Latinoamérica
|
El Mamo Contreras decidió salir del silencio carcelario y no encontró nada
mejor que un informe, en el que justifica los horrores de los organismos
represivos y entrega una peculiar lista en donde la DINA tiene responsabilidad
en sólo 80 casos de desaparecidos, mientras abundan las muertes en
enfrentamientos o los lanzados al mar.
La Nación
Chile
¿Cómo es posible que alguien que fue detenido por la Central Nacional de
Informaciones (CNI) en 1987 aparezca como lanzado al mar en 1979? La pregunta
debe responderla Manuel Contreras, el ex director de la DINA y autor de esta
suerte de manifiesto en que justifica la represión ejercida durante la dictadura
y de paso desempolva sus poco rigurosos archivos.
El documento fue entregado ayer al Ministerio de Justicia, Consejo de Defensa
del Estado y a la Corte Suprema y se divide en dos partes. La primera –titulada
"Introducción a la entrega de documentos que demuestran las verdaderas
responsabilidades de las instituciones de la defensa nacional en la lucha contra
el terrorismo en Chile"- es una especie de justificación del trabajo de la DINA,
donde aborda cómo el terrorismo los obligó a actuar y de paso lanza dardos hacia
quiénes acusan a sus subalternos, responsabilizando a Augusto Pinochet de la
actuación del organismo represor.
Luego, en la segunda parte, el Mamo entrega una planilla con 592 casos de
detenidos desaparecidos y ejecutados y en que asigna las muertes al Ejército,
Fuerza Aérea, Armada, DINA, CNI, Comando Conjunto, entre otros. Curiosamente, la
cifra mayor de casos se le adjudica a la institución que encabeza hoy Juan
Emilio Cheyre y la menor a la CNI.
En las 21 páginas en que aborda los casos de detenidos desaparecidos se descubre
que hay más irregularidades que el eventual error de tipeo en las causas de la
CNI, y versiones tan antojadísimas como decir que el 80% de las 80 personas que
fueron víctimas de la DINA –según él- perdieron la vida en enfrentamientos.
Basta con recordar la Operación Albania y ver en la investigación del juez Hugo
Dolmestch donde los propios ex agentes confesaron los crímenes, pero ese dato no
le interesa a Contreras. Tampoco le importa lanzar un dardo hacia el detenido
desaparecido que ha sido su mayor dolor de cabeza, Miguel Angel Sandoval, a
quien define como muerto en combate y asegura que su cuerpo yace una fosa común
en el Patio 9, 12, 25, 26, 27, 28 ó 29 del Cementerio General. Las
investigaciones hablan que sigue sin conocerse su paradero y que pereció fruto
de las torturas.
Mención aparte merece el peculiar análisis que realiza sobre el doble homicidio
de Carlos Prats y Sofía Cuthbert y del atentado contra Orlando Letelier. Aquí
afirma, en el caso de los primeros, que la CIA estimó que tras la muerte del
Presidente argentino Domingo Perón, "la presencia del general Carlos Prats en
Argentina y su posible aceptación de encabezar un gobierno chileno en el exilio,
junto con la posibilidad de volver a Chile con tropas argentinas, a las cuales
se uniría tropas chilenas, se hacía más probable". A ello sumaba informes del
organismo norteamericano que revelaban que "se presentaba como más probable la
posibilidad que Sudamérica fuera llevada a una guerra inicialmente entre Chile y
Argentina, para posteriormente intervenir en ella Brasil y Ecuador a favor de
Chile y Perú y Bolivia a favor de Argentina, lo que constituiría un problema
difícil para los Estados Unidos", menudo conflicto que deja como principal y
único actor al agente de la CIA, y no de la DINA, Michael Townley.
En otro caso emblemático, la muerte de David Silberman, Contreras indica que lo
detuvo el grupo extranjero Triple A y sostiene que fue asesinado en una calle de
Buenos Aires con explosivos. Diferente es la visión que aporta el informe Rettig
que asegura que el ejecutivo de Cobre Chuqui estaba detenido en la Penitenciaría
con otros trabajadores y fue secuestrado por la DINA. Además, existen numerosos
testigos que aseguran que lo vieron en los centros clandestinos de Cuatro Álamos
y José Domingo Cañas, donde fue cruelmente torturado.
Demás está decir que en el 70 por ciento de los casos mencionados por el Mamo,
las víctimas fueron lanzadas finalmente al mar, y la ley de fuga o los
enfrentamientos surgen como las claves para explicar los crímenes.
La campaña
"He resuelto desarrollar este trabajo, que tiene calidad de informe sobre
determinadas materias de interés nacional, para ponerlo a disposición y
conocimiento de todos los Poderes del Estado que correspondan y, especialmente
para la información públicas de mis conciudadanos, pues como director de la
Dirección de Inteligencia Nacional (DINA) no he podido sustraerme , ni moral, ni
profesionalmente, a la barbarie judicial y publicitaria a la que han sido
sometidos todo un conjunto de personas absolutamente inocentes integrantes de
las diferentes instituciones de la defensa nacional y civiles provenientes de
todos los niveles profesionales de la sociedad chilena, que pertenecieron a la
dirección por mi comandada desde la fecha de su creación (noviembre de 1973)
hasta su disolución y reemplazo por la Central Nacional de Informaciones (CNI)
durante el año 1997, personas que desde las fechas señaladas y, particularmente
desde el año 2000, han sido sometidas a vejámenes de todo tipo e inmerecidos
sufrimientos y humillaciones para ellos y sus respetables familias, producto de
acusaciones de supuestos apremios físicos a individuos y supuestas
desapariciones de otros individuos".
Así comienza la introducción al informe que entregó el Mamo Contreras, y marca
desde un comienzo que lo suyo será la defensa de los ex integrantes de la DINA y
fortalecer la tesis de que él actuó en una guerra interna.
Junto con denunciar que nunca fue consultado para aportar antecedentes para el
informe de la Mesa de Diálogo, pese a que estaba dispuesto a ello, el general en
retiro condenado a doce años de prisión por el secuestro permanente de un
detenido desaparecido, no duda en justificar cada uno de los pasos de la DINA.
Pinochet
Imposible que en la revisión de los hechos, Contreras dejara afuera a Augusto
Pinochet. Y fiel a su costumbre, siguió apuntando a quien fuera su superior.
Señala que comenzó la recopilación de estos antecedentes luego del informe
Rettig "pues me percaté que situaciones traducidas en presuntas violaciones a
los derechos humanos de los terroristas y otros violentistas, sistemáticamente
comenzaban a recaer bajo la responsabilidad casi única y exclusiva de la
Dirección a mi mando, lo que me pareció una desproporción injusta e intolerable"
y añade que a ello se sumaba "el permanente ominoso silencio de mi superior
jerárquico Augusto Pinochet".
En otro punto, sostiene que "es otro absurdo inventado por la vengativa
mentalidad propia de la odiosidad de nuestro detractores, pues si de cúpula de
la DINA se trata, dicho termino se debe adjudicar en primer lugar a Augusto
Pinochet" y enfatiza que "jamás en mi organización se realizó actividad alguna
que no fuera ordenada o debida y oportunamente informada a mi superior
jerárquico, el Presidente de la República (Pinochet) por lo que se hace
impresentable y vergonzoso que no se indague, no se investigue la verdad, se
someta a proceso e incluso se condene a la cárcel a personal de la DINA, entre
ellos a personal subalterno, ya que esta organización, por ley, obedecía a una
estructura jerárquica y disciplinada".
Dicho y hecho, para Contreras queda más de una deuda sin pagar con quien antes
compartía tertulias matutinas. La deuda sigue impaga y el Mamo no acepta que
mientras él permanezca detenido, su jefe directo goce de libertad.
Datos
El informe responsabiliza al Ejército de 134 casos; a la Armada de 35; a la Fach
de 53; a Carabineros de 92; a la DINA de 80; Investigaciones serían culpables de
35, la CNI se queda con diez víctimas; al Comando Conjunto lo culpa de 94 casos;
al Departamento de Estado Mayor de la Defensa Nacional de seis; al trabajo
coordinado de las Fuerzas Armadas y de Orden de 18; detalla dos casos de muerte
fuera del país; establece seis casos de dejados en libertad por el Ministerio
del Interior y otros casos; individuos vistos en Chile cuatro; y muertos en el
extranjero 23.A modo de comparación el l Informe Rettig se llegó a la conclusión
que dos mil 115 personas fueron víctimas de violaciones a los derechos humanos a
los que suma otras 164 que perecieron por la violencia política, sumando dos mil
279.
Guerra interna
En su relato Contreras entrega las claves que justificaron la intervención
militar y creación de organismos represivos. Sostiene que "el evidente
enfrentamiento y cruento accionar de los grupos terroristas obligó a la adopción
de medidas en extremo severas y muchas veces violentas, pero impuestas y
necesarias para aplicar para el logro de la pacificación nacional. Todas las
instituciones Armadas y de Orden se vieron obligadas a extraer lo mejor de sus
conocimientos profesionales para enfrentar a tan extraño y violento adversario".
Añade que "vincular la lucha contra el terrorismo con los derechos humanos es un
grave error de incalculables consecuencias. Este peligroso error queda
palmariamente demostrado por cuanto los derechos humanos, como concepto
universal, fue apropiado por los marxistas y tuvo como principal escenario de
aplicación y desarrollo a nuestro país, traduciéndose en que los terroristas
fueron considerados las víctimas y, los militares que derrotaron
al terrorismo en Chile fueran catalogados como victimarios. Queda
la impresión en la historia, en este caso, ha variado trágicamente su rumbo,
pues nuestra patria ha sido el único país en el mundo que ha derrotado al
terrorismo con un mínimo de bajas humanas, en relación a la criminalidad y
violencia con la cual esta especie violentista ha demostrado producir a largo de
su accionar en tantos lugares del planeta".