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La realidad desenmascara otra falacia imperial: Haití está peor tras un año de ocupación
Ernesto Carmona
A un año de la invasión franco-estadounidense que defenestró a Jean Bertrand
Aristide, Haití se hunde en el caos y la pobreza, entre la parafernalia de 6.200
efectivos de ocupación "legitimados" como "Misión de Naciones Unidas para la
Estabilización de Haití" (Minustah), que incluye tropas de Brasil (1.200
hombres) y Chile (900). Cuatro militares brasileños resultaron heridos en
enfrentamientos registrados la última semana de febrero en Bel Air, una de las
barriadas más pobres de Puerto Príncipe, informó desde Brasilia la agencia
francesa AFP, citando al servicio de prensa del Ejército. Otras fuentes indican
que a mediados de febrero hubo por lo menos doce muertos en ese mismo tugurio de
la capital.
Las miserables condiciones de vida de la población no mejoraron un ápice en un
año de ?reconstrucción?. El hambre también gatilla a la inseguridad como
problema principal, mientras los derechos humanos son violados cotidianamente
por los ex miembros de las bandas armadas que patrocinó EE.UU. para
desestabilizar a Aristide y que ahora integran y controlan a la policía. Las
violaciones y abusos contra el ser humano hoy parecen "legítimos", bajo el
"gobierno" del presidente provisional Boniface Alexandre y del primer ministro
Gérard Latortue.
Hasta los partidarios del nuevo poder reprochan la intervención de la llamada
comunidad internacional. ?En Haití, cuánto más cambian las cosas, más siguen
siendo iguales?, resumió desde el anonimato un abogado allegado al gobierno
consultado por La Voz de Galicia. El jefe de la Minustah, el chileno Juan
Gabriel Valdés, reclamó a la agencia EFE porque todavía no llega la ayuda
financiera prometida para la "reconstrucción" del país. De 1.080 millones de
dólares comprometidos en la Conferencia de Donantes de Washington llegaron sólo
90 millones, asignados en 50% a la preparación de elecciones para el último
trimestre del año. Valdés cree que será oído en una reunión de varios países
convocada por Francia para el 18 de marzo en Cayena, la capital de su colonia
Guayana Francesa.
Ecuación simple Las bandas paramilitares que desestabilizaron al gobierno de
Aristide fueron armadas por EE.UU. con dólares de la National Endowment
Development (NED), un fondo del gobierno destinado a "promover la democracia".
Una vez que Naciones Unidas legitimó la invasión franco-estadounidense de la
madrugada del bisiesto 29 de febrero del 2004, la Minustah fue incapaz de
desarmar a las bandas que, por lo demás, el nuevo gobierno integró
mayoritariamente a la policía, reforzada también con ex militares golpistas
enemigos del ex sacerdote Aristide. El objetivo principal de estas fuerzas
combinadas -policía, ex militares más bandas armadas- es destruir al Fanmi
Lavalas, el partido del Presidente derrocado. En la última semana de octubre
aparecieron en las calles 14 cadáveres de jóvenes activistas de Lavalas. Los
excesos de poder y las violaciones de los derechos humanos forman parte de la
vida cotidiana en los suburbios pobres de Cité Soleil y Bel Air de Puerto
Príncipe, la capaital.
Por ejemplo, el jueves 10 de febrero 12 personas fueron muertas en los tugurios
pro-Aristide de Bel Air. El día viernes, los trabajadores de la Morgue le
dijeron a Reuters que recibieron cinco cuerpos después de una incursión de
policías encapuchados que buscaban a partidarios de Lavalas. Los habitantes de
Bel Air dijeron que por lo menos ese jueves fueron asesinado 12 vecinos,
mientras que un corresponsal de la misma agencia reportó haber visto seis
cuerpos tendidos en la vía pública, incluyendo a dos mujeres.
"Hubo un tiroteo de policías encapuchados de uniforme negro y cuadrillas armadas
que vinieron a matar", le dijo a Reuters un residente del área de Sans Fil, que
confina los tugurios sin ley de Bel Air, mientras su mano enseñaba otros dos
cadáveres. Las matanzas tensionan el ambiente desde hace varios meses, mientras
la policía asesina impunemente a los partidarios de Aristide que residen en las
barriadas más empobrecidas.
La Coalición Nacional por los Derechos Humanos de EE.UU. reportó que entre el 1
de septiembre y el 26 de octubre fueron asesinadas 170 personas y otras 241
resultaron heridas, preferentemente en Cité Soleil y Bel Air. Por lo menos 200
personas han muerto desde septiembre 2004, según el balance de las agencias
internacionales de noticias, mientras decenas han sido arrestadas en las
incursiones de la policía a los tugurios arenosos de Puerto Príncipe, con ayuda
de tropas brasileñas de la "fuerza de paz" de Naciones Unidas.
Desde que Aristide fue depuesto y expulsado del país por los franceses y
estadounidenses el 29 de febrero, el gobierno no cesa de atribuir la violencia
al partido Lavalas.
Lavalas acusa Mientras la policía y las cuadrillas ONU azotan los tugurios, los
soldados desempleados que condujeron la sanguinaria rebelión armada contra
Aristide ahora están exigiendo su reincorporación al Ejército y el pago de 10
años de "salarios atrasados". La única ayuda material que recibe el país más
empobrecido de la región consiste en la costosa presencia de las tropas
extranjeras y unos pocos dólares para preparar unas elecciones todavía sin
fecha. No hay esperanzas para este país que fue despojado de su gobierno
legítimo bajo la promesa de la ?reconstrucción?.
Tropas brasileñas y de Sri Lanka utilizaron vehículos armados para bloquear con
sus rifles automáticos un desfile que pretendieron efectuar el jueves 10 de
febrero ex soldados y miembros de las bandas armadas que reclaman su
incorporación al Ejército. Aquellos hombres que antes el primer ministro
Latortue llamaba "combatientes de la libertad" ahora el gobierno los califica de
"traidores". Por su parte, los afectados también reclaman: ?Latortue ha vendido
el país a los extranjeros. Él prefiere a militares extranjeros al ejército de
Haití que creó esta nación", dijo uno de sus líderes, Remissainthe Ravix, citado
por Reuters. "Nunca entregaremos nuestras armas; moriríamos sin ellas?.
En sus incursiones en Cité Soleil y Bel Air la policía suele utilizar niños como
escudos. Las balaceras siegan con frecuencia las vidas de los menores que se
hallan en las calles. Pero en Haití no hay a quien reclamarle. Las
organizaciones de derechos humanos imploran al gobierno que la policía sea más
profesional y evite las muertes de civiles inocentes. Y lo que ocurre en la
capital también se repite en ciudades importantes como Cabo Haití.
Una evasión forzada En Haití hay frecuentes episodios de violencia. La ocupación
resulta impotente para controlar el caos, al igual que en Irak. En la tarde del
sábado 19 de febrero, tres camionetas con hombres armados irrumpieron en la
Penitenciaría de Puerto Príncipe, presumiblemente para liberar a algunos
narcotraficantes, que también formaron parte de las bandas anti-Aristide.
?Mataron a un guardia e hirieron a otro y todos los presos que estaban en los
patios en ese momento salieron para protegerse o evadirse?, explicó el embajador
de Chile Marcel Young, en el vespertino santiaguino La Segunda del 22 de
febrero. Escaparon 481 presos de una población penal de 1.250, explicó a la
agencia AP el canciller haitiano Herrad Abraham El detalle es que entre los
reclusos que huyeron de la balacera se encontraban dos ex colaboradores de
Arístide, el ex primer ministro Yvon Neptune y el ex ministro del Interior
Jocelerme Privert, quienes terminaron recurriendo al embajador de Chile para que
la Minustah los pusieran a salvo... devolviéndolos de nuevo al penal, donde
aparentemente se sienten más seguros.
Sobre los motivos del ataque al penal, Young dijo a La Segunda: "No hay una
versión última, pero las hipótesis que existen son que fue para sacar a algunos
narcotraficantes de la cárcel; parece que no tiene connotación política, pero
nunca se sabe en este país. Ellos temían que, como ya habían sufrido amenazas,
fueran los blancos de la balacera, porque además adentro había muy pocos
guardias y nadie podía asegurarles la integridad física.
Hay mucha que los odia y creían que podían aprovechar el momento para
liquidarlos".
El embajador desmintió que hubieran pedido asilo político.
Y ahora ¿qué? Haití ya fue despojado de sus recursos naturales. Temprano los
franceses acabaron con los árboles de caoba, depredaron los suelos con cultivos
intensivos de tabaco y algodón y afectaron severamente al medio ambiente. Desde
que los ex esclavos se liberaron de Francia en 1804, la ex metrópolis promovió
como venganza su aislamiento histórico. Para terminar con el bloqueo, el país de
Jacques Chirac exigió una indemnización a los haitianos por su independencia.
Arístide pidió la restitución de esos haberes abonados en luises de oro, pero no
cobró las vidas humanas que pagó Haití con los esclavos que los franceses
trajeron del África, en una travesía en que la mitad moría y la expectativa de
vida para los recién llegados era de 7 años de una miserable vida de trabajo en
cautividad.
Arístide probablemente no hizo un buen gobierno. Quizás privilegió demasiado a
los pobres urbanos que lo siguieron con vehemencia, concentró demasiado el poder
y no supo dialogar a tiempo con sus opositores. Pero los ?salvadores? que
invadieron el país el 29 de febrero de 2004, con la excusa de salvarlo mediante
la ?democracia? y la ?reconstrucción?, tampoco exhiben mayor interés por sacar
al país del atolladero, ni cumplieron sus promesas de ayuda económica.
Todo lo que pretenden estar haciendo los países que invadieron Haití con el
falso pretexto de llevarle a sus habitantes una vida mejor pudieron haberlo
intentado apoyando al gobierno legítimo que derribaron. Y es que en los
designios geopolíticos de potencia imperiales que prosperaron con la mano de
obra esclava, como Francia y EE.UU., los pueblos constituyen un estorbo.
Los amos son implacables.
Fotografías: 1) Cadáver de una niñita muerta en los operativos de la Policía y
la Minustah del 10 de febrero de 2005.
2) Niño utilizado por la Policía como escudo humano (con apoyo de la Minustah).
Ernesto Carmona 562-204 07 80 569-599 81 51