Latinoam�rica
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La incertidumbre pol�tica y los partidos
V�ctor
Manuel Barcel�
Por la importancia del partido y los tiempos lanzados en pos del relevo
presidencial del 2006, la XIX Asamblea Nacional del PRI, adquiere relevancia.
Esfuerzos hubo para precisarse como opci�n en cuanto a sus postulados -en buena
medida los de la Revoluci�n Mexicana- y sobre todo, en cuanto a la oferta
pol�tica, hecha 'ad hoc', para que mejore su posici�n entre el electorado. En
esta tarea tendr�n que poner empe�o, todas las instancias pol�ticas, porque el
ambiente que tienen ante la poblaci�n, -ver encuestas recientes- sigue siendo
dif�cil, complejo y en algunos casos, de rechazo.
Bien entendido tienen el h�ndicap de los partidos ante la poblaci�n, algunos de
los que se anotaron para competir por la presidencia de la Rep�blica. Por ello
realizan tareas para 'ciudadanizar' su candidatura, y as� acercar muchos
votantes, hartos de los partidos, pero dispuestos a trabajar en frentes amplios,
para apuntalar candidaturas que respondan a sus intereses personales, de grupo,
o a sus aspiraciones para el bien general.
De ah� que la primera gran tarea de los partidos se dar� en la conformaci�n de
una dirigencia id�nea, que prepare y pula la infraestructura territorial e
instale los cuadros necesarios, en posiciones adecuadas, para afrontar el reto
sexenal. Dirigencia con visi�n precisa para entender que, antes y junto a la
contienda electoral que se avecina, y su obligaci�n de empe�arse en el triunfo,
est�n las grandes metas nacionales para recuperar, tanto la credibilidad en la
pol�tica y los pol�ticos, como para defender principios que nos han dado patria
soberana, e impulsar mecanismos econ�micos y sociales, que realmente mejoren las
condiciones de vida de la poblaci�n.
Quiz� los pr�ximos meses corroboren, que una consecuencia, no menor, de la
alternancia, est� dada en el montaje prematuro de candidaturas -como lo hiciera
en su momento Vicente Fox- para incrustarlas, en reales o simulados eventos de
elecci�n interna, tanto en los grandes partidos nacionales, como en los de
reciente creaci�n.
Factores de tales hechos son: la lejan�a de los partidos frente a la poblaci�n
votante; la 'invitaci�n presidencial' de hace meses, para instalar el proceso
sucesorio, que dio pi� a ingobernabilidad; y la inexperiencia generalizada en el
manejo del gobierno, que retraz� la atenci�n de las necesidades sociales de los
mexicanos. El Sistema de Partidos, por su lado, a�n no est� plenamente definido
ni consensuado, como elemento de enlace entre los ciudadanos y el gobierno. Todo
ello desat� un auge de pragmatismo, frente a la necesidad de precisiones
doctrinarias o program�ticas, que refuercen las instituciones que incursionan en
pol�tica. Este es asunto relegado del fortalecimiento democr�tico.
Para que la ruta electoral tenga referentes sustantivos, podr�an acordarse,
entre sociedad, legisladores y gobiernos -en todos sus niveles- elementos
fundacionales de un Nuevo Pacto, como el que impuls� setenta a�os de estabilidad
y crecimiento, pero al que la alternancia dio 'jaque mate', tras varios lustros
de implante neoliberal que no dio 'pie con bola' en cuanto a requerimientos para
el crecimiento sustentable, con justicia social.
El Congreso podr�a concretar -al menos- un listado anotado de premisas, valores
y metas, que conformar�n en su momento, una moderna visi�n de pa�s, sostenida en
principios, valores y apetencias, que los grandes movimientos sociales del
pasado, nos marcan. Tiempo dar�a para enriquecerlos y constituir la esencia del
M�xico que queremos, con un bienestar que involucre a todos: pueblos y
comunidades.
�Habr� legisladores con cabeza todav�a fr�a, para ocuparse de este asunto?
Tendr� que provenir de la sociedad organizada el impulso conjunto?. �Llegaremos
a la elecci�n del 2006 sin clarificar el M�xico Nuevo?. Quitemos espoletas a la
granada de indirencia, en cuanto a precisiones conceptuales, lanzada en aras de
un pragmatismo, que mucho cuesta y costar� al futuro nacional.