Latinoamérica
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El sistema de jubilaciones chileno al servicio del sector
privado
El tiempo sin piedad
Gonzalo Tarrués
www.pieldeleopardo.com
Uno de los mayores logros económico-financieros de la dictadura chilena (1973 /
1990) fue traspasar el sistema de jubilaciones al sector privado. El argumento,
conocido: el Estado es un mal administrador.
Pactado el retorno a las formalidades democráticas, une a la coalición
gobernante y a la alianza opositora el mismo ferviente convencimiento: los
fondos de pensiones –como la educación, la salud y los caminos– deben seguir en
manos privadas.
En la actualidad los fondos chilenos de pensiones acumulan US$ 68.931 millones
de dólares. Digno de aplauso.
Las administradoras de fondos de pensiones (AFP) no son las únicas favorecidas,
naturalmente, con el abandono del Estado de sus obligaciones sociales. El caso
de la educación –en especial la superior–, el realmente patético. Las
universidades privadas –tras convertirla en coto de caza sin guardabosques–
aumentaron la oferta de carreras profesionales en más del 170 por ciento en los
últimos dos años. Dentro de poco habrá doctorados en ortografía o "másters" en
esperar locomoción colectiva.
El Consejo de Educación Superior murmura –antipatriota– que el cecimiento de la
universidades privadas autónomas es a costa de aquellas bajo supervisión
estatal. De la educación técnica mejor no hablar. Los alumnos de educación
superior no hablan: son "malos chilenos" o están secándose luego del paso del
carro lanzaaguas policial que suele acompañarlos en sus movilizaciones.
El sistema de salud privatizado (en manos de las llamadas ISAPRES), por su
parte, lleva a cabo una lucha sin cuartel por el bienestar de los chilenos.
Considerando que "no hay enfermedades sino enfermos" hace desaparecer ciertos
males ("lo sentimos mucho, no entra en la cobertura pactada") y de ese modo los
habitantes del país permanecen sanos y felices. O los entierran.
Para proteger a los beneficiarios –que cotizan sagrada y mensualmente una buena
parte de sus sueldos y salarios– se sospecha que actúan coludidas. Lo dicen el
Tribunal de defensa de la libre competencia y la Fiscalía Nacional Económica,
que mencionan, entre otras, a algunas importantes entidades que comercian salud,
como ING, Vida Tres, Banamed, etc...–.
Gracias –en otro terreno– a la política de diseño y construcción y
administración de caminos y autopistas por la empresa privada, es muy probable
que en poco tiempo un chileno –o visitante extranjero– pueda movilizarse por
aquellos a lo largo y ancho del país –y por sus ciudades– sin pisar o rodar por
otro territorio que el de esas empresas; oblando, como corresponde, un
porcentaje del valor de su vehículo cada tantos kilómetros. Se recomienda que el
vehículo esté asegurado "al máximo": de repente se cae un puente.
Administradoras de Fondos de Pensiones
Los fondos chilenos privados de pensiones llegaron el 31 del pasado octubre a
68.931 millones de dólares, el 8,7 por ciento más que en igual fecha del 2004,
informaron fuentes oficiales a la prensa en estos días de noviembre.
De ese total, US$ 20.003,42 millones de dólares, alrededor del 20 por ciento del
total, están invertidos en el exterior, principalmente en fondos mutuos y
acciones de empresas (poco más de 19.000 millones), señala el informe de la
Superintendencia de Administradoras de Fondos de Pensiones.
En el sector estatal están invertidos US$ 11.348,01 de dólares, equivalentes al
16,46 por ciento, principalmente en instrumentos del Banco Central de Chile
(7.501,30 millones).
El negocio marcha viento en popa, nadie se acuerda de la quiebra –maloliente– de
la ENRON, que "favoreció" a millones de empleados, pequeños empresarios y otros
prescindentes estadaounidenses dejándolos en la calle. Y si se acuerdan, tampoco
importa. Es en el sector financiero al que van las mayores inversiones de los
fondos de pensiones chilenos, con más de US$ 20.600 millones, equivalentes al
29,90 por ciento del total.
En actividades productivas y de servicios del sector privado las inversiones
suman US$ 16.878,32 millones, que suponen el 24,48 por ciento, de los que
10.472,37 corresponden a acciones: sector eléctrico, recursos naturales,
servicios, industrias, y telecomunicaciones.
En octubre pasado, las cinco modalidades en que se dividen los fondos de
pensiones, según el nivel de riesgo de sus inversiones, medido por la proporción
entre papeles de renta fija o variables, registraron rentabilidades negativas.
Un gran negocio: que otros envejezcan
Que la rentabilidad de las inversiones sea arriesgada o no rinda es algo que
deja frías a los administradoras: el dinero no les pertenece y la comisión y el
cobro por el "favor" de manejar la plata de los cotizantes está asegurada. El
fenómeno es universal.
En Portugal se denunció en la semana del siete al 13 de noviembre que a finales
de 2004 los fondos de pensiones de los cinco principales bancos del país sólo
alcanzaban el 70 por ciento de la cantidad necesaria para garantizar el pago de
las pensiones correspondientes al tiempo de servicio prestado por sus
trabajadores. Faltarían 2.646 millones de euros para que los fondos de pensiones
de los empleados de esas cinco entidades cuenten con la adecuada provisión.
En la Argentina la situación arde –o ya se quemó–: desde que rige el sistema de
capitalización –y no el de reparto, que es el de la previsión estatal– la
población sin cobertura aumentó y el mercado de capitales para financiar la
inversión de largo plazo quedó en la nada.
A su vez, debido a la transferencia de los aportes a las AFJP el Estado dejó de
recaudar unos 75.353 millones de pesos entre 1994 y 2001 (más de US$ 25.000
millones), que se cubrieron con deuda ...financiada por las administradoras de
jubilaciones y pensiones. En 20 años más las proyecciones técnicas indican que
la población mayor de 65 años con cobertura podría caer al 36 por ciento.
En la economía que "hace bien los deberes"
El sistema en Chile, aunque en apariencia sólido, es un rey desnudo que rige
sobre el 93 por ciento de los aproximadamente siete millones de personas que
"invierten" para su pensión futura.
El fondo de mayor riesgo (Tipo A) anotó la más importante caída de los fondos de
pensiones al registrar una variación negativa de 4,28 por ciento en el décimo
mes del año y del 10,35 por ciento en 12 meses, en términos interanuales.
La rentabilidad del tipo B, el segundo de mayor riesgo, registró una disminución
del 3,72 por ciento y el términos interanuales acumula una subida de 7,64 por
ciento.
El fondo tipo C, que equivale al histórico desde la creación del sistema en
1981, tuvo en octubre un descenso de fondos del 3,21 por ciento y una variación
positiva del 5,03 en 12 meses.
El fondo tipo D anotó en el décimo noveno mes del año una rentabilidad negativa
del 2,85 por ciento y acumula una subida de 2,75 por ciento en 12 meses.
El fondo tipo E, que se supone el más seguro por tener un 80 por ciento de
inversiones en instrumentos de renta fija, registró una caída del 2,81 por
ciento y en términos interanuales acumula una leve subida del 0,23 por ciento.
La jubilación es un buen negocio –menos para el que jubila–.