Latinoamérica
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Bush prohibe visita de Uribe: Quiere destruir a Chávez, no negociar con él
Heinz Dieterich
1. América Latina: teatro de operaciones del "Programa Phoenix" mundial El
significado de todo evento se deriva de su contexto. El contexto que explica la
prohibición de la visita de Uribe a Caracas está dado por tres paradigmas: a) la
preservación, a sangre y fuego, de la Doctrina Monroe, b) la destrucción del
proceso de paz de Contadora en los años ochenta y, c) la Operación Phoenix de
Vietnam.
2. Pros y contras de la pretendida solución diplomática El encuentro entre los
presidentes Hugo Chávez y Álvaro Uribe (3 de febrero) en Caracas fue cancelado
por Bush, porque la Casa Blanca concluía correctamente que la visita de Uribe
---dentro de un contexto de enormes éxitos políticos de Hugo Chávez en Brasil y
Argentina--- equivaldría a una derrota táctica de su peón andino y su propio
Plan Colombia. Y Uribe se acostó obedientemente "enfermo", seguramente un tanto
agradecido, porque, al menos, no lo envenenaron por su herejía, como hicieron
con el Presidente Yasser Arafat.
Las expectativas del encuentro habían sido altas: se llegaría al fin del
conflicto diplomático bilateral en torno a los lineamientos que el Presidente
Chávez había adelantado en Buenos Aires: "Una vez que Colombia emite un
comunicado en el que, en lenguaje diplomático, aceptan que van a investigar y
dicen que eso no se va a repetir, que hay que respetar la soberanía de los
pueblos hemos dicho: ´bueno, el impasse está casi solucionado´".
Un arreglo diplomático de este tipo hubiera sido un compromiso que permitía a
ambos gobiernos superar el conflicto, sin perder la cara. En términos
futbolísticos se trataba de un empate. El perdedor táctico sería Washington.
Para los pueblos latinoamericanos esa solución no era óptima, porque no se
aprovechaba al máximo el grave error de Uribe, para debilitarlo decisivamente en
lo político y en el Plan Colombia. Para lograrlo, se hubiera insistido en una
disculpa y las sanciones económicas. Sin embargo, la correlación de fuerzas
entre los Estados involucrados, probablemente no permitió tal victoria, tan
necesitada para la paz interna de Colombia y la seguridad del espacio andino,
hecho por el cual se tenía que optar por la formula adelantada por el Presidente
Chávez y consensuada con Cuba, Brasil, Argentina y Perú.
3. Washington quiere la destrucción, no la solución negociada La idea de que
Bush-Uribe aceptasen una solución racional y latinoamericana del conflicto,
llevaba un doble pecado de origen. En primer lugar, es evidente que el trío
delincuencial Bush-Rice-Rumsfeld practica la misma política en América Latina,
que usó Ronald Reagan contra el gobierno sandinista en los años ochenta:
destrucción subversiva y bloqueo de toda solución negociada, como, por ejemplo,
la del Grupo de Contadora.
Es importante actualizarse en la lógica de esa derrota de la diplomacia
latinoamericana que trató de resolver de manera negociada el conflicto
centroamericano a través del Grupo de Contadora y que en 1986 había encontrado
en los llamados "Principios del Mensaje de Caraballeda" (Venezuela), la formula
para la paz en el istmo centroamericano. A tal grado, que el 14 de enero de
1986, los cinco gobiernos centroamericanos se adhirieron públicamente a esos
principios mediante la "Declaración de Guatemala"; pero, tan solo, para cancelar
a los pocos días su compromiso, bajo las ordenes de Washington que insistía en
la destrucción militar-económica del sandinismo.
En segundo lugar, llegar a un arreglo negociado con Uribe solo sería posible
bajo el supuesto de que se tratara de un Presidente autónomo. Este supuesto es
doblemente ficticio. Uribe está vinculado estructuralmente al imperialismo y a
la oligarquía colombiana, en, al menos, cuatro aspectos: a) por la documentación
de su narcopasado con Pablo Escobar, que obra en manos de los servicios de
Washington; b) por el apoyo militar-económico de Washington y sus coincidentes
intereses transnacionales; c) por su perfil psicológico que lo ubica al lado de
Tomás de Torquemada, como el clásico tecnócrata del terror de Estado y, d) por
su escala de valores que coincide plenamente con la de la camarilla dominante de
la Casa Blanca.
4. La derrota táctica no altera el plan estratégico Al recular Uribe, por
órdenes de Bush, ha demostrado que él no manda nada en su país; que no es más
que un procónsul que exporta el terrorismo de Estado. Y aunque fuese a parar
dentro de unos ocho días a Caracas, lo que es poco probable, y sea cual fuese el
resultado del encuentro entre ambos presidentes, y firme lo que firme, seguirá
siendo el enemigo estratégico número uno de los pueblos, democracias y Estados
progresistas latinoamericanos y seguirá siendo el operador número uno del
Monroeismo militar y terrorista de Bush en América Latina.
5. Vietnam a escala mundial - la Operación Phoenix El "Programa Phoenix" fue
creado por la CIA en 1967, para destruir mediante asesinatos, secuestros y
torturas sistemáticos la infraestructura civil del Movimiento de Liberación
Nacional de Vietnam (Vietcong). Alrededor de ochenta mil personas fueron
asesinadas en Vietnam bajo ese programa que no solo ha sido reactivado como
modelo para varios aspectos del orwelliano Department of Homeland Security de
Bush, sino también como plan de terrorismo de Estado a nivel global.
Preguntado sobre si era necesario que el gobierno de Bush reestableciera un
"programa de identificación y asesinato" de adversarios específicos, como el
Program Phoenix, el General William G. Boykin, sustituto del subsecretario del
Pentágono para asuntos de inteligencia (Deputy Under Secretary of Defense for
Intelligence) contestó que: "Matar o capturar a esa gente es una misión legítima
para el Pentágono y el proceso inter-ministerial", que coordina la política de
seguridad nacional. "Creo que estamos haciendo lo que el Program Phoenix quería
hacer. Sólo que le quitamos todos esos aires de secretividad". ("I think we´re
doing what the Phoenix program was designed to do, without all of the secrecy.")
A tal propósito el Pentágono ha creado, con el apoyo del Congreso, un segundo
Leviatán al lado de la CIA. Dentro de la Agencia de Inteligencia Militar (Defense
Intelligence Agency), el Ministro de Guerra, Donald Rumsfeld, ha organizado una
nueva unidad clandestina de inteligencia y el Congreso ha autorizado por primera
vez en la historia de postguerra, un fondo anual de 25 millones de dólares para
las fuerzas especiales del Pentágono, que estas pueden usar directamente para
"apoyar a fuerzas extranjeras, fuerzas irregulares, grupos o individuos" que
ayudan a las misiones contra "el terrorismo".
Es decir, desde la corrupción de funcionarios internacionales hasta la
contratación de escuadrones de la muerte, las Fuerzas Especiales estadounidenses
pueden hacer lo que quieran en el mundo, sin supervisión jurídica de ninguna
índole, simplemente invocando la "guerra contra el terrorismo".
Junto con los centros clandestinos de tortura, desapariciones y asesinatos, que
Washington mantiene de forma directa o indirecta en Jordania, Egipto,
Afganistán, Irak y múltiples otros lugares, el mantenimiento de líneas aéreas
clandestinas para transferir los secuestrados de un lugar del globo a otro, el
desconocimiento total de la Convención de Ginebra y la Operación Phoenix a nivel
mundial, el trio Bush-Rumsfeld-Rice han creado la Primera Internacional del
Terror eficiente, que ha conocido la historia humana.
6. Parte de Guerra del teatro andino de operaciones 6.1 Alerta roja A medianoche
del miércoles, 19 de enero, sonó el teléfono del canciller venezolano. Era una
llamada internacional muy urgente. Advertía la voz, que las Fuerzas Armadas de
Colombia, bajo el mando del Presidente Álvaro Uribe, habían sido puestas en
estado de "alerta roja": el máximo estado de alerta que conocen.
Poco después sonó el teléfono en otra instancia del Estado venezolano.
Desde otro rincón de la aldea global, se le advertía sobre la maniobra de Uribe
y sus generales. El plan general de Bush-Uribe, de provocar un incidente
militar, era conocido en esa instancia, inclusive con detalles que no son
públicos. La pregunta para los analistas era, si la puesta en "alerta roja" de
las Fuerzas Armadas colombianas señalizaba el inicio de la agresión o si
respondía a otros objetivos.
La información original había emanado de fuentes militares estadounidenses y
parecía segura. Sin embargo, Uribe y Bush no habían logrado crear el apoyo
político internacional en torno al secuestro de Rodrigo Granda, que era
imprescindible para pasar a la segunda fase de su plan de agresión: un incidente
militar capaz de legitimar la intervención de la Organización de Estados
Americanos (OEA).
En consecuencia, los analistas llegaron a la conclusión que el hecho servía para
funciones de inteligencia, en particular, medir el nivel de información y la
capacidad de reacción del Presidente Hugo Chávez y de las Fuerzas Armadas
venezolanas, ante un futuro escenario real. De todas formas, ante el despliegue
de alrededor de 50 mil tropas en los departamentos del centro-norte colombiano,
y otras decenas de miles en el sur, muchas de ellas de elite, entrenadas por
Washington, no dejaba de ser preocupante la medida del máximo exponente del
terrorismo de Estado en América Latina.
6.2 Expulsión de la ONU Es inminente la expulsión de facto del comisionado
especial del Secretario General de la ONU en el proceso de paz de Colombia,
James Le Moyne, solicitado en noviembre del 2004 por Uribe a Kofi Annan. La
independencia de Le Moyne, su conocimiento del problema colombiano, y su
seriedad constructiva, al igual que su oposición a la estrecha colaboración de
Uribe con los paramilitares, lo habían convertido en persona non grata para el
Presidente. Su expulsión callará una voz crítica frente a la política de terror
de Uribe y hace recordar el retiro de los observadores de la ONU en Irak como
medida necesaria para facilitar la agresión militar estadounidense.
Le Moyne, ex reportero del The New York Times e hijo de una familia de militares
estadounidenses había participado durante tres años en las negociaciones de paz
en San Vicente de Caguán y disfrutaba de la confianza de las FARC. Cuando el
comandante de las FARC, Simón Trinidad, fue secuestrado por la CIA y las
policías colombianas y ecuatorianas en Quito, su misión había sido mantener
negociaciones confidenciales con Le Moyne y un representante del gobierno
francés sobre el intercambio de prisioneros.
6.3 Acuerdos de intercambio de inteligencia Los acuerdos sobre intercambio de
personal militar y de inteligencia entre los gobiernos de Venezuela y Colombia,
consensuados por los respectivos Ministros de Defensa, General Jorge García
Carneiro y el empresario colombiano Jorge Alberto Uribe, en el Ministerio de
Defensa de Venezuela, los días 14 y 15 de diciembre, fueron un avance importante
en la estrategia de Bush-Uribe, de alinear los Estados colindantes en la nueva
Operación Cóndor que en parte se realiza sobre convenios entre los servicios, y
en parte, mediante acciones unilaterales de Bush-Uribe.
Estos acuerdos complementan convenios realizados el año pasado con el Perú en
las cuales el general Murazzo Carrillo, comandante de la policía peruana, se
reunió con la cúpula de la policía colombiana con el fin de "fortalecer la red
de inteligencia entre los dos países, crear mejores medios para intercambiar
información en la lucha contra el terrorismo, el tráfico de armas y de
explosivos" y para fortalecer "el pie de fuerza en la frontera colombiana con el
fin de cerrar el paso a miembros de los grupos armados ilegales y evitar
acciones ilícitas".
Dentro de estos acuerdos, en agosto de 2004, el ministro de Defensa, Jorge
Alberto Uribe y su homólogo del Perú, General (r) Roberto Chiabra León,
instalaron en Bogotá el seminario "Las Campañas Contra el Terrorismo en Colombia
y Perú: Un Análisis En Perspectiva Comparada". El evento, donde se compartieron
las experiencias de ambos países en la lucha contra el terrorismo, contaba con
la presencia de un "destacado grupo de panelistas y moderadores, entre los que
se destacan el Comandante de las Fuerzas Militares de Colombia, general Carlos
Alberto Ospina, el general del Aire, Aurelio Crovetto Yañez, Jefe del Comando
Conjunto de las Fuerzas Armadas del Perú, el doctor Jorge Noguera Cote, director
del Departamento Administrativo de Seguridad, DAS, y el doctor Thomas A. Marks,
consultor en riesgo político, experto en insurgencia maoísta.
Uribe destacó la importancia del intercambio de las experiencias que ambos
países han tenido en la lucha contra el terrorismo mientras que Roberto Chiabra,
afirmó que "con adversarios como es el narcoterrorismo no podemos hablar mucho
de tiempo, sino de metas. Una de esas metas es este intercambio de experiencias,
tenemos cosas muy similares que intercambiando experiencias y cómo han sido las
estrategias que hemos aplicado nosotros en cada uno de nuestros países, de
repente nos pueden servir adaptándolas a nuestra realidad".
Los militares colombianos y peruanos juntos por el "sendero luminoso" del
antiterrorismo: esta es la integración militar latinoamericana desde la derecha
y del Pentágono que solo se podrá parar con la integración militar bolivariana y
democrática.
La colaboración con el Ecuador es igualmente avanzada como la del Perú, tal como
se evidenció en el secuestro de Simón Trinidad en Quito, por las fuerzas
combinadas de la CIA, de los servicios colombianos y los servicios ecuatorianos
de Lucio Gutiérrez. Hacia el norte la penetración de los paramilitares y
servicios de inteligencia colombianos es avanzada en Panamá y, como reveló el
Partido Vanguardia Popular de Costa Rica, también en este país, donde la policía
política de Uribe, el DAS, opera impunemente y en estrecha colaboración con los
servicios costarricenses contra los ciudadanos colombianos residentes en la
"Suiza de América Latina".
Como es evidente, los acuerdos firmados con Venezuela el 15 de diciembre,
extienden la penetración de la Operación Phoenix de Bush-Uribe hacia un país
importante, y adicional, de la zona andina.
6.4. Armamentismo La guerra suele ser un buen negocio para diferentes sectores
de las elites y esta es una de las razones, por las cuales la militarización del
conflicto y el armamentismo del gobierno Uribe sigue sin césar. Con más de tres
mil millones de dólares entregados por Washington en los últimos años la bonanza
económica seguirá mientras él estará en el poder.
Recientemente fueron asignados más de 230 millones de dólares para la compra de
modernos aviones de combate para la Fuerza Aérea y la industria bélica del país
ya está en condiciones de construir sus propios barcos de guerra, como las
Patrulleras de Apoyo Fluvial ARC, que son operadas por a infantería de marina en
los ríos del sur de Colombia. Construidas en Cartagena por la empresa COTECMAR
con tecnología naval cien por ciento colombiana, tiene capacidad para
transportar a cien efectivos militares y una tripulación permanente de 18
personas. Así mismo posee un control de tiro de armamento diseñado por los
ingenieros navales de la Base Naval ARC "Bolívar".
6.5 La trampa de San Vicente del Caguán La ofensiva general del Plan Colombia
que ha sido desatada dentro de Colombia y en su componente de Plan Condor en los
países de la región, no hubiera sido posible sin las negociaciones de San
Vicente del Caguán. Toda ofensiva estratégica requiere de inteligencia previa y
esa inteligencia fue obtenida por los servicios de inteligencia estadounidenses
y colombianos en la zona despejada para la negociación.
San Vicente del Caguán fue, de hecho, una trampa de inteligencia preparatoria
para la ofensiva estratégica; nunca había intención real de la oligarquía para
llegar a una paz negociada. Fue en esos monitoreos constantes que Washington
obtuvo lo que se llama "el orden de batalla electrónico" de las FARC, los datos
de la logística de las tropas, de los cuadros milicianos en la zona así como las
fotos y las huellas digitales de cientos de cuadros de las FARC. Hoy día, la
guerrilla paga el precio que puede llegar a ser tan alto como el de la
legalización de la Unión Patriótica en su momento, que le costó la vida a miles
de cuadros de conducción.
La nueva generalidad, nombrada por Uribe, es parte de ese panorama, cuya
mentalidad es expresada prototípicamente por el General Carlos Alberto Ospina
Ovalle, comandante de las Fuerzas Militares: "Las fuerzas militares no están
hechas para procesos de paz. Por eso nos dan fusiles, helicópteros, municiones.
Las fuerzas militares están hechas para respaldar las políticas del Gobierno y
la defensa de la población civil." (El Espectador, 18-01-04).
Fue uno de esos máximos exponentes del militarismo colombiano, con rango de
general, quien reconoció recientemente en una entrevista con un diario
ecuatoriano que las negociaciones de "paz" nunca habían sido otra cosa que una
fuente de oro informativa sobre las FARC.
Otra parte de esta política permanente de engaños y mentiras del dúo Bush-Uribe
es la constante violación del convenio sobre la base de Manta en el Ecuador,
limitada al combate contra el narcotráfico, pero que Washington utiliza para
dirigir la guerra en el sur de Colombia en estrecha cooperación con la base de
Tres Esquinas, en el Caquetá, Colombia.
7. El convenio de inteligencia entre Venezuela y Colomba Es dentro de este
contexto regional e internacional y a dos días del secuestro de Rodrigo Granda
que se firman los acuerdos sobre intercambio de personal militar y de
inteligencia entre los gobiernos de Venezuela y Colombia, el 15 de diciembre, en
Caracas.
Al dar a conocer el acuerdo, el ministro colombiano, Jorge Alberto Uribe,
declaró en rueda de prensa con su homólogo venezolano que acordaron "reanudar e
intensificar el intercambio de oficiales diestros de las distintas fuerzas
militares y policiales" de los dos países. "Hemos acordado ahondar la parte
estratégica, es decir, la parte de información de inteligencia", agregó el
General García Carneiro, quien señaló además que ambos ministerios de Defensa se
han propuesto celebrar "semestralmente" este tipo de reuniones de trabajo.
También se comprometieron a realizar, al menos cada seis meses, reuniones para
analizar temas de seguridad fronteriza y diseñar planes de acción.
En una posterior reunión entre el embajador colombiano y el Ministro García
Carneiro, ambos coincidieron en "la necesidad de fortalecer la coordinación
entre las autoridades de ambos países, tal y como fue acordado durante la visita
que realizó a Caracas. el ministro de Defensa colombiano, Jorge Uribe".
A la luz de este contexto regional e internacional, sería sorprendente que
Venezuela mantuviera el convenio con un gobierno, que es el principal violador
de los derechos humanos en el hemisferio; que alberga los criminales políticos
que se fugaron del país; que es la principal base de operaciones contra la
Revolución venezolana y que carece del atributo esencial que caracteriza a un
Estado: la soberanía.
Bajo el gobierno de Álvaro Uribe, Colombia no es más que una extensión del
Comando Sur de Estados Unidos. Encarna, por lo tanto, la Doctrina Monroe, la
destrucción de Contadora y la Operación Phoenix.
La negación de esos paradigmas debe ser la guía bolivariana, para tratarlo.