Mesa declara que
no es posible modificar los contratos petroleros
Bolpress
En el Referéndum, el Presidente Carlos Mesa recibió el mandato de recuperar la
propiedad de todos los hidrocarburos en boca de pozo y de asegurar el 50% de la
renta petrolera a favor del Estado. Para lograr ese objetivo, se tendría que
revisar todos los contratos suscritos al amparo de la Ley de Hidrocarburos de
Gonzalo Sánchez de Lozada -que confieren la propiedad a las transnacionales y
fijan 18% de regalías-. El gobierno no está dispuesto a obligar a las empresas a
modificar esos contratos.
En el programa televisivo 'El Presidente responde' difundido anoche en cadena
por la televisión, el Presidente Mesa repitió una y otra vez que la Ley de
Hidrocarburos propuesta por el Ejecutivo tiene una visión distinta y se
diferencia de la Ley del anterior gobierno porque 'ideológicamente creemos que
las ideas que representaba el anterior gobierno no han dado resultado en función
de los intereses de usted, porque todas aquellas cosas que estamos buscando:
eliminar la pobreza, mejorar los salarios, aumentar el empleo, no han sido
logrados con el modelo anterior'.
Mesa asegura que su propuesta se diferencia a la del gobierno anterior porque
ahora se considera al gas como un recurso estratégico y porque se reconoce la
necesidad de recuperar la fuerza y el protagonismo del Estado. El anterior
gobierno condenó a Yacimientos Petrolíferos Fiscales Bolivianos a ser una
empresa residual. Mesa jura que su gobierno quiere recuperar ahora una empresa
fuerte, con recursos, con dinero para que pueda invertir en explorar, explotar,
comercializar y exportar gas y petróleo, de modo que sea una empresa como
Petrobras en Brasil, o PDVSA en Venezuela.
Sin embargo, el Presidente declara que no es posible modificar los contratos
petroleros suscritos por el anterior gobierno, es decir imponer nuevas reglas
del juego a las empresas petroleras que hagan posible la recuperación de la
propiedad y el aumento de ingresos para el Estado, simplemente porque esa acción
'compromete la fe del Estado'.
Mesa considera que cobrar 50% de regalías, como propone el MAS, significa romper
'un concepto fundamental de seguridad jurídica y de respeto a los contratos
existentes'. 'Los contratos existentes no son la maravilla universal, pero
comprometen la fe del Estado boliviano. Cuando el Estado firma un contrato con
una empresa extranjera, esa firma compromete al gobierno que firmó y a todos los
gobiernos que siguen hasta que se cambien las reglas de juego, siempre y cuando
ese cambio no afecte cuestiones esenciales que justificaban la presencia de ese
inversionista en Bolivia'.
'Si yo cambio esta proporción y en vez de 18% de regalías paso a 50%, modifico
una cláusula básica de ese contrato. Si usted ha hecho un contrato con alguien y
alguien no respeta una de las cláusulas del contrato que usted ha firmado, ese
alguien tiene derecho a denunciar ese contrato ante un árbitro'. Eso pasaría si
se aprueba una Ley de Hidrocarburos con el 50% de regalías. Al día siguiente,
las empresas extranjeras pueden denunciar el contrato ante un árbitro y si ese
árbitro les da la razón, obviamente habrán ganado la batalla, porque en el
momento en el que alguien denuncie el contrato los países de la comunidad
internacional y los organismos multilaterales bloquearían la cooperación e
inversión en el país, advierte Mesa.
Mesa explicó que tampoco es posible aumentar los impuestos a las petroleras
porque éstas podrían demandar al país por 'confiscación'. 'Las empresas
petroleras pagan impuestos en función de su capacidad. Si nosotros les cobramos
una cantidad desproporcionada, ellos pueden también llevarnos a un tribunal,
pueden argumentar que los impuestos son tan altos que no les permiten ninguna
ganancia'.
Lo que el Presidente está diciendo es que si se cambia el porcentaje de las
regalías, las petroleras pueden llevar al país a un arbitraje y si los impuestos
son tan altos que se hacen imposibles, las empresas también pueden argumentar
confiscación a través de impuestos.
Un Presidente derechizado
El sometimiento del Ejecutivo a los intereses transnacionales demostrado en los
últimos días ha llevado a muchos analistas políticos a decir que la
administración Mesa se está derechizando. Mesa asegura que no viró a la derecha
y que tampoco le dio la espalda al pueblo al acercarse a los sectores más
conservadores. 'Hoy hablar de derecha y de izquierda es muy difícil, ya no
estamos en el mundo bipolar, de marxismo versus capitalismo, estamos en una
realidad globalizada muy complicada', explica el Presidente.
'Créanme, si yo pudiera cobrarle el 100% de impuestos a las empresas estaría
encantado, pero una cosa es lo ideal para Bolivia y otra cosa es lo razonable'.
Sin la aprobación de una Ley de Hidrocarburos viable, simple y sencillamente no
es viable el gobierno ni la economía en el corto, mediano y largo plazo, ni la
continuación del sistema democrático, explica Mesa.
Bolivia depende de las inversiones de las transnacionales para desarrollar la
industria energética. 'La inversión extranjera es indispensable para Bolivia, no
es algo que podemos aceptar o no si nos gusta o no nos gusta; es indispensable,
no podemos desarrollar el gigantesco potencial para convertir a Bolivia en el
gran centro de producción energética sin inversión extranjera'.
El gobierno de Bolivia no aboga por las transnacionales, 'si lo hiciera me
hubiera quedado con la ley de don Gonzalo Sánchez de Lozada. Tan simple como
eso. ¿Para qué quisiera yo cambiar la ley si yo estuviera a favor de las
transnacionales? No abogo por las transnacionales, abogo por la viabilidad del
país, porque es fácil hacer demagogia', le dijo el Presidente a una televidente.
El Estado boliviano no tiene la plata que necesita para sacar el petróleo y el
gas, porque son hasta 7.000 millones de dólares en inversión. Todo lo que
produce Bolivia en un año hace 7.500 millones de dólares, por eso necesitamos a
las transnacionales, no porque nos guste, ni nos encanten las transnacionales.
No quiero transnacionales como las que teníamos antes, que ganaban mucho y el
Estado boliviano poco; ahora queremos que el Estado boliviano gane el 50 por
ciento, sumando impuestos y regalías, promete Mesa. El Presidente explica,
además, que las empresas pagan 18% de regalías, 32% de impuestos, además de
entre 25 y 30% de costo de producción y se quedan con un 25 a un 30% de
ganancia. 'Bolivia tiene el 50% neto y las petroleras tienen realmente de
ganancia entre el 25 y el 30%, esto para que no de la impresión de que Bolivia
pone el esfuerzo y ellos nada. Nosotros ponemos el petróleo y ellos ponen el
costo de producción y la ganancia para ellos es 25 a 30% y para Bolivia 50%'.
¿Por qué no nacionalizar?
La nacionalización de la Gulf fue un proceso histórico, que tuvo un momento
adecuado, cuando Bolivia era un productor 'chiquitito' y cuando Bolivia tenía
créditos internacionales que le permitieron a Yacimientos una capacidad de
exportación, cuando ya había hecho la inversión la Gulf, recuerda Mesa.
Ese momento histórico ha cambiado radicalmente. Bolivia entonces, para el gas
que producía, probablemente requería 100, 200, 300 millones de dólares, hoy
Bolivia necesita 6, 7, 8 mil millones de dólares para que el proceso en conjunto
tenga éxito. La diferencia es tan gigantesca que la capacidad que Bolivia tiene
hoy no lo permite. 'La historia no se repite, la historia te da lecciones,
tienes que aprenderlas. La nacionalización del 69 tuvo un momento, una lógica y
un contexto; hoy las características del país, de su contexto internacional, de
la plata que tenemos y del tamaño del gas que tenemos es radicalmente distinto',
dijo Mesa.