Latinoamérica
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Entrevista con Samuel Blixen, escritor y periodista
"El legado tupamaro se sitúa en la
necesidad de una justaredistribución de la riqueza"
Gara
«Insistir en que debe haber justicia, que es necesario conocer la
verdad y castigar a los culpables es en nuestro país una bandera política y una
forma de desnudar las complicidades del sistema con fuerzas fascistas», subraya
Samuel Blixen, ex preso político, escritor y periodista uruguayo que ha estado
en EuskalHerria para presentar su libro sobre Raúl Sendic, líder guerrillero
tupamaro a quien conoció en la clandestinidad durante su militancia en el
MLN-Tupamaros.
Eespecializado en investigaciones sobre derechos humanos, democracia y
militarismo y corrupción en el semanario ‘‘Brecha’’, el periodista y escritor
uruguayo Samuel Blixen está en Euskal Herria para presentar su libro ‘‘Sendic.
Las vidas de un tupamaro’’.
Usted investigó la Operación Cóndor. Ahora, Pinochet pierde el fuero y se
anuncia un posible proceso por corrupción. ¿Cómo está siguiendo este «culebrón»
judicial con el ex dictador?
Exactamente, es un culebrón. Son idas y vueltas, se anuncia que le van a
procesar, después se dice que no está en condiciones... Es como sucedió con
Alcapone, un jefe mafioso que al final fue procesado por no pagar impuestos.
Creo que desde el punto de vista político, el hecho de que Pinochet sea
procesado por sus cuentas bancarias en el exterior, por el dinero que recibió y
el que robó, es un golpe a la corriente de opinión que sigue considerándole como
salvador de la patria. Debería ser procesado, juzgado y condenado como jefe de
la OperaciónCóndor, como responsable de asesinatos dentro y fuera de Chile y
como uno de los ideólogos del terrorismo de Estado a nivel continental.
¿Espera que desde los tribunales se haga justicia a los muertos y
desaparecidos por las dictaduras latinoamericanas?
Creo que ese es el camino que tienen las organizaciones de la sociedad civil.
Insistir en que debe haber justicia, que es necesario conocer la verdad y
castigar a los culpables es en nuestro país una bandera política y una forma de
desnudar las complicidades del sistema con esas fuerzas fascistas.
Su último libro, ¿es sólo un homenaje personal a Raúl Sendic o también un
antídoto contra el olvido histórico?
Son las dos cosas. Sendic es un revolucionario completo, para mí de la talla del
Che Guevara, y en Uruguay su figura está silenciada, por más que los tupamaros
reivindican su figura todos los años. El libro da a cono- cer la vida de un
revolucionario y, además, recrea una historia del MLN y una porción importante
de lo que ha pasado en nuestro país. Es inevitable que al hablar de Sendic se
hable de la revolución, de la guerrilla.
¿Hasta qué punto está presente en Uruguay el legado del movimiento tupamaro?
Creo que existe una convicción de que los tupamaros fueron una fuerza
revolucionaria que intentó establecer la justicia social y romper con la
dependencia del imperialismo. Hoy es motivo de debate, porque aunque los
tupamaros nunca renegaron de su pasado y, además, reivindican la violencia
revolucionaria como una forma legítima de lucha de los pueblos, muchos están hoy
en un proceso parlamentario y hay quienes señalan que se están olvidando
aquellas banderas iniciales. Es lícito decir que la coyuntura actual de Uruguay,
la lucha de acumulación de fuerzas por la vía legal para obtener mejoras, es un
camino que se ha manifestado en algún sentido correcto. Tenemos un gobierno
progresista que, por supuesto, no es revolucionario ni siquiera de izquierdas;
es una coalición.
¿En qué demandas o movimientos sociales o políticas se sitúa el legado
tupamaro?
Fundamentalmente en el cambio de las estructuras agrarias, en la eliminación de
la dependencia económica y en la necesidad de implantar cambios que impliquen
una redistribución más justa de la riqueza. ¿En qué medida el Gobierno de
Tabares Vazquez va a lograr esto? Es algo que está en discusión. Este gobierno
acaba de firmar un acuerdo con el FMI y creo que es un obstáculo para la
superación de los problemas más acuciantes que tiene Uruguay. La izquierda
uruguaya opina que la instalación de este gobierno democrático abre puertas para
que el movimiento popular pueda exigir más cosas.
La izquierda toca poder en Uruguay, Brasil, Venezuela... ¿Sopla el viento a
favor en Latinoamérica o sigue condenado a la tutela externa?
Están soplando nuevos vientos. En América Latina es imposible que prosperen
soluciones de tipo socialdemócrata, las realidades son distintas, la pobreza
aumenta, la dependencia del capital transnacional es muy profunda... no hay
posibilidad de soluciones de ese tipo. Para avanzar hacia una sociedad más justa
son necesarios cambios profundos, radicales y, además, una unidad del
continente. Lula en Brasil, Kirchner en Argentina, Lagos en Chile, Chávez en
Venezuela y Tabaré Vázquez constituyen una especie de plataforma para que se
pueda avanzar hacia ciertas formas de autonomía y disparar procesos políticos en
América Latina a nivel regional.
Acaba de citar a Chávez. ¿Cómo valora como periodista el proyecto del canal
Telesur?
Chávez fue víctima de un golpe de estado de nuevo cuño, un golpe de estado que
se fabricó en los canales de televisión. Su idea de generar una CNN
latinoamericana es un proyecto que deriva de su propia experiencia. Telesur
puede ser una herramienta muy importante en la medida en que se integren
organizaciones políticas, sociales y gobiernos. Hay que darle tiempo.