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"Progreso histórico y progreso social"
Mensaje de la 36
Después de que se adelantara que el cambio no sería ni socialista ni
comunista ni de liberación nacional, en Uruguay se instalaba en el campo
de las definiciones el concepto de que el gobierno sería progresista.
Normalmente la mayoría de las personas identifican el progreso histórico,
pero debemos preguntarnos si necesariamente sucede que este sea acompañado del
progreso social del pueblo.
Muchos otros se preguntan que significa realmente ser progresista, un
criterio por el cual se levantan todas las manos, ya que nadie desea negar los
beneficios del progreso.
La historia tiene su marcha lógica, pero será también el progreso histórico.
¿Podemos decir que se perfecciona la vida de la sociedad humana, que se eleva
desde los grados inferiores de desarrollo hacia los superiores?
¿O comprobamos que la historia no se mueve del mismo lugar y que se repite
volviendo al pasado, incluso hasta se retrocede y se degrada descendiendo y
conduciendo a las personas a la decadencia y la degeneración?.
Por eso no alcanza con reconocer la lógica objetiva, para afirmar que siempre el
desarrollo opera en un sentido progresivo.
Es necesario tratar de explicar antes a que llamamos progreso y en que
consiste cuando se produce.
Los uruguayos no podemos juzgar la existencia de un gobierno progresista,
sin analizar la existencia o la ausencia de progreso sin definir antes el
concepto real del progreso histórico.
Como la vida social es un fenómeno tan multifacético el progreso histórico
pude ser encarado desde muchos ángulos, y nosotros no haremos más que recurrir
al punto de vista del marxismo para guiarnos.
Es necesario que el criterio del concepto del progreso histórico sea objetivo y
no se base o fundamente en deseos, declaraciones, o apreciaciones arbitrarias.
Quienes se titulan a sí mismos y se consideran progresistas a veces distan mucho
de parecérseles.
Es imprescindible que dicho criterio no se funde en situaciones causales, poco
esenciales de la vida cotidiana, sino en las cuestiones determinantes y
trascendentales.
El índice de progreso social es ante todo para los marxistas el
nivel del desarrollo de las fuerzas productivas alcanzadas
por la sociedad en esta etapa. Este nivel a la vez, es el que determina el grado
de dominio de las fuerzas de la naturaleza por parte de la sociedad. Y algo
enormemente importante también determina asimismo la medida en que las personas
pueden satisfacer sus necesidades principales materiales.
Rápidamente aparecen imágenes que representan los más de medio millón de
uruguayos que permanecen en el exterior por no poder satisfacer estas
necesidades elementales.
Otro millón de uruguayos considerados pobres, de los cuales medio millón están
anotados en el Plan de Emergencia. La destrucción del aparato productivo y los
centenares de asentamientos y cantegriles.
Es el desarrollo de las fuerzas productivas la que determina el
desarrollo de las propias necesidades humanas.
Este carácter de las fuerzas productivas constituye la base de las
relaciones de producción que se establecen entre los hombres en el
proceso de trabajo y también de la distribución y
conformación de las fuerzas sociales.
Sin embargo el nivel de desarrollo de las fuerzas productivas
tomadas aisladamente como hace Astori en relación a la instalación de
modernas plantas de celulosa no es el criterio único del progreso social.
El nivel del desarrollo de las fuerzas productivas se convierte en una medida
plena de valor del progreso histórico se considera en unión con el sistema
correspondiente de relaciones de producción.
Por más que se trate de fábricas de primera generación y de una enorme
productividad mientras las relaciones de producción sigan siendo capitalistas
neoliberales el resultado económico y social no alcanzará a mejorar la vida de
los uruguayos.
Esta cuestión debe verse en que la posibilidad de producción de bienes
materiales, productos y otros bienes espirituales alcanzados por
el país no siempre se convierten en patrimonio de todos los miembros de la
sociedad.
Astori, Mujica, Arana, Rossi, Lepra, le hablan a cierta parte de la
sociedad, los cuales en las relaciones de producción actual,
representan las formas de la propiedad existente. Cuando hablan
del progreso en ADM ante los empresarios, en los Congresos
de la Asociación Rural frente a los ganaderos y dueños de los
frigoríficos, en los Foros del Banco Mundial, en los ámbitos de la Unión
Europea, Astori, Mujica, Rossi, Arana y Lepra
determinan en que grado dichas posibilidades de desarrollo productivo,
crecimiento y beneficios se convierten en realidad en que medida y como los
bienes materiales que pueden producir la sociedad uruguaya en este grado de
desarrollo dado son accesibles a estos sectores empresariales, de banqueros,
estancieros, ganaderos e inversores extranjeros pueden satisfacer sus
aspiraciones y necesidades.
Para el resto de la sociedad trabajadores, desocupados, amas de casa,
estudiantes, comerciantes, productores chicos y medianos, el progreso y los
beneficios llegarán "más tardíos y por goteo" según la teoría neoliberal
del "derrame del baso".
Teorías capitalistas falsas y mentirosas cuyo fracaso más tarde se justificarán
bajo los argumentos de las crisis, los factores climáticos, la rebaja de los
precios internacionales, la corrupción de los funcionarios estatales, las
epidemias etc.
El criterio marxista es el único valido por el cual el desarrollo del modo
de producción debe unirse al sistema de las fuerzas productivas
y al propio tiempo al sistema de las relaciones de producción.
Este es el criterio marxista por el cual se busca que el criterio del progreso
social es el que determina la cantidad y la calidad del bienestar material y
cultural de las personas, toda la estructura y el nivel de su vida.
Solamente aplicando esta medida de la historia es que debemos reconocer la
existencia de progreso.
Un progreso que se realiza de manera desigual y contradictorio.
El progreso nunca es igual y rectilíneo, un progreso sin dolor, por un camino
llano y asfaltado.
El progreso histórico se abre camino a través de luchas, contradicciones y
resistencias.
No hay posibilidades de que el progreso avance dialogando en una mesa de
negociaciones.
El ascenso de la sociedad de los países ricos, de su bienestar material y
cultural, se opera de manera extremadamente desigual con relación a países y
pueblos. Unos pisotean a los otros y avanzan a costa del aplastamiento de estos;
y al propio tiempo extremadamente desigual en cuanto a las diferentes capas en
el interior de un mismo país. Por pobre que sea el país unas clases sociales
alcanzan la abundancia y el bienestar como consecuencia de la explotación y la
marginalización de las otras.
Y no obstante esta patente realidad, igualmente se desarrolla la técnica y se
incrementa la producción.
En nuestro país actualmente -a pesar del subdesarrollo- igualmente la sociedad
se halla en condiciones de asegurar la satisfacción plena de las necesidades
vitales de todo el pueblo.
En el curso de la historia universal considerando en su conjunto se ha operado
el progreso social en virtud de lo superior de lo nuevo.
Lo nuevo es invencible y su triunfo se arraigará en las leyes objetivas d de la
historia independientemente de los hombres que se equivocan o que traicionan.
La comparación biológica de las leyes de las especies descubiertas por Darwin
nos ayuda a comprender a fondo la cuestión.
El científico explica el proceso natural que se opera en el mundo vegetal y
animal en virtud de qué leyes de la naturaleza se desarrollan y perfeccionan los
seres vivos.
En la lucha por la existencia sobreviven los seres más perfectos, mejor
adaptados al medio y a los cambios de este medio, y los seres menos adaptados,
menos desarrollados son eliminados.
El progreso se logra por el simple hecho de que los seres perfectos cuentan
con mayores posibilidades de conservación y desarrollo ulterior.
Claro que las leyes que rigen el desarrollo de la sociedad se diferencian de las
que rigen la evolución biológica.
En la evolución histórica de la humanidad actúan fuerzas motrices y de otra
índole sin que ello impida la explicación científica del desarrollo.
Un sistema de relaciones sociales basado en un modo de producción más elevado
tiene mayores posibilidades de perdurar de crecer y afianzarse que un sistema
basado en un modo de producción inferior.
No solo se trata de que sistema es mejor sí el capitalismo o el socialismo.
Depende de los fundadores del marxismo fueron quienes descubrieron la ley
fundamental del progreso histórico.
Para comprender la marcha de la historia necesitamos comprender esta ley que
consiste en la unidad indisoluble entre las fuerzas productivas y las relaciones
de producción que forma el modo de producción.
Esta unidad no es absoluta es inconstante, inestable y relativa.
Las fuerzas productivas siempre presentan una tendencia incontenible al
desarrollo no permanecen ni pueden permanecer estancadas.
Pero el viejo sistema de relaciones de producción tiende a la
estabilidad, al estancamiento, a la continuidad a la fosilización tal como está
pasando en la actualidad con el plan económico del astorismo.
Porque las clases dominantes se aferran fuertemente a su propiedad sobre los
medios de producción, defienden con toda su fuerza el sistema de explotación que
les asegura el dominio, tratan de eternizar por todos los medios el régimen
económico existente.
Por eso los ministros mayoritariamente responden a esos sectores dominantes,
provienen de una formación totalmente empresarial y capitalista.
A pesar de lo cual el progreso técnico y el desarrollo de las fuerzas
productivas conduce a que las relaciones establecidas en otro tiempo resulten
estrechas frenen el desarrollo de las fuerzas productivas de la sociedad y se
conviertan en obstáculos del proceso social.
Para explicar el carácter de esta contradicción no es necesario pensar mucho lo
tenemos a la vista en forma clara en nuestra sociedad.
La forma capitalista de propiedad y la forma de apropiación de los productos del
trabajo hace mucho que entraron en contradicción irreconciliable.
Hoy mismo vinieron trabajadores de una empresa que produce productos de plástico
para la exportación y el mercado interno, que sin embargo no paga el laudo
fijado en el último Consejo de Salario.
El testimonio más frecuente y de mayor peso de esta falta de correspondencia es
la contradicción que se observa en los países capitalistas entre la demanda y la
oferta de mercancías, la abundancia de productos por un lado y la insuficiencia
de compradores por otro.
Las teorías burguesas declaran que en el capitalismo se alcanza el progreso
técnico y se produce más mercancías de las que el hombre necesita y la
producción entonces aventaja al consumo.
Nada de eso ocurre por el contrario las necesidades de los pueblos no son
satisfechas.
Por delante de las vidrieras lujosas vemos en estas festividades de Navidad
pasar a gente que experimentan agudas necesidades de todo un poco. No se trata
de que las mercancías sean superfluas, son simplemente inaccesibles.
Los capitalistas estacionan las mercancías en enormes depósitos muchas veces
y con frecuencia estas se deterioran y ellos premeditadamente las destruyen
mientras la gente sufre hambre atraviesa calamidades pasa necesidades. Las
empresas reducen al producción argumentando que no hay demanda, que no hay
mercados de venta. Se despide a los trabajadores, crece la desocupación y la
miseria, cientos de miles de personas como en el Uruguay no comen lo necesario y
suficiente a diario y la demanda sigue disminuyendo.
¿Dónde esta el progreso entonces? ¿De qué se autoproclaman progresistas los
progresistas?
¿Por qué no se da trabajo a todos los desocupados?
¿Por qué no se produce a pleno rendimiento en toda la nación?
¿Por qué no se liquidan todas las necesidades y la miseria en el Uruguay?
Dado el nivel actual de progreso y de producción de materias primas es
completamente viable. Pero nada de ello ocurre. Los dueños de las mercancías
prefieren no producir o destruirlas en lugar de reducir los precios para que
estén al alcance de los sectores populares.
Los que tienen casas en alquiler prefieren tenerlas desocupadas para que el
precio de los alquileres se mantengan siempre en alza.
Pero ¿cuál es la causa entonces de estos fenómenos monstruosos por los cuales no
se permite que los empleados de los grandes supermercados coman en los lugares
de trabajo, y deban hacerlo en la calle o la vereda?
Y otros ejemplos típicos del régimen capitalista.
La causa es que en el capitalismo las relaciones de producción son tales que la
producción, la distribución y las ventas no son determinados por las necesidades
de la sociedad, sino por los intereses económicos de los capitalistas.
Necesidades que no las determinan las masas populares sino los ingresos de los
ricos, no el número de personas que se acuestan con los estómagos vacíos sino el
de las bolsas de comercio llenas, los carros de los supermercados hasta el tope
en Navidad y fin de año, la capacidad adquisitiva de los consumidores.
¿Podría la agricultura y la industria uruguaya satisfacer todas las necesidades
de todos los uruguayos?
No se necesita ser economista como Astori o gerente de Texaco como Lepra ni
Arquitecto como Arana para reconocer que es posible que todos los uruguayos
coman o tengan un techo sin mayores problemas en un proyecto de desarrollo
progresista.
¿Por qué no se produce lo que más necesitan los uruguayos?
Porque se produce lo que más beneficios proporciona a los capitalistas
nacionales y extranjeros.
La forma capitalista de propiedad no permite que la gente viva como podría
hacerlo si se aprovechara el nivel de producción del capitalismo. No permiten a
la humanidad tomar de la técnica todo lo que ella puede dar.
Los conocimientos y la inventiva no se encaminan hacia el abaratamiento de
las mercancías ni al mejoramiento de su calidad sino, por el contrario a hacer
que se gasten y se deterioren cuanto antes.
Los procedimientos que aceleran el desgaste de las mercancías producidas se
han convertido en uno de los métodos imprescindibles de la producción
capitalista.
Vaqueros y camperas gastadas previamente, cortadas y descoloridas
aparentando un uso que no tienen, son fabricadas por el capitalismo para
venderle a los jóvenes más vulnerables e ingresarlos por el camino del
consumismo.
El capitalismo de Astori y sus amigos astoristas banqueros,
inversores extranjeros y burgueses nacionales cumplen, como históricamente está
determinado, el freno del desarrollo y del progreso.
Pero si ustedes trabajadores de la salud, el plástico, municipales, estatales,
de COFE, curtidores, desocupados, jubilados uruguayos, pensionistas piensan en
el papel de freno de las relaciones de producción capitalistas, verán que es más
grave si consideramos el capitalismo mundial en su conjunto y no solamente en
nuestro país por separado.
Unos cuantos países ricos han alcanzado un alto desarrollo económico a costa del
estancamiento del progreso industrial y social de los países dependientes y
neocoloniales.
El Fondo Monetario Internacional, el Banco Mundial, el
BID, los acuerdos de comerciales y de inversión con los Estados Unidos como
el que Tabaré Vázquez, Danilo Astori y Gargano obligan a
firmar a los legisladores progresistas, son freno de nuestro desarrollo.
Por ello en Uruguay la cuestión no solamente retarda el desarrollo de las
fuerzas productivas sino que frena todos los aspectos del progreso social y
cultural de la sociedad. Encadena el progreso histórico de la sociedad una
enorme desproporción entre las metrópolis y los países dependientes
condicionados por la naturaleza del sistema económico del imperialismo.
Los dirigentes progresistas como Astori hablan de un capitalismo que según ellos
cambió.
Nadie puede negar que la herencia que dejarán los capitalistas a la humanidad
será mayor de la que la burguesía a su llegada al poder recibió del régimen
feudal y monárquico.
Doscientos años atrás el sistema capitalista que remplazó al feudalismo marcó
un considerable progreso histórico. La burguesía dio un extraordinario impulso
al desarrollo de las fuerzas productivas lo cual significó a su vez un auge
inusitado en el plano material y cultural de la vida.
En nuestro tiempo solamente puede desarrollarse y florecer una sociedad
progresista y del cambio social basado en relaciones de producción opuestas a la
de los capitalistas.
Se necesitan nuevos estímulos y otras fuerzas motrices que les imponga
relaciones de producción nuevas que destruya las caducas, rutinarias de un
sistema que cada vez se descompone más, declina y tiene que desaparecer.
En nuestro tiempo solo puede cambiar la sociedad, transformarse y desarrollarse
hacia el progreso la sociedad basada en relaciones opuestas a las del
capitalismo de toda la vida.
Históricamente este conflicto lógicamente seguirá ahondándose como viene
pasando. Cada día llegan nuevas y mayores delegaciones de obreros y trabajadores
disconformes y desilusionados con las medidas del gobierno y se pronunciarán más
hasta el triunfo, con la eliminación de los obstáculos. Hasta que las cadenas
del capitalismo sean rotas definitivamente.
El progreso histórico desde los tiempos del régimen de comunidad primitiva hasta
nuestros días se caracteriza por un proceso de tensiones, de lucha, a veces
cruento, entre las clases en que se divide la sociedad.
Dice el marxismo: Este antagonismo de clase estaba enraizado en el propio
sistema de las relaciones de producción basadas en la contraposición entre
distintas partes de la sociedad, en la división del todo social, en explotados y
explotadores opuestos entre sí.
Continua explicando el marxismo que: A lo largo de los milenios el progreso
histórico se operó en el marco del dominio de una u otra forma de la propiedad
privada sobre los medios de producción.
Puede parecer complejo ver de que se trata el progreso del que se refiere un
progresista como Astori, pero el marxismo nos evitará alejarnos de la verdad y
caer en el engaño propio y de los demás.
La necesidad, la miseria, la ignorancia, la opresión y la coerción, el yugo y
la persecución acompañaron la lucha de los hombres y mujeres en su progreso
histórico.
No pocas veces esta lucha y los resultados eclipsaron y ensombrecieron el
propio hecho del progreso.
Pero a través del dolor de los sufrimientos y de la lucha de los hombres dejando
sus huellas sangrientas en el camino, la sociedad se fue alzando de los peldaños
inferiores a los superiores.
Eso no quiere decir sin embargo que el sufrimiento deba acompañar siempre el
progreso, pero mientras subsista el régimen social basado en la propiedad
privada y el antagonismo de clases habrá calamidades como las actuales, y tanto
o peores injusticias.
Einstein llamaba locos a las personas que haciendo siempre las mismas cosas
pretendían resultados diferentes.
NOSOTROS PODEMOS LLAMARLES ENTONCES PROGRESISTAS A QUIENES, CONTINUANDO LA MISMA
POLÍTICA DE LA DERECHA, PRETENDEN LLEGAR A RESULTADOS DE IZQUIERDA.