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Latinoam�rica

Brasil: En busca de banderas no perdidas

Mario Osava
IPS

La desaceleraci�n econ�mica brasile�a se sum� al esc�ndalo de corrupci�n para amenazar las posibilidades de reelecci�n del presidente Luiz In�cio Lula da Silva en los comicios de octubre de 2006, dej�ndole s�lo el avance en la lucha contra la desigualdad social como bandera.

Todo lo que pasa ahora en Brasil --sean nuevas revelaciones sobre corrupci�n o estad�sticas econ�micas-- importa no s�lo como hecho en s� mismo, sino principalmente como argumento electoral.

En ese cuadro, la ca�da de 1,2 por ciento en el producto interno bruto (PIB) del tercer trimestre de este a�o, con relaci�n al per�odo anterior, encendi� una intensa luz amarilla en las pretensiones de Lula y su Partido de los Trabajadores (PT) de permanecer en el poder.

Las banderas electorales parecer�an haber cambiado de manos. La oposici�n conservadora, que en 2002 intent� impedir el triunfo de Lula agitando el riesgo de inestabilidad econ�mica al instalarse un gobierno izquierdista, cuenta ahora con el discurso anticorrupci�n, antes monopolio del PT.

El esc�ndalo que explot� en mayo, cuando empez� a revelarse el uso oficialista de dinero ilegal para fines electorales o supuestos sobornos de parlamentarios, destruy� la imagen del PT como partido distinto y m�s �tico.

Si la econom�a sigue estancada por algunos trimestres m�s, Lula y el PT perder�n tambi�n la bandera de la recuperaci�n econ�mica. El crecimiento de 4,9 por ciento del PIB de 2004 se reducir� a poco m�s de la mitad este a�o, estiman los analistas. Es mucho menos que el de pa�ses similares y vecinos y de lo que permite la bonanza internacional.

Por eso, se intensificaron dentro del mismo gobierno las presiones contra la gesti�n econ�mica, resumida en la contenci�n de inversiones p�blicas por el Ministerio de Hacienda y en las altas tasas de inter�s del Banco Central, hoy en 18,5 por ciento anual.

Al gobierno le queda entonces una noticia que repercute positivamente desde hace una semana, la reducci�n de la pobreza y de la desigualdad social en 2004.

Tres millones de personas salieron de la pobreza absoluta, sostuvo el ministro de Desarrollo Social, Patrus Anan�as. El dato fue comprobado por la Investigaci�n Nacional por Muestreo de Domicilios, que hace anualmente el Instituto Brasile�o de Geograf�a y Estad�stica (IBGE).

La miseria, situaci�n de los que no ganan suficiente para alimentarse adecuadamente, disminuy� de 27,26 a 25,08 por ciento de la poblaci�n en 2004, seg�n Marcelo Neri, economista experto en cuestiones sociales de la Fundaci�n Getulio Vargas de R�o de Janeiro. Esto significa que salieron de la miseria algo m�s de tres millones de personas, ocho por ciento de los 40 millones que eran indigentes en 2003.

Un tercio de ese resultado se debe al crecimiento econ�mico de 4,9 por ciento y dos tercios a que la brecha entre ricos y pobres empez� a caer, despu�s de tres d�cadas de resistencia en proporciones muy graves, evalu� el investigador. Esta podr� ser la d�cada de la reducci�n de la desigualdad en Brasil, vaticin�.

Considerando el criterio de la Organizaci�n de las Naciones Unidas, que adopt� la l�nea de pobreza extrema del Banco Mundial (un d�lar diario de ingreso), Brasil ya habr�a cumplido el primero de los ocho Objetivos de Desarrollo del Milenio, de reducir a la mitad entre 1990 y 2015 la proporci�n de indigentes, estim� Neri.

Estaba en esa condici�n 12,41 por ciento de la poblaci�n brasile�a en 1993, �ndice que cay� a menos de la mitad este a�o, dijo Neri.

El economista estim� que la reducci�n de la miseria en 2005 ser� similar a la de 2004. La econom�a creci� menos este a�o, pero el salario m�nimo aument� nueve por ciento y el gobierno ampli� la concesi�n de "becas-familia", argument�.

La "beca", una ayuda mensual de 15 a 95 reales (6,80 a 43 d�lares) a familias pobres, es el principal programa social del gobierno y responde por buena parte de la reducci�n de la desigualdad en los dos �ltimos a�os, sostuvo otro experto, Ricardo Paes de Barros, del Instituto de Investigaci�n Econ�mica Aplicada del Ministerio de Planificaci�n.

Su conclusi�n se basa sobre un dato de las estad�sticas del IBGE: de 2002 a 2004 creci� de 13,7 a 24,4 por ciento la proporci�n de familias que pasaron a tener ingresos por alquileres, inversiones financieras, dividendos y "otras" fuentes no identificadas entre las que se incluye la "beca-familia".

El programa, que lleg� a 6,57 millones de familias en 2004, tiene como meta cubrir a 8,7 millones este a�o y a 11,2 millones de grupos familiares al final del gobierno de Lula, en diciembre de 2006.

La receta del combate a la pobreza es reducir la desigualdad y promover el crecimiento econ�mico, seg�n Barros.

Lula sostuvo que un desempe�o no satisfactorio de la econom�a no era obst�culo para avances sociales, olvidando que sin generaci�n de muchos puestos de trabajo no se pueden superar las llagas sociales del pa�s.

Ahora, una mayor�a de economistas critican la "exageraci�n" de las elevadas tasas de inter�s del Banco Central, incluyendo a quienes apoyan la pol�tica de metas inflacionarias.

El ministro de Hacienda, Antonio Palocci, tiene hoy menos condiciones para resistir las presiones generales por cambios en la pol�tica monetaria y, dentro del gobierno, por aflojar el ajuste fiscal y ampliar las inversiones. Adem�s de la ca�da del PIB, varios ex asesores suyos est�n involucrados en denuncias de corrupci�n, y las investigaciones amenazan con alcanzarlo   


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