Latinoamérica
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La protesta se vuelve a llamar "sedición"
Cuatro presos políticos en el Uruguay
progresista
Andrés Capelán
Comcosur
El juez penal Juan Carlos Fernández Lecchini procesó con prisión a cuatro
personas detenidas tras los hechos de violencia que tuvieron lugar el viernes en
la Ciudad Vieja de Montevideo. Lo que había comenzado como una pacífica
manifestación en repudio a la presencia del presidente Bush en la cumbre de Mar
del Plata, derivó en un caos que incluyó ataques con piedras, palos, y bombas de
pintura y alquitrán contra tres sucursales bancarias, la sede de la Bolsa de
Valores de Montevideo, juzgados y otras dependencias públicas, además de
destrozos contra una veintena de automóviles.
A pesar de que ahora se dice que los servicios de inteligencia habían advertido
con antelación que se estaba preparando una acción de estas características, las
fuerzas policiales sólo llegaron a la zona luego de consumados los hechos; y
desataron una represión que fue calificada como "enérgica" por el ministro del
Interior, José Díaz; y como "feroz" por sus víctimas. Las fuentes policiales del
diario "Ultimas Noticias", consultadas por la supuesta demora en intervenir una
vez iniciados los incidentes, explicaron que no intervinieron antes "para evitar
que hubiera muertes (¿muertes?), más heridos y más detenciones de las que hubo".
En la mañana de hoy, el jefe de Policía de Montevideo, Ricardo Bernal reunió a
los funcionarios que participaron del operativo y los felicitó por su
actuación...
José Díaz dijo que el Ministerio del Interior está "firme", y advirtió que "los
que me quieran vender como un hombre débil van a hacer un mal negocio. Yo no soy
prepotente pero sí tengo personalidad fuerte, lo conocen mis amigos y mis
adversarios. Pero también soy hombre de diálogo, confío más en la negociación
que en la represión, confío más en la prevención que en la intervención",
aseguró. Por su parte, el abogado defensor de los cuatro procesados, Gustavo
Salles, afirmó que "Inteligencia Policial, una hora antes de los hechos de
violencia, estaba filmando cómo personas tomaban trozos de piedra. Yo pregunto:
¿estuvieron una hora para 'reaccionar preventivamente'?"
Salles aseguró que (salvo los testimonios policiales) no existen pruebas contra
sus defendidos, y señaló que quienes estuvieron involucrados en los hechos de
violencia fueron unos diez encapuchados. "A las 15 horas 26 minutos 59
segundos la policía estaba filmando como individuos encapuchados con mochilas
tomaban trozos de piedra y empezaban a munirse de esos elementos contundentes, y
el acto violento empieza aproximadamente una hora después, en el Juzgado de
Misiones y 25 de Mayo", explicó Salles, y añadió: "Repudiamos los hechos de
violencia pero no existen elementos de prueba para endilgarle eso a estas
personas detenidas".
Pero lo más grave de todo esto no fueron los destrozos o la represión, sino el
delito que les fue tipificado a los cuatro detenidos. En efecto, al igual que
sucedía en los tiempos del "Estado de Guerra Interno" y de la Dictadura, el juez
Fernández Lecchini no procesó a estos ciudadanos ni por destrozos, ni por
atentado (tal cual lo había solicitado la fiscal actuante, Elsa Machado), sino
por "sedición"... El magistrado les aplicó el artículo 143 del Código Penal, que
establece que este delito alcanza a quienes "sin desconocer al gobierno
constituido, se alzan pública y tumultuosamente para
conseguir, por fuerza o violencia, sus objetivos".
Fernández Lecchini citó expresamente los incisos 4to. y 5to. de ese artículo,
que penan a los que ejercen "actos de odio o venganza en la persona o los bienes
de alguna autoridad o de sus agentes" y ejercen "con un objeto político o
social, algún acto de odio o de venganza contra los particulares o cualquier
clase del Estado, o contra sus bienes". La pena para quienes cometen el delito
de "sedición" es de dos a seis años de penitenciaría, y no es excarcelable.
Para tipificar de "sediciosos" a los detenidos, el magistrado se basó también en
los textos de los carteles y pintadas que realizaron los manifestantes, donde
aparecían frases como "muerte al capital", "muerte al Estado" y "fuego al
capital". Asimismo, Fernández Lecchini también indicó que los procesados
incurrieron en "obstar a que las autoridades ejerzan
libremente sus funciones" (numeral 3°), al querer "influir" en la decisión del
presidente de la República, Tabaré Vázquez, de firmar el tratado de inversiones
con Estados Unidos, un enfoque tan tendencioso como ridículo, puesto que dicho
tratado ya había sido firmado al momento de producirse la manifestación, y nadie
en su sano juicio puede pensar ni por un momento que los manifestantes se
propusieran "influir" en la decisión del presidente Vázquez de firmar dicho
tratado, por el contrario: en todo caso estaban protestando contra esa firma.
El abogado Gustavo Salles entiende que el magistrado enjuició la "concepción
ideológica" de los indagados y evadió el terreno propiamente jurídico. Es
verdad, y como quien no quiere la cosa (más allá de su culpabilidad o su
inocencia en los daños infligidos a la propiedad privada), al juzgarlos por sus
ideas y no por sus acciones, el juez Fernández Lecchini, transformó a estos
cuatro detenidos en presos políticos. Enfocando las cosas desde ese punto de
vista, lo único que se logrará será exacerbar los ánimos, generar rencores, y
provocar más violencia. ¿Donde estuvo el "diálogo", la "negociación" y la
"prevención" de las que habla el ministro Díaz? Éste no es el país que queríamos
cuando el 31 de octubre del año pasado la mitad más uno de los uruguayos votamos
lo que votamos.