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El desempleo estimado real en Chile ronda entre el 16 y el 18%
Desempleo en Chile: una piedra en el zapato para el gobierno
Angel E.Pino
A pes04 tuvo un rendimiento del 5,7%, el desempleo continúa siendo una piedra
en el zapato para el gobierno chileno, especialmente en un año de elecciones.
El crecimiento económico alcanzó el nivel más alto de los últimos siete años,
pero la tasa de desocupación marcó un promedio de 8,8%, tres décimas más que el
2003, con registros especialmente elevados en siete de las 13 regiones del país.
Según cifras del Instituto Nacional de Estadísticas (INE), en el 2004 la Región
de Valparaíso, la segunda ciudad en importancia de Chile, encabezó la lista de
desempleo con 265.367 personas sin trabajo, el 11,2% de la fuerza disponible.
Le sigue en orden la III Región, con una desocupación promedio del 9,9%, unos
46.000 cesantes de 464.500 trabajadores. Luego se ubica el área Metropolitana
con el 9,2%, siete décimas más alto que el 2003 y el más elevado desde el 2000,
que marcó 9,8%.
Las estadísticas del INE, sin embargo, no reflejan la verdadera magnitud del
problema, en opinión de economistas y gremios, por cuanto sus métodos para medir
el desempleo no se ajustan a la realidad.
El estimado real en Chile ronda entre el 16% y el 18%.
La explicación del gobierno, que no comparten los sindicatos, es que la cesantía
subió en el 2004 por el agresivo aumento de las personas en edad de trabajar y
que buscan un puesto en el mercado laboral, un fenómeno provocado por mejores
expectativas económicas.
El año pasado, la economía se expandió 5,8%, y mientras la masa laboral creció
3,7% en un año, la generación de empleo sólo lo hizo en un 3,3%.
Tal panorama preocupa a los partidos políticos que integran la Concertación
(coalición gobernante) porque se inicia la campaña electoral para la elección
del sustituto del presidente Ricardo Lagos y la renovación del Congreso.
Lagos, quien inició su administración prometiendo disminuir los cerca de 400.000
desempleados que existían en el 2000, vio crecer los guarismos hasta 600.000,
pese a la bonanza económica que vive el país por los altos precios del cobre y
otros productos exportables.
En este período, las utilidades de las grandes empresas privadas, que controlan
la economía nacional, han batido record, mientras Chile marcha a la cabeza de
países de peor distribución de las riquezas y la brecha entre pobres y ricos
tiende a crecer.
No resulta por ello sorprendente que el tema del desempleo y la desigualdad se
haya convertido en el eje de la batalla electoral que comienza para las fuerzas
políticas del gobierno y la derechista oposición.
La presencia de las dos precandidatas oficialistas, la socialista Michelle
Bachelet y la democratacristiana Soledad Alvear en la sede de la Central
Unitaria de Trabajadores en días recientes reflejan la importancia que atribuyen
al tema en sus aspiraciones presidenciales.
En sus encuentros con los líderes sindicales, ambas prometieron dar prioridad a
la solución del desempleo, sin afectar el crecimiento económico, pero ninguna ha
explicado, al menos hasta el presente, como lo harán en una economía controlada
por el sector privado.
El candidato de la derecha, Joaquín Lavín, tampoco ha propuesto un proyecto
concreto y su experiencia como jefe del gobierno capitalino (Alcalde de
Santiago) tampoco resultó muy afortunada.
Vendió numerosas empresas al sector privado para fomentar el empleo, pero
entregó el gobierno sin dinero y sin puestos de trabajo.
En este contexto, la alternativa que presenta la izquierda extraparlamentaria,
integrada en un bloque antineoliberal, puede arrancar muchos votos al Ejecutivo
y convertirse en una alternativa más creíble para los casi 600 mil desempleados
que tiene el país.
Lo anterior es, a no dudarlo, la mayor preocupación del oficialismo y ya
comenzaron a surgir con fuerza voces dentro de los partidos de la Concertación
que insistan en la necesidad de un diálogo con estos sectores de izquierda y
progresista.