Latinoam�rica
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El monopolio de la palabra
Lidia Baltra
PUNTO FINAL
La compra del semanario concertacionista Siete+7 por Copesa m�s la fusi�n de
VTR con Metr�polis-Intercom, las dos �nicas empresas de TV pagada en el pa�s,
est�n rebalsando el vaso de la concentraci�n de la propiedad de los medios de
comunicaci�n en el pa�s. 'Es la tendencia mundial', suelen decir personeros
empresariales. Y hacen la vista gorda frente a que con esto se est� limitando un
derecho democr�tico: el derecho constitucional a recibir una informaci�n
adecuada para formar ciudadanos.
Ya lo dijo el periodista y escritor uruguayo Eduardo Galeano: 'Nunca tantos han
sido tan incomunicados por tan pocos. Cada vez son m�s los que tienen el derecho
de escuchar y de mirar, pero cada vez son menos los que tienen el privilegio de
informar, opinar y crear'.
La concentraci�n de los medios de comunicaci�n fue uno de los temas del Foro
Social Chileno. En el panel 'Globalizaci�n, comunicaciones y democracia',
moderado por V�ctor Hugo de la Fuente, lo debatimos con Bernard Cassen, director
general de Le Monde Diplomatique (Francia); el comentarista de televisi�n Ra�l
Sohr; la directora de Radio Tierra, P�a Matta; Sergio Ferrada, de medios
alternativos en La Legua, y la que escribe en representaci�n de Wacc (Asociaci�n
Mundial para la Comunicaci�n Cristiana), ONG de comunicaciones con sede en
Londres.
Entre las propuestas, surgi� la de apoyar los medios alternativos, a diferencia
de lo que hicimos a comienzos de la transici�n cuando dejamos morir aquellas
valientes publicaciones que dieron la batalla por una expresi�n diversa bajo
dictadura: Apsi, An�lisis, Cauce, La Epoca y Fort�n Mapocho.
Pol�tica de comunicaciones
La otra proposici�n fue cambiar la actual pol�tica de comunicaciones, que
permite el orden de cosas vigente. Aunque los partidarios de 'la mejor pol�tica
de comunicaciones es la que no existe' digan que no hay una, s� existe: es
aquella donde el mercado decide qu� medios pueden funcionar y, naturalmente,
sobreviven los m�s fuertes (con la honrosa excepci�n de Punto Final). Es decir,
subsisten aquellos que cuentan con mayor capital para usar tecnolog�a de �ltima
generaci�n, comprar insumos, contratar personal calificado, levantar una red de
distribuci�n exclusiva, etc. Y en un c�rculo vicioso, son los que logran la
mayor parte de la torta publicitaria para financiarse. Hoy, en Chile, son los
que fructifican y crecen. Varios ya pertenecen o incluyen a accionistas de
transnacionales de las comunicaciones.
En la prensa escrita, tenemos el oligopolio del grupo Edwards, con El Mercurio,
Las Ultimas Noticias y La Segunda y trece diarios en regiones; y el grupo Saieh,
que con Copesa publica La Tercera, La Cuarta, Qu� Pasa y ahora el ex semanario
concertacionista Siete+7, que reaparecer� como diario.
En radio, dos transnacionales lideran el dial: Consorcio Radial de Chile, del
grupo espa�ol Prisa y del colombiano Caracol; e Iberoamerican Radio Chile, del
grupo Claxon, donde participan el venezolano Cisneros y otros. En televisi�n, de
las cinco cadenas nacionales cuatro pertenecen a empresas privadas. En dos
participa el Opus Dei y en tres hay capitales transnacionales como Televisa (Megavisi�n),
Cisneros (Chilevisi�n, recientemente vendida al grupo nacional Pi�era) y el
magnate mexicano Angel Gonz�lez (Red TV). S�lo TVN ofrece una leve alternativa
al pensamiento hegem�nico, 'leve' puesto que su directorio es tan 'pluralista'
como nuestro Parlamento.
Unas pocas transnacionales controlan los medios audiovisuales, electr�nicos y
tradicionales. El mensaje �nico se ve ahora billones de veces multiplicado, en
cantidad y velocidad, por el avance creciente de las nuevas tecnolog�as de la
informaci�n y de la comunicaci�n (TIC) manejadas por el capital y el mercado.
Justo lo que requiere la globalizaci�n del modelo hegem�nico para eternizarse.
Derechos de comunicaci�n: Campa�a Cris
Este tema preocupa a un grupo de ONGs especializadas en comunicaciones a ra�z de
la realizaci�n por Naciones Unidas de la Cumbre de la Sociedad de la
Informaci�n. El debate comenz� en Ginebra, en diciembre del a�o pasado, y
culmina en T�nez en marzo pr�ximo. Para los convocantes -gobiernos y
transnacionales de la comunicaci�n reunidas bajo el alero de la Uni�n
Internacional de Telecomunicaciones-, la 'sociedad de la informaci�n' se
entiende como aquella de quienes tienen mayor o menor acceso a las TIC en
calidad de consumidores, todo ello regido por el capital y el mercado.
En nombre de la sociedad civil, un grupo internacional de ONGs de comunicaciones
abogan porque la 'sociedad de la informaci�n' se ampl�e a una sociedad de la
comunicaci�n horizontal y dialogante. Y aunque fueron marginadas en Ginebra y
debieron sesionar en forma paralela a la cumbre, se esforzaron por hacer oir su
mensaje de que 'otra comunicaci�n es posible'. La propuesta 'Construyendo
sociedades de la informaci�n para las necesidades humanas' fue el resultado de
su Foro Mundial sobre el Derecho a la Comunicaci�n, coordinado por la campa�a
CRIS (sigla en ingl�s de Derechos de Comunicaci�n en la Sociedad de la
Informaci�n), promovida por la Wacc.
Uno de los principales objetivos del foro fue contribuir al nacimiento y
comprensi�n de los 'Derechos de comunicaci�n' y promoverlos para su
reconocimiento y adopci�n como derecho humano. Para aclararlo, se emiti� tambi�n
una 'Declaraci�n sobre los derechos de comunicaci�n', presentada por el
comunic�logo holand�s Cees Hamelink.
Experiencia chilena
Bajo dictadura, un grupo de periodistas, comunic�logos y dirigentes sociales
promovimos el 'Derecho a la comunicaci�n' como lo llam�bamos, as� como una
pol�tica de comunicaciones para la democracia que lo hiciera posible. Influida
por el Nuevo Orden Mundial de la Informaci�n y la Comunicaci�n (Nomic) que
patrocinaba UNESCO en los 80, nuestra propuesta era notablemente m�s avanzada
que la de la antigua democracia chilena previa al golpe de Estado.
Se basaba en el derecho a la libertad de opini�n y expresi�n de la Carta de
Derechos Humanos -el derecho de todas las personas a expresarse y a difundir
p�blicamente, a buscar y recibir informaciones y opiniones-, pero perfeccionada
con los aportes del Nomic. Sus principios b�sicos eran que la comunicaci�n es un
servicio a la ciudadan�a, no una mercanc�a, y que todas las personas deben
internalizar y llevar a la pr�ctica el 'Derecho a la comunicaci�n': derecho a
emitir nuestros mensajes en los medios establecidos y a tener medios propios. En
breve, pluralismo en el sistema de medios y dentro de cada medio.
Otra iniciativa importante era organizar a lectores, auditores y televidentes
con una actitud cr�tica y activa ante los contenidos de los medios. Estas y
muchas otras ideas para democratizar las comunicaciones se perdieron a nivel
internacional por la oposici�n de Gran Breta�a y Estados Unidos, que las
eliminaron de la UNESCO. Y en nuestro pa�s, en los debates del anteproyecto de
ley de prensa y en la pol�tica comunicacional adoptada por el gobierno de la
Concertaci�n. Con la llegada de nuestra p�lida democracia la suerte de las
comunicaciones qued� sellada: se hab�a adoptado el sistema neoliberal legado por
la dictadura y por lo tanto, el modelo comunicacional deb�a serle funcional.
Como Wacc, su promotora, tiene filiales en los cinco continentes, la campa�a
Cris se realiza actualmente en Italia, Bolivia, Colombia, Uruguay y Estados
Unidos. En Ecuador parti� en julio dentro del Foro Social de las Am�ricas, donde
las ONGs latinoamericanas de comunicaci�n emitieron la declaraci�n 'Otra
comunicaci�n es posible'.
En Chile estamos atrasados. Nuestras organizaciones sociales debieran
movilizarse para conocer, hacer suyos, difundir y m�s tarde pedir, nuestros
derechos de comunicaci�n. S�lo cuando todos los chilenos lo exijamos, estaremos
en condiciones de cambiar la actual pol�tica de comunicaciones basada en la ley
del mercado por otra que garantice el pluralismo y la igualdad de oportunidades
para la difusi�n de todas las ideas.