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Bolivia: pacto neoliberal ratifica a Mesa como presidente
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El devaluado Parlamento boliviano, dominado por las fuerzas neoliberales,
ratificó a Carlos Mesa en el cargo de presidente de la República y avaló su
política de sumisión ante los organismos internacionales y las transnacionales
petroleras. Los sectores sociales, campesinos, indígenas y obreros repudian el
pacto neoliberal y prosiguen en la lucha por recuperar las riquezas naturales y
la dignidad nacional.
Las fuerzas parlamentarias, que gobernaron con el ex presidente Gonzalo Sánchez
de Lozada, rechazaron la renuncia que Mesa había presentado el lunes y le dieron
al anochecer de este martes una pírrica victoria. La negativa de los sectores
sociales y populares para avalar una ley de Hidrocarburos que mantendrá intacto
el control y dominio que tienen las transnacionales sobre el petróleo y gas de
Bolivia, frustró el "acuerdo nacional", que el poder neoliberal intentaba
imponer a los trabajadores y sectores empobrecidos del país.
Con su renuncia, Mesa intentaba que los sectores sociales y populares abandonen
la lucha contra las transnacionales y el neoliberalismo, a fin de que no se
entregue el poder a otro neoliberal, como es el presidente del Congreso, ni se
ponga en riesgo la realización de la Asamblea Constituyente. Todo un chantaje,
como lo calificaron en su momento los dirigentes del Movimiento al Socialismo
(MAS) del diputado cocalero Evo Morales, que junto a otros parlamentarios
indígenas, rechazaron el pacto propiciado por la Iglesia Católica, la comunidad
internacional y los empresarios privados.
Por el contrario, la creciente polarización que vive Bolivia aceleró la
radicalización de campesinos, indígenas y cocaleros, que aún mantenían alguna
esperanza en el actual gobierno. Estos sectores, junto a los trabajadores y
vecinos de los barrios más pobres de las ciudades y del campo, están movilizados
para lograr recuperar el gas, el petróleo y el agua que están en manos de las
transnacionales y están enfrentados al actual gobierno.
Pese a ello, según dijo el propio Mesa, en el discurso emitido en el Congreso,
poco después de ser ratificado en el cargo, el pacto con las fuerzas
neoliberales le permitiría frenar la espiral de confrontación y violencia que
amenazaba con extenderse a todo el país.
El Congreso, que carece de fuerza política y moral y que virtualmente es un
"cadáver político", no parece, sin embargo, ser la suficiente garantía para dar
gobernabilidad a Bolivia.