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El presidente de Ecuador se ve obligado de derogar el estado de excepción ante la indignación de los ciudadanos
Los ecuatorianos vuelven a las calles exigiendo salida de Gutiérrez
Agencias
Miles de quiteños salieron la noche del sábado a las calles para
continuar con las protestas en demanda de la renuncia del jefe del Estado de
Ecuador, Lucio Gutiérrez.
Los manifestantes se congregaron en varios sectores de la capital, en especial
en la avenida de los Shyris, en el norte de Quito, donde miles de personas
protestan contra lo que califican un 'Gobierno dictatorial'.
Portando banderas de Ecuador, camisetas de la selección de fútbol y carteles con
leyendas contra Gutiérrez, los manifestantes conjugan sus gritos de protesta con
los sonidos de las bocinas de los coches que se escuchan por diversos sectores
de la capital.
Como cada jornada desde el pasado miércoles, los manifestantes utilizaron cada
día un elemento diferente que dio nombre a la protesta, así al 'cacerolazo' del
miércoles, le siguieron el 'reventón' de globos del jueves, el 'tablazo' (por
los trozos de madera) del viernes y el 'rollazo' (por los rollos de papel
higiénico) del sábado.
Como en la mañana del sábado, la población volvió a salir a las calles por la
noche con rollos de papel higiénico para mostrar su intención de limpiar todo el
daño que, en su opinión, han hecho al país los políticos tradicionales y en
especial el Gobierno de Gutiérrez.
Las protestas de la noche, convocadas a partir de las 21.00 hora local (02.00
gmt del domingo) comenzaron con el canto del himno nacional en distintos barrios
y diversos anuncios de que las protestas no cesarán hasta que Gutiérrez
renuncie.
El jefe del Estado, que hoy derogó el decreto de estado de excepción en Quito
que decretó el viernes, comenzó su mandato en enero de 2003 y, de acuerdo con la
Constitución, debe culminar en enero de 2007.
Las protestas se desarrollan de manera pacífica y sin la vigilancia de militares
o policías, que tampoco estuvieron durante las casi 20 horas que duró el estado
de excepción en la capital ecuatoriana, en las que no cesaron las
manifestaciones populares.
La población de la ciudad de Riobamba, a 188 kilómetros al sur de Quito, también
han salido a la calle en una numerosa manifestación, y aprovecharon una corrida
de toros para pedir la salida de Gutiérrez.
'Muere Lucio' gritaron los asistentes al festejo taurino cuando el toro no cayó
en la primera corrida de la Feria del 'Señor del Buen Suceso'.
Las protestas se han estado realizando a pesar del estado de excepción. El
presidente de Ecuador, Lucio Gutiérrez, derogó el estado de excepción en Quito,
declarado por él mismo el día anterior. Gutiérrez hizo el anuncio en una
alocución televisiva en la que explicó que tomó la decisión porque "se consiguió
el objetivo fundamental, que es la cesación de la Corte Suprema de Justicia". El
presidente anunció también que el Congreso se reunirá en una sesión
extraordinaria el domingo para discutir la ratificación del cese de la Corte
Suprema y la ley que reforma la rama judicial. Se consiguió el objetivo
fundamental, que es la cesación de la Corte Suprema de Justicia
Pese a que el mandatario decretó el estado de excepción en la noche del viernes,
miles de personas se congregaron en diferentes puntos de Quito para manifestar
su oposición al gobierno con cacerolas, tablas y globos.
"Un interminable y ensordecedor sonido de bocinas de vehículos, en todo el
distrito metropolitano dan cuenta del descontento popular", dijo el colaborador
de la BBC en Quito, Wilson Moposita.
Las manifestaciones no fueron impedidas por las fuerzas militares, por lo que en
los medios de comunicación se difundieron rumores de una posible división entre
las Fuerzas Armadas ecuatorianas. Estas versiones fueron desmentidas por el
ministro de Defensa Nelson Herrera, quien aseguró que "las Fuerzas Armadas se
encuentran cohesionadas".
Decreto sorpresivo
Gutiérrez declaró el estado de excepción y disolvió la Corte Suprema. Gutiérrez
declaró el estado de excepción en una sorpresiva aparición en la televisión
nacional en la noche del viernes. Rodeado por el alto mando militar y sus
ministros, el presidente explicó que el decreto limitaba los derechos
constitucionales a la libre opinión, reunión y circulación en el distrito
metropolitano de Quito. El presidente también anunció el cese por decreto de los
31 magistrados de la Corte Suprema de Justicia. El estado de excepción fue
rechazado por medio de una resolución por el alcalde de Quito, Paco Moncayo,
quien calificó la medida de "una afrenta a la ciudadanía". Moncayo también pidió
al presidente que presente su renuncia y llamó a los ecuatorianos a practicar la
"desobediencia civil".
Las Fuerzas Armadas desmintieron rumores sobre posibles divisiones
La emisora "Radio La Luna", que ha convocado a los quiteños a marchar desde el
miércoles, abrió su frecuencia para que los oyentes emitieran su opinión al
aire. Washington informó a través de un comunicado que "hemos exhortado al
gobierno de Ecuador a que muestre moderación". La Unión Europea llamó al
gobierno y a la oposición ecuatoriana a "encontrar una solución pacífica" a la
crisis.
Sin acuerdo
Las manifestaciones en Quito comenzaron el miércoles. La crisis política en
Ecuador se desató tras la llamada reestructuración de la Corte Suprema en
diciembre del año pasado, que fue hecha por una mayoría parlamentaria afín al
presidente Gutiérrez. El descontento se profundizó cuando los magistrados recién
nombrados anularon los juicios contra los ex presidentes Gustavo Noboa y Abdalá
Bucaram, lo que permitió su regreso al país desde su exilio en Panamá.
La oposición asegura que la reestructuración del tribunal constituye una
interferencia política de parte del gobierno en el sistema judicial. Gutiérrez
ha negado las acusaciones y asegura que los cambios en la Corte Suprema de
Justicia estuvieron apegados a la ley. El Congreso aún no ha podido llegar a un
acuerdo sobre una propuesta para reemplazar a la actual Corte Suprema de
Justicia. El proyecto que fue elaborado por el Ejecutivo y entregado al cuerpo
legislativo hace un mes, no ha sido aprobado debido a las discrepancias entre
los legisladores.