Argentina: La lucha continúa
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¡A ganar el tercer tiempo!
Hugo Cores
La reflexión más importante a la que nos debemos los frenteamplistas en la
actualidad es, según creo, la que tiene que ver con la asunción del gobierno y
la inmediata aplicación del plan de emergencia.
Antes de abordar este asunto me importa decir mi opinión sobre algunas
cuestiones para las que vale aquello que "quien calla otorga, cuando puede y
debe contestar".
¿Tolerancia hacia el golpismo? Decir por ejemplo quo no me parecen
satisfactorias las respuestas dadas por las flamantes autoridades del Ejército a
los ex abruptos del Sr. Paulós, un incontinente e impertinente defensor de lo
actuado por los militares golpistas en los años 70 y 80. No se trata de una
cuestión de adjetivos sino de saber qué piensan los mandos militares en
actividad sobre la legitimidad o no de los golpes militares.
Resulta evidente que, contrariamente a lo que algunos compañeros sostuvieron,
los veinte años de democracia no han conseguido recuperar para la democracia a
una buena parte del pensamiento militar uruguayo. Estamos en esto más atrasados
que Argentina, Brasil y hasta Chile.
Es que los cambios de mentalidad, en este como en otros terrenos, no se diluyen
por el mero transcurso del tiempo. Se hace necesario un esfuerzo conciente, que
supone tensiones y contraposición de ideas y de intereses. Y a las que es
inevitable enfrentar.
Algunos magos de la palabra, verseros del tipo Yamandú Fau, han invocado desde
el gobierno la necesaria tolerancia hacia opiniones personales de por ejemplo,
Paulós, sin señalar que se trata de declaraciones que configuran una apología
del delito contra las instituciones democráticas y contra los derechos humanos.
Que se trata de individuos que pertenecen a organizaciones, como el Centro
Militar, en las que también participan cientos de oficiales en actividad. Y que
seguirán desarrollando su actividad profesional durante el gobierno popular
presidido por Tabaré Vázquez.
Otro episodio ha suscitado reacciones varias.
Me refiero a las denuncias acerca del domicilio actual de Manuel Cordero: para
ahorrar espacio digamos que suscribo en un todo lo sustentado en editorial de La
República del día sábado 4: más que Cordero, lo que interesa es la subsistencia
de un sistema de garantías para los acusados de violaciones a los derechos
humanos durante la dictadura.
El amparo estatal a los operadores uruguayos del Plan Cóndor, en momentos que en
el resto de la región sus crímenes son develados y sus actos expuestos a la
acción de los jueces, nos coloca, como país, en una situación insostenible y no
deja de constituir una dificultad suplementaria al gobierno que asumirá en
marzo.
Acatar a la Sra. Ministra.
Como contrapartida, la nota dominante, sobresaliente se podría afirmar, lo ha
constituido las actuaciones de la Dra. Azucena Berrutti. Su firmeza y su
claridad en el tratamiento de estos temas delicados la han convertido en la
primera figura, en decenas de años, designada para la cartera de Defensa
Nacional con una conducta incuestionablemente legalista y democrática.
Su trayectoria como abogada, su estilo de trabajo y su búsqueda de apoyo en la
Comisión de Defensa del FA presidida por el Gral. Licandro, marcan un rumbo.
Y es el rumbo que no solo los frentistas sino todos los uruguayos con
pensamiento democrático deben compartir: la idea del acatamiento por parte del
colectivo militar a las normas y las decisiones que emanan de las autoridades
electas por el pueblo.
Acatar a la ley, respetar la Constitución, obedecer a la Señora Ministra, ¡que
bien suenan todas estas reconvenciones terminadas en "a" dirigidas a los rudos e
impositivos mandos militares! Seguramente debe ser su primera e inolvidable
experiencia.
Preparando el plan de emergencia Llevar a buen término este aspecto clave de la
acción del nuevo gobierno supone un esfuerzo gigantesco.
Se trata de, desde un Estado semi-destruido, al que recién se empieza a conocer,
prestar atención a los problemas sociales gravísimos que se heredan. Y hacerlo
como punto de partida de un proceso de recuperación de ciudadanía para los
excluidos, como comienzo y no como culminación, como plan nacional para todos
los excluidos y no como acción "focalizada" exclusivamente hacia las situaciones
extremas.
El daño causado en el tejido social tiene una dimensión alimentaria, de salud,
de vivienda y de educación. Pero sería un error perder de vista que están en
juego condiciones ideológicas de la mayor importancia.
Tal como lo encara el FA, el plan de emergencia además de funcionarios
calificados hace imprescindible la existencia de una militancia social y
política abnegada y convencida.
Desde un Estado maltrecho como el que nos dejan, unas estructuras
administrativas, municipales y nacionales, socavadas por el clientelismo, los
bajos salarios y la corrupción, ¿cómo evitar el desvío más o menos solapado de
recursos? ¿Cómo superar las tendencias a la parcialización de las demandas, al
corporativismo; las tendencias, comprensibles, a ver el árbol y no mirar el
bosque? Todo eso tiene un nombre que lo engloba: se llama acción política de
masas y pasa por crecimiento de la organización a partir de lo que nuestro
pueblo ya ha construido, como sus cooperativas, su FUCVAM, sus organizaciones
sindicales, como el PIT-CNT, sus organizaciones barriales y, en el caso de
Montevideo, los ámbitos de participación surgidos del proceso de
descentralización municipal, como las Juntas Locales y los Consejos Vecinales.
Y el brazo tejedor de esas redes de organización tiene que estar estimulado y
guiado por la fuerza política.
Alentar el despertar colectivo de la sed de derechos.
Es desde una visión política, de conjunto, nacional, capaz de fundamentar la
totalidad del plan en el marco de un programa de reconstrucción nacional y
social de mediano y largo plazo, que el plan de emergencia sorteará los escollos
que interpondrá la sociedad del privilegio y la incompetencia del Estado
burocrático blanqui-colorado.
Estos aspectos llamémosle político-ideológicos del plan, que implican defender
el sentimiento de solidaridad y acción colectiva por encima del consumismo con
el que se nos bombardea a diario, presuponen instrumentos políticos, culturales,
educativos, artísticos.
Materia prima para eso no falta en el país.
Sobran militantes potenciales. Sobran intelectuales y artistas dispuestos a
trabajar en esa sacudida emocional e ideológica. Sobran técnicos y
articuladores.
Aplicar un plan solidario, a contracorriente de la "ley de la selva" que han
buscado imponernos con el neoliberalismo y sus subproductos ideológicos, implica
recrear un clima de acción y de sentimientos nuevos y a la vez viejos, retomar
los grandes momentos de la historia del FA como movimiento de masas, esa
creatividad y esa abnegación demostrada una y otra vez a lo largo de los últimos
34 años.
El tercer tiempo Retomando a Mauricio Ubal, creo que nuestro primer tiempo como
FA fue resistirles. Seguir existiendo entre la gente cuando hicieron todo lo
posible para borrarnos del mapa.
El segundo tiempo fue el de la primera acumulación política que culminó con la
conquista del gobierno del gobierno departamental primero y ahora el nacional.
El tercer tiempo empieza el 1º de marzo.
El cumplimiento exitoso de un programa popular, con mucha participación y mucha
transparencia, nos llevará a seguir acumulando, fuerza y saber. Nos ayudará
también a nosotros a ser mejores. A estar cada vez más lejos del depredador y el
consumista que fabrica este sistema para avanzar hacia el ser humano, solidario
y pleno, hacia el que apunta nuestro programa humanista y libertario.