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Latinoamérica


 

El socialista Tabaré Vázquez se posesionó como nuevo presidente de Uruguay

Efe

El primer presidente de izquierda de la historia uruguaya juró su cargo ante la Asamblea General del país constituida el pasado 15 de febrero.
Vázquez inició una nueva e histórica etapa en ese país con la promesa de convertirlo en un país "productivo" e "innovador" en sintonía con la tendencia de la región.
Vázquez recibió la banda presidencial del mandatario saliente Jorge Batlle y se convirtió en el primer presidente de izquierda de Uruguay.
"Recibe usted un país en pleno goce de sus libertades, en paz, con un crecimiento económico sólido y firme", le dijo Batlle, quien tras entregar la banda presidencial se abrazó con Vázquez.
Afuera, estalló una fuerte rechifla y abucheo.
Tras despedir a Batlle, Vázquez instaló su gabinete de ministros, y como primera medida firmó el decreto del Plan de Asistencia Nacional a la Emergencia Social (PANES), la vedette del nuevo gobierno con el que se propone sacar a flote a los indigentes en un lapso de dos años a un costo de unos 100 millones de dólares.
Asimismo, firmó un proyecto de ley para habilitar el voto de los uruguayos residentes en el exterior.
Posteriormente, Vázquez reanudará las relaciones con Cuba a través de notas reversales, acto que está previsto para después del tradicional desfile militar.
También firmará con Venezuela una serie de acuerdos de cooperación, entre ellos uno petrolero para recibir petróleo venezolano en condiciones preferenciales. A su llegada a Uruguay, Chávez, uno de los líderes más aclamados por la gente en las calles, alentó el avance del "siglo de América Latina".
Antes, Vázquez hizo ante el Parlamento la declaración formal de fidelidad a la Constitución, y añadió: "juro trabajar incansablemente por la felicidad del pueblo uruguayo".
En su discurso ante la Asamblea General legislativa y en presencia de siete presidentes de la región y representantes de 130 delegaciones extranjeras, Vázquez prometió un país "social", "productivo" e "innovador", así como impulsar una "política activa en materia de derechos humanos" en el marco de la ley, en alusión a investigar el destino de los desaparecidos.
También dijo que la política exterior de su gobierno dará prioridad al Mercosur, honrará los compromisos con organismos financieros y rechazará toda forma de terrorismo.
Tras el discurso, Vázquez se subió junto a su vicepresidente Rodolfo Nin Novoa al Ford T de la familia de la primera dama, Maria Auxiliadora Delgado, para recorrer apenas 30 metros en la explanada del Palacio Legislativo.
Después, se trasladó al Edificio Independencia en donde Batlle los esperaba para pasarle la banda presidencial.
Vázquez y Nin realizaron un lento traslado en una camioneta descubierta rodeada de miles de personas. Desde los edificios llovía confetti y en toda la ciudad se escuchaba el ruido de fuegos artificiales.
Mientras aguardaban la llegada de Vázquez al Edificio Independencia, cientos de manifestantes entonaban consignas contra Batlle y su vicepresidente Luis Hierro. "Un minuto de silencio para Batlle que está muerto", corearon.
El ambiente era de fiesta, con un mar de gente volcada a la calle embanderada con los colores rojo, azul y blanco de la coalición de izquierda. También están desplegadas por doquier banderas cubanas, con la imagen del Che Guevara, de Venezuela, de Brasil y del Partido de los Trabajadores del presidente brasileño Luiz Inacio Lula da Silva.
En la capital uruguaya se vivían momentos de gran euforia. Por tratarse de un día feriado, familias enteras se agolparon frente al Palacio Legislativo y en la calles aledañas para escuchar por los parlantes las primeras palabras de su nuevo presidente. "Ya lo ve, y ya lo ve, el presidente es Tabaré", fue el canto más escuchado, mientras agitaban banderas de su país y otras rojas, blancas y azules del Frente Amplio, el partido de Vázquez.
Golpeados por una feroz crisis económica que en los últimos años arrastró a miles de personas al desempleo y la pobreza -uno de cada tres habitantes no pueden satisfacer sus necesidades básicas-, la mayoría de los uruguayos ve en Vázquez la esperanza del cambio. Las últimas encuestas revelan que un 70% de la población confía que hará una buena gestión.
"Lo vivimos con una expectativa enorme, especialmente porque los gobiernos del pasado fueron una gran desilusión. Todos los uruguayos estamos dispuestos a ayudar para que esto cambie", dijo a la AP Cecilia Rodríguez, de 37 años, que entre brazos sostenía a su pequeña hija de 2 años, con una bandera del Frente Amplio pintada en su rostro.
Entre los mandatarios asistentes figuran, además del venezolano Chávez, Lula, el argentino Néstor Kirchner, el chileno Ricardo Lagos, el paraguayo Nicanor Duarte Frutos, el boliviano Carlos Mesa y el peruano Alejandro Toledo.
Asimismo, asisten el Príncipe de Asturias, Felipe de Borbón, y su esposa Letizia, al igual que el príncipe Eduardo de Inglaterra.
El cubano Fidel Castro canceló su viaje -"por motivos de salud", según Vázquez- al igual que el ecuatoriano Lucio Gutiérrez, quien no concurrió debido a rumores de golpe de Estado en su país.
Los actos se realizan en medio del mayor operativo de seguridad de la historia del país, con la intervención de 1.500 policías, junto a otros 300 de Policía Caminera y unos 300 militantes del Frente Amplio y de la central sindical PIT-CNT.
Luego Vázquez retornará al Parlamento, en cuya escalinata pronunciará un discurso de 30 minutos, en el que se esperan anuncios sobre su gobierno, y luego se iniciará una fiesta popular.