Latinoamérica
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El oro de Moscú
Frei Betto
Durante las primeras ocho décadas del siglo pasado el comunismo era el
Gran Vampiro que amenazaba con morder la yugular del capitalismo, para chuparle
la democracia, la libertad y, especialmente, la fortuna de los ricos.
Había que combatirlo de todas las formas, sobre todo mediante la guerra
sicológica, sobredimensionando sus errores y defectos.
Es lo que se hace hoy con el Movimiento de los Sin Tierra (MST), acusado
de haber propagado la fiebre aftosa desde sus asentamientos. Una revista semanal
llegó hasta el detalle perverso de estampar en la carátula la foto de João Pedro
Stédile de tal modo que evocase al diablo.
El Partido Comunista tenía una sólida organización en Brasil. Muchos de
sus dirigentes vivían en la clandestinidad, mantenidos por el aparato
partidario. Se decía que los recursos provenían del ³oro de Moscú². Yo nunca
supe que en la capital rusa hubiese minas de oro. Y encuentro fantasioso
imaginar a un militante capaz de viajar desde Rusia hasta Brasil trayendo
en la maleta barras de oro. ¿O será que el oro venía en polvo, escondido
dentro de tubos de pasta dental? El Partido Comunista se sustentaba de las
contribuciones de sus militantes.
Recuerdo que Marighella recibía todo el apoyo, incluso financiero, de un
ganadero rico de la región de Bahía, simpatizante de la causa
revolucionaria. El partido contaba con la adhesión de personas notables,
de profesionales bien remunerados por su trabajo, como el científico
Samuel Pessoa y el arquitecto Oscar Niemeyer. No había necesidad del
oroducto uniendo la Plaza Roja con la Plaza Quinze de Rio.
El dinero recogido por el partido era inmediatamente repartido entre
innumerables microempresarios: barberos, taxistas, carniceros, panaderosS
Hace poco me contó un viejo militante que, con frecuencia, iba a una
comidería de Barra Funda, en São Paulo, cuyo dueño le entregaba el salario
del partido.
Ahora, en la ola de denuncias que asola al país, se habla de los dólares
de Cuba, que habrían llegado al país en dos cajas de güisqui Johnnie
Walter y en una de ron Havana Club. ¿Por qué no en cajas de puros, con
rollos dentro de gruesos Cohibas? ¿Qué hace el güisqui preferido de Lampião en
esta historia? Sí, Lampião era un bandolero refinado. Gran sastre, cargaba una
máquina Singer portátil, leía revistas especializadas en cine y le encantaba
bailar.
La derecha brasileña es pobre en imaginación. Para dar el golpe militar de
1964 armó una de Don Quijote, que veía ejércitos en rebaños de ovejas y
castillos en los molinos de viento. Aquí los golpistas identificaron la
amenaza comunista con el gobierno de João Goulart y llegaron a tratar como
subversivos a JK y a Carlos Lacerda. Ahora, incomodada con las encuestas
que continúan dando ventaja al presidente Lula para las elecciones del
2006, trata de perjudicarlo a través de los dólares de Cuba.
¡Tiempos aquéllos en que el periodismo evitaba divulgar denuncias
infundadas! Hoy primero se contrata la denuncia, luego se buscan dos o
tres dispuestos a corroborarla, se publica y queda el denunciado con el
peso de tener que probar su inocencia. Es la inversión total de los
principios del Derecho, según los cuales le corresponde al denunciante
presentar las pruebas.
Cuba es socialista pero no es tonta. Prueba de ello es que su revolución
resiste desde hace 46 años y 20 directores de la CIA. Por eso ella
asusta tanto al imaginario de los sectores de derecha. Preso en São Paulo,
a comienzos de la década de 1970, yo recibía libros de familiares y
hermanos de hábito, que pasaban por la censura de la cárcel Tiradentes.
En cierta ocasión retiraron uno titulado ³El cubismo²; el director de la
cárcel alegó que era prohibida la entrada de libros sobre CubaS Los
dólares de Cuba provienen de los Estados Unidos. Sobre todo de los
cigarros que la élite norteamericana compra en el mercado negro. ¿O
alguien se imagina a un senador en Washington o a un actor de Hollywood
degustando hojas de tabaco producidas en Jamaica o en República
Dominicana? Llegan también de los cubanos que residen en Florida y envían,
cada año, más de mil millones a las arcas de la isla. Con ese dinero Cuba
asegura a toda su población -once millones de habitantes- una canasta
básica familiar mensual, y salud y educación totalmente gratuitas.
Elogiadas, además, por el papa Juan Pablo II con motivo de su visita al
único país socialista de Occidente, en 1998.
Ahora sólo falta decir que el Partido de los Trabajadores hizo fraude en
las urnas electrónicas en el 2002 para elegir a Lula.