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Coyuntura colombiana: sin seguridad en la economía
Cepalc
*El gobierno Uribe y sus aliados en los grandes medios de comunicación venían
asegurando que gracias a las políticas del presidente la economía colombiana
había tenido una gran reactivación. Sin embargo, las cifras estadísticas son
contundentes al respecto. En el mejor de los casos nuestra economía habrá
crecido en el año 2004 un 2,5%, porcentaje muy inferior al registrado por la
mayoría de los países latinoamericanos y que no alcanza a compensar las pérdidas
y retrocesos sufridos en años anteriores.
La pequeña reactivación que se dio benefició ante todo a los sectores más ricos
del país y a algunos grupos de la clase media y en buena parte la misma puede
atribuirse a factores como el alza en los precios del petróleo y de otras
materias primas como el carbón y el café en los mercados internacionales, el
aumento de las remesas de los emigrantes colombianos en el exterior , un
despegue parcial de la industria de la construcción y la presencia de los
temidos y a la vez codiciados dólares del narcotráfico.
Una prueba de que la modesta reactivación lograda no benefició a los grandes
sectores populares es que el consumo de alimentos siguió bajando, mientras la
mayoría de los empleos creados se ubicaban en la llamada economía informal o del
"rebusque". Más del 60% de los empleos en la actualidad hacen parte de ese
"rebusque" o desempleo disfrazado.
Mientras tanto el déficit fiscal del Estado permanecía inmodificable y antes por
el contrario la tendencia era a que aumentara aún más ante los múltiples
compromisos clientelistas que el presidente Uribe, ahora en actitud de candidato
a la reelección en el 2006, ha ido adquiriendo en los llamados " Consejos
Comunitarios" que realiza los fines de semana en las distintas regiones del
país. El déficit supera los 5 mil millones de dólares y el gobierno lo está
financiando con nuevos préstamos externos que profundizan la dependencia
económica de la nación. En unos dos o tres años si no se descubren nuevos pozos
petroleros pasaremos a ser importadores del combustible y esta nueva sangría nos
costará no menos de 2.500 millones de dólares cada año complicando más el manejo
de los dineros de la tesorería del Estado.
Si a esta suma se le agrega el inmenso costo que para el país representa el
aumento acelerado de las Fuerzas militares y policiales en estos años que
totalizan cerca de 370 mil miembros tendremos un panorama que no va a ser muy
halagador en los tiempos que se avecinan. Para este año 2005 el gasto militar
subirá a más de 4 mil millones de dólares y sin una ayuda sustancial de los
Estados Unidos va a ser imposible sostener el programa de la llamada "Seguridad
Democrática" en el período 2006-2010.
Pese a las promesas del presidente y al surgimiento de pequeños planes
asistencialistas del Estado, que tratan de remediar con pañitos de agua tibia el
cáncer de la miseria en el país, las situaciones de exclusión de las mayorías de
la población no dan tregua. Más del 65% de la población se encuentra en la
pobreza y no menos de 11 a 12 millones de personas padecen la indigencia, la
miseria. Muchos de ellos son gentes desplazadas por el conflicto
político-militar que sigue golpeando a la nación y que el año pasado dejó otros
205 mil desplazados por la guerra, que se suman a los casi tres millones que se
habían registrado en los diez años anteriores.
Una economía como la colombiana basada en la exportación de materias primas , de
bienes de consumo como los textiles que no necesitan de una tecnología muy
compleja y de mano de obra barata , no puede aspirar a lograr tasas de
crecimiento que permitan empezar a superar las condiciones de inequidad y de
miseria que padecen millones de nuestros conciudadanos. El tratado de Libre
Comercio que está a punto de firmarse con los Estados Unidos va a ratificar
tanto nuestra condición de economía dependiente y atrasada como la renuncia a
cualquier plan que permita nuestra inserción, nuestra presencia en el mundo
privilegiado de las sociedades tecnológicamente avanzadas.
ESTADÍSTICAS Y MAQUILLAJES
El gobierno anunció la disminución del desempleo nacional a 11,7% cuando en el
año 2003 se había situado en 13,3%. En las principales ciudades el desempleo es
del 13,9% y el subempleo bajó del 34% en el 2003 a 31,9% en diciembre del 2004.
Vistas así las cifras puede argumentarse que la administración Uribe ha tenido
un notable éxito en sus programas de creación de empleo, pero la realidad es
bastante diferente.
En primer lugar, el gobierno ha manipulado las estadísticas de desempleados y de
empleados sacando del número de desempleados a aquellas personas que se han
cansado de buscar un trabajo y se han resignado a su suerte. Según los
funcionarios oficiales esta gente ha dejado de buscar empleo porque o se dedicó
a estudiar o en su familia ya tienen suficiente dinero para costearse los gastos
domésticos y no necesitan de su colaboración laboral. Son explicaciones risibles
por decir lo menos. Lo cierto es que al hacer esta operación el número de
desempleados continuará disminuyendo mes por mes, porque en un mercado de
trabajo tan difícil como el colombiano seguirán abundando las personas que por
la racha de negativas a sus solicitudes de empleo abandonen la búsqueda activa
de un puesto , de un oficio remunerado.
En segundo lugar, las estadísticas gubernamentales caen en una contradicción
insalvable. Afirman que a finales del 2004 había 348 mil desempleados menos en
Colombia que a finales del 2003. Pero en seguida informan que solo se crearon
214 mil puestos de trabajo en ese mismo período, lo que deja un saldo absurdo de
134 mil "nuevos empleados" que no tienen puestos de trabajo.
No son de extrañar estas mentiras oficiales, si se tienen en cuenta las
denuncias hechas por el anterior director del Departamento Nacional de
Estadísticas al momento de presentar su renuncia indignado por las presiones de
funcionarios del Palacio Presidencial que querían silenciar la divulgación de
algunas cifras de seguridad no muy favorables a la administración Uribe.
Entre tanto, las utilidades de las grandes empresas se multiplicaban. El sistema
bancario reconocía ganancias en el año 2004 por más de 2 billones y medio de
pesos, unos 1200 millones de dólares, cifra que representaba un gran aumento en
relación a las utilidades de los años anteriores. Los empresarios del café se
veían beneficiados con una pequeña bonanza debido al fracaso de las cosechas en
Brasil y en algunos países centroamericanos por cuestiones climáticas.
Otros sectores como el cementero y las acerías están produciendo al máximo de su
capacidad alentados por la gigantesca demanda mundial de esos productos hecha
por países como la China. El Grupo Santodomingo, monopolista de las cervezas en
Colombia , consolidaba el control de los mercados de esa bebida en países como
Ecuador, Perú y Panamá. Mientras tanto, el Grupo Empresarial Antioqueño o
"Sindicato Antioqueño", el grupo financiero más poderoso de la nación, vendía su
compañía tabacalera a la Philip Morris de los Estados Unidos por más de 300
millones de dólares y expandía negocios en varios países de América Latina. Así
mismo, fusionaba, impulsaba el proyecto de unir en una sola entidad sus bancos
(Colombia, Conavi, Corfinsura), para convertirlos en una entidad financiera con
ganancias de más de 500 mil millones de pesos anuales, unos 230 millones de
dólares.
Este contraste entre la extrema riqueza y la extrema pobreza es uno de los
hechos negativos más notables de nuestra sociedad. No en vano somos uno de los
países de América Latina donde las diferencias entre ricos y pobres son más
agudas.
El fracaso del Estado en la orientación y prestación de servicios sociales
básicos a la población como la salud, la educación, la vivienda hace más
evidente esa desigualdad.
En el caso de la salud, la privatización operada por la ley 100 de 1991 deja hoy
por hoy un terrible balance . Son más de 60 los hospitales públicos cerrados por
quiebra económica y no menos de 22 millones de personas carecen de cualquier
tipo de asistencia médica. Mientras tanto , las empresas prestadoras de salud
han aumentado descomunalmente sus ganancias a costillas de los salarios de
médicos, enfermeras y la mediocre atención a los afiliados. El Instituto de los
Seguros Sociales se encuentra al borde de la liquidación no solo por los malos
manejos administrativos de sus directivos, sino por la estrategia impulsada por
altos funcionarios de los últimos gobiernos de debilitarlo económicamente y
favorecer así los intereses de los empresarios privados de la salud y de los
Fondos de Pensiones.
A propósito, estos Fondos de Pensiones manejados por los grandes grupos
empresariales de Colombia han logrado acumular con el dinero aportado por sus
casi 6 millones de afiliados cerca de 24 billones de pesos, unos 10 mil millones
de dólares, dinero que los ha convertido en los principales inversionistas de la
Bolsa de valores de Bogotá y prestamistas muy importantes del propio Estado. Ha
sido un negocio redondo para estos empresarios que se han hecho a un capital
enorme sin necesidad de exponer dinero propio en estas empresas.
EL DOLOR DEL DÓLAR
La devaluación o pérdida de valor del dólar de los Estados Unidos en todo el
mundo , gracias a planes ideados por el gobierno Bush para hacer más
competitivos o baratos los productos de ese país y reducir así el déficit
comercial norteamericano , ha tenido también efectos profundos en nuestra
economía. De un lado, los exportadores se han perjudicado al recibir menos pesos
por sus productos. Sectores como el banano y las flores han sido fuertemente
afectados y el gobierno ha lanzado un programa de subsidios que les reconoce un
dinero extra por las exportaciones que realicen, tratando de evitar una oleada
de despidos de trabajadores y cierres de empresas.. Los importadores en general
se han visto, por el contrario, favorecidos al tener que entregar .menos pesos
por las mercancías que traen del exterior, en especial de los Estados Unidos.
El propio gobierno también ha gozado de beneficios con la caída del dólar ,
puesto que la deuda externa calculada en pesos ha tenido una reducción en el
pago de capital y de intereses de la misma.
Si la situación de devaluación del dólar persiste, es indudable que muchos
empleos ligados a los sectores exportadores se perderán al reducirse las
utilidades de los empresarios que manejan esos negocios. Por ejemplo, la
industria textil vive ahora una muy difícil coyuntura, tras la bonanza económica
que ha tenido en los últimos años gracias a las exportaciones protegidas por
acuerdos especiales que se han venido haciendo con los Estados Unidos. De un
lado, la caída del dólar ha reducido sus ingresos y del otro , la terminación de
los pactos de cuotas en el mercado mundial a partir de este 2005 , facilitará la
entrada masiva de telas y ropas confeccionadas de China y de India a los países
desarrollados , que son mucho más baratas que las colombianas y las
latinoamericanas gracias a los muy bajos salarios que ganan los obreros chinos e
Hindúes y a la eficacia en los sistemas de producción de estos países. Si no se
aplican estrategias innovadoras por parte de los empresarios colombianos veremos
un nuevo desastre laboral y financiero en un sector clave para los planes
políticos de Uribe y sus socios en el gobierno , ya que está íntimamente ligado
a los grupos empresariales antioqueños que han sido los principales impulsadores
de la carrera del presidente.
UN CENTAVITO DE FELICIDAD
El gobierno se vió obligado a retirar del Congreso su proyecto de una nueva
reforma tributaria, que incluía el aumento desproporcionado del impuesto del IVA(
Impuesto al valor agregado) a muchos productos básicos de la llamada canasta
familiar. La resistencia de los parlamentarios a aprobar medidas tan impopulares
en una época preelectoral y las disputas internas de los Uribistas por
repartirse las prebendas, los auxilios y dineros ofrecidos por el gobierno para
premiar su lealtad en el tema de la reelección presidencial tuvieron mucho que
ver con el retiro del proyecto.
Entre tanto, el Fondo Monetario continua su implacable tarea de vigilancia y
asesoría a la economía nacional presionando la ejecución de "reformas" como la
pensional , que aumenten la edad mínima de las jubilaciones, el monto de las
cotizaciones de los empleados y disminuyan los ingresos de los pensionados. Para
defender iniciativas de este tipo los economistas neoliberales hablan indignados
sobre las inequidades del actual sistema pensional argumentando que solo un 20%
de la población tiene acceso a ese derecho y que esta situación convierte a los
pensionados en unos verdaderos privilegiados de nuestra sociedad.
Pero lo que no cuentan es que más del 75% de esos pensionados tienen
jubilaciones por debajo de los 800 mil pesos mensuales, unos 300 dólares, cifra
con la que es muy difícil cubrir todos los gastos de la vida familiar. Y tampoco
cuentan que la causa para que no exista un mayor porcentaje de personas
inscritas en el sistema de pensiones, es precisamente la sobre explotación que
los empresarios hacen de la mano de obra pagándole unos salarios de hambre, y
eludiendo los compromisos de la seguridad social para aumentar la acumulación de
sus ganancias, sacando provecho de la informalidad o "rebusque" dominante en
nuestra economía.
La fórmula planteada por el gobierno y por el Fondo Monetario busca restringir
aún más los derechos de los trabajadores empobreciéndolos para cubrir con los
dineros arrancados a los jubilados parte del déficit fiscal.
Otra cosa es que exista un pequeño número de pensionados privilegiados, entre
los cuales se cuentan excongresistas, expresidentes, exministros que gozan de
unas jubilaciones altísimas gracias a las condiciones especiales que han tenido
para conseguirlas, condiciones que necesitan modificarse para darle una mayor
equidad al sistema.
La desprotección social es una triste realidad cotidiana en nuestro país. Si
hablamos, por ejemplo, de nuestros niñ@s , 6 millones quinientos mil se
encuentran en la pobreza y un millón en la miseria según cifras de la UNICEF. Un
millón de niñ@s han sido desplazados por la guerra que se vive en Colombia.
Más de 2 millones 800 mil niñ@s están por fuera del sistema educativo y 2
millones 700 mil tienen que trabajar para sostener a sus familias.
Si nos referimos a los ancianos, cerca del 80% de los mismos carecen de ingresos
económicos propios para sobrevivir y dependen de la solidaridad de sus familias
o de la caridad de las comunidades. Este problema se agravará en los próximos
años con el aumento de la población con una edad superior a los 60 años , dado
el crecimiento de las expectativas de vida y la disminución relativa de la
población infantil.
Más del 46% de las mujeres que trabajan ganan menos del salario mínimo mensual,
unos 140 dólares, dato que explica la vigencia de las estructuras machistas no
solo en el marco familiar, sino en el mercado laboral, donde muchísimas mujeres
se ven obligadas para sobrevivir a desempeñar trabajos rutinarios, muchas veces
degradantes y peligrosos para su integridad física.
Para todas estas inequidades el gobierno Uribe no tiene respuesta. El presidente
ha hecho de la guerra contra el terrorismo su máxima prioridad y a esa guerra ha
destinado cuantiosas inversiones del Estado. Para citar un solo caso : Entre
Julio del 2002 y Diciembre del 2005 el pie de fuerza militar se ha incrementado
en 95 mil uniformados. El presupuesto del Ministerio de Defensa aumentó un 12,6%
del año 2004 al año 2005 , pasando de 10 billones y medio de pesos, unos 4 mil
millones de dólares, a 11,8 billones de pesos, unos 4 mil setecientos millones
de dólares.
POLÍTICA
LOS VOTICOS DEL PRESIDENTE
Aunque intente negarlo el presidente Uribe se encuentra en plena campaña como
candidato a la reelección en el 2006. Sus visitas a las regiones se han
multiplicado y no ha perdido oportunidad para aparecer en los medios de
comunicación inaugurando obras, entregando pequeños subsidios a gentes de los
sectores populares o dirigiendo los mal llamados "Consejos Comunitarios" que son
televisados a todo el país.
Sin embargo, pese a que el Congreso aprobó la ley que permite la reelección
presidencial inmediata, Uribe no las tiene todas consigo. La ley debe ser
estudiada por la Corte Constitucional para atender las demandas que se han hecho
en su contra por vicios de forma y de fondo en la aprobación de la misma. Si los
magistrados encuentran esos vicios la ley puede ser derogada, anulada o por lo
menos modificada para que la reelección entre a operar no en el 2006 , sino en
el 2010, lo que acabaría con las aspiraciones del presidente para perpetuarse en
el poder.
Existen muchas posibilidades de que la ley sea derogada o modificada por la
Corte y a esas posibilidades le están apostando este año los distintos grupos de
oposición para afinar sus estrategias electorales. Del pronunciamiento de la
Corte dependerá en buena parte, también, la posibilidad de unir a la oposición
en una sola candidatura.
Los sectores conservadores del país liderados por los grandes gremios
empresariales y la mayoría de los congresistas de los antiguos partidos Liberal
y Conservador están alineados con el presidente. Desde el punto de vista de sus
intereses tienen razón en esa alineación. El gobierno de Uribe ha protegido sus
negocios, ha controlado parcialmente los avances de la guerrilla y ha manejado
con mano dura las protestas sociales. No ha vacilado en proponer reformas
laborales en contra de la población trabajadora o liquidar empresas del Estado ,
que a juicio del gobierno estaban dominadas por sindicatos demasiado fuertes.
Igualmente, ha tolerado la progresiva paramilitarización de la vida política en
muchos departamentos del país, donde los líderes de los grupos armados de
extrema derecha imponen a su amaño la elección de gobernadores, de alcaldes y
malversan los dineros públicos a través de contratos de obras o de empresas
prestadoras de servicios de salud.
Además, Uribe se ha convertido en un aliado incondicional del gobierno de los
Estados Unidos, aplicando al pie de la letra las políticas que se trazan en
Washington para combatir el narcotráfico y el terrorismo.
La oposición, a su vez, no ofrece una sola cara. De un lado , está el sector
seguidor del expresidente Samper y del excandidato Serpa dentro del partido
Liberal. En este sector no hay unanimidad de opiniones, porque si bien hay un
grupo radicalizado en la oposición a Uribe, hay otros cercanos a Samper que no
descartan del todo una futura alianza con el gobierno.
Dentro del Partido Conservador, el expresidente Pastrana se ha convertido en un
enemigo total de la reelección de Uribe, aunque solo ha conseguido el respaldo
de una minoría de los líderes del Partido, para apoyar su posición.
La llamada izquierda democrática se presenta dividida en dos coaliciones. De un
lado está el Polo Democrático encabezado por el alcalde de Bogotá , Luis Eduardo
Garzón y por el senador Antonio Navarro. Dentro del Polo militan dirigentes
procedentes de los partidos tradicionales, intelectuales y sindicalistas de
tendencias socialdemócratas, grupos indígenas y campesinos que están
identificados en la construcción de una alternativa política al dominio que ha
ejercido por decenas y decenas de años en el país la oligarquía
Liberal-Conservadora.
Del otro está Alternativa Democrática, coalición en la que participan partidos
de izquierda como el Comunista o el Moir, así como nuevos grupos cívicos,
indígenas, campesinos y cuya diferencia con el Polo se origina tal vez en que su
oposición al gobierno Uribista es aún más contundente, más radical. Alternativa
Democrática lanzó la precandidatura del Senador y exmagistrado Carlos Gaviria,
pero el propio Gaviria ha sido claro en que le interesa buscar una Alianza con
el Polo y con otros grupos para enfrentar, si es del caso, con una candidatura
unificada la reelección de Uribe.
Mientras tanto, los exalcaldes de Bogotá, Antanas Mockus y Enrique Peñaloza han
lanzado sus candidaturas tratando de pescar en el río revuelto de este juego
político. Mockus ha hecho acercamientos con el Polo, mientras Peñaloza , animado
por el expresidente Samper no descarta la idea de luchar por la candidatura del
Partido Liberal.
Solo cuando la Corte Constitucional se pronuncie sobre las demandas contra la
ley de reelección , podrá saberse a ciencia cierta como se delinearán , como se
resolverán las alianzas, las coaliciones para las elecciones presidenciales del
2006.
MAMBRÚ SIGUE EN LA GUERRA
La intensificación de la guerra parece ser la decisión tanto del gobierno como
del grupo guerrillero más importante, FARC. Uribe extraditó a los Estados Unidos
a uno de los líderes de la guerrilla, Simón Trinidad, quien meses atrás había
sido capturado en Ecuador donde adelantaba gestiones políticas y financieras
para su organización. El presidente , en una hábil jugada política para tratar
de no aparecer como intransigente, le había ofrecido a las FARC no extraditar a
Trinidad a cambio de que los rebeldes liberaran a un buen grupo de los militares
y políticos que tienen secuestrados, pero la guerrilla a su vez en otra maniobra
política rechazó el ofrecimiento.
Las FARC pueden ahora alegar que su lucha es contra el imperialismo
norteamericano y presentar a Trinidad como una víctima de las políticas serviles
del gobierno colombiano con los Estados Unidos. Por otra parte, la decisión de
Uribe hace todavía más difíciles las condiciones para que se de el llamado canje
o intercambio humanitario de los militares y políticos que tiene en su poder la
guerrilla, por los líderes rebeldes que están en las cárceles del Estado.
Como si esto fuera poco en un operativo que violó la soberanía de Venezuela, las
agencias de seguridad colombianas en complicidad con algunos militares de ese
país secuestraron en Caracas y trasladaron a nuestro país a uno de los
principales agentes financieros y políticos de las FARC en el exterior, Rodrigo
Granda, apodado por los medios de comunicación como" el canciller de las FARC".
El operativo nos devolvió a los tiempos de los corsarios, de los piratas, porque
el gobierno colombiano tras muchas negativas y mentiras reconoció que había
pagado una recompensa a los autores del secuestro. Sobra decir que se ha
presentado un incidente diplomático con el gobierno del Coronel Chávez y que
Uribe al validar estos métodos de guerra está justificando a la vez los métodos
criminales que use la contraparte. El fin no justifica los medios y menos si se
pretende actuar en un Estado de Derecho.Esto explica que Chávez , en represalia,
haya paralizado los acuerdos y proyectos industriales que ambos gobiernos se
habían comprometido a realizar en estos meses.
Pero nuestro presidente se negó a reconocer el error cometido y antes por el
contrario su gobierno acusó al de Venezuela de facilitar en su territorio la
permanencia de líderes y frentes de la guerrilla colombiana, alegando que tenía
pruebas al respecto La mayoría de la clase política del país cerró filas
alrededor de Uribe, con el argumento al estilo Bush ,de que era válido perseguir
terroristas en suelo extranjero, si con estos operativos ganaba la seguridad de
Colombia.
A propósito de Bush, su gobierno se alineó con la posición colombiana y la nueva
secretaria de Estado, Condolezza Rice, atacó al gobierno de Chávez calificándolo
de un "estorbo" en América Latina. Con esta actitud tan diciente de Rice,
muchos, comenzando por el propio Chávez, han deducido que tras la posición
colombiana se oculta una conspiración, un plan para desestabilizar al gobierno
venezolano.
Los gobiernos de Brasil, Perú y México han ofrecido sus buenos oficios para
mediar en el incidente, porque lo cierto es que este tipo de incidentes no
benefician para nada la causa de la unidad latinoamericana, y si facilitan, por
el contrario, la intervención de la superpotencia imperialista..
Tal vez en todas estas maniobras del gobierno está imperando un triunfalismo
desbordado al considerar que tienen arrinconados, cuasi derrotados a los grupos
guerrilleros, lo que no deja de ser una flagrante equivocación. El Plan Patriota
que busca asumir el control territorial del sur del país, zona donde las FARC
han tenido tradicionalmente sus mayores bases de poder ofrece muchos vacíos
políticos y militares.
De un lado, es imposible copar áreas tan extensas y con tantas dificultades
geográficas con el número de soldados disponibles, máxime si el enemigo se ha
replegado con habilidad evitando ofrecer un blanco directo a los avances de las
Fuerzas del Estado. Del otro, la ofensiva militar no parece haberse
complementado con un programa serio de servicios sociales a la población,
programa que significaría el triunfo político real del Estado en esas zonas. A
la población local se la ha privado de los ingresos económicos que generaban la
coca y el narcotráfico, pero no se le han dado alternativas eficaces para
subsistir. Y mientras este vacío se de el Plan Patriota no podrá consolidarse.
Las FARC le apuestan al debilitamiento a largo plazo de los planes del gobierno
ya que calculan , y no sin razón, que la cantidad de recursos económicos que
demanda un operativo como este del Plan Patriota es tan grande que el Estado no
tendrá como asegurar su continuidad en los próximos años.
Por ahora, los medios de comunicación presentan como el mayor éxito de Uribe su
programa de Seguridad Democrática. Es verdad que ha disminuído el número de
asesinatos, de ataques a las poblaciones, de secuestros y extorsiones, pero
también es verdad que en muchas ciudades y departamentos se ha consolidado el
poder de los grupos paramilitares, quienes a sangre y fuego aplicando métodos
mafiosos contra la población civil han logrado traer lo que Uribe y sus asesores
llaman "Paz" a esas regiones. Muchos líderes opositores de esas zonas han sido
asesinados en medio de la más perfecta impunidad. La prensa independiente ha
sido silenciada y la corrupción y el autoritarismo practicados por la nueva
alianza de gamonales o caciques políticos tradicionales y jefes de los grupos
paramilitares les asegura, por ahora, el control casi absoluto de la maquinaria
estatal en varios departamentos del país.
SANA, QUE SANA, COLITA DE RANA
Las publicitadas desmovilizaciones parciales de grupos paramilitares, han
servido para que el presidente aparezca ante un sector de la ciudadanía como un
hombre de paz, que está trabajando con eficacia por resolver el conflicto
político militar que vive el país. Las desmovilizaciones se vienen haciendo a
voluntad de los comandantes paramilitares sin ningún marco jurídico que las
regule, sin una ley de verdad, justicia y reparación que impida que se consolide
la impunidad para los múltiples crímenes que los desmovilizados y sus jefes
cometieron contra la población civil.
Solo en los próximos meses el Congreso estudiará la ley de verdad, justicia y
reparación que entre a crear unos criterios, unas normas , para resolver la
situación jurídica de los desmovilizados. El gobierno quiere una ley blanda,
laxa, que reduzca o elimine las penas de prisión para los comandantes de las
autodefensas y evite investigaciones en profundidad de las acciones criminales
de los mismos. Un grupo de parlamentarios, liderado por el Senador Rafael Pardo,
ha diseñado un proyecto que contempla penas efectivas de prisión para los
principales responsables de los delitos atroces cometidos, así como tribunales
independientes para juzgar estos delitos , una comisión de la verdad que se
encargue de divulgar ante la opinión pública los hechos criminales de los cuales
son responsables los grupos paramilitares, así como de resarcir con
indemnizaciones económicas, devolución de propiedades y otras medidas similares
a las víctimas de la violencia desatada por las llamadas Autodefensas.
Pero mientras se da este debate en el Congreso, el Comisionado de Paz del
gobierno, Luis Carlos Restrepo, continua promoviendo las desmovilizaciones
parciales que ya empiezan a mostrar contradicciones y nuevos riesgos. Nuevos
riesgos porque a pesar de las promesas del Estado de ayudar por unos meses con
subsidios económicos y apoyos educativos a los reinsertados en la vida civil, a
mediano y largo plazo no existen soluciones de empleo que permitan darle piso
sólido a esa reinserción. Es muy probable que hombres acostumbrados al uso
brutal de las armas y a tener como miembros de los grupos paramilitares sus
necesidades básicas satisfechas, al encontrarse en situaciones de escasez
económica, de precariedad en la vida civil retomen las armas y se vinculen a
nuevas bandas de delincuentes, creando nuevos espacios de violencia en la
sociedad.
Los comandantes paramilitares encabezados por Salvatore Mancuso siguen a la
espera de la definición de su situación jurídica. Mancuso, quien ha sido pedido
en extradición por los Estados Unidos por delitos relacionados con el
narcotráfico, ha logrado con el proceso de desmovilizaciones la buena voluntad
del gobierno para impedir, por ahora, esa extradición.En la práctica, lo que
Mancuso y sus colegas esperan es una absolución, un perdón total de sus acciones
criminales y el poder disfrutar de sus fortunas y poder político en el futuro
sin mayores complicaciones jurídicas. De hecho siguen manejando el poder real en
muchos departamentos y aunque aparentemente han desmovilizado a cientos de sus
hombres, han conservado en armas a otra buena parte hasta tanto no se resuelva
favorablemente su situación legal.
La impunidad ronda todos estos procesos , que van a dejar como herencia la
continuación de la cultura mafiosa en la política regional, la persistencia de
modelos autoritarios y antidemocráticos en el manejo de los departamentos y
municipios con la perpetuación de la alianza entre el viejo clientelismo de los
políticos tradicionales y el nuevo poder de los jefes paramilitares
reinsertados.
Los grandes grupos empresariales del país que apoyan las políticas del
presidente parecen satisfechos con esta perspectiva, ya que les garantiza una
estabilidad, una seguridad para sus negocios y la permanencia de un modelo
económico como el neoliberal que ha sido tan conveniente para sus intereses.
El problema para Uribe y los jefes paramilitares es que a mediano plazo la
impunidad concedida a las acciones criminales de las Autodefensas, va a ser
denunciada e investigada en tribunales internacionales y sus principales autores
serán procesados como ha ocurrido y sigue sucediendo en los casos de Yugoslavia,
Ruanda, Argentina, Chile,etc. Sin justicia y reparación a las víctimas será muy
difícil hablar de verdadera paz en el país.
TRATOS Y RETRATOS
Dentro del segundo grupo guerrillero, ELN, al parecer se da un intenso debate
para definir las futuras estrategias de la organización. Según declaraciones de
uno de sus comandantes a periodistas españoles, el ELN estaría interesado en
hacer parte de una coalición política de izquierda en las próximas elecciones.
Sin embargo, líderes del Polo y de Alternativa Democrática fueron claros en
manifestar que sin el abandono de la vía armada es imposible hablar de alianzas
con el ELN.
El gobierno mexicano ha hecho de mediador entre la administración Uribe y los
elenos para tratar de mantener vivas las esperanzas de un acuerdo de paz entre
las partes. Hasta ahora no hay resultados concretos porque Uribe exige en la
práctica la desmovilización sin condiciones del grupo guerrillero sin hacer
ninguna concesión política o reforma social de fondo. Por su parte el ELN hace
una serie de demandas políticas que un gobierno conservador y autoritario como
el actual rechaza de plano.
El tiempo trabaja en contra de la organización guerrillera: Su capacidad militar
se ha reducido, los paramilitares y las tropas del Estado han copado muchas de
sus áreas de influencia, la coyuntura internacional no es favorable a procesos
de cambio social por la vía armada y en un país urbanizado como lo es ahora
Colombia la cultura y los imaginarios populares también han sufrido grandes
transformaciones en estos últimos cuarenta años.
MOVIMIENTO POPULAR
SILENCIO, ENFERMO GRAVE
El vicepresidente Francisco Santos afirma que la situación de los derechos
humanos " ha mejorado muchísimo en el país" en estos dos años de gobierno de
Uribe. Sostiene que hay menos secuestros, menos desplazados, menos asesinatos y
masacres y que se ha recuperado la gobernabilidad en más de 300 municipios de la
nación.
Ahora bien, es verdad que la tasa nacional de homicidios se ha reducido de 65
asesinatos por cada 100 mil habitantes, a 42 por cada 100 mil pobladores. Pero
en algunas regiones, donde subsiste el conflicto más agudo entre los grupos
armados irregulares se ha aumentado notablemente. Departamentos como Arauca,
Guaviare y Casanare tienen tasas altísimas por arriba de 100 homicidios por cada
100 mil habitantes. En ciudades como Cali se registraron en el año 2004 más de
2200 asesinatos superando con creces las cifras de Bogotá.
En algunas zonas el número de asesinatos ha disminuído porque los grupos
paramilitares han consolidado su control armado y político en el territorio y
los crímenes se han hecho más selectivos.
Entre tanto, las comunidades indígenas vienen sufriendo una oleada de asesinatos
contra sus dirigentes a manos de los diferentes grupos armados, incluyendo las
fuerzas del Estado. Desde el 2000 han sido asesinados más de 360 indígenas en
diferentes partes del país. Además, comunidades enteras son prisioneras en sus
resguardos y están en riesgo de desaparecer. Este confinamiento no permite
siquiera la entrada de medicinas y de alimentos a esas comunidades. La
neutralidad que los indígenas han declarado ante el actual conflicto y la
voluntad de mantener sus propias formas de organización social , incomoda a los
grupos armados, quienes tratan a través de la violencia de quebrar la
resistencia de esos pueblos.
Muchas comunidades indígenas se ubican en zonas estratégicas para el tráfico de
armas y de narcóticos, para establecer cultivos de coca o de amapola o para
establecer gigantescas explotaciones de recursos naturales como la madera, la
pesca, o construír represas, carreteras, puertos,etc y esto explica la campaña
que ejercen los grupos armados para desalojarlos de esos territorios.
El gobierno alega que se han dado ayudas y protección efectiva a comunidades en
riesgo de la Sierra Nevada de Santa Marta, el Catatumbo, Chocó, Sur del Tolima,
Arauca, Cauca, pero las autoridades indígenas denuncian el etnocidio que se está
cometiendo contra sus gentes con la complicidad del Estado. Recordemos que en
Colombia hay unos 780 mil indígenas repartidos en 6685 resguardos ubicados en
458 municipios del país.
De otro lado, en el 2004 fueron desplazados por las situaciones de guerra que se
viven en la nación más de 205 mil personas, aunque el gobierno alega que la suma
real no pasa de 130 mil. Antioquia, Caquetá, Meta y Norte de Santander han sido
los departamentos con un mayor número de víctimas de este atropello.
En el Sur del país el desplazamiento ha aumentado como consecuencia de la
aplicación del "Plan Patriota" puesto en práctica por las Fuerzas Armadas
Estatales. Las Zonas fronterizas han sido las más afectadas por este doloroso
fenómeno . El 61% de los desplazados provienen de estas regiones. Esto explica
que más de 8500 personas hayan solicitado refugio o asilo en países vecinos. Hay
más de 60 mil refugiados colombianos en Ecuador, Venezuela y Panamá, de los
cuales solo un 15% han sido reconocidos como tales por esos países y más del 40%
se encuentran viviendo en la miseria.
La libertad de prensa es otra víctima del actual conflicto. En muchos
departamentos ha desaparecido ante la intimidación brutal de los grupos armados
irregulares que no toleran el ejercicio democrático del periodismo. En Norte de
Santander fue asesinado por paramilitares un periodista radial y otros 16 están
amenazados de muerte si insisten en seguir adelantando su trabajo de
comunicación. La mayoría de los crímenes cometidos contra periodistas en el país
ha quedado en la impunidad a pesar de las protestas y reclamos de las
asociaciones nacionales e internacionales de ese gremio al gobierno.
Y a toda esta situación se agrega la autocensura que practican los grandes
medios con sede en Bogotá , silenciando muchas informaciones que van en contra
de los intereses de los dueños del poder político o de los grandes empresarios
del país del conocimiento de la llamada "opinión pública". Los noticieros de
televisión de los canales privados son una buena muestra de esta manipulación,
presentando, por ejemplo, la información de orden público de acuerdo a los datos
y boletines que les entregan los voceros del gobierno, sin molestarse en
contrastar, en verificar tales noticias con otras fuentes.
PALO BONITO
Pese al recorte de libertades que se padece en muchas regiones de la nación, la
protesta social de los diferentes sectores populares no ha desaparecido. Antes,
bien, en el año 2004 las manifestaciones de protesta aumentaron en relación con
el año 2003. Más de la mitad de esas protestas fue motivada por el
incumplimiento de pactos o acuerdos hechos con las comunidades por parte de
funcionarios del gobierno, por reclamos a decisiones políticas del Estado o
exigiendo la vigencia de los derechos humanos.
Movilizaciones como la marcha de 60 mil indígenas caucanos a la ciudad de Cali
en el mes de septiembre reclamando la protección real del Estado para su
cultura, sus formas de organización y sus comunidades son bastante dicientes de
la voluntad de resistencia que acompaña a un sector de nuestro pueblo. Han
abundado también las protestas contra la reelección presidencial, contra la
firma del tratado de libre comercio con los Estados Unidos, por el cierre de
hospitales y de universidades públicas, las privatizaciones de empresas
estatales, la política petrolera, la reforma pensional y un largo etcétera de
muchas causas más que golpean las condiciones de vida de la población.
La mayoría de las protestas se han centrado en las zonas urbanas y aunque en
muchas ocasiones los funcionarios del gobierno nacional han intentado
descalificarlas como fruto de "la acción de unos cuantos elementos subversivos",
representan la lucha de sectores representativos de nuestra sociedad por
construír una democracia real en el país.
El sistemático asesinato de dirigentes populares , de defensores de los derechos
humanos en algunas regiones como la Costa Atlántica o Norte de Santander se ha
convertido en una práctica protegida por la indolencia de los funcionarios del
Estado encargados teóricamente de garantizar los derechos básicos a la
ciudadanía. La corrupción ha permeado, ha penetrado muchos sectores de la
administración pública que prefieren pactar sus propios acuerdos de
enriquecimiento y sobrevivencia personal con los Señores de la guerra, antes que
comprometerse en acciones riesgosas en defensa de las libertades públicas. Por
ejemplo, no menos de 500 mil millones de pesos de dineros del Estado, unos 200
millones de dólares, pasan anualmente a poder de los grupos paramilitares a
través de falsos contratos de obras, de servicios de salud, etc.
Son las mismas transacciones y operativos que realizaban los grupos guerrilleros
cuando dominaban departamentos como Arauca, Guaviare, Meta, Caquetá, Putumayo.
Todo esto remarca la necesidad de seguir luchando por la construcción de redes
de grupos y de organizaciones sociales que en forma autónoma y transparente
vayan creando espacios democráticos en Colombia que faciliten la participación
de la ciudadanía en defensa de las libertades y del patrimonio públicos.
* Revista Encuentro