Latinoamérica
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La lucha por la libertad de la Madre Tierra
Mauricio Dorado
Alai-amlatina
Desde el 2 de septiembre, fecha en que la comunidad de Huellas entró en una
finca llamada La Emperatriz con el grito "Libertad para la Madre Tierra" no
cesan las acciones de este tipo en todo el Cauca, departamento del suroccidente
colombiano. Estas acciones no buscan sólo el cumplimiento de acuerdos
establecidos con el gobierno nacional (pues en la mayoría de los casos hay
acuerdos incumplidos) sino además luchar por la libertad de la Madre Tierra,
esclavizada por el capital transnacional y puesta al servicio de los poderosos
como una máquina. Pero los indígenas han dicho "Para nosotros, la tierra es la
madre y contra ella se comete un crimen del que vienen todos los males y
miserias. Nuestra madre, la de todos los seres vivos, está sometida, según la
ley que se impone, tiene dueños, es propiedad privada. Al someterla como
propiedad para explotarla, le quitaron la libertad de engendrar vida y de
proteger y enseñar el lugar, las relaciones y el tiempo de todo lo que vive.
Todos los pueblos somos esclavos junto con los animales y los seres de la vida,
mientras no consigamos que nuestra madre recupere su libertad".
Retomando estas palabras, y en el marco del 12 de octubre, 16 comunidades en el
Cauca, la mayoría indígena pero también mestiza, han ocupado fincas con la misma
proclama. El gobierno nacional y regional reaccionaron con campañas de
difamación buscando un conflicto étnico y desviando la atención de la opinión
pública nacional. Al tiempo lanzaron grandes operativos policiales y militares
que incluyeron gases lacrimógenos y disparos de fusil que dejaron gran cantidad
de heridos. El 10 de noviembre fue asesinado por disparos de la fuerza pública
el compañero indígena Belisario Camayo. Ayer 13 y hoy 14 de noviembre nuevamente
ha sido atacada la comunidad para desalojarla. La fuerza pública ha incluido el
uso de "papas explosivas" pero dicen que son miembros de la comunidad quienes
las usan. "Las papas las usamos pero para echarlas a la olla", dijo un vocero
indígena en entrevista con Radio Payumat.
El 11 de noviembre en Santander de Quilichao, desde las seis de la mañana el
cielo llora la muerte de Belisario Camayo. Es un día triste para el Pueblo Nasa
y todos los pueblos indígenas. A la misma hora, el gobernador del Cauca mostró
toda la capacidad de su odio contra los indígenas. A través de una entrevista
con Caracol Radio reiteró sus permanentes afirmaciones: "que los indígenas
tienen mucha tierra, que son zonas guerrilleras y con cultivos ilícitos,
cuestiona la inversión de transferencias y que invaden tierras de negros y
campesinos...".
Además del asesinato de Belisario y los heridos, la ofensiva contra los
indígenas que liberan la tierra se adelanta con las declaraciones del gobernador
del Cauca e intentos de desprestigiar y estigmatizar la causa indígena -la que
se adelanta desde una posición no indigenista-.
El gobernador del Cauca miente para ocultar la realidad que le es adversa a él
mismo, conocido terrateniente, enemigo de los indígenas y defensor a ultranza de
la política de Uribe Vélez. Sin embargo la verdad habla por sí misma.
Las cifras de la inequidad
El Japio es propiedad de Garcés y Compañía con sede en Cali. Tiene una extensión
de 940 hectáreas de tierra, la mayoría en arriendo a ingenios para el cultivo de
caña, otra parte para la ganadería extensiva y un sector más arrendado para el
cultivo de pino. Mientras una persona puede tener 4 mil hectáreas o una vaca
disponer de 10 para pastar, el gobernador del Cauca rabia porque los indígenas
tienen una hectárea por familia apta para la agricultura (pues la gran mayoría
es zona de páramos, nacimientos de agua, reserva forestal o altas y estériles
pendientes).
Sin embargo, de acuerdo con el censo agropecuario del DANE, en el Cauca las más
pequeñas explotaciones, incluidas las de los indígenas, campesinas y afro, son
el 54,1% de las explotaciones del departamento, pero disponen apenas del 8,9% de
la tierra de uso agrícola o pecuario.
En cambio las explotaciones grandes son apenas el 3,5 % de las explotaciones y
disponen del 35,9% de la tierra de uso agrícola o pecuario. Recordemos que
aunque la propiedad de los resguardos es colectiva, a cada familia le es
asignada una parcela que explota, y en el censo agropecuario no se determina el
tamaño del resguardo, sino de la explotación, por lo que las parcelas indígenas
son censadas según su pequeño tamaño y no según el tamaño del resguardo,
permitiendo un acercamiento más objetivo a la distribución de la tierra.
El Cauca es el único sitio del país donde se inició una reforma agraria que
quedó inconclusa, porque falta devolver 120 mil hectáreas a los indígenas y
entregar más tierra a campesinos y afros. Pero el efecto de la reforma agraria
apenas iniciada, no ha sido solamente devolver a los indígenas una parte se sus
tierras de resguardo, sino también ha sido contribuir al progreso del Cauca
generando una capa de pequeños y medianos propietarios. Los pequeños productores
corresponden al 27,6% de las explotaciones y disponen [sólo] del 18,2% del área
agropecuaria; en tanto los medianos corresponden al 14,8% de las explotaciones y
disponen del 37% de la superficie agropecuaria. Pensamos que la reforma agraria
no debe afectar sino beneficiar a los pequeños productores y que tampoco debe
ser hecha a costa de los medianos y en los casos en que fuere necesario adquirir
sus tierras, estos deben ser debidamente indemnizados. Quienes deben contribuir
generosamente con la reforma agraria son el 3,5% de los propietarios, los más
grandes propietarios, especialmente aquellos que no explotan adecuadamente sus
tierras de acuerdo con la calidad del suelo.
Este es un problema del país, no de un departamento
Es imposible ver el problema de la tierra en el Cauca como un asunto
"departamental". No sólo porque parte de los grandes propietarios de tierras del
Cauca ni son del Cauca ni viven en el Cauca sino en Cali, Medellín, Bogotá o
Miami, sino porque la distribución de la tierra y el latifundismo son un
problema nacional. La distribución de la tierra en el Cauca es injusta
especialmente porque en Colombia el 0,4 % de los propietarios tiene el 61% de la
tierra y gran parte de esa tierra de los grandes propietarios (el 91%) no está
debidamente explotada y eso hace que 5 millones de hectáreas útiles para la
agricultura estén desperdiciadas por estar en manos de los latifundistas.
No es la primera vez que hay disparos
La agresión contra los indígenas y campesinos que recuperaron tierras ha
combinado los disparos de fusil, gases y bolillos, con tomas de películas con
las que se quiere estigmatizar a quienes se defendían. Los indígenas no tienen
películas ni helicópteros sino que tienen un muerto por la fuerza pública y
heridos a bala en La Emperatriz en septiembre y en El Japio ahora. Tienen el
testimonio verdadero, la palabra verdadera de miles de testigos que saben que la
fuerza pública sí disparó, tanto en La Emperatriz (el 5 y el 9 de septiembre),
como en El Japio (el 9 y 10 de noviembre). El comunicado del Consejo Regional
Indigena del Cauca (CRIC) del 9 de noviembre denunció los disparos con arma de
fuego hechos por la fuerza pública y horas después, el 10 de noviembre, esos
disparos mataron a Belisario. En La Emperatriz no hubo muertos por el azar de en
qué parte del cuerpo cayeron las balas oficiales a los heridos. Pero ¿no pasó lo
mismo en la Universidad del Valle el 22 de septiembre? El Escuadrón Móvil
Antidisturbios de la Policía, (ESMAD) dijo que no entró a la Universidad, pero
hay fotos y videos que muestran que entraron [los estudiantes sí tenían cámaras]
y allí murió a bala el joven Jhony Silva que no podía correr por tener problemas
motrices. ¿Podemos creerle a las fuerzas oficiales? No, ellos disparan balas de
fusil y palabras de mentira.
Ante esta cruda e insoportable verdad las comunidades del Cauca han convocado -y
lo ratifican- a una cumbre o congreso de los pueblos para una reforma agraria
popular. El tema se trabajó también en el III Foro Social Colombia en Bodega
Alta del 3 al 5 de noviembre pasado. En la ponencia llamada "El camino para la
reforma agraria popular en Colombia" queda claro que el tema es de compromiso
nacional pero además que una reforma agraria no implica solo la redistribución
de tierras sino además la liberación y respeto por la Madre Tierra, explotada
inmisericordemente por el modelo capitalista. Sin la Madre Tierra todo proyecto
humano queda sin hogar.
Es un tema que no da espera. Del primero al último día Belisario permaneció
buscando la libertad para la Madre Tierra. Fue asesinado por el mismo Estado que
agrede y maltrata la tierra a favor de quienes le chupan la sangre. El
gobernador del Cauca celebra. La Madre Tierra llora su ausencia. Los pueblos
reclamamos y reclamaremos justicia: libertad para la Tierra: reforma agraria
popular.