VOLVER A LA PAGINA  PRINCIPAL
Latinoamérica


El presidente… ha mentido
Mesa y la política del bloqueo

Vezna Marinkovic
BOLPRESS

'¿Qué hemos hecho todos para merecer que el país esté totalmente bloqueado en las próximas horas?', preguntó el Presidente en su discurso de renuncia del pasado domingo 6 de marzo y yo, medio embobada, por lo que podría ser su falta de información, me pregunté:¿En verdad el Presidente no sabe lo que él, en particular, ha hecho para provocar los bloqueos del pueblo boliviano?.Debo responderle señalando que, en primer lugar, ha mentido.

Desde el principio Mesa estaba convencido de que no iba a contradecir el interés de las petroleras y, sin embargo, maquiavélicamente; formulo la agenda de octubre comprometiéndose a aprobar una Ley de Hidrocarburos que defienda los intereses del Estado; a realizar un Referéndum que ratifique esta demanda por parte de los bolivianos y, finalmente, a realizar una Asamblea Constituyente bajo el argumento de cambiar la Constitución Política del Estado. Luego, como no podía ser de otra manera, vino la manipulación del Referéndum y más tarde, la dilación para imponer una Ley de Hidrocarburos, en claro apoyo al interés de las petroleras.

Esta actitud cerró círculos a favor del bloqueo. De manera que, en esto de la política del bloqueo, no está solamente Evo- como único actor iluminado- sino, también, un Presidente que no actúa en consecuencia y, además, todo un pueblo 'emplumado' porque le están bloqueando su capacidad de decisión en torno al manejo de sus propios recursos naturales. Irrita, entonces, que Mesa critique el bloqueo interno que soportamos los bolivianos y sea totalmente incapaz de reaccionar frente al bloqueo criminal al que nos viene sometiendo la cooperación internacional, a título de 'recomendar' la venta de nuestro gas, en condiciones miserables. ¿ No es este acaso un bloqueo que hace imposible el país de maravillas que se imagina el propio Presidente cuando dice que:' queremos un país de libre transito, de libre creación económica, de libre decisión democrática, de libre determinación…'?. Para ser éste país que él demanda, en el marco de sus discursos ¿no es necesario, por ejemplo, tener la libertad para decidir cuándo, por dónde, cómo, porqué y para qué vendemos y/o industrializamos nuestro gas?.

Más aún: ¿No es necesario recordar que, en la carta fundamental de las Naciones Unidas están establecidos los principios de la soberanía permanente de las naciones sobre sus recursos naturales y la autodeterminación de los Estados nacionales?. La resolución N° 1803 de la Asamblea de las NNUU, de 14 de diciembre de 1962, señala unánimemente que:'el derecho de los pueblos y de las naciones a la soberanía permanente sobre sus recursos naturales debe ejercerse en interés del desarrollo nacional y del bienestar del pueblo del respectivo Estado. La nacionalización, la expropiación y la requisición deben fundarse en razones o motivos de utilidad pública, de seguridad o de interés nacional, los cuales se reconocen superiores al mero interés particular o privado tanto nacional como extranjero...'. Por el momento y contraviniendo, además, el Art.115 de la Constitución Política del Estado que en líneas generales prohíbe que el patrimonio de los habitantes queden a merced del Gobierno; la decisión, sobre el tema gas, ha quedado, exclusivamente, en manos de Carlos Mesa y se comenta que, instrumentalizando las atribuciones que le confiere la Ley, está camino a dictar un Estado de Sitio para aprobar una Ley de Hidrocarburos totalmente contraria al interés nacional. A eso se limitaría, en los hechos, el reciente acuerdo entre el Ejecutivo y el Legislativo. En estas condiciones, Mesa se ha convertido en un genial alumno de Gonzalo Sanchez de Lozada, un excelente vocero de las petroleras, un mediador de lujo de la comunidad internacional y en un presidente inservible para el interés nacional.

Por el momento y como parte de esta estrategia de poder, toda iniciativa que propenda a lograr una Ley de Hidrocarburos, favorable a los intereses del Estado boliviano, seguirá siendo estigmatizada por el gobierno, con la ayuda de algunos medios, bajo argumentaciones tan pueriles como aquella que alardea que, de esta forma, se está contrariando la seguridad jurídica de las transnacionales del petróleo; ignorando, empero, la seguridad jurídica del estado boliviano y soliviantando la existencia de contratos lesivos al interés nacional, suscritos por las petroleras, sin haber pasado, siquiera, por el Parlamento nacional.