, Uitoto y Embera de Bojayá y Jajarandó.
Los enemigos del presidente Uribe, tienen mucha imaginación, soñaron que en el
2003, se presentaron 123 crímenes contra indígenas, la mayoría sin resolver o
judicializar a los responsables que en el 2004, 156 indígenas fueron masacrados
violentamente y que durante los últimos veintinueve meses han sido asesinados
299 indígenas, sin referenciar a los desaparecidos o mencionar hechos de
amenaza, tortura, lesiones personales y violaciones de mujeres. Lastimosamente
le tenemos que decir al Presidente que estos datos son ciertos y que la guerra
no es un invento de enemigos, porque los indígenas la vivimos en carne propia.
En tanto los indígenas reclaman justicia del Estado, para capturar y juzgar a
los responsables de estas muertes, la impunidad reinante en Colombia, permite
que los asesinos prosigan sembrando el terror y realizando nuevos actos de
barbarie.
Para desgracia de los colombianos y nuestras esperanzas de paz, tenemos un
presidente que a pesar de sus consejos comunitarios, su política de seguridad
democrática y sus campañas militares del Plan Patriota; no vive ni acepta el
país que dice representar y evade realizar el mandato de la Constitución que
juró defender.
En la actualidad el 30% de los pueblos indígenas del país enfrentan problemas
relacionados con la guerra entre paramilitares, guerrilla y las fuerzas
militares. Sin embargo en los últimos meses el conflicto se ha incrementado con
mayor fuerza entre los Wayuu, Wiwa, Kankuamo, Coreguaje, Embera, Nasa, Yanacona,
Inga, Pasto y Awa.
Los pueblos del sur occidente colombiano, le han hecho frente a la guerra con
iniciativas propias de resistencia y paz, autonomía y ejercicio de gobierno y
derecho propio. Los actores armados que sin excepción se niegan a aceptar la
autonomía indígena y reconocer a sus autoridades, acatando su gobierno y el
derecho propio que las asiste; se ensañan con los pueblos indígenas convirtiendo
sus territorios en escenarios para demostrar e intimidar con su poderío militar
y capacidad de control estratégico de recursos.
En este panorama de guerra los pueblos indígenas, sus autoridades y
organizaciones en tanto propongan y prosiguen con sus campañas de resistencia
frente al conflicto armado y sus actores, realizan su autonomía y establecen
procesos propios de paz, unos más visibles que otros, se constituyen en estorbos
y enemigos de las partes en disputa; donde el estado los estigmatiza, para
marginarlos de su atención por el hecho de disentir frente al actual gobierno en
asuntos como el Censo Nacional, el ALCA, el TLC, la erradicación de cultivos
ilícitos, la política de hidrocarburos, la implementación de mega proyectos, el
ordenamiento territorial o el manejo de los recursos naturales y del medio
ambiente entre otros temas.
Los desarrollos políticos de los pueblos indígenas y el movimiento indígena
nacional, así como su capacidad de movilización y de relacionamiento
internacional, se han convertido en una piedra en el zapato para el gobierno
intolerante del Presidente Uribe que en su paranoia, ve enemigos entre quienes
no se entregan a sus intereses, políticas y presupuestos; esto cuando no niega
de plano la capacidad de los pueblos indígenas a producir sus propias
iniciativas frente a los temas que los afectan y comprometen el futuro de la
nación.
La ONIC, hace un llamado a la unidad de los pueblos indígenas de Colombia, para
enfrentar las amenazas que frente a su autonomía e iniciativas de resistencia y
paz, le opone el gobierno del Presidente Uribe y los actores armados en
conflicto.
Así mismo convoca a los sectores democráticos del país y a la comunidad
internacional, para que acompañen con su veeduría y solidaridad, los procesos de
resistencia e iniciativas de paz que vienen estableciendo los pueblos indígenas
con autonomía y dignidad para hacerle frente a la guerra en Colombia.
La ONIC solicita a las Naciones Unidas que cree una Relatoría Especial para los
Pueblos Indígenas de Colombia, que tenga como objetivo hacerle seguimiento y
evaluación a la violación de sus DDHH, DIH y derechos colectivos.
La ONIC propone hacer una reflexión interna de las incidencias del conflicto
armado en el ejercicio del gobierno propio y las iniciativas de paz de los
pueblos indígenas de Colombia.
Finalmente la ONIC, exige respeto por la autonomía, las autoridades, los
territorios, el gobierno propio y las iniciativas de paz de los pueblos
indígenas de Colombia.
- Luis Evelis Andrade Casama es Presidente ONIC