Latinoamérica
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Un espectaculo social que funciona como trampa, la izquierda latinoamericana en tres actos
Luis Arce Borja
Acto 1. El hambre hace estallar la rebelión de las masas. Peligra el Estado.
Acto 2. La izquierda se infiltra en el movimiento. Desactiva la explosión
social.
Acto 3. Salida democrática a la crisis. Fin de las movilizaciones y acto
electoral.
A modo de introducción
Este texto no es ninguna invención y trata simplemente de ser un apunte teatral
o cualquier otra cosa sobre la situación social de América Latina. El contenido
es autónomo en su condición de espectáculo social escenificado por millones de
hambrientos que quieren luchar y no arrodillarse, pero que al final caen
rendidos, sin fuerzas en la trampa organizadas desde el Estado y desde los
partidos políticos oficiales de derecha y de izquierda. Aquí no caben los
escenarios plácidos, románticos y poéticos como podría imaginarse en una América
Latina llena de vida y de calor. El marco que lo rodea es un proceso político
caracterizado por una aguda contienda de lucha clasista, y la expresión de este
fenómeno se expresa en la violencia que ejerce el Estado contra los ciudadanos
menos favorecidos.
Los apuntes que aquí entregamos configuran una condensación a ritmo de teatro
respecto a la forma en que actúan los grupos y personajes que se hacen llamar de
izquierda. Estos son verdaderos actores, que al margen de su mediocridad,
sobresalen en una obra montada para engañar y estafar a las masas pobres. Año
tras año repiten el mismo espectáculo y el mismo libreto. El tabladillo, ya
gastado y envejecido, se presenta con todos sus ingredientes y personajes de una
sociedad al borde del colapso social, y ahí como drama, comedia o tragedia, los
destinos se entrecruzan para moldear una sociedad al borde de la explosión.
El escenario
'Allí suspiros, llantos y grandes males resonaban en el aire sin estrellas, que
me hicieron llorar no bien entré'. (1).
La escena se desarrolla en cualquier país de América Latina donde el sufrimiento
ha logrado extenderse como una plaga maldita, y donde el espectáculo es diario y
cotidiano. El lugar queda a vuestra elección y puede ser Haití, Brasil,
Argentina, Uruguay, Bolivia, Perú, Ecuador o cualquier otra Republica bananera
del continente. La dimensión geográfica ni la talla del país resulta un problema
para la escenificación de esta trama. El hambriento de Argentina tiene las
mismas características que el hambriento de Haití o Perú. El hambre y la miseria
no tienen nacionalidad ni fronteras y se extiende como una serpiente venenosa
desde los confines del sur de América Latina hasta los limites del Río Grande en
el norte del continente.
En la trama principal, millones de hombres y mujeres luchan a tientas y sin
rumbo alguno. En las calles, en las fabricas, en las universidades, en las
villas miseria, y mismo en las prisiones, las masas están lista para el combate.
El hambre y la miseria se acentúan y crece cada vez más. Las organizaciones que
aparentan ser de izquierda no sirven para nada, son estorbos y barreras de
contención. Son compinches de los burgueses y terrateniente. Su objetivo es
llevar a las masas a la cola de los planes políticos de los grupos de poder y el
imperialismo. Son una especie de traficantes de conciencia, que aún cuando se
presentan como socialistas y revolucionarios constituyen la traba principal que
tienen los oprimidos para cambiar su situación de oprobio y miseria. Son
legalistas hasta el tuétano y no se apartan ni un milímetro del terreno
electoral en el que engordan como cerdos. Se ajustan religiosamente a las
draconianas leyes del Estado y se declaran defensores puros de la
constitucionalidad y el 'estado de derecho'. No hay ninguna organización legal
de 'izquierda' que mantenga un nivel de coherencia con las masas, y al contrario
de contribuir al desarrollo de la lucha social buscan apagar el fuego de la
contienda popular. En Argentina, Brasil, Uruguay, Bolivia, Ecuador, Perú y otros
países cabalgaron en las luchas espontáneas de las masas, no para orientarlas
hacia el cambio y la revolución, sino para desviarlas de la luchas y sostener a
tal o cual candidato electoral.
Acto primero
Las masas desbordan el orden legal. Toman calles, avenidas y rutas. Amenazan con
traerse abajo todo.
Argentina, noviembre del 2000. 'El pueblo entero se sublevó, tomó las
comisarías, retuvo a los policías como rehenes y se apoderó de las armas
policiales: La venganza se dirigió sobre aquellos símbolos del poder y de la
desgracia popular, igual que en el santiagazo de 1993: los piqueteros apedrearon
el Hotel Pórtico Norte. Seguiría la Unidad Regional 4 y la comisaría 36, antes
habían incendiado la seccional 41 de Mosconi, el Diario El Tribuno, la
Municipalidad, el banco Nación y otros lugares sagrados de la burguesía'.
(Noticia aparecida en un casi todos los medios de Buenos Aires en noviembre del
2000). Bolivia, octubre del 2003. 'La sangrienta represión, que cobró 86
muertes, no logró parar la incontenible marea humana que sumaba nuevas
adhesiones, sobre todo de los sectores medios, intelectuales y artistas. La
entrada de los mineros, como ya ocurrió en la revolución de 1952, jugó un papel
decisivo para este triunfo'. (Diferentes medios de izquierda de Bolivia)
La crisis económica revienta en las narices de los pobres y hace flecos sus
flácidos estómagos ya bastantes secos por el hambre. Se escucha una explosión y
gritos de rabia y cólera. Miles y millones de trabajadores salen a la calles. En
un cartel que se levanta hasta el cielo se puede leer: '¡Mueran los
explotadores!, ¡Abajo los partidos políticos!. ¡Hay que colgarlos a todos!'.
Bloquean calles, avenidas y carreteras. Las fábricas y los comercios quedan
paralizados. El cierra puertas es general. '¡Las calles son del pueblo', gritan
los enardecidos manifestantes. Las voces truenan en el espacio: 'miserables',
'hijos de putas', 'mal paridos', 'ladrones'.
La lucha es espontánea y la policía y el ejército no se hace esperar para
lanzarse en embestida contra los hambrientos. '¡Terroristas de mierda!,
¡comunistas!', gritan los milicos antes de iniciar la primera carga de
infantería. Hay muertos, detenidos y cientos de heridos de bala. Las cárceles se
repletan de prisioneros, y hasta mujeres se encuentran en las prisiones. En el
campo la cosa es semejante, y los campesinos con sus ropas hechas tiras por la
pobreza toman pueblos, quebradas y llanuras. Como en el drama de Fuente Ovejuna
matan a palos y piedras a los representantes del Estado. Flagelan hasta la
muerte a jueces y alcaldes.
En el otro lado de la orilla del campo de batalla, se escuchan voces temerosas y
de pavor que dicen: '¡Hay que pararlos, peligran nuestros sagrados intereses!.
¡Debe haber agitadores extranjeros, porque a nuestros izquierdistas los tenemos
bien amaestrados!. ¡No puede ser!. ¡Están violando las leyes de la Republica,
están contra el Estado de derecho, son antidemocráticos y subversivos!. Puta
madre, cómo hemos llegado a esta situación y estos andrajosos no consideran para
nada el sacrificio que hacemos por el país, dice un rico mientras saborea con
delicia un vaso de fino vino francés. ¿Nuestras ganancias, y la deuda externa
quién la paga?, y ¿quién paga al ejército y la burocracia del Estado?, ¿quién
paga los colegios, las coimas, los grupos paramilitares?, nosotros dice uno de
los inquilinos de la lujosa residencia, y encima nos quieren echar. Hay que
movilizar al cardenal, curas y monjas para parar a estas mierdas.
Acto segundo
La izquierda hace su entrada triunfal al seno de las masas. Se cuela entre los
manifestantes y clava su estandarte, y pareciera que ellos han sido los
organizadores y líderes de la revuelta.
Aquí aparece la 'heroica' izquierda' legal o nueva izquierda como dice la moda.
Oficialmente no esta invitada a la manifestación espontánea, pero desafiando la
ira del pueblo, se introduce con maña en el corazón de la muchedumbre. Son casi
como infiltrados, semejantes aquellos agentes que la policía siembra en el seno
de los trabajadores para hacerlos explotar desde dentro, para dividirlos y
corromperlos. Con picardía y viveza, producto de su larga experiencia en estos
menesteres, planta hasta el fondo su hermosa banderola roja como la sangre en el
centro mismo de la manifestación. El símbolo y el color son para confundir a las
masas, pero ella no se dará cuenta del engaño esta que la estafa esté consumada.
El doble juego aparece a la vista. Se presentan más radicales que las propias
masas en rebelión, pero por otro lado, inician en secreto y abiertamente
negociaciones con el gobierno repudiado por el pueblo. Para crear confusión
disparan bengalas y hacen estallar juegos artificiales. Se presentan como
provocadores y buscan a la policía para ganarse aunque sea una noche prisión. Si
son reprimidos automáticamente se convierten en héroes, y eso es una fortuna en
el terreno electoral. Nada se hace sin sentido y todo está calculado. Buscan los
diarios, revistas y las pantallas de televisión para lanzar terribles amenazas
contra el gobierno y el imperialismo. De la noche a la mañana se convierten en
las vedettes del espectáculo político en marcha. Mientras que los gordos
burgueses se retuercen de risa, gritan '¡Que se vayan todos!' (En Argentina).
'Estado multiétnico y Democracia directa' (en Ecuador). 'Gobierno de todas las
sangres', (en Perú). 'Constituir una asamblea popular y soberana', (en Bolivia).
El engaño va lejos y exigen el establecimiento de una 'democracia participativa
y directa de las masas'.
Ya en la cresta de la ola rebelde la cosa será un juego de niño para una
izquierda ducha en el arte del montaje teatral y la manipulación. Desde ahí,
como si se tratara de un reguero de pólvora, extenderá sus tentáculos. Sus
consignas políticas, ya no serán solamente para adormecer a las masas
embravecidas y desviarlas de cualquier tentativa de atentar contra el orden
impuesto, sino para agradar a los patrones locales y extranjeros. Toda su
energía servirá para dar cuerpo a una 'salida democrática y constitucional' a la
crisis y a la rebelión popular.
Acto tercero
Se aplica la salida democrática a la crisis propuesta por izquierdistas y
derechistas. Según la propaganda oficial 'surge el eje socialista' con Lula en
Brasil, Kirchner en Argentina, Gutiérrez en Ecuador y Mesa en Bolivia. La
sociedad ideal, el socialismo, surge no de luchas violentas y clasistas, sino
más bien de los propios instrumentos de opresión de burgueses y terratenientes.
Asamblea Constituyente y elecciones generales a la vista. Los grupos de poder y
el imperialismo se frotan las manos. El gran espectáculo ha comenzado señores
dice alguien desde el Estado. 'Que buena idea de dar una salida democrática a la
crisis del país', comenta un dueño de banco mientras hace cálculos de sus
jugosas ganancias. Las masas sublevadas embarcadas ya en el carro electoral
buscan un candidato presidencial. '¡Una nueva constitución!', proponen como
solución a la crisis del país. '¡Un gobierno democrático y popular!', dice una
organización de izquierda. 'Elecciones limpias y democráticas', complementa otro
grupo. Un burgués, atento a las consignas políticas, dice para si mismo que en
efecto el gobierno será democrático, pero para ellos, y no para los pobres
diablos que todo se lo creen. 'Sin esta izquierda estaríamos fritos', dice al
mismo tiempo que toma el teléfono para anunciar a Washington que la cosa está
ciento por ciento controlada y que no existe ningún peligro. OK dice su
interlocutor.
En Brasil, Lula el bien amado de la iglesia católica, de los empresarios y del
imperialismo, ha dicho claramente que 'no es ni ha sido nunca un 'izquierdista',
pero sin embargo es el candidato de la izquierda. Los campesinos sin tierra y
los izquierdistas de todo los matices lo presentan como el representante de los
pobres en el poder. Gana las elecciones y su primer acto como presidente es para
darse un abrazo con George Bush. Si antes prometió que no pagaría la deuda
externa, ahora lo hace en mejor forma que los gobiernos anteriores. Si antes
prometió dar tierra a los campesinos, ahora usa la violencia militar y policial
para defender a 'sangre y fuego' las tierras de los terratenientes. Y si antes
anunció que liquidaría el hambre y la miseria (programa de hambre cero), ahora
las masas comen menos que antes de que se sentara en el sillón presidencial, y
la pobreza sigue en alza.
En Argentina, Néstor Kirchner peronista y derechista, es el candidato electoral
de la izquierda. Es proclamado hijo predilecto del pueblo, y le adjuntan el
calificativo de 'antiimperialista' y 'antineoliberal'. Las madres de la plaza,
figuras emblemáticas de la lucha contra el crimen y la impunidad de los
militares argentinos, derramaron no pocas lagrimas, cuando con amor maternal
abrazaron a Kirchner el día que este ganó las elecciones. Su política
'antiimperialista' no se ha visto ni en sueños, y desde el 2002, el supuesto
gobierno 'antiimperialista' pagó más de 10.000 millones de dólares al Fondo
Monetario Internacional (FMI) y a otros organismos de los imperios (2). Para los
pobres no ha cambiado nada y están peor que en los gobiernos anteriores.
En Ecuador (2002), el coronel Lucio Gutiérrez fue el candidato de las masas
populares y de la izquierda. La izquierda, no sólo desactivó la rebelión
popular, sino que fue la encargada de manipular y llevar a los pobres tras un
candidato que en plena campaña electoral había declarado ser un admirador de
Augusto Pinochet, y seguidor del 'ejemplo democrático' de los Estados Unidos.
Cuando Gutiérrez ganó las elecciones se dijo que el cambio revolucionario en
Ecuador 'era irreversible', y sus aliados de izquierda se sentaron a la diestra
del dios padre para gobernar. El MPD (Movimiento Popular Democrático), PCMLE
(Partido Comunista, Marxista-Leninista del Ecuador), la CONAIE (Confederación de
Nacionalidades indígenas), y el grupo Pachakutik ganaron algunos ministerios, y
sólo se apartaron del presidente 'revolucionario', cuando las masas daban
muestra de estar cansadas del engaño y se preparaban para el reinicio de nuevas
luchas populares.
En Bolivia, los obreros del taita Felipe Quispe Huanca y los campesinos del
indígena Evo Morales vieron en Carlos Mesa, el más puro demócrata y
antiimperialista nacido en estas tierras sombrías. Sin que pase mucho tiempo el
gobierno del antiimperialista Mesa se volvió un circo en el que solo ganan los
grupos de poder y las transnacionales. De acuerdo a un reciente informe del PNUD,
el 60 por ciento de los bolivianos viven debajo de la línea de la miseria, y
esta situación sube al 90% en el campo. Y como telón de fondo de este drama, los
mismos 'izquierdistas' que sostuvieron a Mesa (ahora convertidos en
parlamentario o en hombres importantes del gobierno), gritan que Mesa es un
traidor. Llaman a movilizaciones, y piden que el gobierno convoque a nuevas
elecciones. Mientras tanto, la pobreza en este país subió de 5,076,000 en 1995 a
6,448,000 en el 2001, y de estos (según el Programa de las naciones Unidas para
la Alimentación Mundial) 2 millones bolivianos sufren hambre crónico.
Y no hablamos del Perú, para que nuestros lectores no se echen a llorar, y sólo
agregamos lo siguiente: El gobierno de 'Todas las Sangres' encabezado por
Toledo, elegido en 2001 por la izquierda y la derecha peruana, resultó peor que
la tiranía mafiosa, corrupta y criminal de Alberto Fujimori y Vladimiro
Montesinos. Ahora cuando nadie da medio centavo por Toledo, y las masas
hambrientas están, nuevamente en las calles luchando, la izquierda ha
desempolvado su viejo libreto para estafar a los pobres. Sin cambiar ninguna
coma o letra a puesto en marcha la escenificación del conocido 'Acto primero',
que como ya lo han visto, se inicia con la típica infiltración de las masas,
para desde ahí gritar nuevamente '¡Abajo el gobierno!' (el que ellos eligieron y
apoyaron). '¡Elecciones generales inmediatas!', y redacción de una 'Nueva
Constitución'. Y así, épica, burlesca, y dolorosa por ratos, seguirá la
presentación de los tres actos de esta obra surgida de la realidad
latinoamericana que escenifica todo el drama político de las masas pobres de
este continente.
Notas:
1. La Divina Comedia de Dante Alighieri. El párrafo corresponde a su entrada al
infierno.
2. ARGENPRESS, publicación del 18/3/2005.