Latinoamérica
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Uruguay: luego de tantos años de luchas e ideales
Cuando la emoción aflora
Carlos Santiago
O el mundo se organiza sobre bases de
justicia y dignidad humanas,
donde no caben los mercaderes, o
no se organiza de ninguna manera.'
León Felipe
Los uruguayos hemos comenzado a vivir una etapa histórica. Por primera vez en el
devenir institucional del país ocurre un hecho singular que también es nuevo en
todo el continente, incluyendo a países que tienen gobiernos socialitas o
progresistas, como Chile, Brasil y Argentina. Ese hecho es que por primera vez
asumió, como ocurrió el martes pasado, un parlamento mayoritariamente de
izquierda, una conformación esperanzadora para muchos, a la que se arribó dentro
de un proceso institucional en que no se produjo el más mínimo hecho de
violencia.
Desde el martes dos tupamaros son las más altas jerarquías del Parlamento
nacional, integrantes del Movimiento de Liberación Nacional (MLN), que en los
60', proclamaba la lucha armada y que fue desarticulado por las fuerzas
policiales y luego, de la instauración por parte del gobierno de Jorge Pacheco
Areco del llamado Estado de Guerra Interno, utilizados como pretexto para una
generalizada represión de parte de las Fuerzas Armadas contra todos los
uruguayos.
Por ello, dejando de lado las discrepancias ideológicas y metodológicas que en
el pasado hemos tenido con la línea expresada por estos compañeros, es que nos
damos cuenta que en ocasiones la historia reivindica y restituye a su lugar a
los que, durante toda su vida, fueron ejemplo de militancia y sacrificio. José
Mujica un idealista que se jugó la vida por sus ideas y, por supuesto, fue
víctima de los que se sintieron dueños de la verdad y acosaron, torturaron y
asesinaron en nombre de un occidente cristiano, que en definitiva era el de los
cementerios, extremo enmarcado en los designios de un enfrentamiento global
encabezado por el Departamento de Estado y enmarcado en la siniestra Doctrina de
la Seguridad Nacional.
Al igual que 'Polo' Gargano, que al comienzo de la legislatura anterior también,
por ser el senador más votado, ocupó por quince días la presidencia de la
Asamblea General, tomando juramento a los legisladores que asumieron en aquella
oportunidad, 'Pepe' fue el responsable de hacer lo mismo en esta histórica
fecha. Gargano y Mujica, dos veteranos de la política, protagonistas de una
inclaudicable, tenaz y permanente lucha para que desembocaran en los hechos los
objetivos de justicia social para lo que, durante décadas, pusieron toda su
inteligencia al servicio de lo popular.
Nora Castro es la presidenta de la Cámara de Diputados, la querida Nora, amiga
en el pasado y en el presente, una sacrificada maestra, luchadora de siempre y
de cada momento que con humildad y desprendimiento, siempre estuvo en la primera
línea. La recuerdo, por supuesto, de cuando el que esto escribe daba sus
primeros pasos periodísticos en el diario Epoca, enorme escuela de vida y de
militancia, en donde la tarea de informar se vinculaba al sacrificio personal en
el marco de una labor apasionante, quedando aquella experiencia como un mojón
indeleble en las vidas de todos los que participamos en esa pelea diaria.
Fue en esa etapa que conocimos a Nora que ya transitaba su militancia
estudiantil (creo no equivocarme), convirtiéndose en una conductora lúcida y
ejemplar, vanguardia que luego ratificó estando al frente de gremios de la
educación.
Perdóneme el lector por trasmitir más que hechos, como debiera, sentimientos que
me por momentos me contraen el corazón, recordando situaciones, heroicidades,
desprendimientos, sacrificios y convicciones a prueba de todas las alternativas,
incluso las más terribles, en los momentos más difíciles que se vivieron en el
país.
Pero cuando, luego de toda una larga militancia de cada hora, de cada minuto, de
solidaridades recibidas y de sacrificios compartidos, por esa obsesión por
imponer la justicia de nuestras ideas, sacrificando en ocasiones a familias y
viendo crecer a los hijos lejos de sus afectos, con abuelos que nunca pudieron
reencontrarlos, muchas veces marginados en sociedades acogedoras, pero
distintas, es que no puedo superar la emoción del momento de este momento que
vivimos los uruguayos.
Al fin hemos logrado el gobierno y, que 'Pepe' y Nora sean hoy las autoridades
del órgano democrático por excelencia que establece nuestro régimen
institucional, nos provoca un sentimiento profundo que nos eriza la piel y que
va más allá de lo racional.
El gran barco de la lucha popular ha llegado a puerto y es recibido por un
pueblo uruguayo agraviado durante años por políticas depredadoras, nefastas, de
apropiación sistemática del ingreso de los más desamparados, pero esperanzado
por las realizaciones que se vienen.
Un pueblo uruguayo en que un tercio de la población se encuentra por debajo de
la línea de la pobreza y, otra buena parte, sufre las consecuencias de una
claudicante desorganización estatal que impide que la salud sea para todos, así
como la enseñanza, y en que la previsión social sea una especie de entelequia
que condena a la pobreza, en la mayoría de los casos, a quienes deberían ser los
más favorecidos: los viejos.
Un país donde el Estado es el un descarado emporio del privilegio, para lo cual
no vale la pena ahondar mucho el análisis. Y ello, también, porque los gobiernos
siempre fueron sensibles a las presiones corporativas de grupos que, para lograr
sus objetivos, no les importó nunca que ellos fueran en detrimento de la gente
que es la que pone el dinero para que todo funcione, o, mal funcione.
Partidos que nos gobernaron por 174 años, que utilizaron como método de
captación al más descarnado clientelismo, el acomodo y, por supuesto, la
entronización reglamentada de la prebenda. Qué otra cosa es, para poner un
ejemplo, la gigantesca flota de automóviles que utilizan jerarcas de todo nivel,
que podrían desplazarse - como ocurre en la actividad privada - con sus propios
vehículos. De que se trata, entonces, los privilegios de un servicio diplomático
ineficiente sobre el que llegan continuamente denuncias, muchas de ellas
confirmadas, que prueban que allí existe otro centro de privilegio inaceptable
para un país pobre que debería hacer de la austeridad uno de los mecanismos
éticos esenciales a desarrollar.
Ni hablar de cómo se ha desvirtuado el mecanismo de contratación de
funcionarios. Contratos de obra y servicio con nombre y cintillo político
adherido que, en algunos casos, tienen tal peso económico que han determinado
que se vaciaran las arcas que contenían recursos para terminar con problemas
sustanciales, como - por ejemplo - el de los asentamientos.
Podríamos hablar de mil cosas más, inexplicables y deshonrosas para cualquier
gobierno. Una de ellas es la situación de la Universidad de la República,
agredida desde hace décadas, por ser un organismo independiente y democrático
que fuera gobernado desde Mario Cassinoni en adelante, por profesionales que no
necesariamente coincidían con los colores de los gobiernos de turno. Y de la
enseñanza, la escuela pública, los liceos, del deterioro de la salud pública. De
la escandalosa adjudicación de las ondas del estado a empresarios privados que
hacen sus negocios sin contrapartidas para la sociedad que es la dueña de lo que
usufructúan.
Por fin, luego de tanta lucha, hay alguien que ha participado en nuestros
ideales, que nos representa en el gobierno. Entonces, como no trasmitir
emociones, sentimientos que se trasladas a todo nuestro cuerpo y que, se
expresan en una enorme esperanza de que comience a imperar la justicia. Como no
refrendar, entonces, la lúcida afirmación de León Felipe, que reiteramos: 'O el
mundo se organiza sobre bases de
justicia y dignidad humanas, donde no caben los mercaderes, o no se organiza de
ninguna manera.'
Por lo demás, buena suerte.¡Mucha!
* Carlos Santiago es periodista, secretario de redacción de BITACORA y del
diario LA REPUBLICA.