Latinoamérica
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Dos metros
de soberbia
El zorro y el gallinero
Rodolfo Olivera (*)
No es un cartero (sería Postino). Tampoco el Profeta (Mahoma –Muhammad- o
cualquier otro que usted elija). Es un mensajero político y económico formado
por, en y para el sistema, que no pierde oportunidad de acercarse a sus
"hermanos latinoamericanos" cada vez que a éstos se les ocurre pensar por sí
mismos. Y es que su otro "hermano", el grande, lo usa para embarrar la cancha.
Fox Quesada, ¿desde dónde estás hablando?
Fue, a mi criterio, el personaje más patético de toda la Cumbre (oficial).
Pocas veces he podido observar, de manera directa, a un jefe de Estado con un
discurso tan fabricado (por otro), con tal rostro de frustración ante la
ineficacia de su misión, con tanta capacidad para expresarlo de manera burda (no
aplaudir ni siquiera por cortesía, no asistir a la cena, utilizar términos poco
diplomáticos -"gallinero"- para algunos de sus pares, y hasta
bajarse al nivel de la pelea dialéctica con un ex futbolista). Después, cuando
lo quería arreglar, lo empeoraba y, si no, piense en ese caballero que es el
presidente Lagos (Chile), llegando con lo justo a una reunión porque tuvo
que improvisar una charla con la prensa para desmentir las afirmaciones en las
que Fox lo había involucrado.
Estuvimos años tratando de explicar cómo habíamos sobrevivido (un decir) al "efecto
Tequila", una crisis de proporc iones en aquel México lindo y querido
de charros y bandoleras. Después nos dijeron que todo estaba superado y que se
esperaba una etapa de paz y prosperidad para el gigante centroamericano. No
parece. México es el segundo país del continente en nivel de secuestros,
su economía está en un cepo, su PBI no crece más que el ecuatoriano, la
frontera es un colador, ciudad Juárez trafica más droga que Cali, y es el país
de más bajo índice de resolución de casos criminales. Pero el Sr. Fox
Quesada viene a dar clase al "gallinero"
Porque exactamente así llamó al MERCOSUR: "Si quieren quedarse encerrados en
el gallinero, adelante, está bien, pero que no compliquen al resto".
El canciller mexicano, candida to frustrado a secretario general de la OEA
(factura que nos está pasando porque votamos al postulante chileno), decoró los
dichos de su presidente tratándonos de "chiquituelos". Ya ni siquiera por
nosotros, hablar de Brasil en esos términos demuestra cierto desequilibrio
emocional. La discusión económica queda fácilmente zanjada por la simple lectura
de los números: los cinco chiquituelos tienen un PBI (o el nuevo índice
PPP) mayor que veintiséis de los veintinueve que dicen tener abrochados
en el ALCA.
Lo llamativo es que un día se manifiestan con desprecio y tensión indisimulada,
y al otro están diciendo textualmente: "Con Mercosur vamos a tener una gran
relación al interés de México en ser miembro activo, miembro integral del
Mercosur; ya vamos a iniciar ese proceso y espero que no pase el primer semestre
del año próximo en que México esté totalmente integrado al Mercosur" (¿?).
Además, si efectivamente se concreta el ingreso de Venezuela, ¿cómo va a
compatibilizar su discurso y acciones con quien es adversario declarado de su
socio mayor (EEUU)?
Extraña forma de mostrar el sentido común del que dice hacer gala. Sentido
común, claro, porque todo lo que esté en contra suyo debe ser entendido como
puramente "ideológico", haciendo uso de la más insidiosa ideología: la de
desideologizar lo propio, para hacer caer en el absurdo cualquier
oposición. La base del pensamiento único, que tanto daño hizo en la
década del noventa.
La firma del TLC significó el anclaje definitivo de México con EEUU que suponía
sacar par tido del prolongado crecimiento (91-99) del vecino. Hoy el comercio
con EEUU es del 87% de sus exportaciones y el 70% de sus importaciones; pero
esto apenas le representó a México un crecimiento anual del 1,3 % (menos del
necesario para cubrir el crecimiento demográfico promedio) y un nivel de pobreza
medio que supera holgadamente la mitad de su población, fracturada regionalmente
y con cientos de miles de mexicanos por año queriendo atravesar la frontera.
¿O también esto lo va a negar?
Con sus cien millones de habitantes, este socio menor del Tratado de Libre
Comercio (TLC o NAFTA) no ha alcanzado, ni mucho menos, la estabilidad. Es
cierto que existen inversiones que se prolongaron en el tiempo, pero también
existen profundos índices de desequilibrio social que este señor esconde (hubo
preguntas concretas que eludió, como la que planteó Pedro Brieger en la
conferencia de prensa). No por nada su p artido, el PAN, cayó
estrepitosamente en la aceptación pública, al punto que las encuestas para
las cercanas elecciones lo ubican tercero (lejos), detrás de la centro
izquierda del PRD (López Obrador, heredero del mítico Cuauthémoc
Cárdenas) y del viejo PRI que ha recuperado espacios.
El gobierno dice que la relación dentro del NAFTA acarreó beneficios. Claro que
hay beneficiarios... pero siempre los mismos. Fox le ofrece a nuestras
industrias el suicidio colectivo. Y resulta muy curiosa su idea sobre la
apertura, incluyendo materias primas, porque se jacta de acuerdos especialmente
autorizados por el NAFTA para que México opere con Europa, que se felicitó a sí
misma en la persona del Ministro de Comercio y Finanzas de la España de Aznar,
cuando explicó el acuerdo a los socios europeos: "El 62% de los productos
agrícolas será liberalizado por México a los países comunitarios, por lo que
habrá acceso rápido en sectores estratégicos como vinos y aceite de oliva",
para felicidad de los productores europeos más complicados, los PIG´S
(cerdos) como se los llama en el Viejo (P de Portugal, I de Italy, G de Greece y
S de Spain).
El elegante señor Fox le abre la puerta grande a un tipo de producción
industrial para los EEUU con rasgos de círculo vicioso (maquila), le concede la
gestión de los servicios públicos, y cuando se trata de producción agropecuaria,
no teme subsidiar... a Europa. Por supuesto, en el mismo acuerdo, los servicios
de transporte marítimo y aéreo quedaban en manos de los españoles (Juan José
Zaballa, Presidente de la Comisión. Española de Financiación al Desarrollo).
Fascinante. Son algunas de las delicias del proyecto que Fox Quesada viene a
sugerir a sus hermanos del Sur. Claro, él está chocho porque lo felicitan (y lo
usan). Tuvimos varios personajes locales que también gozaron con el halago de
los fuertes del sistema. Así nos fue.
Políticamente el México de Fox tampoco es un ejemplo. Basta leer -le sugiero-
distintas fuentes periodísticas propias para verificar cómo se ha instalado en
la sociedad mexicana una atmósfera política cargada con los nubarrones de las
ambiciones frustradas, de rencores personales, de venganzas entre "familias
políticas" donde las acusaciones de traición se entrecruzan. "Los
políticos mexicanos no consideran ganar o perder como resultado de la fortuna
electoral, sino como un apocalíptico enfrentamiento entre el bien y el mal. Esto
los lleva a alianzas de coyuntura complejas, contradictorias, entremezcladas
cada día más con la telaraña de la droga" (Detal Baer, investigador del
Centro de Estudios Estratégicos de Washington, para el indiscutiblemente
ortodoxo "Foreign Affairs").
Dicho con todo respeto, México tiene una historia, un pasado fascinante.
Riquísimo para el estudio, abundante y variopinto, con todos los claroscuros que
adornan la historia americana. México es un gran país con un presidente pequeño
aunque mida dos metros; claro que ser alto no quiere decir ser grande
(que lo diga Napoleón). Son dos metros de contradicciones, entre lo que
prometió para diferenciarse del PRI y la realidad de su gestión, entre la
soberbia que utiliza para referirse a quienes no comparten su opinión, y el
triste papel indisimulable de mensajero de Washington.
En fin. Quédese en su casa, señor presidente, que no le faltan problemas.
Además, Fox quiere decir "Zorro". Y "El Zorro" es, casualmente, un
personaje mítico mexicano. ¿Sabe?: es de sentido común que no hay nada peor que
meter un zorro en el "gallinero"
(*) Licenciado en Historia, UNMdP
Magister en Ciencia y Filosofía Política, por Consejo Latinoamericano de
Ciencias Sociales (CLACSO) y UNMdP (Fac. de Derecho)